Sáb. 20 Abril 2024 Actualizado ayer a las 8:53 pm

Repliegues, presiones y cálculos: los últimos movimientos en el tablero político de cara al 6D

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Este martes 11 de agosto la Conferencia Episcopal Venezolana (CEV) reapareció como actor en la escena política venezolana, en congruencia a su devenir en los últimos 20 años. Solo que, en esta oportunidad, lo han hecho a contracorriente de un grupo de partidos del antichavismo venezolano.

La Presidencia de la Conferencia Episcopal Venezolana emitió un comunicado a propósito de las elecciones parlamentarias a realizarse este año en Venezuela, desmarcándose de las tendencias antichavistas que convocan a la abstención. Por el contrario, llamaron a los actores de la oposición a participar en los comicios que se realizarán el próximo 6 de diciembre.

En su comunicado, calificaron de “inmoral” cualquier maniobra “que obstaculice la solución política y social de los verdaderos problemas presentes en el país”. Apelaron a la “vocación democrática” del pueblo venezolano y reseñaron a la vía electoral como manera “pacífica y racional” de salida a lo que califican como una crisis política.

Entretanto, fustigaron a los partidos políticos que han dicho que no participarán en la contienda, señalando que “eso no basta”, pues “la sola abstención hará crecer la fractura político-social en el país y la desesperanza ante el futuro”. Instaron a los opositores a “buscar salidas y generar propuestas” ante sus seguidores.

“Esta decisión de abstenerse priva a los ciudadanos venezolanos del instrumento válido para defender sus derechos en la Asamblea Nacional. No participar en las elecciones parlamentarias y el llamado a la abstención lleva a la inmovilización, al abandono de la acción política y a renunciar a mostrar las propias fuerzas”, aseguró la institución representante de la feligresía católica en Venezuela.

Adicionalmente, recordaron que el abandono de las elecciones parlamentarias en 2005 no trajo resultado positivo alguno para el bando antichavista.

Diatriba y contexto

El llamado a participar en las elecciones por parte de la CEV también viene acompañado de señalamientos y cuestionamientos a los mecanismos políticos que tuvieron que emplearse para conformar el nuevo Consejo Nacional Electoral.

Vale recordar la reciente avanzada judicial emprendida por el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) venezolano para nombrar las autoridades electorales, a la luz del estancamiento parlamentario que fue propiciado por el ala afecta al diputado Juan Guaidó en la Asamblea Nacional (AN), quienes inmovilizaron todo acuerdo para boicotear las elecciones y declararse en sus cargos por tiempo indeterminado, tal como luego sería refrendado (en evidente orquestación) por el gobierno estadounidense, el cual indicó la “permanencia” del “presidente interino” en su “cargo”, aunque haya elecciones parlamentarias en Venezuela.

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La sedimentación política aborda al contexto venezolano desde diversos flancos y el boicot a las elecciones es un componente con cualidad de nudo crítico en la agenda de los estadounidenses para desmantelar al chavismo del poder.

Pero la hoja de ruta de Washington para Venezuela, que sigue tomando forma de bucle, está encontrando reacciones no solo dentro de la nación petrolera. También están teniendo lugar gestiones tras bastidores, esta vez y casi en simultáneo al comunicado del clero venezolano, desde la Unión Europea (UE), a nombre de su Alto Representante Josep Borrell.

En un comunicado el funcionario afirmó mantener comunicación con el chavismo y la oposición venezolana, haciendo gestiones para crear nuevas “garantías” para unas elecciones parlamentarias “libres y justas”.

Indicó que está sobre la mesa ampliar los plazos electorales para que el chavismo atienda nuevas demandas de los opositores y para conjugar con la UE la posibilidad de que haya una misión de “observación electoral”. En esa misma línea, según Borrell, el chavismo les estaría solicitando una misión de “acompañamiento” electoral.

Es indispensable precisar que las tonalidades de la UE en el manejo del caso venezolano han parecido una veleta, moviéndose acorde a los vientos de sus inercias internas y los que soplan desde Washington, de ahí que podrían ser endebles todos los aparentes esfuerzos que realizan los europeos para que las elecciones tengan lugar, sin sabotajes y abstenciones, si es que los estadounidenses nuevamente se imponen mediante el cabildeo sobre la UE.

Entretanto, para la oposición venezolana, la posibilidad de auto-relegarse de las elecciones parlamentarias reviste nuevos peligros. La Conferencia Episcopal da a entrever en su comunicado que la oposición estaría sin representación política en la escena nacional, con la salida formal de Guaidó del ruedo político, por más que Washington lo sostenga.

El futuro previsible para esta parte de la oposición, en ese escenario, sería su desplazamiento definitivo al autoexilio político, el cual, es sabido, les ha dejado enormes dividendos económicos por la captación de dinero y activos retenidos a la nación y ahora destinados a factores del antichavismo mediante el auspicio estadounidense. Estos son elementos indispensables para explicar por qué parte del antichavismo no quiere medirse electoralmente.

En una reciente audiencia ante el Senado de su país y en medio de accidentadas explicaciones del fracaso de la Administración Trump en Venezuela, Elliott Abrams fue objetado por el senador demócrata Chris Murphy, quien alertó que Guaidó y los opositores no participarían en las elecciones, lo cual dejaría a Washington en la “vergonzosa” posición de apoyar a alguien que “no controla el gobierno, no controla la Fuerza Armada y que tampoco tendrá cargo político alguno” en enero de 2021.

Ello indica que las presiones multidireccionales que lidia la oposición para ir a elecciones tienen un ápice en las “preocupaciones” de los demócratas, quienes entienden a la política venezolana como un pantano, con consensos internacionales cada vez más rotos alrededor de la estrategia de bloqueo al país y el apoyo a Guaidó.

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