Los gobiernos no sueñan, sueñan los pueblos, pero despiertos.
Este escrito queremos dedicárselo a la gente que toda la vida luchó por sustituir al capitalismo y ya dejaron de ser esta forma de la vida definitivamente, pero los conservamos con todos los afectos en la memoria y a los que aún persisten obstinadamente en soñar despiertos.
A la gente que desde 1989 entendió que había una mina por desaparecer y un país por fundar. A la gente que el 4F, tanto los que combatieron como los pasivos, comprendieron que ninguna solución se da con varitas mágicas.
A la gente que desde 1998 se embraguetó, se amalgamó como fuerza y se dispuso a trabajar la idea de crear otra cultura, con el poco de vida que nos ha dejado el capitalismo. A los que no andan pendientes del cuánto hay pa eso, de cuánto se robaron, de que a mí no me dan, a los que entienden que la vida está por encima de toda prebenda. A los que ayer fueron soldados bisoños y hoy ya saben curar heridas, hacer balance de la batalla y prepararse para la siguiente, en la certeza de que todo está por pensar, experimentar y crear.
Mira lo que dice aquí: "Elon Musk ganó, en agosto 2021, aproximadamente 18 mil millones de dólares". Naguará ese poco e plata, ¿qué haríamos nosotros con ese dinero que nunca hemos tenido ni tendremos? (Lo que ahora viene, recomendamos no sea leído de sopetón por personas como el señor Cotejo y otros especímenes de igual catadura, porque pueden torcer el cacho; éntrenle con cuidadito.) Aquí vamos, pues, lo cierto cierto es que nosotros los que tenemos que trabajar 1 millón 500 mil años, porque para que un obrero pueda tener 18 mil millones debería trabajar 1 millón 500 mil años, sí señor un millón quinientos mil años, no con sueldos de bloqueo, sino como dice la modosita clase media, un sueldo digno de 1 mil dólares al mes, sin comer ni divertirnos al estilo del consumo capitalista; la otra forma de tenerlo es que deberíamos ganar 2 mil dólares al mes para poder ahorrar los 18 mil millones de dólares que nos haga tener esa ganancia que el señor Musk ha obtenido en un mes.
Eso sí: sin comer, vestir, viajar y tener vacaciones como el señor Musk. Bueno, no seamos pesimistas. Si nos disciplinamos y somos optimistas, podemos empezar ahora mismo. Aquí, ya todos los vagos y flojos del Cayapo pegaron la carrera.
La otra pregunta: ¿En cuánto tiempo podrá gastar el señor Musk esa plata? Claro, no comiendo lo que nosotros comemos, y no pensando en pasta, arroz, caraota, sardina, pollo asado y cerveza de Braulio y Neida, no señor, eso está bien para Gino, los Ramones Mendoza y Carpio, Carlos Angulo, Roberto Duque, Pompilio, Jamil Mendoza, Master, Carlos Gómez, Carlucho, Marta, y toda esa carreta de limpios que les rasguñan el bolsillo y lo que les consigues es ideas y más nada, sino en dándose la mejor vida como se la dan los humanos, para poder gastar toda esa plata, ¿cómo una sola persona se podría comer esa cantidad de dinero y en qué tiempo? ¿Un mes, un año o toda la vida?
Bueno, vamos a echar números en base a exquisiteces y veamos lo que sale. Aquí no vengan los marruñecos de José Bolívar, Marco, Alirio, Gustavo, Nacho o Rolando a decir que más sabroso es coporo frito o mondongo, o Diosdado con sus empanadas de cazón embutidas en casabe, golfiao o pan salao, o las Rumbos con sus hallacas embarradas de mayonesa, y que así alcanza más la plata para comprar guarapita, y rendir la parranda en los recogelocos de Güigüe, o irnos en curiara a recorrer el mundo, mientras lanzamos avioncitos de papel y semillas de caoba, que son los únicos helicópteros que conocemos los pobres. No, mi hermano querido, estamos hablando de cosas que comen, visten, calzan y disfrutan los humanos a costa nuestra, como dijera David Arráez.
Un humano, ¿qué comería un humano? Averigüemos las cosas que les gusta lucir y comer y hagamos el presupuesto para 100 años. Imaginemos 10 yates a 500 millones, serían 5 mil millones; 10 jets a 100 millones nos daría 1 mil millones; 10 helicópteros a 24 millones nos daría 240 millones; 10 mansiones a 100 millones nos daría 1 mil millones; 1 Ferrari cada 6 meses son 100 millones; vestimenta 1 millón, calzado 500 mil; todo ello, repetimos, lo calculamos para 100 años. Esto nos da un gran total de 8 mil 340 millones 500 mil.
