Jue. 23 Enero 2025 Actualizado 5:03 pm

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Distintos cuerpos policiales participaron en la operación para neutralizar la banda más temida de Petare (Foto: Agencias / Archivo)
Bandas criminales como instrumentos del cambio de régimen

Atando el cabo suelto que quedaba de la Operación Gedeón

La mañana del miércoles 22 de enero una comisión del Cuerpo de Investigaciones Científicas, Penales y Criminalísticas (CICPC) neutralizó al jefe de una banda criminal radicada en el municipio Sucre del estado Miranda, específicamente en el eje de la carretera Petare-Santa Lucía.

Se trata de Wuileisys Alexander Acevedo Monasterios, alias El Wilexis, cuyas acciones delictivas fueron desarrolladas en uno de los barrios más grandes de América Latina. Su nombre aparece asociado a una táctica de distracción ejecutada durante la Operación Gedeón.

Así lo confesó José Alberto Socorro Hernández, alias Pepero, quien era uno de los detenidos y encargado de la logística en tierra del intento de golpe de Estado, magnicidio y ocupación mercenaria ejecutado en marzo de 2020. En aquella ocasión se supo que los tiroteos en la zona donde operaba El Wilexis, que duraron hasta cinco días, eran una "cortina de humo" instruida por la Administración para el Control de Drogas (DEA, por sus siglas en inglés) en aras de distraer a los cuerpos de seguridad ante la incursión paramilitar.

Precisamente, el mismo miércoles 22 de enero el presidente Nicolás Maduro lideró el despliegue del ejercicio militar Escudo Bolivariano 2025, que busca perfeccionar el adiestramiento operacional de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana (FANB).

El dispositivo de 150 mil efectivos, que cumple 19 años, busca "defender nuestro derecho a vivir, a existir, a la paz de una Venezuela hermosa que se ha levantado en el ejercicio de su soberanía permanente", dijo el mandatario. Asimismo anunció que 92% de los grupos criminales que pretendían generar violencia en el país ha sido disminuido y neutralizado en todo el territorio nacional.

Precisamente, la tercera de las transformaciones proyectadas por la nueva gestión gubernamental (7T) tiene que ver con afianzar las condiciones de seguridad, defensa y paz del país. En sus últimas intervenciones el Presidente ha resaltado la erradicación de la violencia política como un logro para avanzar en la recuperación y la estabilidad nacional, factores esenciales para el inicio del nuevo mandato constitucional 2025-2031.

el Wilexis: Un epítome de la guerra asimétrica

A finales de 2024 el vicepresidente sectorial para la Seguridad Ciudadana y Paz, Diosdado Cabello, anunció que este año los organismos de seguridad desplegarían operativos con el propósito de neutralizar las bandas criminales. Además de su actividad delictiva, estas estructuras han jugado un rol político al ser instrumentalizadas para escenarios de perturbación política.

Más allá del componente táctico de la violencia criminal en eventos de cambio de régimen, está el control territorial alineado a estrategias de caos diseñadas por sectores extremistas de la oposición.

En "alias El Wilexis" se compilan ambos propósitos:

  • Relato de la inestabilidad: un reportaje del medio colombiano NTN24, publicado en mayo de 2020, legitimó las actuaciones del entonces prófugo para que contara su versión respecto a las acusaciones hechas por las autoridades.
  • Violencia política callejera: durante el año 2019, en el marco del Plan Guaidó, el jefe de la banda organizó acciones de violencia pública y el cierre de vías rechazando los operativos de seguridad realizados por el gobierno nacional. 

La banda de El Wilexis llegó a determinar la dinámica local de los barrios de Petare mediante el ejercicio de un paragobierno, con normas de "protección" que incluyen permisos para fiestas o eventos, lo que se suma al cobro de vacunas a los comerciantes. Además, como lo hiciera El Tren del Llano, difundió amenazas contra funcionarios del gobierno nacional.

El control territorial de bandas ha buscado crear corredores para cercar las ciudades con vistas a facilitar el tráfico de armas y estupefacientes en lo logístico. En julio pasado, tras las elecciones presidenciales, demostraron su vinculación con la jornada de violencia propalada por María Corina Machado y Edmundo González, mediante daños materiales a infraestructuras públicas sensibles y persecución a la población civil, que concluyó en lesiones y asesinados.

