Jue. 06 Marzo 2025 Actualizado 1:33 am

Chevron planea incrementar las exportaciones de petróleo de Venezuela al nivel más alto en siete años

Chevron planea incrementar las exportaciones de petróleo de Venezuela al nivel más alto en siete años (Foto: EFE)
Entre presiones y pragmatismo

El laberinto de la nueva Licencia a Chevron

El 4 de marzo la Oficina de Control de Activos Extranjeros (OFAC, por sus siglas en inglés) emitió la Licencia General 41A (LG41A), una modificación de la exención original que ha permitido a la empresa Chevron operar en Venezuela durante más de dos años dentro del marco del régimen sancionatorio.

De la Licencia 41 a la 41A

Primero, es necesario recordar el contexto de la Licencia General 41 (LG41). En noviembre de 2022, tras un proceso de diálogo entre los gobiernos de Venezuela y Estados Unidos, la OFAC otorgó a Chevron una autorización especial para reanudar y ampliar sus operaciones en el país bajo ciertas restricciones.

Este nuevo esquema permitió al coloso petrolero funcionar en Venezuela a través de empresas mixtas y exportar petróleo y derivados exclusivamente a Estados Unidos. La medida marcó un punto de inflexión en la política de sanciones ilegales, en un momento cuando las relaciones bilaterales estaban sometidas a la estrategia de "máxima presión".

Desde el punto de vista administrativo, la emisión de la LG41A no implica una interrupción abrupta de las operaciones de Chevron.

La OFAC maneja distintos mecanismos para este tipo de autorizaciones: revocación, expiración y sustitución. En este caso, la LG41A es una sustitución pues la empresa estadounidense podrá continuar su despliegue bajo las mismas condiciones de la LG41 hasta el 3 de abril de 2025.

Por supuesto, este plazo definido confiere a Chevron un margen para ajustar su estrategia, evaluar el panorama político y planificar sus próximos movimientos en un entorno de incertidumbre regulatoria.

El nuevo camino a seguir apunta hacia la Licencia General 44A (LG44A), que refleja el marco bajo el cual podrá operar próximamente.

La transición no es un mero trámite burocrático, se trata de un ajuste significativo que equipara la situación de Chevron con la de otras petroleras extranjeras en Venezuela.

A diferencia de la licencia anterior, que le permitía operar con ciertas garantías, la LG44A exige que las empresas soliciten autorizaciones específicas para su funcionamiento en el país.

Entrar en la órbita de la Licencia 44A

Si Chevron desea mantener presencia en Venezuela después del 3 de abril de 2025, deberá solicitar la exención con la LG44A, lo que significa someterse a un proceso de revisión de la OFAC. Esto abre distintos escenarios:

  • La licencia específica no está garantizada y dependerá de la evaluación de la solicitud.
  • Cualquier autorización futura podría venir acompañada de restricciones aun más severas, pero así es la naturaleza sancionatoria.
  • Bajo el paraguas de la ambigüedad estratégica, el gobierno estadounidense ha dejado abierta una vía de negociación, posiblemente respondiendo a las presiones de actores económicos que buscan evitar una ruptura total del flujo de petróleo venezolano.

Aunque el paso a la LG44A representa un desafío, también indica que la administración Trump no ha optado por un cierre definitivo de las operaciones petroleras en Venezuela.

Por supuesto, esto abre la puerta a una redefinición del marco sancionatorio, siempre y cuando prevalezcan los intereses estratégicos de ambas partes.

Por otro lado, este giro responde a la insistencia ejercida por los congresistas republicanos de Florida Mario Díaz-Balart, Carlos Giménez y María Elvira Salazar. Conocidos como "los tres cubanos locos" por su postura radical, han abogado de manera obsesiva por la estrategia de "máxima presión" contra el gobierno venezolano.

El peso del congreso

A lo largo de los años estos legisladores han sido referentes en la promoción de sanciones ilegales y en la limitación de cualquier flexibilización que pudiera interpretarse como "una concesión a Caracas".

Si bien nunca emitieron una amenaza explícita, los tres congresistas dejaron entrever que podrían retener los votos que Trump necesitaba para aprobar el acuerdo presupuestario republicano. Finalmente, la semana pasada el acuerdo fue aprobado por un estrecho margen de 217 votos a favor y 215 en contra.

