La fractura interna que atraviesan las principales facciones del antichavismo evidencia una profunda descomposición en sus filas y un vacío de liderazgo cada vez más pronunciado. La salida del país de Edmundo González Urrutia, sumada al declive de María Corina Machado y su distanciamiento del escenario público, confinada a las redes sociales, exacerba esta situación de fragmentación.
En medio de tal inercia política Henrique Capriles, en una entrevista para Tal Cual publicada el 27 de octubre, señala cómo se está repitiendo el error cometido con el falso gobierno de Juan Guaidó.
Sus acusaciones se producen en un contexto de tensiones con Julio Borges y otros sectores de Primero Justicia, partido del cual recientemente solicitó renunciar a la dirección nacional.
El exgobernador del estado Miranda sitúa la crisis interna de su organización como un reflejo de otra crisis más amplia de la oposición en general. En sus palabras, señala:
"Es precisamente eso de un grupo que pretende llevarnos a una visión política que no es de la mayoría. Ya tuvimos un primer escenario de un fracaso, además estruendoso, que fue el gobierno interino del 2019; yo me imagino que ahora el mismo sector tiene en agenda lo mismo en el 2025. ¿Y por qué tenemos que estar de acuerdo?".
Los grupos afiliados a la narrativa de "hasta el final" de la dirigente de Vente Venezuela cuestionan la ruta electoral a la que se inclina Capriles, que implica entrar en un proceso de diálogo político con el gobierno del presidente Nicolás Maduro.
En respuesta a lo que él denomina como una "guerra sucia" en su contra, deja escapar evidencias que validan lo que desde un principio ha sido el modo de operar de la dirigencia opositora extremista: el sabotaje a la resolución de los conflictos por las vías institucionales, y la elección, en cambio, de mecanismos de desestabilización, en este caso, de agresión directa a la población mediante las sanciones.
"La política de Julio Borges desde hace unos años no ha sido precisamente las elecciones, basta ir a ver los hechos para darnos cuenta", haciendo referencia a la promoción del abstencionismo desde las elecciones presidenciales de 2018, en el marco de una campaña internacional para pedir medidas coercitivas unilaterales contra el país.
"Son los que creen en la teoría de la máxima presión, acompañada de las sanciones a los venezolanos", señala.
En su opinión, que fácilmente puede trascender a Borges para abarcar a figuras como Machado, Capriles sostiene que la participación electoral en 2024 se produjo a "regañadientes, por simple circunstancia".
Esto, como muestran los hechos, no fue más que una maniobra para generar, en paralelo, un escenario de desconocimiento de los resultados electorales y activar acciones violentas con el objetivo de producir, una vez más, un cambio de régimen por la fuerza.
En otro punto crucial de la entrevista, Capriles, buscando responsabilizar a sus detractores por el fracaso del diálogo político, admite que la Operación Guaidó se gestó desde 2017. Señala como evidencia el boicot de Julio Borges a la mesa de negociaciones en República Dominicana.
"¿Qué pasó en la negociación de 2017? ¿Era un plan para que no fuéramos a las elecciones en 2018, porque se estaba gestando el gobierno interino de 2019? Al final, no eres honesto y no le dices a la gente que no crees en las elecciones, sino que crees en otro plan, que tienes otro plan".
Sin nombrar explícitamente a María Corina Machado, critica su intento de imponer un liderazgo hegemónico y la manera en la que ha guiado a la oposición hacia su actual estancamiento.
"Hay gente a quien no le gusta que yo no repito consignas, porque las consignas para mí son un tema de campaña, no son una estrategia... Que tú me digas que la respuesta de qué hacer en un escenario como este es una consigna o tu respuesta sea la descalificación creo que poco abona en la búsqueda de una solución".
Asimismo, la expone como promotora de un escenario de violencia política, al enfatizar que la solución debe ser "democrática, no una guerra".
Capriles representa a un grupo político enfrentado a la dirigente de Vente Venezuela, en el que también se ubican Henry Ramos Allup y Manuel Rosales. Estos líderes opositores presagian una debacle para el liderazgo opositor el 10 de enero, cuando el presidente Maduro sea juramentado para el período presidencial 2025-2031 en la Asamblea Nacional.
"Hay que pasearse por todos los escenarios", dice el dirigente de Primero Justicia. "Pero para construir todos los escenarios, porque lo que hay que evitar a toda costa es una nueva frustración del país".
Ante este paisaje, la decisión más sensata para este sector sería establecer un diálogo con el gobierno y participar en un proceso electoral que le permita recuperar fuerzas.
En un momento cuando sus opciones son limitadas y su existencia se ve amenazada, si se repite la experiencia del fallido gobierno interino de Guaidó, la búsqueda de una nueva estrategia que los aleje del camino de María Corina y Edmundo González parece inevitable.