Mar. 20 Mayo 2025 Actualizado 3:06 pm

Facciones violentas en las fronteras de Venezuela buscan impulsar agendas de desestabilización

Agendas de desestabilización en las fronteras buscan enrarecer el clima electoral de Venezuela (Foto: Archivo)
Fronteras bajo amenazas en contexto electoral

Guyana y Colombia en la estrategia de pinza contra Venezuela

El Gobierno Bolivariano ha denunciado una serie de provocaciones fronterizas orquestadas con fines desestabilizadores, justo en la antesala de las elecciones regionales y legislativas para el 25 de mayo.

Dos incidentes en las fronteras con Guyana y Colombia han sido identificados como intentos deliberados de generar tensiones y de procurar perturbar el clima político nacional.

El 15 de mayo la Fuerza de Defensa de Guyana (GDF, por sus siglas en inglés) publicó un comunicado en el que afirma que supuestos hombres armados vestidos de civil llevaron a cabo tres ataques contra patrullas fluviales guyanesas a lo largo del río Cuyuní.

En respuesta el canciller venezolano Yván Gil rechazó de forma categórica tales acusaciones calificándolas como parte de una nueva operación de falsa bandera. Los indicios recabados por la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) demuestran que se trata de un montaje destinado a victimizar al gobierno guyanés y crear tensiones ficticias en la línea de facto fronteriza.

Este intento, indicó Gil, busca manipular la percepción internacional en torno a la situación territorial del Esequibo venezolano.

De manera paralela se ha reforzado la seguridad en la frontera con Colombia tras detectar un plan de infiltración de grupos violentos.

El 19 de mayo el gobierno venezolano ordenó la suspensión inmediata de todos los vuelos procedentes desde Colombia, en reacción a la desarticulación de una red de mercenarios, explosivistas y coyotes vinculados con sectores extremistas de la oposición venezolana y con redes criminales transnacionales.

El vicepresidente del Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV) y ministro de Relaciones Interiores, Justicia y Paz, Diosdado Cabello, informó que se detuvieron a 38 personas (17 extranjeros y 21 venezolanos) que pretendían ingresar al país de manera encubierta para sabotear el proceso electoral.

Estas acciones hostiles se desarrollan en un momento político clave para Venezuela: los comicios del 25 de mayo, dentro de las cuales se celebrará también el evento para elegir al gobernador y el Consejo Legislativo del estado Guayana Esequiba, conforme con el mandato soberano emanado del referéndum del 3 de diciembre de 2023.

El patrón de desestabilización apunta no solo a sabotear el ejercicio del voto en ese territorio estratégico sino a entorpecer el proceso electoral nacional en su conjunto.

Agendas ocultas (y no tan ocultas) del enclave guyanés

El 18 de febrero y el 15 de mayo de este año se registraron dos operaciones de bandera falsa promovidas desde Guyana, orientadas a construir un relato de supuesta agresión por parte de Venezuela.

En ambos episodios las autoridades guyanesas denunciaron presuntos enfrentamientos con "pandilleros" o con "hombres armados vestidos de civil" en zonas aun por delimitar.

En el primer caso la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB) desmintió categóricamente esa versión precisando que se trató de acciones contra grupos dedicados a actividades ilícitas que operaban con la protección de fuerzas de seguridad guyanesas.

En el segundo caso el gobierno venezolano emitió un comunicado oficial reafirmando que no existió agresión alguna desde el lado venezolano. El documento señala que:

"Todos los registros, informes e indicios recabados por nuestra Fuerza Armada Nacional Bolivariana demuestran con claridad que tal información no es más que parte de una nueva operación de falsa bandera, orquestada para victimizar al gobierno de Guyana y fabricar tensiones artificiales en la línea de facto. Estas prácticas, ampliamente repudiadas por la comunidad internacional, forman parte del repertorio de propaganda barata diseñada en los laboratorios del Comando Sur de EE.UU., cuyo verdadero interés es perpetuar el saqueo transnacional sobre el territorio de la Guayana Esequiba".

Estas acciones, revestidas de narrativa alarmista, evidencian una estrategia coordinada para desinformar, generar presión internacional contra Venezuela y construir el terreno para una escalada militar.

En ese último sentido la vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, ha advertido que estos hechos forman parte de una maniobra más amplia para generar un casus belli.