La inteligencia policial y militar venezolana ha detectado que la dotación de armamento y logística para operaciones terroristas y de desestabilización en Venezuela ha sido omitida por autoridades estadounidenses. Una lista de opositores ha sido vinculada por el ministro Cabello a estas operaciones.

Además, el pasado 10 de enero los expresidentes colombianos Álvaro Uribe e Iván Duque pidieron abiertamente la intervención militar a Venezuela, lo que fue apoyado por Leopoldo López.

La marca paramilitar inscrita en el desempeño de dichas organizaciones ha sido evidente por tres elementos de guerra asimétrica ampliamente utilizados en Colombia: control sobre el orden biopolítico de la población, desregulación de la guerra mediante la creación de un estado de excepción y la tercerización de la guerra vía mercenarios al servicio de factores corporativos.

Instrumentos del intento de cambio de régimen

Antes y después de las elecciones presidenciales el gobierno nacional desarticuló un grupo importante de bandas cuyos objetivos ya descritos estaban vinculados con la táctica de enjambramiento (swarming), ordenada por María Corina Machado. El plan consistía en organizar supuestas protestas dispersas en coordinación con estructuras criminales que atemorizaran a la población y enfrentaran a los cuerpos de seguridad que intentaran persuadir elementos violentos.

Estas acciones, junto a la operación "Ya Casi Venezuela", eran la antesala de una escalada que buscaba sembrar el caos y justificar intervenciones de distintos tipos, desde lo militar hasta el incremento de sanciones ilegales bajo la excusa de las violaciones a derechos humanos.

Solo entre agosto y octubre de 2024 el Estado venezolano realizó distintas incautaciones de fusiles, granadas, cartuchos, miras telescópicas, pistolas y equipo táctico destinados a organizaciones criminales. El Tren del Llano, El Wilexis, Bataneros del 70, El Macua y Los Chevrolet —socios del extinto Tren de Aragua— se han sumado a la tarea de desplegar acciones de violencia bajo la simulación de protestas o guerra de bandas. En el lapso indicado se produjeron 25 enfrentamientos contra las células delictivas y fueron neutralizados 37 individuos y capturados otros 81. Todos relacionados con los grupos mencionados.

A finales de 2024 fueron detenidos distintos operadores de estas bandas en Apure, Guárico, Falcón, Zulia y Caracas. Durante los días previos al pasado 10 de enero, fecha de la toma de posesión del presidente Nicolás Maduro, se anunció la detención de 125 mercenarios de hasta 25 países. Maduro dijo que estos tenían como objetivo atacar a altos funcionarios y servicios públicos.

"Si quieres la paz, prepárate para defenderla"

Entretanto, mientras factores extremos de la oposición esperaban que Donald Trump anunciara medidas sancionatorias en favor del cambio de régimen en Venezuela, el presidente entrante enfiló sus primeras acciones contra el Tren de Aragua, al que designará como organización terrorista extranjera. 

La decisión, que busca forzosamente atribuir al Estado venezolano la responsabilidad de una supuesta expansión y consolidación de la banda, fue respondida por el Ministerio Público, que aseveró que dicho grupo está desmantelado y extinto en el territorio nacional.

El presidente Maduro responsabilizó a Leopoldo López, Gilbert Caro, David Smolansky, Carlos Vecchio y Juan Guaidó de liderar la organización que se ha constituido en una red criminal internacional.

En esta nueva fase Maduro ha afirmado que "si quieres la paz, prepárate para defenderla", es por ello que se ha acentuado el esfuerzo en erradicar cuerpos delincuenciales que han servido para alimentar la narrativa fabricada de Estado fallido. Este ha sido el eje discursivo para amenazar la soberanía nacional.

Con la desarticulación de la banda de El Wilexis se cierra el asunto pendiente de su participación en la Operación Gedeón, además se diluye el arco entre la violencia paramilitar y el crimen organizado, y se eleva la protección del país ante la posibilidad de que tal especie de estructuras sean empleadas en futuras operaciones encubiertas contra la nación.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<