Jue. 06 Noviembre 2025 Actualizado 4:28 pm

maduro militar

Según el New York Times, las preocupaciones de Trump giran en torno a un eventual fracaso de una operación militar terrestre (Foto: Jesús Vargas / Getty Images)
¿Todas las opciones siguen sobre la mesa contra Venezuela?

Pentágono juega en llave psicológica con NYT contra Venezuela

Cinco reporteros del New York Times (NYT) publicaron un artículo el pasado 4 de noviembre en el que detallan cómo "la administración Trump ha desarrollado una serie de opciones para la acción militar en Venezuela, incluidos ataques directos contra las unidades militares que protegen al presidente Nicolás Maduro y medidas para tomar el control de los campos petroleros del país".

El texto deja claro que el supuesto "despliegue militar antidrogas" es una excusa del gobierno estadounidense para lograr condiciones internas que deriven en un golpe de Estado en Venezuela. Si bien afirma que Trump no ha decidido cómo proceder al respecto, el mensaje concreto es que la agresión militar continúa siendo una opción considerada en su entorno. Pero aquel no quiere asumir riesgos.

Dicho entorno habría solicitado al Departamento de Justicia un marco legal que respalde el cambio de régimen "sin que ello requiera la autorización del Congreso para el uso de la fuerza militar, y mucho menos una declaración de guerra". La tesis de declarar a Maduro como "objetivo legítimo" estaría cobrando fuerza y, según el esquema estipulado, las ejecuciones extrajudiciales realizadas en el Caribe y el Pacífico oriental pudieran servir como parte del ablandamiento a la opinión pública.

Las contradicciones públicas de Trump también son reseñadas por los reporteros; sin embargo, nada puede asegurarse al respecto, dado que el magnate vaciló en sus declaraciones cuando apoyó a Israel durante los ataques a Irán en junio pasado. Ha planteado pasar de los ataques contra lanchas rápidas a operaciones terrestres; pero, según el artículo, desea evitar "operaciones que puedan poner en riesgo a las tropas estadounidenses o que puedan resultar en un fracaso vergonzoso".

Las opciones "sobre la mesa"

Lo que hasta ahora se ha desarrollado es una campaña de presión psicológica que busca un quiebre interno en Venezuela. Como en la época de la "máxima presión" que tuvo a Juan Guaidó como figura visible, en esta ocasión los medios estadounidenses han aumentado la cantidad de publicaciones respecto al país con el objetivo de "cubrir" la temática, pero sin confesar su rol concreto.

Algunos de los escenarios que NYT plantea son:

  1. Operaciones de la CIA en el terreno. De manera inédita Trump develó su decisión de emitir una autorización que permite a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) realizar operaciones encubiertas dentro de Venezuela, lo que supondría "un riesgo militar, legal y político considerable", según los autores. Esto contemplaría desde operaciones de información y la creación de oposición contra Maduro hasta el sabotaje activo de su gobierno e, incluso, la propia captura; pero los detractores de esta opción creen que, de ser acertadas, estas incursiones ya habrían obtenido logros.
  2. Salida forzada de Maduro del poder. El secretario de Estado y asesor interino de Seguridad Nacional, Marco Rubio, junto a Stephen Miller, jefe de gabinete adjunto y asesor de seguridad nacional, han planteado una operación militar que derroque al presidente venezolano. Esta opción tendría tres variantes:
  • Ataques aéreos contra instalaciones militares, algunas de las cuales podrían estar involucradas en el narcotráfico, con el objetivo de debilitar el apoyo militar venezolano al presidente Maduro. Aunque esta opción haría vulnerable al mandatario venezolano, sus detractores plantean que aumentaría su apoyo popular.
  • Envío de fuerzas de operaciones especiales, como la Fuerza Delta del Ejército o el Equipo SEAL 6 de la Armada. Esta opción se enfocaría en la denominación de "líder narcoterrorista" a Maduro y en el no reconocimiento de las elecciones presidenciales de 2024.
  • Envío de fuerzas "antiterroristas" estadounidenses a tomar el control de aeródromos y al menos algunos de los campos petrolíferos e infraestructuras de Venezuela.

En las tres variantes persistiría el riesgo de una confrontación militar de larga data. Sin embargo, el quiebre interno militar en Venezuela aparece como la única opción "fiable" del plan. El leitmotiv de la presión externa y de los factores internos a ser captados por la CIA es desarticular la Fuerza Armada Nacional Bolivariana y el tejido político-social que respalda al gobierno venezolano.

La semana pasada Volker Türk, comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos, criticó los ataques en el Caribe. "Basándonos en la escasísima información proporcionada públicamente por las autoridades estadounidenses, ninguna de las personas de las embarcaciones atacadas parece suponer una amenaza inminente para la vida de otras personas o justificar de otro modo el uso de fuerza armada letal contra ellas según el Derecho Internacional", declaró Türk.

Distintos sectores políticos estadounidenses han criticado el hecho de que Trump quiere sumir su país en un conflicto bélico ya que, durante años, muchos de sus fervientes partidarios se unieron en torno a su promesa de evitar otra "guerra eterna" tras los largos conflictos estadounidenses en Asia occidental y Central.

