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El Ministerio de Defensa ruso plantea que la USAID puede estar implicada en la aparición del covid-19 (Foto: Getty Images)

Biolaboratorios de EEUU en el foco de las actuales amenazas globales

Recientemente, el teniente general Igor Kirillov, jefe de las Fuerzas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de Rusia, afirmó que Estados Unidos podría estar implicado en la aparición del covid-19.

Kirillov no es el primero en plantear la hipótesis de que el coronavirus causante del covid-19 salió de laboratorios que experimentaban con virus. Pero es quizás de los primeros que conecta el caso con los biolaboratorios estadounidenses descubiertos en Ucrania, en el sentido de que en ese país trabajaba Metabiota, empresa que además era contratista para el estudio del coronavirus.

Al mismo tiempo, Kirillov se refirió al profesor Jeffrey Sachs de la Universidad de Columbia, experto líder en la prestigiosa revista médica The Lancet. Sachs, en una conferencia sobre seguridad mundial celebrada en España en julio, afirmó que "el coronavirus fue creado artificialmente y con una alta probabilidad utilizando los avances estadounidenses en biotecnología".

EEUU impide una investigación real sobre la pandemia

Jeffrey Sachs dice estar bastante convencido de que el covid-19 salió de la biotecnología de los laboratorios estadounidenses y, aunque solo es una hipótesis, de lo que sí tiene evidencias definitivas es que el gobierno de Estados Unidos está tratando de impedir que se haga una investigación real e independiente sobre tal posibilidad.

Sus conclusiones son extraídas de una entrevista que ofreció a Current Affairs y que fue publicada el 2 de agosto. Allí, el científico estadounidense explica que, antes de la pandemia, se puso en marcha un programa de investigación, financiado por los Institutos Nacionales de la Salud (NIH, por sus siglas en inglés), para estudiar la misma categoría de virus a la que pertenece el covid-19. No solo eso, la idea era modificar a los agentes patógenos para hacerlos potencialmente más letales y así probar la efectividad de medicamentos y vacunas en desarrollo.

Sachs dice más adelante:

"Así que no tiene nada de 'chiflado', porque es precisamente lo que estaban haciendo los científicos. Y luego puede escuchar a los científicos en una cinta describiendo por qué creen que el programa de investigación es tan importante, porque dicen que estos son virus peligrosos y, por lo tanto, tenemos que preparar vacunas y medicamentos de amplio espectro".

Y luego que apareció el covid-19, siguió un silencio respecto a la investigación. Los científicos a cargo de determinar las causas de la pandemia se negaron a examinar la hipótesis de la fuga de laboratorios vinculados a Estados Unidos. "No hables de eso. Ni siquiera lo discutas. Solo di desde el principio: esto es natural. Por supuesto, es natural. Todo lo demás es chiflado", responde Sachs.

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Jeffrey Sachs opina que la comunidad científica está creando una narrativa que impide investigar la hipótesis de que el covid-19 fue una creación artificial de laboratorios estadounidenses (Foto: Getty Images)

Durante dos años, Sachs presidió la comisión covid-19 de The Lancet. En octubre de 2021, el profesor disolvió el grupo de trabajo por temor a un conflicto de intereses: salió a la luz que uno de los expertos estaba indirectamente vinculado al Instituto de Virología de Wuhan. Se trata de Peter Daszak, jefe de EcoHealth Alliance, un grupo de investigación que fue el vehículo para que el gobierno estadounidense financiara proyectos en Wuhan.

"(...) más que eso: lo nombré [a Daszak] para que presidiera el grupo de trabajo de la comisión de pandemias que yo dirigía en Lancet. Y dirigió un grupo de trabajo sobre los orígenes. Pensé, ingenuamente al principio, 'Bueno, aquí hay un tipo que está tan conectado, que sabría'. Y luego me di cuenta de que no me estaba diciendo la verdad. Y me llevó algunos meses, pero cuanto más lo veía, más me molestaba.

"Y entonces le dije: 'Mira, tienes que irte'. Y entonces los otros científicos de ese grupo de trabajo me atacaron por ser anticientífico. Y les pregunté: '¿Cuáles son sus conexiones con todo esto?'. No me lo dijeron. Luego, cuando la Ley de Libertad de Información hizo públicos algunos de estos documentos que el NIH había estado ocultando al público, vi que la gente que me estaba atacando también formaba parte de este asunto. Así que disolví todo ese grupo de trabajo".

Hay dos razones por las que la comunidad científica tendría interés de desviar la atención sobre la verdad en torno a la pandemia, dice Sachs. La primera, que las implicaciones en lo ético, moral y geopolítico son gigantes, teniendo en cuenta el impacto global que tuvo el contagio de la enfermedad.

La segunda: confirmar que fue una creación artificial sumaría otra evidencia al señalamiento de que la defensa militar estadounidense está creando armas biológicas en laboratorios de manera encubierta, fuera y dentro de su país.

Sachs se caracteriza por su independencia respecto a las intituciones occidentales, algo inaceptable para quienes lo critican. Se pronuncia sobre diversos temas y su posición suele ser impopular entre la égida estadounidense y europea. Por ejemplo, al comentar la situación en Ucrania, afirmó que el conflicto podría haberse evitado si Washington no hubiera empujado a la OTAN hacia el este.

Las opiniones de Sachs han sido censuradas por los medios de comunicación estadounidenses. Él también es reacio a criticar las políticas de China, algo que rompe el consenso en el mundo occidental.

El experto pide que se haga público el material clasificado de los proyectos biológicos estadounidenses para establecer la verdad, aunque es poco probable que ocurra.

