Jue. 28 Marzo 2024 Actualizado ayer a las 8:41 pm

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Las mal llamadas sanciones estadounidenses ponen en peligro el estatus del dólar a largo plazo como moneda de reserva dominante en el mundo (Foto: Clyde & Co)

Derivas y consecuencias de la guerra financiera de EEUU contra el mundo

Una de las armas más utilizadas por Estados Unidos es el dólar, sostenido por el negocio petrolero global y el ejército del Pentágono, que domina el sistema financiero al ser la moneda más usada en transacciones a nivel mundial y que funciona como reserva. Esto hace del dólar estadounidense una herramienta voluptuosa que, mediante las mal llamadas sanciones financieras, puede asfixiar la economía de la preferencia de la Casa Blanca sin mayores riesgos.

Sin embargo, a lo interno de los Estados Unidos se ha empezado a conformar una masa crítica en torno al impacto que tienen las medidas coercitivas unilaterales (MCU) que emanan de Washington sobre la misma supremacía financiera centrada en el dólar estadounidense. Aunque el consenso generalizado es que el principal país del Norte global está llamado a liderar el campo de las finanzas mundiales, la estrategia sancionatoria ha mermado esa fortaleza.

En específico, un tanque de pensamiento estadounidense, Defense Priorities, ha llamado la atención sobre este apartado y ha recomendado una modificación a la política sancionatoria de los Estados Unidos. En un breve informe titulado "Recalibración de las sanciones para preservar la hegemonía financiera de Estados Unidos", publicado en su web, el think-tank de Washington juzga desde el principio que las MCU son "una herramienta de política exterior sobreutilizada" y analiza en detalle y de manera concisa el impacto de este proceder.

Destino Manifiesto financiero

El informe caracteriza que "el dominio de Estados Unidos en el sistema económico y financiero mundial proporciona una influencia inigualable para coaccionar a otros países mediante sanciones", sin embargo, las MCU "se han utilizado en exceso para castigar y señalar desaprobación, más que como una herramienta para servir a fines alcanzables de la política exterior estadounidense".

La guerra financiera de Estados Unidos contra el resto del mundo no parece dar los frutos que promete, si se toma en cuenta la experiencia empírica, por ejemplo, de los ataques económicos, financieros y comerciales del Norte contra Venezuela, que han lesionado de manera sensible a todo lo que respira en el país, pero no termina de cuajar la campaña de "máxima presión" en un definitivo "cambio de régimen" que coloque a los actores pro-estadounidenses en el poder del Estado venezolano en detrimento del chavismo.

De hecho, dice el tanque de pensamiento, "las sanciones rara vez tienen éxito porque (1) tienden a exigir a los Estados que cesen las actividades que sus líderes consideran críticas para su gobierno o seguridad y (2) a menudo se pueden abrir otros mercados para reemplazar el cierre de esas sanciones".

Esos dos factores tienen un costo para Estados Unidos: diluyen su poder con el tiempo, "ya que los Estados buscan alternativas al sistema financiero dominado por Estados Unidos que los expone al castigo", además de que "aumentan la tensión, imponen penurias a la población civil y pueden crear hostilidad a largo plazo".

    A pesar de la estrategia fracasada de las "sanciones", Washington está aumentando su uso, dice Defense Priorities: "Mientras que la administración Clinton promedió alrededor de 8 nuevas designaciones de sanciones por año, la administración Obama promedió más de 525 por año, y la administración Trump agregó más de 975 por año".

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    La cantidad de Estados, entidades e individuos agregados a la lista sancionatoria de Estados Unidos aumenta cada año (Foto: Defense Priorities)

    Defense Priorities juzga que "si bien las sanciones no deben abandonarse por completo, Estados Unidos debe implementarlas juiciosamente abandonando las demandas políticas maximalistas, estableciendo expectativas claras sobre resultados políticos realistas y declarando de antemano el proceso y los beneficios de la eliminación".