El 5 de abril denunció que se estaría planificando un ataque simulado contra una plataforma de ExxonMobil en aguas del Esequibo aun por delimitar. La intención sería fabricar una excusa para justificar una acción armada o una escalada diplomática contra Venezuela.

Rodríguez acusó que en esta operación estarían involucrados el contratista militar estadounidense Erik Prince y la dirigente opositora María Corina Machado.

Días después, el 7 de abril, el presidente Nicolás Maduro amplió la denuncia señalando que dicha operación encubierta contaría con la coordinación de ejecutivos de ExxonMobil y autoridades guyanesas.

Estos señalamientos no surgieron en el vacío: forman parte de un patrón que ha venido acompañado de una ofensiva narrativa desde Georgetown con la intención de deslegitimar las elecciones convocadas por Venezuela para el 25 de mayo, especialmente en lo relativo a la elección de autoridades en la Guayana Esequiba.

En ese contexto debe recordarse que el 28 de marzo el Centro de Estudios Internacionales y Fronterizos (CIBS) de Guyana organizó un foro titulado "Perspectivas sobre la controversia fronteriza entre Guyana y Venezuela", que coincidió con la visita del secretario de Estado, Marco Rubio, a Georgetown.

La actividad sirvió de plataforma para reiterar posturas hostiles hacia Venezuela. El director del CIBS, Mark Kirton, calificó como "provocación" la convocatoria a elecciones en el Esequibo, y planteó incluso la necesidad de reforzar la capacidad militar de Guyana con apoyo internacional, incluida una eventual misión multinacional, por supuesto sugiriendo la participación del Comando Sur estadounidense.

Aunque revestidas de lenguaje académico, estas declaraciones se alinean con una estrategia política que busca desacreditar la institucionalidad electoral venezolana, justificar la injerencia externa y consolidar a Guyana como enclave operativo de intereses estadounidenses en la región.

La visita de Rubio a Guyana el pasado 27 de marzo representó un nuevo paso en la agenda de conflicto promovida desde Estados Unidos contra Venezuela. Aunque presentada como parte de una gira regional, su escala en Georgetown tuvo como objetivo central consolidar Guyana como un Estado satelital contra Caracas, en el marco de la disputa territorial por el Esequibo.

Durante esta visita Rubio y el presidente guyanés Irfaan Ali firmaron un memorando de entendimiento en materia de seguridad. El contenido del documento permanece clasificado, no obstante, las declaraciones posteriores de ambos funcionarios dejan entrever los verdaderos alcances del acuerdo: mecanismos de intercambio de información, cooperación militar y acciones conjuntas contra el "crimen organizado", en un lenguaje que claramente apunta a fortalecer la presencia militar y de inteligencia de Estados Unidos en territorio guyanés.

Este episodio se suma a una serie de hechos y narrativas que configuran un escenario propicio para una operación de bandera falsa.

La secuencia es conocida: se construye un discurso de amenaza, se induce o fabrica una provocación, se victimiza al aliado regional, y se legitiman acciones coercitivas bajo el manto de la "seguridad hemisférica".

La advertencia del propio secretario estadounidense sobre "graves consecuencias" ante cualquier acción de Venezuela contra ExxonMobil o Guyana confirma que el terreno estaría siendo preparado para una escalada premeditada.

Todo este entramado recuerda peligrosamente el incidente del golfo de Tonkín en 1964, utilizado como excusa para desencadenar una guerra abierta. El gobierno de Ali juega actualmente ese mismo rol de proxy regional, bajo guion estadounidense.

A pesar de los intentos por sabotear el proceso electoral, el 25 de mayo marcará un hito histórico: por primera vez los venezolanos elegirán un gobernador y un cuerpo legislativo para la Guayana Esequiba. Esta decisión no solo reafirma la soberanía nacional sino que también blinda jurídicamente el ejercicio de la voluntad popular sobre un territorio históricamente disputado.

Como expresó la vicepresidenta Rodríguez:

"El pueblo venezolano está decidido a defender el Esequibo y sus recursos energéticos, y el 25 de mayo es una elección trascendental porque vamos a elegir gobernador y cuerpo legislativo para la Guayana Esequiba".

El otro frente: Colombia

Mientras Venezuela enfrenta operaciones de desestabilización desde el enclave guyanés, otro flanco de tensión se ha abierto en la frontera occidental.