¿origen artificial?

Volvamos a las declaraciones del teniente general Kirillov en la sesión informativa del 4 de agosto, donde dice que las características del nuevo coronavirus indican que éste fue creado artificialmente.

El militar recordó que más de 16 mil muestras biológicas, incluidas muestras de sangre y suero, habían sido exportadas anteriormente desde Ucrania a Estados Unidos y países europeos, y llamó la atención sobre lo que dijo hace poco Jason Crowe, del Comité de Inteligencia de la Cámara de Representantes de Estados Unidos. Este último advirtió a los estadounidenses a finales de julio que entregar su ADN para que lo analicen empresas privadas era peligroso.

"Existe la posibilidad de que los resultados de la investigación se vendan a terceros (...) y la información obtenida se utilice para desarrollar armas biológicas dirigidas a grupos (...) o individuos específicos", dijo Crowe.

Tales declaraciones obligan a replantearse las causas de la pandemia y el papel de los biólogos militares estadounidenses en la aparición y propagación del patógeno covid-19, dijo el jefe de las tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica.

Los especialistas del Ministerio de Defensa ruso ven varios signos de origen artificial del virus:

  • La variabilidad poco característica de las variantes genéticas en la mayoría de los coronavirus, que provoca diferentes picos en su incidencia.
  • Diferencias graves en cuanto a la letalidad y la infecciosidad.
  • La distribución geográfica desigual y la imprevisibilidad del proceso epidémico general.

"Parece que, a pesar de los esfuerzos por contener y aislar los casos, la pandemia está siendo alimentada artificialmente por la introducción de nuevas variantes del virus en una u otra región", dijo Kirillov.

Las investigaciones apuntan a la USAID

Según el Ministerio de Defensa ruso, la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID, sus siglas en inglés) podría estar implicada en la aparición del covid-19. Desde 2009, financia el programa Predict, cuyos especialistas estudian nuevos tipos de coronavirus y capturan a los murciélagos portadores de los virus. Uno de los contratistas era Metabiota, empresa conocida por sus actividades militares-biológicas en Ucrania. 

El Ministerio de Defensa también señala que en 2019 (antes de que aparecieran los primeros casos de covid-19) la Universidad Johns Hopkins, con sede en Estados Unidos, organizó un ejercicio llamado Event-201, en el que se practicó cómo hacer frente a una epidemia de un coronavirus desconocido hasta entonces. Según la reseña del ejercicio, el virus llegó a los humanos desde los murciélagos a través de huéspedes intermedios, los cerdos.

El ejercicio y el cierre de emergencia del programa Predict en 2019 "sugieren la naturaleza deliberada de la pandemia y la participación de Estados Unidos en su aparición", dijo Kirillov. Es posible que la USAID haya sido elegida como coordinadora de las actividades biológicas específicamente para poner al Pentágono fuera de peligro y evitar las acusaciones de desarrollar armas biológicas, dijo.

El principal contratista de USAID fue Labyrinth Ucrania, una división de la empresa estadounidense Labyrinth Global Health. Los fundadores de la empresa estadounidense son antiguos empleados de Metabiota.

Labyrinth Ukraine participó en los proyectos U-PI-9 y -10, que estudiaron la propagación de la peste porcina africana en Ucrania y Europa del Este. A su vez, Labyrinth Global Health estudió los coronavirus y el virus de la viruela del mono en el marco del programa de reducción de la amenaza biológica del Departamento de Defensa estadounidense.

"Así, podemos trazar una tendencia clara: los agentes de enfermedades infecciosas que entran en el área de interés del Pentágono se convierten posteriormente en pandemia, siendo los beneficiarios las empresas farmacéuticas estadounidenses y sus mecenas, los líderes del Partido Demócrata de Estados Unidos", concluyó el representante del Ministerio de Defensa ruso.

Programas peligrosos para la humanidad

El general Kirillov señaló, con razón, que la impunidad occidental ha contribuido a que Washington siga utilizando la tecnología de las armas biológicas en América Latina, incluso para la eliminación de figuras políticas opuestas a sus intereses.

Kirillov dijo que Estados Unidos había violado el derecho internacional y "llevado a cabo actividades para crear fármacos" que, "cuando se administran al organismo en corto plazo", provocan el desarrollo de varios tipos de cáncer. El militar dijo que ese tipo de droga fue utilizada para envenenar al presidente Hugo Chávez por parte de la enfermera Claudia Patricia Díaz, quien era miembro del entorno del presidente.

El nexo de causalidad entre la muerte del líder venezolano y los avances en el campo de las armas biológicas, según el general Igor Kirillov, está confirmado por los datos del examen médico forense y los testimonios de los médicos cubanos que atendieron a Chávez. Hablan sobre el curso atípico de la enfermedad y su resistencia al uso de medicamentos.

Recordemos que el propio Chávez consideró su misteriosa enfermedad como una "epidemia de cáncer" extendida desde Estados Unidos a muchos líderes latinoamericanos entre 2010 y 2013. Como mínimo, los presidentes de Paraguay, Brasil, Argentina y Venezuela fueron entonces diagnosticados con cáncer.

Habría que considerar al menos los indicios que tanto Sachs como Kirillov ponen sobre la mesa en torno a la posibilidad de que Estados Unidos esté fabricando y diseminando bioarmas a escala global. Lo que sí es comprobable es el nexo entre el despliegue de biolaboratorios estadounidenses y las evidencias de que se tratan de programas peligrosos para la humanidad, con posibles aplicaciones militares.

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