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Los envíos de excavadoras subvencionados por Washington están permitiendo a Tel Aviv arrasar Gaza, reviviendo las tácticas utilizadas durante la Nakba para llevar a cabo la limpieza étnica de Palestina (Foto: The Cradle)

Las excavadoras israelíes de la guerra: terminando lo que comenzó la Nakba

En los últimos meses Israel ha intensificado el uso de excavadoras fuertemente blindadas para arrasar barrios enteros, olivares e infraestructuras críticas en toda la ya devastada Franja de Gaza. Estas máquinas forman parte de una estrategia sistemática para alterar de forma permanente la geografía y la demografía del lugar.

En enero el presidente estadounidense Donald Trump dio luz verde a la transferencia de 134 excavadoras D9 a Israel, tras la aplicación del acuerdo de alto al fuego entre Gaza e Israel. Este acuerdo masivo había sido previamente congelado bajo la administración del expresidente estadounidense Joe Biden. Las máquinas Caterpillar de fabricación estadounidense, apodadas "Doobi" o "Teddy Bear" en hebreo, se pusieron rápidamente en funcionamiento después de que Israel violara y pusiera fin al alto al fuego. Poco después, el 16 de mayo, se lanzó la "Operación Carros de Gedeón", que arrasó más de 2.100 edificios solo en Jan Yunis, luego de que se cerrara el acuerdo.

Las excavadoras estadounidenses impulsan la maquinaria bélica de Israel

En julio Israel recibió un envío de excavadoras procedentes de Estados Unidos, en lo que se ha descrito como "la mayor operación logística, aérea y marítima de la historia del Estado de Israel", según un funcionario del Ministerio de Defensa. En febrero Tel Aviv también solicitó otra compra militar de excavadoras nuevas, con un coste total estimado de 295 millones de dólares. En marzo Estados Unidos aceleró el acuerdo, con lo cual logró eludir la aprobación del Congreso.

Muchas de estas máquinas se han utilizado desde entonces para ampliar la denominada zona de amortiguación de Israel en Gaza, que ahora se extiende más de un kilómetro hacia el enclave costero, lo cual separa la Franja del resto de la Palestina ocupada. Allí, el cuerpo de ingenieros de combate de Israel —que incluye los batallones Yahalom, Asaf y Lahav— ha sido utilizado tanto para demoler edificios como para colocar explosivos, que han destruido también la mayor parte de las tierras agrícolas de Gaza. Según estimaciones de la ONU, 92% de las estructuras residenciales de la Franja ha sido destruida parcial o totalmente.

Con el ejército israelí sobrecargado y con escasez de mano de obra, el Ministerio de Defensa israelí ha contratado empresas privadas para llevar a cabo la demolición. En las redes sociales han circulado anuncios que ofrecen hasta 882 dólares al día, mientras que los informes de investigación de Haaretz revelan que la operación cuenta ahora con más de 500 vehículos de ingeniería pesada, lo que supone un coste de casi 30 millones de dólares al mes.

Un legado destructivo

Inmediatamente después de la Operación Inundación de Al Aqsa, el 7 de octubre de 2023, Israel comenzó a detener las exportaciones de equipo militar y tanques, y anunció en su lugar la compra de docenas de excavadoras. Esta medida se tomó con el fin de reforzar sus unidades blindadas. La estrategia israelí de las excavadoras tiene su origen en la limpieza étnica de Palestina (1947-1949), durante la Nakba ("la catástrofe"), cuando las milicias sionistas no solo expulsaron a unas 750 mil personas de sus hogares sino que también demolieron más de 400 pueblos para borrar su conexión con la tierra.

El Caterpillar D9, adquirido por primera vez por Israel poco después de su lanzamiento en 1954, se ha convertido desde entonces en un elemento básico del arsenal de su ejército. Se le han añadido numerosas modificaciones, lo que ha dado lugar a los modelos D9L, D9N, D9R y D9T, todos ellos utilizados actualmente. Estos vehículos son vendidos a Israel por la empresa estadounidense como excavadoras civiles, a pesar de que a menudo forman parte de paquetes militares, y están subvencionados con dinero de los contribuyentes del mismo país.

Cuando llegan los CAT D9, se les equipa rápidamente con blindaje, piezas y armamento desarrollados en Israel. La empresa de armamento Israel Aerospace Industries (IAI) es la principal responsable de convertir las excavadoras para fines militares. Incluso las universidades israelíes han participado en el proyecto de desarrollo del D9, ya que la Universidad Technion de Haifa se encargó de diseñar la primera versión teledirigida del D9 que se utiliza actualmente en Gaza.

Israel no hace público el número de excavadoras D9 que tiene actualmente en funcionamiento. De hecho, se esfuerza activamente por ocultar esa información al público. Desde que las adquirió en la década de 1950, las ha utilizado en todos los conflictos importantes como armas claves de guerra, desde la crisis de Suez de 1956, pasando por la Primera y Segunda Intifadas, hasta la actualidad.

Una de las compras más importantes se realizó en 2001, con la adquisición de 50 excavadoras, pero a lo largo de las décadas las compras se vieron interrumpidas ocasionalmente por impugnaciones legales, como el caso presentado por la familia de Rachel Corrie, una activista pacifista estadounidense que murió aplastada por una D9 en 2003, pero que finalmente fueron desestimadas por los tribunales estadounidenses y se desbloqueó el acuerdo.

