Lun. 06 Mayo 2024 Actualizado ayer a las 8:06 pm

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Los opositores parecen no estar interesados en hablar de su plan económico en el marco de las primarias (Foto: Archivo)

Sin plan económico: la estrategia opositora para las primarias

Las campanas antichavistas avanzan rumbo a octubre. Pero aunque la materia económica es muy relevante en la conversación pública y en los discursos de los precandidatos, ella sigue sin aparecer en forma de plan económico por parte de la mayoría de los concursantes en las primarias.

De acuerdo con el medio Bloomberg Línea en su edición para Venezuela, "solo dos de los 14 participantes a las primarias, María Corina Machado y Roberto Enríquez, han anunciado equipos de asesoría en materia económica", pero no se han dado a conocer mayores detalles.

La mayoría de los aspirantes solo ha esbozado de manera general algunas propuestas de lo que serían sus planes de gobierno.

Bloomberg refiere que "el dos veces candidato Henrique Capriles Radonski no ha formalizado ni equipo ni programa de gobierno, pero sí ha asomado algunos planteamientos", los cuales fueron explicados por el exdiputado de Primero Justicia (PJ) José Guerra en un artículo de opinión.

Capriles solo ha mencionado que subiría salarios públicos y pensiones en cifras astronómicas, eso sí, en medio de apreciaciones claramente demagógicas, sin explicar cómo lo hará.

Por su parte Freddy Superlano, abanderado de Voluntad Popular (VP), durante una entrevista con Luis Olavarrieta pudo referir detalles del llamado Plan 2024, el cual ha citado en algunas oportunidades, pero escogió esmerarse en aclarar el asunto de drogas y prostitución por el que fue noticia en Cúcuta, Colombia, en el marco del Live Aid Venezuela de 2019. No refirió propuesta económica concreta.

¿A qué obedece esta indudable negligencia política entre los dirigentes opositores en realizar una oferta política sólida en materia económica, entendido este como un tema tan relevante?

Los que sí dicen tener propuesta

Hasta ahora, María Corina Machado ha presentado un equipo económico compuesto por parte de lo más granado del neoliberalismo venezolano. Sary Levy, Rafael de la Cruz, Henkel García, Carlos Blanco y Hugo Bravo tienen puntos comunes: estudios de postgrado en universidades estadounidenses, trabajan para firmas consultoras privadas y algunos formaron parte del primer ciclo neoliberal venezolano en los años 1980 y 1990.

Entre las primeras propuestas que han dado a conocer está la reestructuración de la deuda venezolana y privatizar los más importantes bienes del Estado, como Petróleos de Venezuela S.A. (PDVSA), la Corporación Venezolana de Guyana (CVG) y la estatal Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec), entre otros, tal como lo ha manifestado Machado en diversas oportunidades.

Pero los detalles del plan de Machado serán revelados no ante el país en general sino primeramente en Nueva York. La precandidata ha anunciado que el próximo 18 de julio presentará su plan ante acreedores de deuda venezolana en Nueva York y se estima que busque "un acuerdo amistoso con los tenedores de bonos", afirma Bloomberg.

Tal como ha sido el caso de países como Argentina o Grecia, independientemente de la latitud geográfica, la experiencia ha demostrado que cualquier trato "amistoso" efectuado por neoliberales con capitales buitres termina mal para los países.

Machado hará en Nueva York un ejercicio de relaciones públicas basado en promesas para ganar el apoyo de capitales y lobbystas estadounidenses que favorezcan su campaña.

En mayo el candidato a las primarias por Copei, Roberto Enríquez, anunció que había designado a Steve H. Hanke como su asesor económico principal.

Aunque no figura de manera privilegiada en las encuestas, el copeyano ha puesto gran parte de su narrativa en el tema económico y usa a Hanke como una carta "ingeniosa y atractiva" para meterse en la contienda política. Lo muestra como un salvador de economías tomando como ejemplo sus experiencias de asesoría en la región.

Hanke no es ajeno a la economía venezolana. En los años 1990 fue un consultor externo que promovió los procesos de privatización en el país, y además ha sido un vocero activo contra el chavismo en los últimos años, al punto de que hace poco validaba y daba legitimidad al marcador paralelo Dólar Today.

La propuesta central de Hanke defendida por el precandidato es simple y llana: cerrar el Banco Central de Venezuela (BCV), eliminar el bolívar como signo monetario nacional y entregar todas las facultades monetarias del país a la Reserva Federal mediante una dolarización absoluta de la economía nacional.

Las propuestas de Machado y Enríquez han corrido por adelantado. El acompasamiento de tal argumentario neoliberal tiene sentido si se analiza en profundidad la naturaleza de estas propuestas, pues todas son en muchos casos difíciles de digerir, incluso para los antichavistas socialdemócratas y para otros más a la derecha, como el mismo Capriles, quien rechaza privatizar PDVSA.

Estas propuestas, conviene recalcar, no han sido presentadas al detalle ante el país ni ha habido aclaratorias sobre sus implicaciones, pero claramente ya son conocidas —y orquestadas fuera de Venezuela y, por defecto, son de naturaleza transnacional—.

