Sáb. 12 Abril 2025 Actualizado ayer a las 8:46 pm

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Dolientes se congregan cerca de los cuerpos de sus seres queridos asesinados en los ataques israelíes contra el Hospital Árabe al Ahli, en Gaza (Foto: Omar Ashtawy / APA images)

Gaza está a poco de ser borrada del mapa

Previsiblemente, cuando se venía cumpliendo la primera fase del cese al fuego, el gobierno de Netanyahu, ajustado a sus cálculos políticos, decidió reanudar las operaciones militares y acentuar el desplazamiento y la expulsión como la única opción.

La intensidad de los ataques, que no han disminuido, dentro de poco superará los niveles de destrucción vistos en los primeros días luego del inicio de la Operación Diluvio de Al Aqsa el 7 de octubre de 2023.

Con un cuadro internacional diferente, el apoyo manifiestamente total del gobierno de Estados Unidos, Israel se encuentra prácticamente en el tramo final de la ejecución del genocidio.

"El demencial sueño genocida de Israel —una pesadilla palestina— está por alcanzarse", escribió Chris Hedges el 25 de marzo.

La reactivación del holocausto

"Habitantes de Gaza, esta es la advertencia final", dijo el ministro de defensa israelí, Israel Katz, el 18 de marzo cuando se retomaron en forma las operaciones militares.

"Los ataques de la Fuerza Aérea contra los terroristas de Hamás son el primer paso. Se volverá mucho más difícil y pagarán el precio por completo. Dentro de muy poco la evacuación de la población de las zonas de combate se reiniciará. Devuelvan a los rehenes, eliminen a Hamás y para ustedes se abrirán otras opciones, incluido irse a otros lugares del mundo para aquellos que quieran. La alternativa es la destrucción absoluta".

Y, en efecto, así ha sido: 400 personas fueron exterminadas en un ataque sorpresa. Al día siguiente, fueron 700, cifra que superó el promedio diario durante los 17 meses anteriores, cuando el dato diario no superaba las 250 almas.

Del 18 de marzo al 8 de abril ya alcanzó los 1 400 con más de 3 600 heridos. Desde el 2 de marzo, el ingreso de la ayuda humanitaria había sido bloqueado, lo que ha venido acentuando aun más el hambre, la sed, las enfermedades y la desesperación. 

El actual bloqueo al ingreso de la ayuda humanitaria es el más prolongado en el tiempo registrado hasta ahora, superando a los 17 meses de guerra anteriores, señala UNRWA

La degradación de las condiciones, en poco tiempo, está superando las impuestas por año y medio.

Los embates han tenido un acento marcado en los campamentos de desplazados alrededor de la ciudad de Gaza, Khan Younis y Rafá.

Sujaiya, en la propia Gaza ciudad en particular, ha atestiguado cotas alarmantes de brutalidad con artillería constante, asaltos ejecutados por F-16, fósforo blanco, robots y drones cuadricópteros disparando a todo lo que se mueva, luego de que los pocos lugares habitables colapsaran y los pocos vecinos que quedaban buscaran movilizarse para conseguir ayuda. Una ayuda que no llega, que no puede llegar, que no se le permite llegar.

Muchos de estos ataques se dan en sectores donde no se han emitido órdenes de evacuación, mientras que en otros donde sí las emiten son igualmente vulnerados.

Otros indicadores "laterales" —a falta de vocabulario— refuerzan el redoble del holocausto.

La última semana de marzo y primera de abril reveló una nueva masacre en cuyo centro estaba la ejecución extrajudicial de varios paramédicos, rescatistas del ministerio de salud de Gaza y trabajadores humanitarios de la OCHA de la ONU. 14 en total.

En una fosa común, varios días después, fueron encontrados los restos de las distintas comisiones que una tras otra iban a rescatar a los anteriores, luego de que se perdiera la señal.

El testimonio de un sobreviviente —quien fue usado como escudo humano por el ejército— más la aparición de un video en el teléfono celular de una de las víctimas reveló una secuencia de ejecuciones, tras torturas, bajo el rotulado habitual de sospechar que en esas ambulancias se desplazaban operaciones de Hamás.

En esa misma medida van 208 periodistas específicamente asesinados en el medio de coberturas, o en sus refugios.

