Los partidos políticos chavistas y opositores se congregaron en la Asamblea Nacional (AN) con el fin de discutir temas claves, inherentes a la política del país para el presente año. Jorge Rodríguez, presidente del Parlamento venezolano, convocó a las organizaciones chavistas y opositoras con curules en la AN, así como a diversos partidos debidamente registrados y activos en el sistema electoral.
La invitación, extensiva con especial énfasis sobre los cuatro gobernadores de derecha, que rigen el poder ejecutivo en los estados Zulia, Barinas, Cojedes y Nueva Esparta, tuvo como objetivo discutir la transformación de leyes electorales, sugerir elementos para una reforma constitucional y recabar propuestas de cara a la conformación de un cronograma para la escogencia de cargos durante este año.
Durante 2025 Venezuela espera realizar diversos procesos comiciales, incluidas consultas populares y la elección de alcaldes, gobernadores y diputados a la AN.
Asistencias y debate
"De 38 partidos, asistieron 37 (...) 100% del espectro político de la República Bolivariana de Venezuela", señaló Rodríguez en declaraciones a la prensa.
"¿Quiénes no están? —refiriéndose al partido que no asistió—. Los que quieren la muerte, los que llaman a la violencia, los que se alían con narcotraficantes que piden invasión", expresó Rodríguez, en alusión al partido MUD-Unidad, tarjeta que representa a los factores de la Plataforma Unitaria Democrática (PUD).
Los gobernadores opositores Sergio Garrido (Barinas) y Alberto Galíndez (Cojedes) asistieron personalmente al evento, mientras que Morel Rodríguez y Manuel Rosales enviaron representantes.
Dos de las organizaciones con fines políticos que apoyaron la candidatura presidencial de Edmundo González, Movimiento por Venezuela (MPV) y Un Nuevo Tiempo (UNT), asistieron al evento.
El debate se centró en la secuencia de elección de cargos, sobre si se realizaría en una megajornada o en comicios separados, a fin de sugerir al Consejo Nacional Electoral (CNE) una propuesta de cronograma. La posibilidad de que se realicen eventos separados fue la de mayor coincidencia entre los partidos participantes.
Dilemas para los actores políticos opositores
El amplio espectro de oposiciones y sus partidos tiene en frente encrucijadas ineludibles. Todas implican definir su situación de "ser o no ser" organizaciones con fines políticos en el terreno de lo real.
En el caso de los cuatro gobernadores y más de 100 alcaldes antichavistas en cargos, ellos optarán por la reelección. Esto aplica igualmente a un conjunto de diputados que hoy tienen curules en el parlamento nacional.
Pero hay más dirigentes activos, quienes han trabajado en el plano político en estos años para hacerse elegibles y disputar puestos en las diversas circunscripciones electorales, que hoy están en manos de dirigentes del chavismo. Estos tienen responsabilidades políticas con sus electores y seguidores, y entienden que cualquier cargo ganado por alguna fuerza opositora se convertirá en espacio político, territorial y sectorial para seguir construyendo fuerza contra el chavismo.
En algunos casos, algunos dirigentes de las llamadas nuevas oposiciones democráticas aprovecharán el descontento de los votantes antichavistas y la frustración causada por ciertos líderes que hicieron grandes promesas que resultaron fallidas, tal como es el caso de María Corina Machado, Edmundo González y otros políticos tradicionales que integran la PUD, para los días 9 y 10 de enero.
Las otras oposiciones esperan construir nuevas fuerzas y otros referentes electorales, e impulsar sus tarjetas con el propósito de sacar provecho de la crisis de liderazgo y agotamiento de las organizaciones tradicionales. También aspiran restaurar las orgánicas comiciales entre la base antichavista, las cuales han sido perjudicadas por los intermitentes retiros y reapariciones de las viejas organizaciones del terreno político.
