Jue. 21 Noviembre 2024 Actualizado 4:32 pm

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El Poder Electoral venezolano dejó constancia explícita sobre la participación de más de 10 millones de venezolanos el 3 de diciembre (Foto: Archivo)

¿10 millones de votos? Análisis electoral sobre el referéndum consultivo

Este 3 de diciembre Venezuela organizó un Referéndum Consultivo en el que sometió a consideración de la población habilitada a votar dentro del país cinco preguntas relativas a temas varios en el marco de la disputa con Guyana sobre el territorio Esequibo, el cual está sujeto a controversia.

Este proceso arrojó un resultado de participación de 10 millones 431 mil 907 venezolanas y venezolanos. Una enorme mayoría se manifestó a favor del "SÍ" en todas las preguntas planteadas con un margen superior a 95%.

Este proceso electoral y su resultado tienen gran significado en muchos órdenes, uno de los cuales es el que concierne al margen de participación, pues corresponde a 51% del Registro Electoral Permanente (REP), dato expresado también por el presidente Nicolás Maduro.

Diversos sectores de la oposición han cuestionado el resultado comicial, incluidos algunos dirigentes que participaron en él.

El tema se ha comenzado a trivializar en las usuales disputas de la conversación pública postelectoral, sobre el nivel de apoyo del chavismo, el grado en la "falta de colas" en centros electorales y la fiabilidad del poder organizador, el Consejo Nacional Electoral (CNE). Por lo tanto, es un evento que merece ser analizado en este orden.

1. La previa a la elección

El Referéndum Consultivo del 3 de diciembre tuvo una particularidad especial: es la única consulta de su tipo que se organizó sin un nivel alto de polarización partidista previa a la elección y que se tradujera en una campaña por las opciones a votar.

Es decir, más allá de opiniones particulares de actores políticos, existiendo opciones "SÍ" y "NO" sometidas a consideración de la población, no hubo mecanismos activos por parte de organizaciones políticas que de manera consistente hicieran una campaña por el "NO".

El chavismo fue la primera fuerza convocante y movilizadora de la participación, pero se trató más bien de una campaña de unidad nacional, emocionante, pluriversa y con múltiples factores que participaron en diferentes niveles.

Se involucraron dirigentes opositores como Henrique Capriles, Manuel Rosales, Benjamín Rausseo, Antonio Ecarri, Henry Ramos Allup, Javier Bertucci, Carlos Prosperi, Andrés Caleca, José Brito, entre muchos otros gobernadores, alcaldes y dirigentes del antichavismo.

Los principales partidos opositores que promovieron la asistencia fueron Acción Democrática —corriente Allup y corriente Bernabé—, Un Nuevo Tiempo, Primero Justicia, El Lápiz, Fuerza Vecinal, Primero Venezuela, entre otros.

Adicionalmente participaron gremios y sectores como la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción de Venezuela (Fedecámaras), el Consejo Nacional del Comercio y los Servicios (Consecomercio), la Federación de Cámaras y Asociaciones de Artesanos, Micros, Pequeñas y Medianas Industrias y Empresas de Venezuela (Fedeindustria), entre otros del sector económico privado, incluidas cámaras comerciales en los estados del interior del país.

Acudieron también sectores religiosos de las grandes iglesias cristianas católicas y protestantes, universidades, académicos, artistas, agrupaciones musicales, entre muchas otras, en un conglomerado de más de 3 mil organizaciones sociales y territoriales de diversas procedencias.

En resumen, se trató de un evento nacional con un tipo de convocatoria transversal que llamó a votar a un amplio espectro de las identidades políticas y sociales.

En el ámbito que promovió la suspensión y abstención al evento estuvieron en primera línea: María Corina Machado, el partido Voluntad Popular —mediante la vocería más activa de Juan Guaidó— y el Partido Comunista de Venezuela —dirigentes sin siglas de esa organización dirigidos por Óscar Figuera—. Además, se sumaron un conjunto de sujetos de diversas procedencias críticas al chavismo, aunque de manera dispersa o particularizada.