En lo que va de campaña de exterminio han muerto más periodistas que en la Guerra de Secesión estadounidense, Primera y Segunda Guerras Mundiales, la Guerra de Corea, en Vietnam, Laos y Camboya, las guerras de los Balcanes, Afganistán y Ucrania combinados, según un informe elaborado por Nick Turse para The Cost of War.

Buscar concienzudamente la abolición de la infancia

Nada más en el primer ataque, el 18 de marzo, de las alrededor de 400 personas 170 de ellas eran niños, junto a más de 80 mujeres.

Existe un patrón establecido y reconocido por todo el personal médico extranjero que ha hecho trabajo voluntario en la Franja respecto a la repetición de niños heridos de bala. 

La mitad de los 2 millones de personas que originalmente habitaban Gaza antes del holocausto, la mitad son niños.

De 17 400 niñas y niños asesinados, 15 600 han sido identificados.

En los últimos días del mes sagrado de Ramadán, durante el Eid al Fitr, la etapa final, Nora Barrow-Friedman acopió los siguientes incidentes infernales:

"Una madre que vio a sus hijos arder hasta la muerte, bebés decapitados por los ataques israelíes y niños llegando muertos o heridos a los hospitales vestidos con ropa festivas para la celebración del Eid al Fitr".

En lo cuantitativo, un devastador trabajo de Al Jazeera del 26 de marzo lo pone aun más en perspectiva.

De cada 100 niños, dos han sido asesinados, dos están desaparecidos o se presumen muertos, tres están heridos —muchos de gravedad—, cinco ahora son huérfanos o se han separado de sus padres y cinco necesitan tratamiento por desnutrición aguda. Todavía más:

"De entre los niños documentadamente asesinados, había:

 

  • Al menos 825 bebés, sin suficiente edad para celebrar su primer cumpleaños.

  • 895 de un año de edad, muertos antes de dar sus primeros pasos.

  • 3 266 que murieron en edad preescolar, entre dos y cinco años, privados de jugar, descubrir y las maravillas simples del crecer.

  • 4 032 que murieron entre los seis y diez, dejando aulas vacías y uniformes escolares apenas usados.

  • 3 646 de entre 11 y 14 años, estudiantes de primaria que han atravesado tres guerras (2012, 2014, 2021), pero los mataron en la cuarta.

  • Y 2 949 que tenían entre 15 y 17, a la edad en la que se preparaban para dar un paso en el mundo, dejando atrás sus sueños de independencia y futuros no realizados; los de 17 años vivieron cuatro guerras (2008-09, 2012, 2014 y 2021) y murieron en la quinta.

  • 8 899 que fueron hijos y 6 714 hijas".

En distintos reportes y canales creíbles de Telegram han proliferado testimonios sobre el despliegue de nuevos armamentos empleados en la carnicería en general.

En los —pocos— hospitales relativamente funcionales aumentan los números de niños que ingresan con quemaduras que cubren todo el cuerpo.

Junto a esta señal alarmante, no hay medicinas para tratarlos, lo mismo con el acceso a tratamientos para las numerosas enfermedades que produce el bloqueo de la ayuda humanitaria y el funcionamiento de los servicios, lo cual incrementa el número de enfermos por diarrea y hepatitis.

Si algunos científicos sociales proponen usar la mortalidad infantil como un indicador de corrupción en un país equis, ¿qué definición, qué nombre, qué rostro se le pone a este exterminio sistemático de la infancia?

Avanza la ingeniería territorial

Si en los últimos capítulos de la primera etapa de la guerra el norte de la Franja fue un objetivo central, todo parece indicar que ahora lo es el sur, replicando el esquema: destruir todo para que sea inhabitable.

En este punto, con 90% de las zonas residenciales destruidas y 85% de su infraestructura en general, el ejército israelí busca ocupar la totalidad de la gobernación de Rafá, colindante con Egipto.

La aspiración, todo indica, es terminar de borrar lo poco que queda de una ciudad que albergaba 200 mil personas, eliminar la Brigada de Rafá de las fuerzas del brazo militar de Hamás, las Brigadas al Qassam, y convertir toda la franja territorial en una nueva zona de seguridad.

A la par de la ampliación del área de compresión —controlando todavía los ejes que conectan Gaza con Egipto—, un nuevo corredor comienza a levantarse para dividir Rafá de la también devastada ciudad de Khan Younis.

