La economía venezolana en lo que va de 2023 ha exhibido un conjunto de indicadores, positivos y negativos, necesarios de analizar.
Este es el principal tema en la conversación pública. Es una materia siempre en el tapete, aunque en los últimos meses las variables no han sido objeto de gravísimas conmociones.
El año 2023 inicia con el envión de crecimiento que traía la economía desde el año 2022, pero hasta la fecha no hay datos oficiales que reseñen el comportamiento del Producto Interno Bruto (PIB). No obstante, hay elementos de interés que refieren rasgos superficiales del comportamiento de la economía nacional.
1. Crece la producción petrolera
De acuerdo con un informe publicado por la Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), Venezuela alcanzó en mayo pasado la producción del crudo más alta en lo que va de 2023. Dicho reporte mensual indicó que se registró una producción promedio de 819 mil barriles diarios de crudo.
Estos números representan los más altos para el país en los últimos años. Según el registro comparativo, las cifras alcanzadas en mayo están por encima de los promedios de producción petrolera obtenidos en 2021 y 2022.
Hace dos años Venezuela registraba 636 mil barriles diarios. Se señala que la producción de mayo es superior en 22,4% al promedio de 2021.
La perspectiva favorable estaría justificada por el plan de Petróleos de Venezuela, S.A. (PDVSA) en aras de remontar la producción de crudo, el cual pretende elevar la cota hasta 1 millón 171 mil barriles por día a finales de año.
Asimismo, PDVSA estaría trabajando en la recuperación de pozos e instalaciones con gestión propia.
Otras empresas, como la estadounidense Chevron, tienen estipulado una meta de 175 mil barriles al día en Venezuela, lo que quiere decir que el gran diferencial entre su aporte y la meta de PDVSA estaría a cargo de la producción que la estatal venezolana realice por cuenta propia o en campos donde está asociada con otras empresas no estadounidenses.
Para el resto del año no hay una mejor expectativa para el aumento de la producción de crudo dado que no han sido anunciadas nuevas licencias que permitan la inversión y la compra a Venezuela.
2. Banca pública y privada incrementan patrimonio y ganancias
El patrimonio financiero y las ganancias de la banca venezolana tuvieron un aumento neto de 31,24% en el último año. Así lo reveló el informe de Global Scope, C.A., con los estados financieros del patrimonio y las ganancias de la banca venezolana al cierre de mayo de 2023.
El total activo del sistema bancario se ubicó en 209,40 mil millones de bolívares, unos 8 millones de dólares, con un crecimiento interanual de 5,27%.
Se basa en los datos de 26 instituciones que componen el sistema financiero venezolano, que consta de 22 bancos universales, tres bancos de microcrédito y un banco comercial. El estudio no incluye los saldos consolidados con sus oficinas y sucursales en el exterior, ya que se trata de actividades que crecieron con "pulmón propio" de su actividad a lo interno del país.
Tal como referimos hace algunos meses, el factor de la flexibilización de las políticas de crédito del Ejecutivo nacional sería clave para la reanimación de la actividad bancaria.
Aunque dicha política sigue siendo restrictiva con el propósito de contener el flujo de liquidez manteniendo una alta tasa de encaje legal, de igual manera para contener la devaluación y por ende la inflación, la actividad crediticia tuvo un nuevo empuje desde que el presidente Nicolás Maduro anunció en enero que un 30% de los haberes en divisas en la banca nacional se podría destinar al desarrollo de las actividades económicas.
En consecuencia, la cartera crediticia registró un valor de 954,60 millones de dólares. Esto representa 11,93% del total activo. Adicionalmente, la morosidad de cartera presentó una disminución de 4,03 puntos porcentuales, ubicándose en 2,68%, lo cual es un buen indicador.
La combinación de un aumento de la actividad crediticia aunada a una bajísima morosidad es señal de que la actividad de crédito se está moviendo, que la inversión del crédito retorna a las entidades financieras y que, además, las actividades económicas apoyadas con créditos se están encaminando.
- Por su parte, la provisión de cartera sobre cartera bruta inmovilizada creció en 153,12 puntos porcentuales, exhibiendo un indicador de cobertura de 216,14%.
- El pasivo disminuyó 3,25% respecto al mismo periodo del año anterior, ubicándose en 161,19 millones de dólares. El patrimonio neto quedó en 41,57 mil millones de bolívares, equivalentes a 1,59 millones de dólares. Mantiene así un peso en el balance de 19,85%.
En consecuencia, y a la luz de estos indicadores, la ganancia del sistema financiero venezolano quedó en 6,64 mil millones de bolívares (253,78 millones de dólares), denotando un ascenso de 924,16% respecto al mismo periodo del año previo.
Aunque un crecimiento de 924% es sumamente grande, las ganancias netas de la banca nacional expresadas en dólares siguen estando lejos si se compara con los años anteriores al bloqueo.
Ese diferencial denota el agujero que ha generado en las finanzas (incluyendo a bancos privados) el no ingreso de un aproximado superior a los 50 mil millones de dólares que solían ingresar al país por factura petrolera.
3. Enfriamiento de la actividad comercial
Durante este año, diversas firmas privadas han hablado de una desaceleración de la actividad comercial. A falta de indicadores emanados por el Banco Central de Venezuela (BCV), esto no ha sido corroborado de manera oficial.
