El pasado lunes, Donald Trump anunció la decisión de imponer una tarifa adicional del 10% a las importaciones chinas a partir del martes, con esto duplica la tasa del 10% impuesta a principios de febrero. También, en esa fecha, comenzaría el cobro de aranceles del 25% a los productos procedentes de Canadá y México.
La decisión es un paso más hacia una férrea guerra comercial cuyo punto de partida fue la imposición de un arancel del 10% sobre los productos chinos importados por Estados Unidos a pocos días de la instalación de Trump en funciones de gobierno.
En el post difundido por la red social Truth Social, el presidente estadounidense alertó a los agricultores de su país sobre el paso que daría a partir del 2 de abril, les exhortó a prepararse para comenzar a aumentar su producción y comercializarla a escala nacional.
El mismo martes, el mandatario anunció ante el Congreso de su país la voluntad de aplicar a las importaciones de países extranjeros el mismo arancel que esas naciones imponen a las exportaciones estadounidenses. La lista incluye también a India y Corea del Sur, importantes socios comerciales de Washington. Además declaró:
- "Esto sucede con amigos y enemigos. El sistema no es justo para Estados Unidos y nunca lo fue".
- "El 2 de abril entran en vigor los aranceles recíprocos, y todo lo que nos cobren otros países, nosotros se lo cobraremos a ellos".
Por su parte, el portavoz del Ministerio de Relaciones Exteriores de China, Lin Jian, dijo el miércoles que su país está listo para una guerra arancelaria, una guerra comercial o cualquier otro tipo de guerra con Estados Unidos, lo que supuso un cambio de tono enmarcado en un relato de contraofensiva.
Una red de "daños colaterales"
Las medidas impuestas por Trump no solo afectan a China, sino también al comercio internacional. Se trata de decisiones que generan tensiones y aumentan el riesgo de una guerra comercial que, en principio, afecta a ambas naciones, pero también de manera multifactorial a las redes de suministro global.
El motor de la economía global es la sociedad de consumo estadounidense, su capacidad de compra impulsa la demanda global. La hegemonía impuesta por distintas vías ha alineado, en favor de Estados Unidos, a productores y exportadores en todo el mundo. Además, el dólar estadounidense es la moneda de reserva global, lo que facilita el protagonismo de sus élites en el comercio internacional.
Algunas estimaciones sugieren que solo los aranceles aumentados el martes podrían costarle al hogar promedio de Estados Unidos unos mil 72 dólares más de impuestos al año, eso sin tomar en cuenta el costo de las tarifas de represalia anticipadas de Canadá, China y México. Una infografía publicada por Axios muestra que, con los aumentos anteriores, los impactos sobre California y Texas superaban los 30 mil millones de dólares.
Más del 40% de todas las importaciones estadounidenses provienen de México, Canadá y China, esto significan más de 1,3 billones de dólares solo en 2024, según datos oficiales. Además, los aranceles afectan en mayor medida a las personas de menores ingresos que gastan una mayor parte de sus recursos alimentos y combustible.
Analistas estiman que las represalias por parte de China revertirían las ventajas pronosticadas por Trump. El déficit comercial de Estados Unidos con ese país supera los 200 mil millones de dólares desde hace 20 años y, precisamente, los agricultores estadounidenses dependen en gran medida de los mercados internacionales para sus exportaciones. Es probable que estén entre los más afectados y se conviertan, una vez más, en “daños colaterales” de un conflicto comercial que no han elegido.
China, Canadá, México, entre otros países, son los principales compradores de productos agrícolas desde Estados Unidos que exporta aproximadamente la mitad de su producción de soja, alrededor del 40% de su producción de trigo y más del 10% de su producción de carne de res. Por otra parte, es limitada la capacidad del mercado estadounidense para absorber rápidamente los productos agrícolas excedentes, lo que afectaría al sector agroindustrial.
La declaración de Trump ante el Congreso avizora una "espiral arancelaria" que convulsionaría la posición dominante de su país en el mercado global, pero también el orden interno de la economía estadounidense. En ese país la producción agrícola depende en gran medida de los fertilizantes importados y la maquinaria agrícola, por lo que sería inminente el impacto negativo sobre los costos de producción.
China responde con acupuntura
China presentó el martes su respuesta inicial al imponer aranceles adicionales del 10% al 15% sobre los bienes importados desde Estados Unidos, como pollo, trigo, soja, algodón y carne de res. Además, 15 empresas estadounidenses vinculadas a sectores tecnológicos, de defensa y seguridad ya no podrían comprar a China sin un permiso especial.