Esto parece seguir la misma lógica de fragmentación territorial empleada en Cisjordania, donde se suspende toda continuidad humana y territorial con vistas a crear pequeños parches aislados y divididos por sectorializaciones militares y "de seguridad".

El corredor, o "dedo" que se está gestando en este caso —que para Jon Elmer es el resumen perfecto de lo que es el sionismo—, el propio Netanyahu lo bautizó como el corredor Morag, en "honor" a un asentamiento de colonos desmantelado con la salida del ejército de la Franja en 2005.

Para Meron Rapoport, periodista de los portales Local Call y +972, tras unir los puntos, resume: "Israel se está preparando para desplazar forzosamente a toda la población de Gaza —a través de una combinación de órdenes de evacuación y bombardeo intensivo— hacia un área cerrada y posiblemente cercada. Cualquiera que sea encontrado fuera de estos límites lo matarán, y los edificios a lo largo del resto del enclave probablemente sean arrasados".

Rapoport encuentra una inversión en la lógica que había delineado hasta ahora el modo de aproximación de Tel Aviv: "Del control externo y contención al control total, expulsión y anexión".

Así, pareciera confirmarse la persistencia de la misma idea, el mismo "proyecto" que se ha vislumbrado desde el inicio del contragolpe tras el 7 de octubre: la expulsión y la limpieza étnica.

A pesar de que tras el respaldo total de la administración Trump, el apoyo activo de los Emiratos Árabes a la idea con una pátina de resignación, y la insistencia de Egipto en un plan de reconstrucción comandado por los países árabes, el Plan General sigue su rumbo.

Las dos "alternativas" psicopáticas voceadas por Katz se materializan. Quien se quede en la Franja, será confinado a una cadena discontinua de campos de concentración, hasta que no pueda más, y parta hacia otro país y abandone Gaza, el principal receptor de desplazados de la Nakba en 1948.

Chris Hedges agudamente establece un paralelo esclarecedor sobre estos grandes movimientos de ingeniería poblacional. Para el periodista y escritor, lo que se está viendo es un equivalente histórico cuyo punto de partida es la derrota de las tropas estadounidenses en la Batalla de Little Bighorn en Montana, en junio de 1876, humillación lograda por indígenas principalmente Cheyenne.

La venganza fue exterminar a todos los que pudieran y los restantes "forzados a campos de prisioneros, luego denominados reservas, donde miles murieron de enfermedad, vivieron bajo la mirada inmisericorde de los ocupantes armados, cayendo en una vida de miseria y desesperación. Esperen lo mismo para los palestinos de Gaza, botados, sospecho, en uno de los peores cuchitriles del mundo, y olvidados".

Lo que hace esta analogía aun más dura y refulgente es la continuidad manifiesta en la visión de exterminio expansivo que ha estado y ha signado el origen de Estados Unidos como imperio. Un modelo de parcelamiento, segregación y guetos reproducidos conscientemente por los nazis en Alemania, por lo que la línea de continuidad de la muerte sigue intacta.

Ni siquiera difiere en el futuro exitoso y promisorio como propiedad de bienes raíces en la costa del Mediterráneo oriental, estampado en la animación con IA —la IA que se ha empleado para selección y creación continua de bancos de objetivos con deliberada precisión— donde se ve una enorme estatua dorada de Trump, con otra secuencia closeteril donde Trump y Netanyahu, en trajes de baño y exhibiendo sus cuerpos mofletudos comparten una piña colada sobre la fosa común cinco estrellas a la que aspiran que se convierta Gaza.

Ya para hoy, 11 de abril, el ejército israelí ocupa 50% de la totalidad de la Franja.

Cuáles fuerzas te amarran a tu tierra, a tu vida, a tu muerte

Como se ha visto hasta ahora, este artículo no ha buscado ocuparse de los múltiples vectores de la política más allá de cuando se retratan directamente de la situación humanitaria y el peligro de que Gaza sea, de forma literal y física, borrada del mapa con la población que decidió quedarse.

Mientras Gaza continúa siendo aplanada, algo similar ocurre con la fragmentada Cisjordania, donde también la intensificación de los cercos, asedios, demoliciones y limpieza étnica avanzan.

