Sáb. 23 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 6:34 pm

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La NRA utilizó esta frase como mensaje de festejo del 4 de julio: "Somos un país por las almas valientes con armas que valoraron y lucharon por nuestra libertad" (Foto: Archivo)

Tiroteos y muerte en Estados Unidos: una plaga comercializada

La semana que finaliza ha estado marcada, por lo menos en la agenda mediática, por noticias sobre tiroteos en el territorio estadounidense. Tan solo el 4 de julio hubo tiroteos reportados en casi todos los estados de la Unión que mataron al menos a 220 personas e hirieron a cerca de otras 570, según el Archivo de Violencia Armada.

Dicha base de datos, que recopila información sobre muertes y lesiones vinculadas a incidentes con armas de fuego disparadas, actualizó sus registros el martes 5 de julio por la mañana mostrando que la cantidad de tiroteos durante el fin de semana fue casi igual a la cantidad de lesiones resultantes, con más de 500 casos de tiroteos documentados en todo el país entre el viernes 1° y el lunes 4. Solo hubo cinco estados donde no se informaron uno o más tiroteos en ese período de tiempo.

Once de esos incidentes fueron clasificados como tiroteos masivos. Así se califica a cualquier situación en la que cuatro o más personas, excluyendo al tirador, mueren o resultan heridas por disparos. Además, la base de datos enumera 315 tiroteos masivos en todo el país desde principios de este año y aproximadamente 22 mil 500 muertes causadas por cualquier forma de violencia armada. En 2021, más de 180 personas murieron y 516 resultaron heridas en tiroteos que tuvieron lugar durante el mismo fin de semana del 4 de julio.

"Una plaga singularmente estadounidense"

Mirko C. Trudeau, del Observatorio de Estudios Macroeconómicos de Nueva York, ha realizado un análisis de estos hechos emitiendo una serie de datos que por sí solos facilitan el análisis: en Estados Unidos hay cerca de 1,2 armas de fuego por habitante, pero además se trata del país más belicoso y violento, el que más guerras ha emprendido en su historia, el que mantiene el mayor número de tropas y bases militares fuera de su territorio y el que encabeza las cifras mundiales del gasto en armamento.

Quizás el retrato de los efectos de la violencia armada fue Highland Park, un suburbio de Illinois ubicado al norte de Chicago, donde al menos siete personas murieron y más de dos docenas resultaron heridas cuando un individuo decidió celebrar el 246 aniversario de la Declaración de Independencia disparando a distancia contra el desfile del 4 de julio del vecindario.

El gobernador de Illinois, J. B. Pritzker, declaró que "esos ataques constituyen nuestra plaga singularmente estadounidense", luego de que algunas de las víctimas, incluido al menos un niño, se encontraran en estado crítico cuando fueron transportadas desde la escena.

Aun cuando el fiscal general Merrick Garland manifestó también que "el Departamento de Justicia se compromete a hacer todo lo posible para proteger a nuestras comunidades de los delitos violentos y poner fin a la plaga de la violencia armada", en mayo pasado se registró un tiroteo masivo en la escuela primaria Robb en Uvalde, Texas, que terminó con la vida de 21 personas: dos maestras y 19 niños de entre seis y 11 años. Mientras el tirador, Salvador Ramos de 18 años, fue abatido por los cuerpos policiales.

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Cuerpos de seguridad ante un monumento después de un tiroteo masivo en la escuela primaria Robb el 26 de mayo de 2022 en Uvalde, Texas (Foto: Brandon Bell / Forbes)

Esto causó que las acciones de Smith & Wesson Brands, el mayor fabricante de armas de fuego cortas en Estados Unidos, subieran un 9%, mientras que las de otros fabricantes, como Vista Outdoor sumaron un 6,74% y las de Sturm Ruger & Company un 3,46%.

A los tiroteos masivos se suma la violencia policial. En la actualidad, la ciudadanía estadounidense puede presenciar un alto componente militarizado en los cuerpos policiales, sobre todo cuando enfrentan las manifestaciones y protestas de calle. Esto incluye ametralladoras pesadas y vehículos blindados sobrantes de la Guerra del Golfo en 2003 y de otras aventuras guerreristas del estamento corporativo que dirige al bipartidismo en Washington.

Entre 2010 y 2016, 83 personas murieron durante "registros sin aviso" (o allanamientos ilegales), así como 13 policías que forman parte de equipos SWAT que se han generalizado y atienden delitos menores como la posesión de drogas para uso personal o la falta de pago del alquiler o una multa, todos los delincuentes o presuntos delincuentes son estereotipados como violentos, y su arresto conduce a tiroteos y muertes.

Dice Phil Hearse, de Anti*Capitalist Resistance, que la violencia está anclada a la historia de las fuerzas policiales estadounidenses desde que en los estados del sur existiera la "patrulla de esclavos", cuya misión era mantener a los esclavos bajo control por la vía violenta.