El consumo masivo, principalmente de alimentos, cayó "entre un 16 y un 20%" en enero y febrero respecto al mismo periodo del año pasado, mientras que los cálculos del Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), que involucra a todos los sectores, muestraron una contracción de hasta un 35% solo en enero, según estimaciones reseñadas por Datanálisis en marzo.
El economista Luis Arturo Bárcenas, jefe de la firma Ecoanalítica, indicó en marzo que factores como la alta devaluación y aceleración de la inflación de inicios de año, y la "destacada" reducción de la actividad comercial, "hacen pensar que todavía en la economía subyacen elementos de vulnerabilidad que están explotando en este momento y crean esta suerte de parón".
El pasado 15 de junio la presidenta de Consecomercio, Tiziana Polesel, refirió una reducción en las ventas durante los primeros cinco meses de 2023.
Polesel admitió que en marzo, abril y mayo hubo una leve recuperación de la actividad comercial, pero el balance en lo que va de año sigue siendo negativo. Las cifras de Consecomercio parecen coincidir con los análisis negativos de marzo, en los que hubo un "bajón" de la actividad durante el inicio de año, marcado por una racha de devaluación e inflación.
"Aún nos mantenemos en negativo en relación a los mismos cinco primeros meses, enero-mayo, del año pasado", dijo, al detallar que en la región oriental la caída de las ventas es de 44%, en occidente 34% y en el centro del país 21%.
La actividad comercial podría ser objeto de un pequeño empujón de mediados de año debido a la incorporación de montos bonificados de 70 dólares mensuales a beneficio de la nómina pública de más de 7 millones de personas entre trabajadores activos, jubilados y pensionados, bonos que fueron anunciados el primero de mayo en diversos montos para cada categoría.
Aunque la actividad comercial y el consumo en general podrían estabilizarse en los meses que siguen para cerrar el año en positivo, es probable que la actividad crezca de manera marginal si se compara con el crecimiento de 2022.
Tal parece que las variables devaluación e inflación serán muy influyentes, de ahí que un desbarajuste podría arruinar los indicadores llevándolos a terreno negativo. Estos elementos refieren que el Ejecutivo nacional podría mantener su política restrictiva de la liquidez para contener el alza del tipo de cambio y mantener la actividad comercial en modesto crecimiento.
Los ingresos de asalariados públicos no permiten elevar significativamente sus niveles de consumo. Siguen pesando sobre la actividad comercial los límites en la disponibilidad presupuestaria por parte del gobierno nacional, lo que es un claro coletazo de las restricciones impuestas a los ingresos nacionales a causa del bloqueo.
4. Se mantiene la estabilidad cambiaria
En abril pasado comentamos que el país había recuperado terreno en estabilizar la devaluación y la inflación que escaló a inicios de año. El escenario se sigue manteniendo.
Cada año se registra una estabilidad del tipo de cambio durante los primeros meses debido a la necesidad de los sectores comerciales y empresariales de retener bolívares para el pago del Impuesto sobre la Renta (ISLR) hasta finales de marzo, lo cual causa usualmente una subida posterior. Pero en este año no se cumplió el pronóstico.
Seguidamente se esperaba que hubiera una fuerte depreciación del bolívar a expensas de los anuncios del primero de mayo, pero ello tampoco ocurrió motivado al monto modesto del aumento mediante bonos y a que esta nómina no se está cubriendo con emisión inorgánica o emisión para el financiamiento del déficit fiscal.
Es decir, el gobierno venezolano mantiene su política de sobriedad monetaria, restrictiva de la liquidez, a fin de ofrecer estabilidad cambiaria para contener la devaluación y, en consecuencia, la inflación.
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Al 30 de marzo de 2023 el dólar del BCV se cotizaba en 24,48 bolívares. Al 27 de abril, última fecha de la actividad cambiaria de ese mes, cotizaba en 24,75 bolívares por dólar. Al cierre de la jornada del 16 de junio el dólar cotizó 27,27 bolívares.
Lo importante de este indicador es que el precio del dólar, según promedio del BCV, es el que rige la mayoría de las actividades económicas y domina completamente en los sistemas de precios de negocios formales, lo cual brinda al Ejecutivo nacional una gobernanza monetaria que había perdido en los peores años de boicot económico, bloqueo, devaluación, hiperinflación y fallida regulación del tipo de cambio.
Además, el mecanismo de mesas de cambio sigue funcionando de acuerdo con lo esperado. Para la semana del 2 de junio la liquidez monetaria del año había aumentado 86,47% según cifras del BCV, pero ello no se ha visto proporcionalmente expresado en el aumento del tipo de cambio.
Conviene acotar que el proceso erróneamente llamado "intervención cambiaria" no es realmente tal sino la compra oportuna de bolívares en la economía venezolana mediante el uso de dólares. El mismo Ejecutivo compra la moneda nacional para no crearla de la nada mediante impresión, lo que claramente ha contribuido a que se contenga la inestabilidad en el tipo de cambio y, por ende, en los sistemas de precios, lo cual impacta directamente en la cotidianidad de la población.
Los últimos meses con datos oficiales de inflación son los de marzo y abril, con 6,1% y 3,8% respectivamente.