El campo de Jenin, quizás el más emblemático como epicentro de la resistencia política, cultural y armada en los Territorios Ocupados, para todo efecto práctico, ha dejado de existir.

Tulkarem, Tuba, Jerusalén oriental y Nablus siguen en la mira de distintas maneras. Conviene dejar escrito y bien escrito que, como en Jenin, las fuerzas de seguridad de la Autoridad Nacional Palestina juegan un papel destacado, por lo general siendo los primeros en establecer el asedio y el perímetro de control.

Lo mismo en la desaparición y tortura de combatientes de las distintas facciones de la resistencia armada. Y así deben ser recordados, toda vez que en la propuesta egipcia-catarí, la ANP es la designada para asumir el mando político en Gaza.

***

Gaza, en este momento, constituye hasta dónde pueden ser expandidos los umbrales de tolerancia y hasta dónde pueden ser llenados los vacíos que operan sobre el confín de la imaginación sobre "holocausto de nuestra era", como afirma un amigo.

Pero, también, realza con todo el cuánto Gaza también constituye un método extrapolable para otros teatros de operaciones, ahora que es manifiesto que la vida humana vale menos que hace una semana.

Nada más para tener en consideración. El jefe del Pentágono, Pete Hegseth, ya ha solicitado a los grupos de expertos del Departamento de Defensa que en su reformas intensivas aflojen todavía más las restricciones que por ley están establecidas en relación con la defensa y consideración de las vidas de civiles en el medio de un conflicto armado.

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Haidar Eid en mayo del año pasado recordaba cómo las fuerzas colonizadoras son más brutales y sanguinarias en sus horas crepusculares antes del final.

Aun así puede no exista en el mundo un lugar que demande y requiera más que ahora algún tipo de intervención de fuerza en todos los órdenes que frene y le ponga fin a la repetición del genocidio, la base que levantó el mundo multilateral que, después de esto, ha perdido toda vigencia.

Pero el actual momento global, con su cúmulo de shocks, cortocircuitos, tensiones, aunado con el viento de cola de expansión y destrucción que ha beneficiado a Israel, y a Netanyahu en particular, en los últimos seis meses, pareciera hacer que esta opción sea más remota que antes.

En ese sentido, los hutíes y el ejército yemení entrañan en primer orden el paradigma de lo moral, del efectivamente "hacer algo" mientras ocurre una campaña de exterminio high-tech.

Para Daniel Levy, negociador de la parte israelí durante el proceso de Oslo, lo que determinará el rumbo de toda la situación antes que La Haya, Estados Unidos o cualquier otro actor es la confluencia entre la polarización dentro de Israel, una sociedad/Estado genuinamente en crisis, y la capacidad de resiliencia que pudiera tener en este punto la sociedad en Gaza.

Esto en sí mismo podría explicar también el foco de la guerra aérea en pleno Ramadán, en particular durante Eid el Fitr, la etapa final del mes santo. Conmoción y tiempos de lo político.

Pero, a la vez, se trata de un sistema en el que se aspira a preservar el virtuosismo de la cooperación humana y las estrategias ganar-ganar, actualmente en el centro de la macrodisputa.

¿Pero qué sustancia compondría ese mundo, y a sus protagonistas, si en el costado moral no se logra, no se impide, no se hace retroceder la maquinaria de la muerte en Gaza?

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En un cuento de 1956, Ghassan Kanafani, "Carta desde Gaza", un adulto joven le escribe a su amigo entrañable en el extranjero.

El proyecto de ambos era reencontrarse en California. Los dos, como sigue siendo incluso ahora, personas altamente preparadas y capacitadas, que no deberían tener muchos problemas para ser absorbidos por otros mercados laborales.

El emisor anónimo de la carta hacía poco que recibía la noticia de obtener una plaza en la Universidad de California en la cátedra de ingeniería civil, en la que el receptor, Mustafá, ya se encontraba.

Tras un breve periodo cuando el escritor de la carta estuvo en el departamento de educación en Kuwait, y poco antes de partir hacia Estados Unidos, decidió visitar a su familia en Gaza. La experiencia en Kuwait había sido densa, espesa y exasperante.

En su reencuentro con Gaza, "con el olor a derrota y pobreza, sus casas con sus balcones abultados", una Gaza "más contraída que la mente de un durmiente en los estertores de una pesadilla temible", decidió visitar a una sobrina que, le dijeron su madre y su cuñada, estaba en el hospital.