Los críticos, tanto del Partido Demócrata como del sector MAGA, dicen que los enfoques militaristas que llevaron a gobiernos demócratas y republicanos a perpetuar guerras despilfarradoras están volviendo a salir a la palestra. Pocos hablan de los beneficios "eternos" que dichos enfoques aportan al complejo militar industrial de Estados Unidos, que aportó altos montos en donaciones a la campaña republicana.

Puerto Rico y Trinidad como plataformas del asedio

La Armada estadounidense continúa reforzando su presencia en el Caribe para aumentar la presión sobre Venezuela. El crucero de misiles guiados USS Gettysburg se encuentra en la región caribeña y se suma a una fuerza actual de ocho buques de guerra desplegados como parte de la supuesta operación antidrogas, según informó un oficial de la Armada a The War Zone. Además, el grupo de ataque del portaaviones USS Gerald R. Ford también ha recibido la orden de desplegarse en la región, pero no se espera su llegada hasta dentro de al menos una semana.

En septiembre pasado helicópteros de ataque AH-1Z Viper de la 22.ª Unidad Expedicionaria de Marines (MEU) del Cuerpo de Marines de Estados Unidos llevaron a cabo un ejercicio de entrenamiento con fuego real en el mar Caribe. A finales de octubre el Ministerio de Relaciones Exteriores y Asuntos de la Caricom de Trinidad y Tobago anunció que el destructor USS Gravely (DDG-107) de la Armada atracó en Puerto España, capital de Trinidad y Tobago, mientras la MEU realizaba entrenamiento conjunto con la Fuerza de Defensa del país vecino.

Tanto la gobernación de Puerto Rico como el gobierno de Trinidad y Tobago han aceptado servir como plataformas del asedio a Venezuela. Como respuesta a la postura hostil de la primera ministra trinitense, Kamla Persad-Bissessar, el gobierno venezolano decidió suspender los acuerdos de explotación de gas.

"Ante la amenaza de la primera ministra de convertir Trinidad y Tobago en el portaviones del imperio estadounidense contra Venezuela, contra Suramérica, queda una sola alternativa. He aprobado la medida cautelar de suspensión inmediata de todos los efectos del acuerdo energético, de todo lo convenido en esta materia", dijo el presidente Maduro la semana pasada.

Entretanto, los presidentes de Colombia, Gustavo Petro, y de Brasil, Luiz Inácio Lula da Silva, han criticado un eventual ataque militar a Venezuela, lo que ha costado amenazas internas y externas de sectores subordinados a Trump. Lo mismo ha planteado la presidenta mexicana Claudia Sheinbaum, quien resumió su posición con la frase "No al intervencionismo".

Parlamentarios y dirigentes políticos de Latinoamérica y el Caribe también se pronunciaron en una declaración "en favor de la soberanía, la seguridad y la paz duradera en nuestra región frente a la inminente amenaza de intervención armada en Venezuela".

New York Times también lo confirma: es un golpe de Estado (+saqueo)

Según el artículo de NYT, las preocupaciones de Trump, además de girar en torno a un eventual fracaso de una operación terrestre, se circunscriben al efecto de estas sobre "las enormes reservas petroleras de Venezuela, las mayores del mundo". La gestión de este recurso, en caso de un cambio de régimen, está en el tapete de las preguntas que el magnate se hace respecto a Venezuela.

La guerra contra la República Bolivariana se ha fraguado desde muchísimo antes de la toma de posesión de Trump; se ha ido tejiendo la condición de "enemigo" mediante la persecución a la migración venezolana, para lo cual Trump echó mano de la Ley de Enemigos Extranjeros (Alien Enemies Act) de 1798. Esto continuó con el reciclaje mediático del supuesto Cártel de los Soles, para lo cual se forzaron declaraciones de exfuncionarios venezolanos.

Sin embargo, el artículo de NYT describe que T. Elliot Gaiser, director de la Oficina de Asesoría Legal del Departamento de Estado, declaró ante el Congreso estadounidense que la administración Trump "no considera que la operación de ataque naval contra Venezuela constituyera el tipo de 'hostilidades' contempladas en la Ley de Poderes de Guerra de 1973". Pareciera que, a lo interno, la ruta bélica tiene más obstáculos de los pensados por Rubio; uno de ellos pareciera ser las dudas de Trump.

La realidad subyacente es que el gobierno venezolano ha expresado el deseo de exportar petróleo y otros commodities bajo condiciones soberanas, y allí ha radicado el conflicto con las élites estadounidenses. Ante ello, la prensa estadounidense ha intentado incubar la tesis de que, desde Caracas, se le habrían ofrecido condiciones preferenciales a empresas de ese país. Mientras esa prensa sostiene dichas teorías, Venezuela mantiene y profundiza asociaciones estratégicas con China, Rusia e Irán.

El medio estadounidense devela cómo las acusaciones de "narcoterrorismo" contra Maduro son solo un medio para hacerse del petróleo venezolano y cómo el entorno de Trump diseña artilugios que validen el asalto. Sencillamente confirma lo que desde Caracas se ha afirmado y hace una disección exacta de cómo se sigue construyendo la excusa para imponer en Venezuela un gobierno que sea útil a los intereses unipolares del Norte Global.

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