Naguará, ya nos duele la cabeza de tanto sacar cuentas y ahora es que queda plata. Mire compai, si ese hombre se volviera loco con esos 18 mil millones y se pusiera a comprar ron, no tan caro, ese que cuesta 7 dólares, saque la cuenta ahí, esa sí es gana de aguarse la boca, saque, saque la cuenta. Bueno, eso nos daría 2 mil 571 millones 428 mil 571 botellas. Coño, mi compai, nos tocaría sacándolo por adulto, porque los muchachos no beben, nos tocaría 128 botellas por borracho. No, no, señor, eso es para morirse con la más grande pea de este planeta.
Bueno, vamos a ver. El menú diario, que con esa compradera y bebedera ya todo el mundo debe tener hambre. Caviar almas (el diamante ruso) en 25 mil; trufa blanca alba italiana 160 mil ( no crea que son los hongos esos que prepara Rubén y le gustan a Sofía); Samundari Kashana (el curry de oro, no el flaco) 3 mil; omelette de Nueva York 1 mil, no crea Kike o Peñita que es una simple arepa embutida con par de huevos fritos, con la grasa de camión esa que producen los Mendoza, y queso ahumado del que hace Víctor Moreno; Macadamia 3 mil dólares, y no, señor, no es semilla de auyama tostada de la que les gusta a Pedro Ballesteros, Caribay, Beltrán y Carlos Javier; la papa Bonnote 700, y aquí es donde saltan Guarrior, Mándaro y Juan Manuel, diciendo que cualquiera come papa con suero y ají; Bagel 1 mil, y no vengan Jeisi, Vita, el cámara Ángel, Pablo Campesino y Freddy Mendoza a decir que no hay como un sancocho de curito o guaraguara; hongo Matsutake 2 mil 500 dólares: por favor, Heizel y Matilde, no salgan con el cuento de que los de Rubén son muy sabrosos; ternera wagyu 160 dólares: ahorita dicen Daniel Rojas, Romer Urdaneta y Nicanor Sifuentes que no se escribe así sino Wayuu: señores, es una carne, no una gente, tampoco digan que los asados del pariente en el Hallacazo (bueno, que una vez fueron) son supremos; pizza royale 007 4 mil dólares. Muchacho, con eso nada más hacemos el Hallacazo y nos queda plata para otras parrandas.
Supongamos que un humano de estos se gaste en comida diario 400 mil 720 dólares, estamos hablando de 40 millones 72 mil dólares en 100 años, más los 8 mil 340 millones 500 mil, nos daría un gran total de 11 mil 529 millones 100 mil 300. Entonces, si esto se lo descontamos a los 18 mil millones que ha ganado en agosto el señor Musk, tendremos una diferencia de 6 mil 470 millones 899 mil 700. Como quien dice: y todavía alcanza para comprarle los zapatos a Mileudy.
Aquí nadie venga con el cuento de que yo antes tenía y comía todo eso, pero lo abandoné para dedicarme a la lucha; cuando Chávez ganó por primera vez las elecciones y después lo del bloqueo y las parrandas en El Cayapo me arruinaron: porque le vamos a decir, como le dijo el cantinero al borracho: usted llegó aquí así como está, sin nada en los bolsillos, más bien buscando dónde rapiñar, con la garra de tan garrando y no me dan.
Pero fuera de jodedera, con estos 18 mil millones, ¿qué pudiéramos hacer desde El Cayapo con estos churupitos que tampoco es que arruinarían al señor Elon Musk porque, según se entiende, su fortuna supera los 200 mil millones de dólares?
Dos sendos trabajos sobre la viabilidad del conuco como modo de producción para la vida reposan en la web del @isrobinson_. Cada dato está seriamente soportado en estudios y estudiosos del tema.
Acá les comparto los enlaces:https://t.co/AbOwyJ5Bkshttps://t.co/PFx8cGbllv— Maryú Alejandra (@Maryuale) February 19, 2021
Supongamos que ese mismo dinero (18 mil millones de dólares) los invirtiéramos en sembrar poblados integrales en Venezuela a un valor de 1 millón de dólares, que en el tiempo se reducirían sus costos, pero mantengamos esa inversión; eso significaría que se construirían 18 mil poblados, que significan casas holgadas para diez familias por poblados, lo que supone 180 mil casas, que significan 900 mil personas con techo y empleo permanente, 90 mil talleres de oficio para producir calzados, vestidos, enseres, fabricación de casas, producción de materiales para construir talleres y casas, 18 mil centros de investigación o laboratorios, 18 mil centros de estudios para toda la población de estos poblados, 18 mil centros de comunicación y transmisión de conocimientos, 360 mil hectáreas en producción agrícola y pecuaria que producirían 14 millones 400 mil toneladas de comida que alimentarían a 24 millones de personas al año. Si esta inversión la multiplicáramos por 2 nos daría un gran total de 48 millones de personas, lo que significaría alimentación para casi el doble de la población venezolana para siempre.