Al encontrarla, se entabla un diálogo en el que el personaje principal busca consolar a su sobrina Nadia, de 13 años, con todo lo que puede, incluidos aquellos pantalones rojos que tanto le pedía en sus cartas, que en realidad no le había comprado pero mentía para alentarla.

En ese momento la niña se parte en llanto, levanta la sábana y le enseña la pierna amputada a la altura del fémur. La había perdido luego de cuidar a sus hermanos y vecinos de las bombas y metralla israelí, cubriéndolos a todos y salvándolos.

"Nadia podía haberse salvado ella, podía haber huído, salvado su pierna. Pero no lo hizo".

A lo largo de su carta, el autor vuelve una y otra vez a interrogarse sobre qué era esa fuerza oscura que emergía cada vez que estaba en la ciudad y que se le hacía imposible de entender o de describir. Una causa oscura y magnética que "acerca a un hombre a su familia, a su casa, a sus memorias, de la misma forma que un manantial que brota congrega a un grupo de cabras montañesas a su alrededor".

Pero al encontrarse con Nadia, el misterio ha sido despejado. Ya no se irá a Sacramento, California. Y no se arrepiente. Ya no cumplirá con lo que se habían planteado.

"Este sentimiento oscuro que tuviste al irte de Gaza", le escribe, "este pequeño sentimiento debe crecer y volverse una profundidad gigante dentro de ti. Debe expandirse, debes buscarla para poder encontrarte contigo mismo, aquí entre los feos escombros de la derrota". Donde, cierra la carta, todos esperan a Mustafá.

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Tal vez, así, flanqueando la frivolidad que llega a ser el celebrar la resistencia ajena, uno pudiera encontrar mejores puntos de contacto con las pulsiones vitales y la total falta de alternativas que enfrentan en este mísero instante en Gaza.

Tal vez, así, uno pueda empalmar por vías del espíritu con una traducción narrativa más apaciguada ante la impotencia propia, capaz de ser medida y con válvulas de escape fuera del exterminio, en todas nuestras vidas, en vez de frivolizar aun más con el vocablo resistencia y el imperativo con el que siempre se asegura que Palestina vencerá.

Y tal vez, así, también pueda verse más de frente y mayor claridad la aspiración del sueño fundamentalista, etnonacionalista y teocrático de los psicópatas que controlan las manivelas del poder en Gaza y en la totalidad del establishment político estadounidense.

Definitivamente otro tipo de materia oscura que en nada puede asemejarse a la oscuridad primordial y gradualmente traducible que describe el personaje de Kanafani.

"Si muero, no soy un número, soy un planeta en sí mismo, tengo sueños y ambiciones que quise alcanzar. No me olviden en sus oraciones y sigan hablando de mí", posteó en X un doctor de uno de los hospitales gazatíes bajo ataque. Tal vez, así, se conecten lo de Kanafani con la actualidad, con el tuit en cuestión.

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Las Brigadas al Qassam, salvo uno que otro lanzamiento de cohete, no han tenido una participación militar activa en esta etapa, ceñidos a la defensa de otro cese al fuego y a los frenéticos ires y venires de los mediadores para producir un nuevo marco de negociación general. Tarea que militarmente en este momento ha sido relegada a las Brigadas al Quds de la Yihad Islámica Palestina.

Esto tiene en frente a un gobierno que, habiendo capitalizado políticamente lo que pudo entre el 15 de enero y el 18 de marzo, y que poco le importa, en realidad, la vida de los rehenes o la angustia de los familiares.

Pero el liderazgo y los cuadros militares han decidido quedarse sabiendo que aceptar algunas de las  propuestas de los enviados estadounidenses de retirarse y gozar posteriormente de protección no impedirá que el exterminio avance, tal como pasó con Sabra y Shatila cuando la OLP aceptó abandonar Líbano, dejando a los refugiados civiles a su suerte.

Este es su dilema y, tal vez, este también en su dimensión más orgánica empalme con la fuerza descrita por Kanafani.

Desde este lado donde estamos, al menos sigamos mirando de frente lo que pasa. Si continúa siendo exitoso, nada impide que se expanda y nos alcance. 

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