Este jueves 25 de enero los gobiernos de Estados Unidos y de Irak anunciaron un acuerdo para comenzar, en los próximos días, a trazar una hoja de ruta que permita la retirada de las tropas de Estados Unidos del país de Asia Occidental.
Ambas partes acordaron la creación de grupos de trabajo con miras a esta transición, condicionada por el Departamento de Defensa de EE.UU. a tres factores claves a resolver: la amenaza de Estado Islámico, los requisitos operativos y del entorno, y los niveles de capacitación de las fuerzas de seguridad iraquíes.
Por su parte, Bagdad presiona para que se fije una fecha a la salida de las tropas estadounidenses en respuesta a los bombardeos lanzados por el Pentágono contra funcionarios y posiciones de las Unidades de Movilización Popular (UMP) dentro de Irak, lo que es considerado como un daño a la soberanía del país y una forma de escalar el conflicto.
Las UMP tienen facciones locales que operan bajo el paraguas de la Resistencia Islámica en Irak (IRI), y desde que Israel lanzó la campaña genocida en la Franja de Gaza la resistencia ha hecho más de 150 ataques contra bases estadounidenses en Irak y Siria en represalia por el apoyo de Washington a los asesinatos de palestinos.
La Coalición Internacional contra el Estado Islámico de Irak y el Levante se estableció contra el grupo yihadista que ya ocupaba territorios de Irak y Siria. Desde entonces ha estado dirigida por el Mando Central de los Estados Unidos en coordinación con más de 30 países.
Actualmente permanecen unos 2 500 soldados estadounidenses en Irak y otros 900 en Siria como parte de la supuesta coalición, pero la realidad es que en territorio sirio su permanencia está signada por sus intereses energéticos, ya que desde 2015 están robando el petróleo de esa nación con ganancias que ascienden a más de 115 mil millones de dólares desde su ocupación.
Lo cierto es que el motivo por el que se instaló esta coalición, el Grupo Islámico, está casi extinto y se ha venido cuestionando su permanencia en la región. Y este cuestionamiento surgió a partir de la llegada de 1 500 tropas estadounidenses a Irak y Siria, como parte del reforzamiento ante la escalda del conflicto producto de la guerra de Israel contra Gaza y el conflicto en el mar Rojo.
"Recalcamos nuestra firme posición de poner fin a la existencia de la coalición internacional después de que hayan terminado las justificaciones de su existencia", afirmó el primer ministro iraquí, Mohammed Shia al-Sudani, tras el ataque estadounidense al complejo del Ministerio del Interior en el que murió un alto dirigente de las Unidades de Movilización Popular (PMU).
Si bien no hay una fecha concreta, ya hay un consenso sobre el rechazo a la permanencia de Estados Unidos en Irak, tensión que aumenta por los ataques de la resistencia a sus bases militares. El retiro de las tropas foráneas de este país devastado por la guerra significaría una derrota similar a la que tuvo con la salida de Afganistán, donde 20 años de permanencia no lograron más que masacres y un gasto militar exorbitante.