En Davos se pudo confirmar el hecho de que está roto el consenso de la guerra total que se está llevando a cabo desde Occidente contra Rusia, tanto desde el punto de vista económico, financiero y comercial, como desde el punto de vista de la guerra en sí.
No hace mucho, publicamos en nuestro portal una noticia referente al consejo que el político veterano Henry Kissinger le dio a los artífices de la guerra en Ucrania, durante su participación en las sesiones del Foro Económico Mundial. Dijo, entre otras cosas, que sería "fatal" para Occidente dejarse llevar por "el estado de ánimo del momento" y olvidarse de la posición de poder de Rusia sobre Europa.
Cómo el gobierno de Estados Unidos y sus subordinados en el continente europeo han ido desarrollando el conflicto ha conseguido que las líneas divisoras entre Rusia y Occidente se endurezcan, y que el primero se separe aún más del segundo.
En consecuencia, señaló Kissinger, "nos enfrentamos a una situación en la que Rusia podría alejarse por completo de Europa y buscar una alianza permanente en otro lugar". Lo siguiente, a partir de allí, es volver a "distancias diplomáticas similares a las de la Guerra Fría, lo que nos hará retroceder décadas". Para Kissinger, este escenario es lo suficientemente indeseable como para llamar la atención y pedir a las élites globales que se esfuercen "por lograr una paz a largo plazo".
Y va más allá. Kissinger planteó en la conferencia que, de ser necesario, "la línea divisoria debería ser un retorno al statu quo anterior. Continuar la guerra más allá de ese punto no se trataría de la libertad de Ucrania, sino de una nueva guerra contra la propia Rusia".
Para el exsecretario de Estado norteamericano no solo se trata de poner fin a la guerra, sugiere que para lograrlo se debe llegar a un acuerdo que deja a Occidente en una posición muy por debajo de las expectativas que tenía cuando el conflicto arrancó.
Detener la guerra y ceder territorio
Esta posición no está tan fuera de la tendencia común, como uno creería que ocurriría dentro de los grupos beligerantes en Estados Unidos y la Unión Europea. Además, ilustra hasta qué punto Occidente está consciente del tamaño de su derrota. El escritor y analista Alastair Crooke, en un artículo del 30 de mayo, recopila varias posiciones que coinciden con la de Kissinger y que, según su punto de vista, son señales de las grietas que comienzan aparecer en el consenso sobre la guerra en Ucrania.
Revisemos algunas de las fisuras. En la Unión Europea hace rato que eran evidentes, amén de la crisis alimentaria y energética que se profundiza fronteras adentro, por la política sancionatoria contra Rusia. En Estados Unidos no era tan fácil notar las divisiones sobre los objetivos de la guerra, pero eso ha ido cambiando a medida que se prolonga el conflicto sin ningún saldo positivo para los detractores del país euroasiático.
Eric Cantor, congresista republicano y figura clave en la política de sanciones estadounidenses contra Irán, opinó en el Foro de Davos que no estaba seguro de que la unidad en Washington pudiese durar. "Es posible que no obtengamos la próxima votación", advirtió, tomando en cuenta que cuando se aprobó el último paquete de ayuda de 40 mil millones de dólares para Ucrania, 11 senadores republicanos y 57 congresistas votaron en contra.
Sobre el aislamiento total de Rusia, Cantor dijo que para que eso ocurriera tendría que haber disposición a irse a una guerra de sanciones secundarias contra China, India y decenas de Estados que no acompañaron la resolución en las Naciones Unidas que acusaba a Rusia de una supuesta invasión en Ucrania. Continuar por ese camino sería caer en el peligro de exagerar, añadió Cantor.
Podríamos decir que el comentario del político estadounidense es acertado, pero sería restarle fuerza a las denuncias que las naciones económicamente emergentes han hecho hasta el hartazgo sobre la desastrosa estrategia unilateral de Washington.
En cambio, deberíamos ver lo que el ministro de Energía de India, Shri Hardeep Puri, reclamó en Davos después de rechazar las presiones para que su país dejase de comprar petróleo ruso. "Los europeos compran más energía rusa en una tarde que nosotros en un trimestre", dijo.
Las señales del desmoronamiento de la coalición occidental contra Moscú no solo se ven en el Foro de Davos, frente a los más altos representantes del poder económico global. Antes, el equipo editorial del New York Times publicó un artículo en el que apremia a Volodímir Zelenski a negociar con el gobierno del presidente Vladímir Putin. Al igual que Kissinger, el periódico concluye que en las negociaciones habrá que hacer sacrificios territoriales.
"El artículo atrajo un rechazo indignado y enojado en Europa y Occidente, posiblemente porque, aunque presentado como un consejo para Kiev, su objetivo era evidentemente Washington y Londres (los archibeligerantes)", escribe Crooke.
Las máquinas de propaganda no disimulan la derrota
Los medios hegemónicos se están esforzando menos en ocultar con propaganda lo que realmente está ocurriendo en el combate en Ucrania, cuando Rusia ya domina junto con las fuerzas militares de las repúblicas de Donestk y Lugansk la mayor parte del Dombás, mientras que Kiev no tiene ningún avance significativo y sus fuerzas en el frente oriental comienzan a colapsar.
Lo último en ese sentido son los efectivos ataques de la artillería rusa hacia las tropas ucranianas en primera línea que el New York Times y el Washington Post ahora difunden sin filtros, así confesando de antemano que la OTAN está derrotada en el terreno.
Esto dice el New York Times:
"Bajo el fuego del arsenal de largo alcance de Rusia y enfrentándose a una necesidad desesperada de municiones y armas, las fuerzas ucranianas siguen estando superadas en el largo y accidentado frente oriental, según analistas militares, funcionarios ucranianos y soldados sobre el terreno".
Y esto publica el Washington Post sobre el mal rato que están pasando los soldados ucranianos:
"'Setenta personas de mi batallón resultaron heridas la semana pasada', dijo un soldado y conductor de ambulancia justo afuera de las puertas del hospital que se identificó solo como Vlad, de 29 años. 'Perdí demasiados amigos; es difícil para mí. No sé cuantos… Está empeorando cada día'".
La noche anterior, dijo, el bombardeo fue tan fuerte que apenas pudo dormir. 'Todo es bombardeo de artillería', dijo. 'Todos los heridos vienen de metralla. La mayoría de los tipos en las trincheras ni siquiera han visto al enemigo cara a cara'".
Estamos en un punto en el que ya ni siquiera hay falsas noticias para evadir o ayudar a lidiar con el fracaso, como lo hubo al principio para intentar desprestigiar la operación militar rusa.
Mientras aquello ocurre, crece el temor dentro de ciertos círculos del establishment estadounidense y europeo de que van a perder la guerra en Ucrania, lo que ya está ocurriendo en el terreno, y, al mismo tiempo, crecen las sospechas de que esa aventura belicosa en contra de una nación con el nivel militar y económico de Rusia se convertirá en otra derrota mucho más humillante que la que ya hubo en Afganistán hace apenas unos cuantos meses atrás, y que el resto del mundo esté ahí para ver esa clase de espectáculo en tiempo real es algo que no quieren permitir.
Demasiado tarde.