Este año, pese al contexto inusual por la pandemia causada la aparición del virus SARS-COV-2, en el mundo se han realizado varios procesos electorales que estaban agendados.
De todos los procesos electorales -nacionales, regionales, parlamentarios y referéndum- pautados para este año a nivel global, en 93 países y territorios se han llevado a cabo. En muchos casos hubo cambios de fecha y fueron pospuestos para unos meses después.
En el caso de las Américas, hubo varios procesos electorales que sin duda marcan el pulso político en la región.
Las elecciones generales bolivianas, que estaban programadas desde un principio para el 3 de mayo de 2020 y movidas al 6 de septiembre de 2020, finalmente se realizaron el 18 de octubre de este año, cuyo contundente triunfo Luis Arce y David Choquehuanca representó el fin de un quiebre político iniciado en 2019 con el golpe de Estado a Evo Morales y posterior autoproclamación de Jeanine Áñez.
- En Bolivia la participación para la elección parlamentaria, que se realizó el pasado 18 de octubre junto a la presidencial, fue de 89,8% del total de inscritos que era de 7 millones 31 mil 295.
Las elecciones presidenciales y legislativas de República Dominicana, pautadas para el 17 de mayo de 2020, fueron reprogramadas para el 5 de julio 2020. En estos comicios, el candidato opositor Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM), se alzó con la victoria con un 52% de los votos, según datos de Junta Central Electoral dominicana, por encima del candidato del gobernante del Partido de la Liberación Dominicana (PLD), Gonzalo Castillo, quien consolidó el 37%.
- República Dominicana registró la más alta abstención desde el fin de la dictadura de Rafael Leónidas Trujillo en 1961. De 7 millones 529 mil 932 electores inscritos votó el 55,29% del padrón venciendo el opositor Luis Abinader, del Partido Revolucionario Moderno (PRM). Desde la redemocratización del país, la abstención más alta se dio en 1990, con el 40%.
En Chile también hubo un importante evento electoral. El referéndum constitucional previsto para el 26 de abril fue pospuesto para el 25 de octubre. Cerca de 14 millones de chilenos fueron llamados a determinar si querían sustituir la Carta Magna dejada por la dictadura de Augusto Pinochet. Este evento que inició con las protestas sociales incontenibles contra las medidas neoliberales de Sebastián Piñera, devino en un cambio futuro de la Constitución de ese país. El resultado final fue de 5 millones 892 mil 832 por el cambio frente a 1 millones 635 mil 164 que votó por el rechazo.
- La participación de los votantes en Chile fue del 51%.
En otro país donde hubo elecciones fue en Brasil, el país más golpeado por la pandemia debido a la actitud irresponsable de su presidente, Jair Bolsonaro. Si bien el actual presidente tuvo un revés en las elecciones regionales, las fuerzas políticas de izquierda no lograron consolidarse en el ecosistema de gobiernos locales. En estas elecciones que fungen como termómetro para medir el panorama a nivel fueron lideradas por partidos de centro-derecha.
- La abstención fue del 22%, muy superior al 18% registrado en 2018.
Estados Unidos también vivió su ciclo político más convulso con las elecciones presidenciales que se llevaron cabo el 3 de noviembre de este año. Estas elecciones, que estuvieron signadas por la pandemia, las protestas antirraciales y la crisis bipartidista, recién se definen a pesar de que los medios corporativos anunciaron que el ganador era el demócrata Joe Biden frente al actual magnate presidente y candidato a la reelección, Donald Trump, quien calificó los comicios como fraudulentos.
- La participación fue del 66,7% de los 231 millones 884 mil 208 de estadounidenses inscritos en el registro electoral de ese país.
En el caso venezolano, la elecciones parlamentarias de este domingo 6 de diciembre constituyen uno de los eventos comiciales más importantes porque representa el cierre de un ciclo político que estuvo signado por el protagonismo mediático a nivel internacional, la promoción del bloqueo contra el país y la derrota del sector más radical de la derecha venezolana, tutelado por el gobierno de los Estados Unidos.
Cada una de estas elecciones marca un hito político en sus respectivos países, configurando escenarios distintos a los actuales y con los cuales, en su mayoría, denotan cambios drásticos en operadores y agentes dentro de aparatos gubernamentales.
Asimismo, muchas de estas elecciones repercuten directamente en otras latitudes. Los comicios en Estados Unidos, de los que aún no se conoce oficialmente un ganador, impactan en la política exterior estadounidense hacia Venezuela y, al mismo, reconfigura el panorama político que había establecido la administración de Donald Trump en cuanto a políticas estructurales. ¿Con Biden, veremos a un Estados Unidos menos aislado y con una actitud más agresiva desde el punto de vista imperialista?
La decisión del pueblo chileno de cambiar la Constitución de su país es signo inequívoco de que existe otro ánimo político e incluso espiritual en el campo social de Chile, uno dispuesto a rebasar los tiempos impuestos por la democracia heredada del legado Pinochet.
Ni hablar de las elecciones en Bolivia, ya analizadas por Misión Verdad, con las cuales tomó el poder Luis Arce y el Movimiento Al Socialismo (MAS) de Evo Morales tras un golpe de Estado a finales de 2019. Se trata de la reconstrucción de Bolivia luego de un nefasto gobierno de facto de Jeanine Áñez que destruyó y masacró los cimientos de la democracia boliviana desde la refundación del Estado plurinacional.
Para Venezuela, como lo hemos venido anunciando desde esta tribuna, las elecciones parlamentarias condicionan un nuevo ciclo político, con la reconfiguración del espectro político (sobre todo opositor pero también chavista) y el aparato institucional, secuestrado por una camarilla apegada a los intereses estadounidenses.
Aun con la crisis sanitaria en las puertas de cada uno de nuestros países, unos en mayor o menos medida, en las Américas se experimentan los comicios respectivos con la urgencia que convoca cada sociedad. Son tiempos en los que, luego de que el covid-19 abriera aún más las grietas del sistema capitalista, las distintas poblaciones nacionales buscan expresar y decidir los destinos de sus países en las urnas.
Otros pueblos, sin embargo, no tienen el albur de elegir nuevos horizontes políticos, como el estadounidense. A pesar del cambio de gobierno, no se esperan mayores expectativas a favor de su suerte, y con ello aumentan las incertidumbres de cara al futuro de ese país-continente.
La pandemia también puso en evidencia aquello.