Un proceso electoral no polarizado y sin antagonismos —como el de grupos políticos confrontando en las opciones "SÍ" y "NO"— ciertamente puede implicar bajas en la participación, pero el margen de 51% está dentro del canon de asistencia en este tipo de consultas hechas en Venezuela.

Sirva de ejemplo que para el Referéndum por la reforma constitucional de 2007 —el cual fue muy polarizado— participó 55,9% del REP. Incluso, el importante referéndum que aprobó la Constitución de 1999 tuvo una participación de 44,9% del REP.

Cada evento electoral tiene contextos y componentes distintos; lo que determina es el estímulo de los votantes a participar. Así que el tipo de campaña "unitaria" podría ser en este caso el catalizador que movilizó al electorado.

Por la composición de los distintos niveles de convocatoria a favor de acudir, hay razones cualitativas para considerar que este evento electoral tenía muchas condiciones que propiciaron el voto de grandes sectores del país interesados sobre la Guayana Esequiba, como elemento temático de importante arraigo en la identidad nacional.

2. La nueva estructura territorial del voto

Un elemento que ha pasado desapercibido en los análisis comicialesles es que el 3 de diciembre el CNE estrenó una nueva infraestructura electoral.

Los sufragios regionales y municipales de 2021 contaron con 14 mil 262 centros de votación, mientras que en este 2023 se emplearon 15 mil 857 centros, 11% más de nuevos núcleos.

Más allá del número de nuevos centros, es más importante su ubicación. Muchos de ellos se crearon a solicitud del presidente Nicolás Maduro, quien pidió al poder electoral favorecer condiciones para poner centros comiciales más cerca de la gente.

La importante correlación de nuevos centros tuvo especial énfasis en zonas populares y rurales. Estos han servido para propiciar la desconcentración, especialmente en zonas barriales con alta participación favorable al chavismo. Lo que quiere decir que esto habría servido para aminorar la posibilidad de "colas" en las afueras de diversos centros.

Estimaciones iniciales sobre la participación indican además que, en zonas tradicionalmente opositoras, la densidad de participación fue baja pues la inercia abstencionista promovida por sectores de la derecha dura pudo tener impacto. En muchos casos, se trata de centros electorales tradicionales que son referencia del antichavismo por sus "colas".

Tomarlos a ellos como referencia implica un análisis absolutamente sesgado. La arquitectura electoral ha cambiado.

3. Movilización del voto

Como principal promotor del Referéndum, el chavismo experimentó un nuevo esquema de movilización del voto. El CNE ha puesto nuevos centros electorales más cerca de su gente y eso implica menos problemas en los métodos de movilización.

En cierta medida, el chavismo está prescindiendo del esquema del agolpamiento en centros, que en algunos casos es hábito de espectáculo político y "fiesta electoral". Para el chavismo ese ha sido un método de otros contextos, pero no aplica en el presente con la nueva arquitectura territorial de los centros.

Refiere que se aplicó una estrategia de acarreo de votantes de manera personalizada y por bloques. Es decir, convocó a sus sectores por grupos, a votar en franjas horarias para no promover el desgaste en centros y para garantizar el transporte y logística de movilización.

Tales condiciones facilitaron que el proceso fuera rápido y cómodo para el elector a través de la minimización del esfuerzo físico para el votante.

En horas de la tarde y hasta la noche del domingo 3, el chavismo promovió un esquema "casa a casa" con vistas a convocar a los votantes y llevarlos a centros.

4. Fue un proceso rápido

El sistema electoral venezolano aplica un método de "herradura" en cada mesa electoral: se busca el nombre del participate en el cuaderno electoral, luego pasa por la máquina captahuellas, vota, deposita el comprobante en caja y firma el cuaderno. Se trata de un proceso de menos de un minuto o un poco más.

Es una experiencia que se ha perfeccionado con cada elección. Además ha sido facilitada con la entrada en servicio desde el año 2020 de las nuevas máquinas electorales ensambladas en el país. Con una interfaz muy simple de usar, con pantalla táctil, de software rápido y con una impresora muy expedita.