    Aunque el tanque de pensamiento aboga por fortalecer el poder estadounidense, la caracterización de la situación sugiere de manera clara que Washington erosiona su hegemonía financiera con una política que lo aísla cada vez más de la imagen de Destino Manifiesto en defensa de los derechos humanos y la democracia liberal. La arrogancia sancionatoria no tiene la eficacia que ostenta en el discurso.

    Tipos de MCU estadounidenses

    Vale la pena repasar brevemente los tipos de "sanciones" que Washington utiliza para socavar su propia hegemonía financiera, mencionados por el think-tank norteamericano.

    1. Sanciones económicas, que "aislan a los Estados de los mercados de bienes. El largo embargo estadounidense a Cuba es un ejemplo", dice Defense Priorities.
    2. Sanciones financieras, que cortan "el acceso a los mercados bancarios, de capital y del dólar", son utilizadas usualmente en el contexto de lo que el marketing político de la Casa Blanca denomina "la guerra contra el terrorismo" contra actores estatales y no estatales. Los bloqueos financieros contra Irán y Venezuela, profundizados durante la administración Trump, son ejemplos de este tipo de MCU.
    3. Sanciones individuales, que "aplican restricciones económicas, financieras y de viaje contra personas en particular, a menudo élites políticas y empresariales en países extranjeros". El uso de este tipo de MCU puede afectar sensiblemente los negocios de un Estado si se condena a un actor gubernamental con funciones económicas específicas, como el caso de Alex Saab.
    4. Sanciones secundarias, dirigidas contra "actores económicos por hacer negocios con entidades o Estados sancionados". Las amenazas a terceros que se "atrevan" a desafiar los dictados del Departamento del Tesoro suelen acompañarse de esta batería sancionatoria.

    En el caso venezolano, todos los tipos de MCU descritos por el think-tank de Washington se aplican, causando una asfixia económica, financiera y comercial similar a la que históricamente han sufrido países como Cuba, Corea del Norte, Irán y Siria. Las denuncias sobre las prácticas estadounidenses por parte de todos estos países han sido notorias y llevadas incluso a instancias internacionales como la Organización de Naciones Unidas y la Corte Penal Internacional.

    POR QUÉ LAS MCU RARA VEZ FUNCIONAN

    En esto el informe de Defense Priorities es categórico: las MCU no funcionan porque precisamente es una sola entidad la que las emite, aun cuando otros Estados aliados de Washington las respalden con algunas acciones. "Si bien pueden causar daños económicos, las sanciones son más efectivas para cambiar el comportamiento cuando se imponen de manera multilateral, cuando las demandas son modestas, cuando se dirigen a Estados débiles y cuando hay un camino claro hacia el alivio", dice el tanque de pensamiento.

    Dichos parámetros no aplican a los actuales regímenes de MCU estadounidenses, y sus consecuencias "no han logrado generar cambios importantes. Las recientes sanciones estadounidenses tienden a ser unilaterales, acompañadas de demandas maximalistas y dirigidas a potencias cada vez más fuertes". Con esto último se refiere a países como China y Rusia, objetos de "sanciones" debido a la competencia hegemónica en los planos económico y militar respectivamente.

    Además, reseña Defense Priorities, "a menudo el objetivo, receloso de capitular ante lo que percibe como intereses nacionales fundamentales y temeroso de que mostrar debilidad provoque más castigos, responde resistiendo la presión y redoblando su comportamiento anterior". El plano subjetivo del país sancionado no es tomado en cuenta en los pasillos de la Casa Blanca y del Congreso estadounidense, siendo la actitud unilateral un factor decisivo en el fracaso de los objetivos políticos de las MCU.

    A ello se adhiere el hecho de que las "sanciones económicas", como el embargo petrolero contra Venezuela, "también fracasan porque los nuevos actores nacionales u otros Estados a menudo pueden intervenir en la brecha para satisfacer las necesidades del mercado en el Estado sancionado", como hemos visto en el frente energético nacional y las relaciones con Irán, que han transportado gasolina y otros productos primarios a la economía venezolana en el marco de una cooperación de negocios y solidaridad entre dos Estados víctimas de bloqueos económicos, financieros y comerciales.