De acuerdo con Axios, en privado Trump expresó su preocupación por la situación y admitió ante sus confidentes: "Se están volviendo locos y necesito sus votos".

Frente a esa presión, el presidente estadounidense recurrió a su plataforma Truth Social para anunciar que "están revirtiendo" la licencia a Chevron, lo cual responsabiliza directamente a la administración de Joe Biden.

En su mensaje Trump declaró: "Por la presente estamos revirtiendo las concesiones que el corrupto Joe Biden dio a Nicolás Maduro, de Venezuela, sobre el acuerdo de transacción petrolera, con fecha 26 de noviembre de 2022, y que también tienen que ver con las condiciones electorales dentro de Venezuela, que no han sido cumplidas por el régimen de Maduro. Además, el régimen no ha estado transportando a los criminales violentos que enviaron a nuestro país (el Good Ole' U.S.A.) de vuelta a Venezuela al ritmo rápido que habían acordado. Por lo tanto, ordeno que el ineficaz e incumplido "Acuerdo de concesión" de Biden sea rescindido a partir de la opción de renovación del 1.° de marzo. ¡Gracias por su atención a este asunto!".

Justo antes de la votación, describe Axios, el presidente de la Cámara, Mike Johnson, facilitó una llamada entre Trump y Díaz-Balart para que este último expusiera su argumento contra cualquier flexibilización en la política hacia Venezuela.

La semana anterior, tanto Díaz-Balart como Giménez ya se habían reunido con Trump en la Casa Blanca para expresar su descontento con la política de la administración Biden hacia Caracas.

Durante la llamada, Díaz-Balart recordó a Trump sus promesas de campaña de mantener "una postura intransigente frente a Maduro". Según dos fuentes citadas por el portal web, el congresista argumentó que Biden "le lanzó un salvavidas" al gobierno venezolano al flexibilizar las sanciones impuestas años atrás.

No obstante, las mismas fuentes informaron que Díaz-Balart nunca amenazó directamente con retirar su apoyo: "Mario nunca amenazó con votarlos ni ofreció nada a cambio, porque amenazar a Trump es contraproducente", afirmó.

Consultados sobre su papel en esta maniobra política, los tres congresistas declinaron hacer comentarios. Un portavoz de Johnson, por su parte, confirmó que este grupo de legisladores republicanos de Florida (el séquito de Marco Rubio) jugÓ un papel activo en el asunto.

A grandes rasgos se trató de un movimiento político diseñado para calmar a los "tres locos de Florida".

La producción petrolera: más allá de la licencia a Chevron

Existe una narrativa engañosa que atribuye la recuperación de la producción petrolera venezolana exclusivamente a la Licencia 41 otorgada a Chevron.

Sin embargo, un análisis detallado de las cifras y las decisiones políticas públicas revela que este proceso de recuperación ha sido el resultado de una combinación de factores estratégicos, entre los que destacan la Ley Antibloqueo y el esfuerzo sostenido de los trabajadores petroleros.

Desde la promulgación de la Ley Antibloqueo en 2020, la producción petrolera en Venezuela ha mostrado un crecimiento paulatino y constante. Este marco legal, creado para proteger al Estado venezolano de las sanciones ilícitas, fue clave para duplicar los niveles de producción: pasando de 300 mil barriles por día (b/d) a inicios de 2020, a superar el umbral de los 600 mil b/d para mediados de 2022.

Este progreso se alcanzó antes de la emisión de la Licencia a Chevron en noviembre de 2022, dato que evidencia que la recuperación no estuvo supeditada únicamente a esta autorización.

PDVSA ha logrado sostener y aumentar la producción gracias a dos pilares fundamentales: la Ley Antibloqueo, que proporcionó un andamiaje legal para proteger las operaciones, y la organización de los trabajadores petroleros, quienes desempeñaron un papel crucial en medio de los embates sancionatorios.

La política de recuperación y mantenimiento de la industria, sumada a las alianzas diversificadas con distintos países, ha permitido ampliar el espectro de los hidrocarburos en Venezuela más allá de la licencia a Chevron.