En Venezuela no existe una conducción opositora única, están claramente fragmentados en tendencias, bloques y partidos, de ahí que carecen de una estructura de coordinación, situación que crea inmensas dificultades para la articulación de estrategias entre ellos, especialmente para lidiar con los dilemas del año político 2025.
La oposición más extremista, representada en este momento por María Corina Machado y Edmundo González, clama por una parálisis de la política y no "pasar la página" luego de las elecciones del 28 de julio, con lo cual prentenden presionar a otros actores señalándolos de "alacranes" por "cohabitar" y "colaborar" con el gobierno de Maduro.
Esa ala radical espera que otros partidos políticos no convaliden o participen en nuevas elecciones, sin que Edmundo González asuma el cargo presidencial, cosa que podría ocurrir únicamente por la vía de un golpe de Estado e injerencia armada extranjera, lo cual no se sabe si ocurrirá o cuándo podría ejecutarse.
Lo anterior es especialmente grave debido al significado de un nuevo golpe, de una intervención militar o paramilitar extranjera y la posibilidad de catalizar un conflicto interno. En esta hoja de ruta se desarrollaría una imposición de agenda a los actores políticos de las oposiciones y se reproduciría el eterno ciclo de disputa entre dirigentes, al calificarse unos a otros de "falsos", mientras otros se hacen llamar "verdadera oposición".
Reaparece el dilema de la abstención y, con ello, la posibilidad de que los antichavistas queden relegados de cargos con incidencia en la política nacional, tal como es el caso de las diputaciones a la AN.
Algunos partidos y dirigentes en Caracas, más vinculados con el frente externo y los remanentes del interinato fake de Guaidó —claramente desconectados de las dinámicas políticas regionales—, podrían imponer un boicot electoral que frustre las carreras de grandes segmentos dirigentes en el interior del país.
Algunas partes entienden que habrá elecciones con o sin ellos, con o sin diversos partidos, y tendrán que elegir entre la pérdida de oportunidades estratégicas o la delegación de su futuro político a las agendas de Machado, González, dirigentes desgastados de la PUD y actores extranjeros.
Los dirigentes antichavistas enfrentarán viejos y nuevos dilemas. Seguramente María Corina Machado, Edmundo González y otros factores en la PUD plantearán la "falta de condiciones" para nuevas elecciones a cargos en Venezuela, posición que promoverá una hemiplegia en el ecosistema de oposiciones.
Muchos dirigentes, especialmente en el interior del país, enfrentarán los daños —aun por determinar— que Machado y González han causado sobre el sistema político institucional al orquestar ataques múltiples por la deslegitimación del CNE, al desconocer al Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) y al reavivar la perjudicial narrativa del "fraude electoral" que debilita la confianza de los votantes para ir a sufragios.
Diversos políticos de la derecha dentro del país también siguen enfrentando las consecuencias del desplazamiento sistemático de la oposición al extranjero y a la participación de elementos foráneos en la diatriba interna. Quedan a expensas de lo que hará el nuevo gobierno de Donald Trump, las tendencias de la nueva presión contra las instituciones venezolanas y las iniciativas insureccionales organizadas desde el extranjero.
Estos últimos aspectos son casi imposibles de controlar y de maniobrar para otras oposiciones en el país y son el resultado de la entrega total que los partidos tradicionales hicieron de su conducción y autonomía estratégica a factores estadounidenses desde hace casi 8 años.
Las oposiciones están atrapadas entre el dilema de recomponerse orgánicamente, hacer política y medirse por cargos, o perecer en la parálisis, abstencionismo y agendas fuera de su control.
La hoja de ruta para la preservación de la estabilidad política e institucional en Venezuela pasa justo ahora por el desarrollo de las condiciones de normalidad de la vida nacional, lo cual incluye la realización de elecciones a cargos, la construcción de distensiones y el despliegue del juego político.
Algunos partidos entienden esto; otros, en cambio, necesitan crear las perturbaciones para navegar en ellas.