El culto al arma de fuego: épica blanca y excepcionalismo

Según los periodistas Amy Goodman y Denis Poymhan, los estadounidenses acumulan casi la mitad de todas las armas de propiedad civil en el planeta. Tan solo en Texas, todos los ciudadanos mayores de 21 años tienen derecho a portar un arma de fuego en público, sin la necesidad de contar con un permiso previo. La capacitación y la toma de huellas dactilares no es necesaria, lo que hace que la compra y portación de armas sea más asequible.

La narrativa hollywoodense apuntaló el genocidio indígena y la esclavización como eje de la épica blanca y excepcionalista que hoy fluye por las venas y arterias de un sistema enfermo y sin otro referente que no sea la guerra y la exclusión. Así se crean o fortalecen los mitos y estereotipos en torno a la colonización del lejano oeste, el fetiche de las armas en manos de los ciudadanos, constitucionalmente garantizado, y la obsesión corporativa-legislativa por no regular la venta libre de todo tipo de armamento, como el usado una y otra vez por los supuestos psicópatas que protagonizan dramáticos y horrendos crímenes.

Aun cuando la sociedad estadounidense puede ser caldo de cultivo para las escenas dantescas que mantienen en vilo a las mayorías, queda la pregunta respecto a qué componentes espirituales o existenciales están detrás de los llamados "lobos solitarios" que las protagonizan, quién o quiénes pudieran estar captándoles y con qué objeto o interés.

Lo que sí evidencia el armamentismo colectivizado es el funcionamiento del capitalismo estadounidense y de la cultura popular que genera. En esa "plaga" orbitan la policía militarizada, la violencia racista, el aumento de las milicias de extrema derecha, la violencia armada contra las mujeres, un aparato militar que ha masacrado a millones de personas desde el final de la Segunda Guerra Mundial, y la glorificación de la violencia armada en la cultura popular.

Hay, además, un hecho crucial que se debe examinar: de todas las muertes causadas por armas de fuego, el 54% son suicidios. ¿Qué hace que los jóvenes, principalmente los hombres jóvenes, se suiciden?

La poderosa Asociación Nacional del Rifle (NRA, por sus siglas en inglés) utilizó esta frase como mensaje de festejo del 4 de julio: "Somos un país por las almas valientes con armas que valoraron y lucharon por nuestra libertad". Es un resumen del imaginario que ha convertido a las armas de fuego en un símbolo nacional asociado al origen de la Unión y al patriotismo oficial no exento de guerrerismo y una noción de libertad defendida en detrimento de la de otros pueblos y etnias.

La Suprema Corte de Justicia aprobó una resolución que permite a los gobiernos de los estados anular los pocos controles que existen en algunos de ellos para la adquisición de armas de fuego, especialmente fusiles de asalto semiautomáticos como los que se han usado en la mayoría de los tiroteos. La NRA utiliza cada nueva masacre para argumentar a favor de mayores facilidades en la compra de armas y de la portación indiscriminada de éstas por la ciudadanía.

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Miembros del movimiento de patrulla Minuteman, grupo paramilitar que actúa de manera voluntaria para vigilar las regiones fronterizas y supuestamente reportar ingresos ilegales (Foto: Los Angeles Times)

He allí el motivo del alza en las acciones: una anticipación de los inversores, quienes creen que habrá un aumento en las ventas por el temor a que aprueben nuevas leyes en el estado para el control de armas de fuego a consecuencia de alguna masacre. Cada vez que hay un tiroteo en Estados Unidos se abre el debate sobre el control de armas de fuego, pero siempre termina topándose con un muro "libertariano" que defiende el derecho a portar armas en defensa propia debido a lo establecido en la Segunda Enmienda de la Constitución del país.

En 2012, la NRA reveló que cerca de 5 millones de personas se volvieron miembros de la Asociación tras el tiroteo de 2012 en la escuela Sandy Hook, pero tiempo después se supo que inflaron la cifra y la rebajaron a 3 millones de nuevos socios. Sigue siendo una cifra grande y preocupante que respalda el fenómeno de la compra de armas ante posibles restricciones venideras después de tiroteos.

La hegemonía de los fabricantes de armas y sus grietas

En junio pasado hubo un acuerdo republicano-demócrata sobre la verificación de antecedentes para menores de 21 años. Fue liderado por el senador demócrata Chris Murphy y firmado por Joe Biden el 25 de junio. Dos días antes, el Tribunal Supremo de Estados Unidos había fallado por seis votos a favor y tres en contra de declarar constitucional el poder portar armas de forma pública y fuera del hogar, como parte de la Segunda Enmienda, lo que "amplió el derecho" de una persona a poseer armas de fuego en la esfera privada y solo para defensa propia.