En 2017 el medio israelí Walla News informó de la compra de 20 vehículos de ingeniería pesada a Caterpillar, que calificó como "la mayor de su tipo en 20 años". A pesar de la falta de una política oficial, una investigación publicada el mes pasado por Haaretz reveló que la campaña de demolición militar está siendo impulsada por los comandantes "sobre el terreno":

"Se trata de un proyecto de ingeniería sin precedentes, que se está llevando a cabo a pesar de que ni el ejército tiene una política oficial al respecto, ni los líderes políticos han tomado una decisión oficial para demoler todas las viviendas de Gaza. De hecho, esta política proviene de las fuerzas sobre el terreno, de los comandantes de compañía y batallón, que temen que los edificios que quedan en pie pongan en peligro la vida de sus tropas".

Esto refleja la implementación del Plan Dalet durante la Nakba, cuando las órdenes de expulsar a los palestinos eran implícitas, y dejaron la ejecución en manos de los oficiales sobre el terreno. Entonces, como ahora, el objetivo sigue siendo el mismo: despoblar y reconfigurar el territorio.

Una doctrina de demolición a escala nacional

​​Entre 1967 y 2011 Israel destruyó al menos 28 mil viviendas palestinas, muchas de las cuales fueron demolidas con excavadoras y otra maquinaria pesada. Esto ni siquiera incluye el número de viviendas liquidadas en Gaza durante sus grandes ataques al territorio, en los que también se utilizaron las mismas máquinas, en 2012 y 2014. La estrategia de las excavadoras está tan arraigada en la conciencia pública israelí que al difunto exprimer ministro y criminal de guerra Ariel Sharon se le solía llamar "La Excavadora", y el apodo de las D9 era originalmente "Pooh HaDov" (Winnie the Pooh), antes de evolucionar hasta convertirse en "Teddy Bear" (Osito de peluche).

Aunque Gaza es la más afectada, esta estrategia no se limita en absoluto a la franja costera sitiada. En la Jerusalén Oriental ocupada grupos de colonos se aprovechan de la Ley de Propiedad de Ausentes de 1950 de Israel para expropiar viviendas palestinas, mientras que el Estado deniega los permisos de construcción para justificar las demoliciones. Desde 1993 se han destruido alrededor de 3 mil estructuras de esta manera. De manera similar, en el Negev, Israel ha establecido un sistema con las ciudades beduinas de la zona, por el que la mayoría de sus aldeas se consideran "no reconocidas". Estas 14 aldeas son constantemente arrasadas, a pesar de que sus residentes tienen la ciudadanía israelí.

En la Cisjordania ocupada se están demoliendo viviendas palestinas debido a medidas punitivas que en su día fueron prohibidas, pero que volvieron a ser política de Estado en 2014. En esencia, si se lleva a cabo un ataque contra un israelí, se destruirá la vivienda familiar. Los funcionarios israelíes y los líderes de los colonos invocan abiertamente el lenguaje bíblico de "Judea y Samaria" para enmarcar esta política como sancionada divinamente, lo que transforma el castigo colectivo en un supuesto deber religioso.

Más allá de las demoliciones punitivas, el ejército israelí también ha destruido viviendas y huertos con el pretexto de la zonificación militar o las violaciones de permisos, especialmente en la Zona C. Campamentos de refugiados como Nour al Shams y Jenin han visto cómo comunidades enteras eran desarraigadas por ataques con excavadoras que cortaban el agua, la electricidad y las carreteras. Tácticas similares se están aplicando ahora en la provincia siria de Quneitra y en el sur del Líbano, donde el ejército israelí pretende crear nuevas "zonas de seguridad" con la misma maquinaria.

En todas estas áreas, bajo diferentes pretextos legales y de seguridad, el objetivo es el mismo. Solo durante el mes de agosto los conductores de excavadoras israelíes publicaron abiertamente docenas de videos en los que se jactaban de haber demolido miles de olivos y viviendas.

La complicidad occidental y la maquinaria de la limpieza étnica

La D9 puede ser el ejemplo más claro de esta política, pero no es el único. Se han utilizado excavadoras y maquinaria de ingeniería de empresas estadounidenses, surcoreanas y europeas para construir asentamientos y arrasar tierras palestinas. Las máquinas utilizadas en la infame campaña de demolición masiva de viviendas en la zona de Masafer Yatta, en Al-Khalil (Hebrón), fueron suministradas por Volvo. La equipación de Volvo se utilizó incluso en la construcción de asentamientos ilegales como Har Gilo.

Hyundai Heavy Industries también ha suministrado durante mucho tiempo excavadoras de oruga y otra maquinaria que ha sido utilizada por el ejército israelí y en la construcción de asentamientos ilegales. En 2017, los equipos de Hyundai se utilizaron incluso en la construcción de una carretera exclusiva para colonos en la Cisjordania ocupada, un proyecto que arrancó 700 olivos.

Debido a la falta de suficientes tanques y vehículos blindados de transporte de tropas, Israel también ha estado utilizando los Humvees HMMWV de AM General para transportar sus fuerzas y trabajadores para llevar a cabo trabajos de demolición y, recientemente, ha realizado un pedido de "cientos" más de estos vehículos. La empresa estadounidense General Motors también firmó un acuerdo en 2022 para suministrar tanto vehículos como motores al ejército israelí.

La complicidad de las empresas occidentales en la doctrina de la excavadora permite al agotado ejército israelí mantener lo que todas las principales organizaciones de derechos humanos —incluida la propia B'Tselem de Israel— han calificado de genocidio en Gaza. Esta política vincula la propia sociedad israelí con la maquinaria de despojo, involucrando empresas civiles, contratistas y trabajadores en la arquitectura de la limpieza étnica. De este modo, la actual campaña de bulldozers revive la misma estrategia de borrado que se desató por primera vez durante la Nakba.


Este artículo fue publicado originalmente en inglés en The Cradle el 22 de septiembre de 2025 y fue traducido para Misión Verdad por Spoiler.

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