Esto muestra que el pulso no solo se da en el terreno agroalimentario, sino que también se avizoran consecuencias en el ámbito geoestratégico-militar. Según el consultor de Eurasia Group, Jeremy Chan, la medida ha sido cautelosa, dijo a Bussiness Insider que "las tarifas de China son relativamente medidas y no en escala simétrica, tocando solo un estimado de 20 mil millones de dólares en exportaciones estadounidenses, en comparación con los más de 500 mil millones en exportaciones chinas afectadas por las tarifas de Estados Unidos".
Por otra parte, el exmarine y analista geopolítico, Brian Berletic, dijo a Sputnik que los nuevos aranceles "realmente pondrán en peligro los materiales y componentes esenciales para la producción industrial militar estadounidense, pero están destinados a continuar un proceso de desacoplamiento de China que comenzó bajo la primera administración de Trump, continuó en toda la administración Biden, y ahora se está expandiendo aún más".
Es claro que en la atmósfera de la confrontación está la disputa global, pero también los intereses de las élites estadounidenses, que determinan la política en todas sus dimensiones. Berletic agregó en su declaración que los aranceles están "diseñados ante todo para preservar la primacía de los monopolios corporativos-financieros estadounidenses, salvaguardar o incluso ampliar sus beneficios, y totalmente a expensas de los propios 'aliados' de Estados Unidos, así como del propio pueblo estadounidense".
Estados Unidos importa más de lo que exporta, con esta andanada de aranceles Trump busca forzar la apreciación del yuan, pero también cortar camino ante el déficit comercial estadounidense limitando las importaciones antes que aumentar la producción interna. Esto no aparenta ser fácil dado que la deslocalización de su parque manufacturero fue masivo en los últimos 50 años debido a la globalización, los avances tecnológicos y el cambio estructural hacia una economía basada en servicios que aporta hasta un 80% de su PIB.
Lo multipolar al ruedo
China aspira a un crecimiento del PIB de alrededor del 5% en 2025 mediante la implementación de una política fiscal más proactiva y medidas de flexibilización monetaria. También aumentará su gasto militar a 1,78 billones de yuanes (250 mil millones de dólares), un aumento del 7,2% respecto al año pasado, según un informe presupuestario presentado por el primer ministro Li Qiang en la sesión del Congreso Nacional Popular.
Con planes internos que incluyen apoyo a la economía de servicios para estabilizar el comercio exterior, un fondo de apoyo a empresas innovadoras, aumento del consumo interno y preparación ante una eventual confrontación militar, la nación asiática busca alternativas para crecer en medio de la agresión estadounidense. Otros datos de comercio exterior muestran que China se ha estado preparando para este momento:
- Sus exportaciones aumentaron un 7,1% hasta los 3,5 billones de dólares en 2024, y Estados Unidos representó solo 524 mil 600 millones de dólares, según la Administración General de Aduanas.
- La participación de los países y regiones del Sur Global en sus exportaciones (1,67 billones de dólares) ha superado la de las principales naciones industrializadas (1,4 billones de dólares).
- Comercia con más de 150 economías y los países y regiones del Sur Global representan casi la mitad de su volumen comercial total, o 2,8 billones de dólares.
- Su comercio total de bienes creció un 5% interanual hasta los 6,1 billones de dólares en 2024.
- La Asociación de Naciones de Asia Sudoriental (ASEAN, por sus siglas en inglés) sigue siendo su mayor socio comercial desde hace cinco años consecutivos.
Respecto a esto último, sus cinco principales socios por volumen comercial total (2024) son, en orden descendente: ASEAN con 982 mil millones de dólares, Unión Europea con 785.800 millones de dólares, Estados Unidos con 688 mil millones de dólares, América Latina con 518 mil millones de dólares y África con 295,5 mil millones de dólares.
China ha venido reduciendo constantemente su dependencia del mercado estadounidense y centrando su atención en los consumidores del Sur Global. Por esta razón, y de seguir por esta senda, un balance preliminar entre ganadores y perdedores comprometería a Estados Unidos y su economía, al menos en lo coyuntural.
De hecho, la Reserva Federal del Banco de Atlanta estima que el PIB calculado de la economía estadounidense para el primer trimestre de 2025 debería contraerse hasta un 2,8%, después de once trimestres consecutivos de aumento.
La confrontación en el plano comercial es expresión de una disputa mayor en la que China está respondiendo con planes internos, medidas paulatinas y una estrategia basada en valores más allá de la acumulación en beneficio de unos pocos actores. El avance de los Brics es precisamente para enfrentar la visión unipolar del mundo promovida por Estados Unidos y sus aliados, a quienes también están afectando sus medidas contrastantes con la visión de un equilibrio multipolar.