    Ante estos hechos, que abren otras posibilidades de mercados distintos a lo impuesto por el dolarcentrismo, dice el think-tank que asimismo "las sanciones pueden causar sufrimiento a la población civil y hacer que las personas empobrecidas dependan más del gobierno sancionado. Esto alimenta poderosas reacciones nacionalistas contra Estados Unidos, lo que hace que la resistencia a las demandas estadounidenses sea políticamente valiosa".

    Lo último puede avistarse claramente con las campañas que se produjeron en Venezuela tanto por el gobierno del presidente Nicolás Maduro como desde la base social nacional en favor de las exigencias al cese del bloqueo estadounidense sobre el país. Incluso, aunque no se destaque por ser una posición nacionalista, Fedecámaras (entidad que no se caracteriza por su apoyo a las políticas chavistas sino todo lo contrario) reconoce que las MCU contra Venezuela han mermado las capacidades empresariales del país y se muestra dispuesta a gestionar un cabildeo a favor de la revocatoria de "sanciones".

    Balance de la desdolarización global

    Por otro lado, existe un aspecto importante mencionado por el tanque de pensamiento norteamericano y que luego profundiza de manera concisa: el hecho de que se use cada vez menos el dólar y el sistema financiero basada en su supremacía. Citamos de manera extensa los datos y el análisis que aporta el informe:

    "El dólar estadounidense (USD) sigue siendo la moneda de reserva dominante en el mundo y es el medio de cambio predominante para la mayor parte del comercio mundial. El dominio del sistema financiero global permite a Estados Unidos imponer costosas sanciones financieras a países y entidades.

    "El USD representa más del 60% de las reservas de divisas y la mitad de los préstamos del mundo están denominados en USD. Entre los beneficios económicos del dominio del USD se encuentran las tasas de endeudamiento más bajas, lo que permite un gasto deficitario masivo de Estados Unidos.

    "Los bancos estadounidenses son fundamentales para liquidar transacciones internacionales, incluso transacciones entre dos Estados no estadounidenses. Para mantener el acceso al sistema bancario de Estados Unidos y, por lo tanto, participar en los mercados globales, las naciones deben cumplir con las sanciones de Estados Unidos.

    "Las empresas, las personas, los bancos extranjeros y los gobiernos que entran en conflicto con Estados Unidos corren el riesgo de ser bloqueados del sistema financiero de Estados Unidos, ver sus activos extranjeros congelados y estar expuestos a fuertes multas.

    "Este poder financiero disuade a muchos bancos y organizaciones crediticias de operar en contraposición con los Estados Unidos. Puede hacer que limiten el riesgo evitando incluso el comercio legal en países sancionados por temor a que se interpreten leyes turbias para castigarlos".

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    El predominio del dólar estadounidense entre las monedas de reserva globales ha caído en las últimas dos décadas (Foto: Defense Priorities)

    El garrote financiero estadounidense, por lo visto, no brinda los frutos que otrora. Si bien los objetivos de Washington al imponer "sanciones" tienen que ver con el cierre de la circulación de capital para una entidad en específico, la experiencia demuestra que la construcción y uso de alternativas a lo impuesto por la dolarización de facto en los negocios internacionales es el camino escogido para afrontar los bloqueos. Los acuerdos financieros entre algunos países de la Unión Europea e Irán para el uso del euro como forma de pago, por ejemplo, es ilustrativo de ello.

    Quizás el mayor costo de las MCU sea, como lo demuestra el gráfico, el hecho de que cada vez un mayor número de países recurran a otras monedas como reservas globlales y no al dólar. El oro, las criptomonedas y el yuan digital se asoman como posibilidades de inversión y ahorro en el corto, mediado y largo plazo, como lo demuestra esta nota publicada en nuestra tribuna.

    Esto significa, dice Defense Priorities, "una grave amenaza para la prosperidad estadounidense a largo plazo. El dólar estadounidense representó el 72% de las reservas mundiales en 2000; hoy, la cifra es del 61%". Y sigue: "Rusia, China e incluso la Unión Europea han buscado reducir la dependencia del dólar. Cada uno se ha movido para aislar su economía de la presión estadounidense creando alternativas, o reduciendo la exposición, al sistema bancario internacional dominado por Estados Unidos".