La ley firmada por Biden busca incentivar a los estados para que aprueben las llamadas leyes de "bandera roja", que autorizarán a las fuerzas del orden solicitar la retirada temporal de las armas de fuego a cualquiera que constituya una amenaza para sí mismo o para la sociedad.

Otros aspectos de la ley bipartidista:

  • Aclara quién puede ser distribuidor de armas de fuego con licencia federal y recoge nuevos mecanismos para luchar contra los delincuentes que compran y trafican ilegalmente pistolas y rifles.
  • Incluirá a los agresores vinculados a los casos de violencia doméstica en el Sistema Nacional de Verificación Instantánea de Antecedentes Penales de Estados Unidos.
  • Se prevé proporcionar recursos adicionales a las autoridades locales con el fin de mejorar los servicios de salud mental y reforzar las medidas de seguridad en las escuelas.

El plan se convertiría en una de las leyes más importantes en materia de armas en casi tres décadas, aunque las medidas acordadas están muy lejos de lo que los demócratas han propuesto tras las recientes masacres y de lo que el presidente estadounidense Joe Biden ha defendido.

Por su parte, las familias de los niños y profesores asesinados en la masacre de la escuela primaria Robb evalúan si demandan al fabricante de armas cuyo rifle semiautomático AR-15 se usó en el ataque. Su principal desafío sería superar la Ley de Protección del Comercio Legal de Armas (PLCAA), una ley federal de 2005 diseñada para defender a los fabricantes de armas de reclamaciones civiles cuando sus productos se usan para matar personas. Hasta hace unos años, se suponía que la PLCAA protegía a la industria de las demandas por tiroteos masivos y otros actos de violencia, pero en los últimos años, las sentencias de Connecticut, Indiana y Pennsylvania han cambiado esa suposición, y Texas podría ser el siguiente.

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Asistentes a la reunión anual de la Asociación Nacional del Rifle en Indianápolis, Indiana, en abril de 2019 (Foto: Lucas Jackson / The National Review)

Un resquicio por donde pudieran colarse los demandantes y sus abogados está en encajar sus reclamaciones dentro de las excepciones de la PLCAA, que no protege a los fabricantes de armas de la conducta ilegal bajo las leyes estatales. Sin embargo, lo que constituye exactamente una "conducta ilegal" está en disputa.

No hay ningún esfuerzo viable en marcha para enmendar o desechar PLCAA, que está custodiada por la NRA y el Partido Republicano. De hecho, si los legisladores consiguieran eliminarla, muchos estados tienen leyes similares en vigor y dejaría todo en manos de los tribunales, por ahora, la determinación de si el comportamiento de la industria es legal. La cuestión central es si los delincuentes que usan armas son los únicos responsables de sus actos o si los fabricantes de armas de fuego comparten parte de la culpa como resultado de sus prácticas de comercialización y distribución.

El Comité de Supervisión y Reforma del Congreso estadounidense llamó a declarar el próximo 20 de julio a los directores generales de Daniel Defense, Smith & Wesson Brands y Sturm, Ruger & Company tras una investigación, iniciada en mayo pasado, sobre la venta de rifles de asalto a civiles por parte de los fabricantes de armas del país. Se busca recabar información sobre los beneficios que han tenido estas compañías con la venta de rifles semiautomáticos como los AR-15, a propósito de lo ocurrido en Highland Park.

El sospechoso compró el arma del tiroteo, un rifle de alto calibre, de manera legal, y además tenía otras armas de fuego, que también adquirió legalmente.

¿La guerra que viene o que ya llegó?

El escenario de confrontación social ha sido descrito en esta tribuna, tiene como protagonistas al movimiento de milicias de extrema derecha, que ha ido en aumento desde hace unos años. Estudios afirman que han matado a 329 personas desde 1990 frente a 92 de terroristas islamistas. Poco se sabe sobre cuántas personas hay en las milicias armadas, pero ciertamente es de decenas de miles, y tienen una aprobación generalizada tanto dentro del Partido Republicano como en las policías.

Por otra parte, las principales víctimas son las comunidades que mueren por la violencia armada desde 2012. Casi 15 mil han sido de la comunidad negra (poco menos del 40%) siendo alrededor del 13% de la población; las muertes en las comunidades negras constituyen alrededor del 58% de los asesinatos con armas de fuego. La violencia de las bandas de narcotraficantes es uno de los motivos más comunes, producto de la pobreza racializada que domina en el país.

Girando en torno al extremismo de la libertad representada en el arma de fuego, la sociedad estadounidense tiene el reto de preguntarse por qué las armas legales e ilegales son tan fáciles de conseguir, por qué la violencia es tan rutinaria en la cultura popular y por qué las armas se han convertido en una hormona masculina más.

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