A finales de abril el presidente Maduro denunció la total inacción de las autoridades colombianas ante la creciente presencia de grupos irregulares, narcotráfico y violencia que cruzan hacia territorio venezolano.

"Los militares llaman a los militares de allá y no les contestan el teléfono. Llaman a la policía de allá y no les contesta el teléfono", afirmó, subrayando el silencio institucional por parte del gobierno de Gustavo Petro.

En adelante, el 19 de mayo el vicepresidente sectorial de Seguridad Ciudadana, Diosdado Cabello, anunció un importante operativo de seguridad nacional: la detención de 38 individuos implicados en una trama de desestabilización que incluía atentados con explosivos y sabotaje electoral.

Los capturados, entre los que se cuentan ciudadanos colombianos, mexicanos, ucranianos y un albanés con nacionalidad colombiana, pretendían ingresar al país por vías terrestres y aéreas desde Colombia. Uno de ellos está identificado como narcotraficante internacional.

Esta red de mercenarios habrían recibido entrenamiento paramilitar en Ecuador y contaba con financiamiento del narcotráfico colombiano, vinculados con figuras políticas como Álvaro Uribe, Iván Duque y Juan Manuel Santos. Los objetivos de estos operativos incluían ataques contra embajadas, centros de salud, instituciones públicas y autoridades del gobierno venezolano.

En respuesta directa se suspendieron indefinidamente los vuelos desde Colombia, una medida preventiva para frenar nuevos intentos de infiltración.

El ministro Cabello explicó que esta decisión busca proteger el proceso electoral del 25 de mayo y evitar que actores extranjeros proyecten una imagen de caos para justificar una intervención internacional. Incluso, la restricción aérea podría mantenerse más allá de la jornada electoral, dependiendo del avance de las investigaciones.

María Corina Machado y su entorno extremista fueron señalados de estar comprometidos con una agenda orientada a frustrar el próximo proceso electoral. Sus declaraciones y manifestaciones en entrevistas, tanto explícitos como sugeridos, revelan una estrategia consistente de deslegitimación, agitación y respaldo a planes desestabilizadores del país. Así lo señaló el ministro Cabello, al vincularla directamente con la conspiración recientemente desmantelada:

"Quieren hacer ver que en Venezuela no hay condiciones para las elecciones, pero el Consejo Nacional Electoral ha cumplido con el cronograma y el Plan República ya está desplegado para garantizar la seguridad del pueblo".

Posteriormente, durante una reunión de alto nivel con los organismos de seguridad del Estado, el presidente Maduro confirmó la captura de los 38 implicados en el plan desestabilizador, así como la incautación de equipos electrónicos, armamento y tres teléfonos celulares que contienen información sensible sobre la operación.

Estos elementos forman parte de la evidencia clave que permitirá profundizar las investigaciones y desmontar toda la estructura criminal involucrada.

Durante su intervención el Presidente también reveló la participación directa de mafias albanesas que operan desde Ecuador, en articulación con redes narcotraficantes colombianas. Estas estructuras habrían sido responsables del envío de mercenarios entrenados para ejecutar atentados con explosivos en Venezuela.

El mandatario venezolano explicó que tales acciones tienen vínculos con el contratista estadounidense Erik Prince, fundador de Blackwater, y señaló que forman parte de una estrategia geopolítica mayor, promovida desde Washington para desestabilizar la región. El nexo entre Prince y el aparato de seguridad de Ecuador, uno de los epicentros del narcotráfico andino, es directo bajo una relación de confianza entre el presidente Daniel Noboa y el exmilitar estadounidense.

"El objetivo era claro: sembrar el terror, deslegitimar las elecciones y abrir las puertas a una intervención externa. Pero han fracasado. Venezuela está en pie, lista para elegir y defender su soberanía", concluyó el presidente.

A medida en que se aproxima la jornada electoral del 25 de mayo, se intensifican los esfuerzos de las facciones violentas que operan desde el enclave guyanés y la frontera colombiana. Estas acciones no son hechos aislados sino parte de una agenda estructural que busca sabotear el proceso democrático mediante una estrategia de pinza.

La Guayana Esequiba sigue siendo un factor álgido, pero no el único: forma parte de una agenda permanente e integral destinada a desestabilizar Venezuela, golpear su institucionalidad y justificar intervenciones —de cualquier tipo— bajo falsos pretextos.

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