    Por demás, las llamadas "sanciones secundarias", como las que impiden que empresas internacionales compren petróleo a Irán y Venezuela, por poner un ejemplo, "alienan y enfurecen a los aliados, haciéndoles irritar el 'liderazgo' estadounidense". Lo que denota ya una actitud desdolarizado por parte de los que se consideran incluso socios históricos de Estados Unidos como los principales países de la Unión Europea (Alemania es un caso significativo).

    También dice Defense Priorities:

    "Las sanciones también invitan a represalias económicas. Por ejemplo, la prohibición de Rusia a las importaciones agrícolas en respuesta a las sanciones de Estados Unidos fue perjudicial para los productores de peras y manzanas en el noroeste del Pacífico y para la industria pesquera de Alaska.

    "Las sanciones a la población civil —Irán, Siria, Irak en la década de 1990, Yemen— generan sufrimiento intencionalmente y, como resultado, intensifican el sentimiento anti-Estados Unidos, arriesgándose a un futuro retroceso. Esto también debilita el poder blando y la influencia de Estados Unidos.

    "Las campañas de sanciones estadounidenses de amplia base también pueden ayudar a los competidores cercanos. Las sanciones de Irán han bloqueado a las empresas occidentales, brindando a China la oportunidad de invertir en los mercados de recursos naturales, construcción e infraestructura de Irán a precios de ganga".

    Lo dicho indica que la política sancionatoria de Estados Unidos genera represalias económicas, vulnera los derechos humanos más básicos de las poblaciones víctimas y, no menos importante, pliega a países sancionados hacia una cooperación común, al mismo tiempo que cierra mercados para los propios estadounidenses.

    Visto el panorama, y para cerrar, el tanque de pensamiento localizado en Washington recomienda "recalibrar" la política exterior de Estados Unidos en cuanto a la constante guerra financiera que lleva a cabo sobre terceros países. "Estados Unidos no debería aplicar sanciones por reflejo para señalar la desaprobación del comportamiento de un país o de su gobierno", es una de las recomendaciones. Pero va más allá.

    "La dependencia excesiva de las sanciones financieras pone en riesgo el estatus del dólar como moneda de reserva dominante. La mera posibilidad de un riesgo económico tan profundo exige moderación. Por tanto, las sanciones deben utilizarse con prudencia y sopesarse con los costes inevitables", analiza Defense Priorities.

    Además, enfatiza el hecho de que esta política "limita la libertad de negociación del poder ejecutivo y puede complicar la conclusión de un acuerdo diplomático", tal como se refleja en las prerrogativas a la vuelta del acuerdo nuclear iraní (llamado Plan de Acción Integral Conjunto): las demandas por parte de la República Islámica para concretar alguna negociación sobre el tema debe empezar por el cese de las MCU contra Irán.

    El diagnóstico de la estrategia sancionatoria, por ende, pareciera estar no en función de su eficacia para lograr resultados políticos específicos sino "por la cantidad de castigo económico que inflige". Dicho "dolor coercitivo" pareciera suponer más un fin y no un medio, como se demostró con las MCU impuestas sobre la República Bolivariana de Venezuela.

    Asimismo, las amenazas de "sanciones financieras y secundarias" ponen "en peligro el estatus del dólar a largo plazo como moneda de reserva dominante en el mundo", tal como está sucediendo en estos momentos (ver gráfico anterior).

    Por último, Defense Priorities recomienda a la administración Biden "realizar una revisión amplia de todas las sanciones con miras a trabajar con el Congreso para eliminar las sanciones ineficaces. Al final, el poder de las sanciones para asegurar concesiones proviene de levantarlas, no de imponerlas". Es muy probable que el nuevo gobierno estadounidense desoiga de estos consejos, debido a la deriva desmesura característica del Imperio estadounidense en decadencia.

    Lo que sí queda demostrado es que las MCU, los bloqueos y las amenazas de Washington están socavando la supremacía financiera que ostenta. Hasta nuevo aviso.

    — Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<