El CNE ha adecuado sus procesos haciéndolos más rápidos. Pero además los electores ya se han familiarizado con los métodos y lidian con menos confusiones y problemas para usar las máquinas, de forma que seha acelerado el evento.

5. Mesas sin fallas

En Venezuela casi cada año ha habido elecciones y las colas han sido un componente tradicional y visual muy sesgado como medidor de la asistencia.

Sin embargo, una de las razones usuales del agolpamiento de personas y la generación de colas en centros electorales se ha debido a las también habituales fallas en máquinas electorales. O al menos fue así antes del año 2020, cuando entraron en servicio las nueva tecnología.

En muchos casos las filas no se han debido a la asistencia sino a problemas técnicos en una o más mesas. Es decir, en un centro con cuatro mesas funcionando, si una máquina en una mesa presenta fallas de software o hardware, los electores correspondientes a esa mesa no pueden ingresar al centro y terminan haciendo cola afuera.

Esas máquinas deben recibir soporte técnico in situ, contar con soporte desde Caracas o, en algunos casos, deben ser reemplazadas. Estas cuestiones implican tiempo.

Esto sugiere que, si el CNE minimiza el número de incidencias técnicas, no hay razón para que existan colas en las afueras de los centros electorales.

De acuerdo con el presidente del CNE, Elvis Amoroso, desde el viernes 1° de diciembre se logró 100% en el funcionamiento de máquinas en mesas electorales y con nulos problemas técnicos.

6. La cola no será transmitida en redes sociales

En ciertas ocasiones una misma realidad puede ser presentada desde ángulos muy distintos, dependiendo del narrador y en ocasiones de la plataforma de difusión.

Diversas cuentas de redes sociales presentaron la imagen de centros electorales sin colas, como rasgo aparentemente "indiscutible" de baja asistencia. Pero las fotos en redes sociales apenas ilustran parte del proceso electoral.

Uno de los factores que se ha omitido desde muchas cuentas de redes sociales es que el CNE ha promovido el ingreso de votantes a los centros a espacios de espera habilitados, para que luego el elector acuda a su mesa. Esta medida tiene el fin de evitar el agolpamiento del participante en las afueras de centros en condiciones de calor, exposición al sol o a la lluvia.

Sin embargo, no es completamente cierto que no hubo colas en algún centro electoral. El registro de la transmisión televisiva inédita y conjunta que realizaron medios venezolanos como VTV, Globovisión y Venevisión dejó constancia de colas en diversos centros electorales con afluencia importante en diversos lugares y horarios del domingo.

Básicamente la percepción construida en algunas plataformas de redes sociales terminó siendo muy distinta a la que presentaban medios convencionales, por lo que seguramente se trató de un montaje de ingeniería de redes para manufacturar opinión pública.

7. La intención de participar

La participación de más de 50% del REP, es decir, más de 10 millones de electores, no debe ser considerada sorpresiva si se acude al registro de encuestas publicadas antes del 3 de diciembre que reflejaban la intención de participar. Las consultoras de opinión arrojaron diversidad de datos, en varios casos superiores al resultado obtenido.

La firma Hinterlaces indicó que votaría 72% del REP (unos 14,8 millones de votantes), mientras que la firma ISC pronosticó 60% de participación según sus encuestados —votarían unos 12,3 millones—. De hecho, la encuestadora Datanálisis presentó una cifra más modesta, pero refirió que 40% de su muestra estaba dispuesta a ir a votar —unos 8,2 millones de electores—.

Aunque los resultados finales estuvieron fuera del margen de error de estas firmas, ninguna indicó que la participación sería baja, ninguna estimó que votarían 2 millones 100 mil electores, tal como han señalado algunos dirigentes opositores como Henrique Capriles, quien paradójicamente terminó cuestionando el proceso electoral en el que participó, con lo que se propinó a sí mismo una nueva derrota electoral.

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