En todo caso, aunque estas ideas necesitarían mucho tiempo, argumentos y narrativa para posicionarse y ser asimiladas entre los opositores venezolanos que votarían en las primarias de noviembre, lo cierto es que tanto Machado como Enríquez siguen haciendo más énfasis en la crisis económica que en las soluciones.

Básicamente refieren que para salvar la economía hay que venderlo y entregarlo todo, incluida la base de activos nacionales, a Estados Unidos, acreedores de deuda y factores privados.

Hablar mucho de la economía, pero sin proponer nada

El grave nivel de dispersión de discursos y ausencia de propuestas claras de los antichavistas para el área económica no es casual, obedece a una estrategia de campaña de conjunto.

Los candidatos intentan capitalizar al máximo los mensajes negativos sobre la economía manteniéndolos en el centro de la conversación electoral. No se ufanan de establecer propuestas claras y estructuradas porque tendrían que explicarlas y perderían tiempo valioso. Es mejor usar la crisis económica para culpar al presidente Maduro de la situación actual.

Los opositores están desplegando una empresa enorme de discurso para deslindarse de los efectos económicos que han tenido para el país las "sanciones" y medidas coercitivas que ellos solicitaron y apoyaron en los últimos años.

Al exteriorizar las responsabilidades apelan a la "memoria a corto plazo" de los electores, pero además apuestan a que el malestar se mantenga como un movilizador político instrumentalizado para derrotar el chavismo.

Otra de las razones por las cuales algunos precandidatos no han presentado ni presentarán un plan económico es porque las primarias no son en realidad una contienda electoral. Muchos están convencidos de que ni siquiera llegarán al día de las elecciones. Expliquemos esto.

Las primarias no son unas elecciones reales pues efectivamente son un ejercicio de relaciones públicas, negociación de prebendas, concertación de apoyos y cabildeo puro y duro tras bastidores. Muchos candidatos están allí para hacerse de dinero público entregado al llamado "gobierno parlamentario" o "AN-2015" bajo la denominación de fondos conferidos "por la lucha a favor de la democracia".

Hace poco se anunció que el gobierno estadounidense descongeló 364 millones de dólares con destino a los opositores venezolanos, dinero que se está usando para sostener una amplia red de partidos, ONG, dirigentes y medios de comunicación venezolanos. Las primarias son un epicentro de colocación de recursos.

De ahí que varios hoy precandidatos pronto van a ceder a favor de quien pueda pagarles mejor por su apoyo o por quien pueda ofrecerles cuotas de un esperado gobierno antichavista. Para ellos no tiene sentido hacer una propuesta económica.

Pero la razón más importante detrás de la ausencia de planes es que, en cualquier escenario electoral y bajo cualquier candidatura opositora, esta no tendrá ningún tipo de independencia y autonomía política y programática en la campaña presidencial de 2024.

Dicho de otra manera: sea quien sea el abanderado opositor para 2024 tendrá un tutelaje directo por parte de los estadounidenses.

Dado el largo acumulado de fracasos contra el chavismo, difícilmente los estadounidenses dejarán a los opositores hacer una campaña a sus anchas. Les darán recursos pero además les darán marketing, estrategia, discurso e infraestructura de todo tipo. Ello incluye, por supuesto, la oferta política, lo cual incluirá un plan económico.

En ese escenario cualquier oferta electoral en lo económico será calibrada dentro de las narrativas y sentidos comunes con facultad de asimilación por el electorado, y probablemente no sea una propuesta sincera.

Los opositores no se van a concentrar en promesas económicas pues la concentración de todo el corolario temático económico podría desembocar en el plan político-electoral de 2024, del cual ellos no tendrán el control.

Finalmente, hay dos cuestiones claves sobre los opositores. La primera de ellas es que la oposición venezolana no ha labrado un proyecto y una propuesta sólida de país en más de 20 años de existencia. Este ha sido un factor constante en cada año electoral y en cada nuevo abanderado, lo cual obedece a que, para los antichavistas, la búsqueda del poder es un fin y no un medio para transformar la realidad venezolana. Cualquier oferta para el país sería, para ellos, un obstáculo o un compromiso que no querrían cumplir una vez en el poder.

Y, en segundo lugar, aunque los opositores digan que hablar de economía significa hablar de la gente, lo cierto es que no les interesa hablar sinceramente y a detalle sobre economía porque no les interesa la gente. No les interesan siquiera sus propios electores. No están interesados en hablar detalladamente sobre ciertos temas porque su campaña se basa en el malestar, no en las soluciones.

Los opositores son reacios a debates honestos porque el punto cardinal único de la economía venezolana es el bloqueo. Prefieren no hablar descarnadamente de un asunto que los deja al descubierto.

Las pocas propuestas que han asomado, quienes las han asomado, hablan de beneficiar capitales buitres, empresas transnacionales y la Reserva Federal estadounidense. El ciudadano común no aparece por ninguna parte, excepto para los discursos demagogos y para atizar a expensas de ellos la crisis que crearon.

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