Esto nos ahorraría los gastos en cárceles, hospitales, manicomios, sistema judicial policial, aumentaría la sanidad física y mental en la población, se recuperarían los 2 mil ríos desaparecidos desde la invasión capitalista, se incrementaría el arte y la diversión se diversificaría en contacto con la naturaleza, se aumentaría el conocimiento en la población y otros muchos beneficios. Coño, negro, ¿y dónde queda esa tierra?, que ya me tiene la boca aguá, como dijera el gran poeta Nicolás Guillen.
Estamos hablando que un plan de siembra bajo el principio de la cultura y metodología conuco resolvería para siempre el problema de la alimentación de este país más su excedente, pero también resolveríamos para siempre la enseñanza que nos propuso Simón Rodríguez y a la que tanto empeño le puso Chávez, que era aprender desde el trabajo para fundar este país al que debemos pertenecer y no que nos pertenezca.
Pero, ¿qué nos dicen estos 18 mil millones? Que mientras el 1% de la población obtiene estos niveles de riqueza, el 99% de la especie se reparte el 1% de las ganancias, pero la gran mayoría de letrados, científicos, profesionales, políticos creen o se hacen los bolsas creyendo que mejorando al capitalismo o diciendo cuatro panfletos y consignas huecas sobre el comunismo o el socialismo se podrá resolver los problemas creados por el capitalismo.
Porque el pensamiento que sostiene estas desigualdades se sustenta en el progreso, el desarrollo, el crecimiento económico, las tasas de ganancia, y para explicarnos que nos roban diariamente la energía, nos dicen que el problema es la inflación, la estanflación, la deflación, el supéravit, y toda esa torre de babel económica-científica que mejor no aclare que oscurece. Coño, díganlo de una vez por la calle del medio: nos están robando los dueños, esto no es un problema económico, es POLÍTICO, hermano. Es quién decide, qué decide, cuándo decide, para qué decide y dónde decide.
Repetimos: lo cierto cierto es que nosotros, los que tenemos que trabajar 1 mil 500 millones de años para seguir bebiendo guarapita y comer arepa con sardina, caraota y pasta, estamos obligados a pensarnos de otra manera, porque los científicos y los profesionales, los filósofos y los políticos, los dueños, nos siguen viendo como los pendejos de siempre, los que no debemos pensar porque esa parcela ya está ocupada.
Debemos reflexionar seriamente qué es lo que tenemos que hacer como pueblo, cómo debemos hablar, cómo sentarnos a discutir, porque no podemos repetir los hechos de pueblos que ya pasaron por lo que nosotros estamos pasando, y lo peor es que todos ellos se devolvieron a las manos de los señores Elon Musk, ladrones de siete suelas, compinches en la guerra, el saqueo y el reparto del botín.
Debemos insistir una vez más que con los viejas herramientas del capitalismo no podemos vencerlo, porque él fue quien las inventó. Podemos ganar una que otra batalla, pero a la larga terminará ganándonos la guerra porque nosotros seguimos usando sus métodos de siembra y cría, sus métodos educativos, sus universidades, sus fábricas, sus industrias, así le pongamos el nombre de nuestros héroes, sus métodos industriales, sus métodos comerciales, sus métodos de construcción, su arquitectura, comiendo sus forrajes y sus drogas como alimento, consumiendo sus espectáculos como arte, y no estamos experimentando otra forma de sembrarnos como país.
Cada nueva generación se está formando para el egoísmo e individualismo exacerbado y casi que a diario aplaudimos su conducta. El malandro de Mendoza es ejemplo para los llamados y autollamados emprendedores. Todo el mundo quiere hacer plata, todos queremos comernos a diente limpio al territorio, y lo peor de lo peor es que a los intelectuales se les secó el cerebro y no es por culpa de Chávez.
Yo lo he dicho: al señor, mientras bebe miche, no lo pongan a leer ese tipo de información sobre el éxito de los millonarios, porque le da una berraquera que le provoca morder báquiros. Ahí ta, ya se arrechó.
Esa es la vaina, que ese señor no era así, pero llegó Chávez y lo echó a perder con el cuento ese de que tenemos que pensar, que no basta con hacer. Cojan pues.
Pero quítenle ese aparato, porque si no, va a seguir empeñao con eso de los 18 mil millones que se robó el tipo ese.
Ah pues, usted también va a soplá la mecha, va a seguir con el macán.
Apaguen, apaguen la vaina esa. Gino, por favor cántate "Guardatinajas" para acordarnos de Dámaso Figueredo y Guadalupe García.