Esto no significa restar importancia a la exención otorgada a la empresa estadounidense, especialmente considerando sus 100 años de actividad en el país y su participación en cinco compañías mixtas con PDVSA. Recientemente, la vigencia de estos contratos se extendió hasta 2047 y 2050, lo que refleja un modelo de inversión con estimaciones de crecimiento acelerado.

En agosto de 2024 el presidente Nicolás Maduro destacó desde las instalaciones de la Empresa Mixta Petroboscán (PDVSA y Chevron) dos hitos significativos: el envío del buque número 100 hacia Estados Unidos en un año y medio, y la suscripción de diez nuevos contratos de diversificación de inversión.

Estos logros subrayan la importancia de una estrategia integral que combina el esfuerzo interno, el marco legal protector y las alianzas internacionales para fortalecer la industria petrolera venezolana.

La LG41 solo es una pieza en un esquema mucho más amplio y diversificado.

Plan Independencia: la respuesta venezolana

Ante la reciente modificación de la OFAC, la vicepresidenta ejecutiva y ministra de Hidrocarburos, Delcy Rodríguez, anunció la activación del "Plan de independencia productiva absoluta". En su comunicado, Rodríguez señaló que el nuevo gobierno de Estados Unidos "ha sucumbido a la presión de sectores opositores fracasados y derrotados de Venezuela" al sancionar a Chevron, una empresa con más de cien años de operaciones en el país.

Esta decisión refleja un patrón recurrente: las presiones internas dentro del entramado gubernamental estadounidense, que año tras año obstaculizan la fluidez en las agendas bilaterales y dificultan cualquier avance hacia decisiones transparentes y constructivas.

Hace unos meses, tras una reunión con el enviado especial Richard Grenell, el presidente Nicolás Maduro dejó clara su postura: "Yo no tengo presiones de ningún tipo, ni nacionales ni internacionales. Estoy libre de presiones".

Con estas palabras el mandatario venezolano dejó ver que conoce muy bien la naturaleza cambiante de la política en Washington. Por ello, no espera nada de ese entramado gubernamental, bien conocido por sus vaivenes y contradicciones.

En el comunicado la ministra Rodríguez destacó que la decisión de la administración estadounidense no solo busca afectar al pueblo venezolano sino que también se "autoinflige un perjuicio al aumentar los precios de los combustibles y socavar la seguridad jurídica de las inversiones estadounidenses en el extranjero". Este punto se sustenta en un aspecto técnico clave: la infraestructura de refinación de Estados Unidos está diseñada para procesar crudo pesado, el cual no abunda en su producción interna.

Aunque ese país es el mayor productor de petróleo del mundo, con un promedio de 12,93 millones de b/d en 2023, la mayor parte corresponde a crudo ligero.

Este tipo de crudo, aunque abundante, no satisface todas las necesidades del parque refinador estadounidense, que fue diseñado para procesar una mezcla diversa de hidrocarburos, incluidas especies pesadas y extrapesadas. Aquí es donde Venezuela juega un papel crucial: su petróleo pesado es esencial para mantener el equilibrio en las refinerías del golfo de México.

En definitiva, el ruido inicial se concentró en Chevron, como si toda la arquitectura de las licencias dependiera únicamente de su margen de maniobra. Sin embargo, quedó claro que existe otra licencia, aun más restrictiva, que define con mayor precisión el verdadero alcance de las operaciones de empresas extranjeras en Venezuela.

Las decisiones que emanan desde Washington reflejan, una vez más, el eterno choque entre ideología y pragmatismo que caracteriza la política energética de Estados Unidos. El tablero sigue en movimiento y Chevron, al igual que otras petroleras, deberá sortear un laberinto político cada vez más complejo.

Conscientes de esa realidad, el gobierno venezolano no se sorprende ante las decisiones pendulares de un sistema gubernamental tan volátil como predecible en sus contradicciones.

Por ello, el comunicado difundido por la Vicepresidenta cerró con un mensaje que fue, al mismo tiempo, una cita histórica y una declaración de principios: "Como bien lo expresó el libertador José Gervasio Artigas: 'No esperemos nada sino de nosotros mismos'", reafirmando que Venezuela, lejos de esperar concesiones externas, sigue trazando su propio camino.

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