Así que el presidente ruso Vladimir Putin, por sí mismo, y el presidente estadounidense Joe Biden, rodeado de ayudantes, finalmente tuvieron su videoconferencia secreta en línea durante dos horas y dos minutos, con traductores situados en diferentes habitaciones.
Este fue su primer intercambio serio desde que se reunieron en persona en Génova en junio pasado, la primera cumbre Rusia-Estados Unidos desde 2018.
Para la opinión pública global, llevada a creer que una "guerra" en Ucrania era casi inminente, lo que queda es esencialmente un torrente de inventos.
Así que empecemos con un simple ejercicio sobre el asunto clave de la videoconferencia -Ucrania-, contrastando las versiones de la Casa Blanca y del Kremlin de lo que pasó.
La Casa Blanca: Biden dejó "claro" a Putin que Estados Unidos y sus aliados responderán con "medidas económicas cruciales y otras" a la escalada militar en Ucrania. Al mismo tiempo, Biden pidió a Putin desescalar en torno a Ucrania y "regresar a la diplomacia".
Kremlin: Putin ofreció a Biden anular todas las restricciones en el funcionamiento de las misiones diplomáticas. Remació que la cooperación entre Rusia y Estados Unidos aún se encuentra en un estado "insatisfactorio".
Urgió a los Estados Unidos no desplazar "la responsabilidad sobre los hombros de Rusia" por la escalada de la situación en torno a Ucrania.
La Casa Blanca: Estados Unidos expandirá la ayuda militar a Ucrania si Rusia toma pasos en su contra.
Kremlin: Putin le dijo a Biden que Rusia está interesada en obtener garantías fijas y legales que excluyan la expansión de la OTAN hacia oriente y el despliegue de los sistemas de ataque en los países vecinos de Rusia.
La Casa Blanca: Biden no dio a Putin comentario alguno de que Ucrania se mantendría fuera de la OTAN.
Minsk o fiasco
Ahora, lo que realmente importa: la línea roja.
Lo que Putin le dijo diplomáticamente al Team Biden, sentados a la mesa, es que la línea roja de Rusia -fuera Ucrania de la OTAN- es inamovible. Lo mismo aplica a Ucrania convertida en un foco del Imperio de las Bases del Pentágono, albergando armamento de la OTAN.
Washington puede negarlo ad infinitum, pero Ucrania es parte de la esfera de influencia de Rusia. Si no se hace nada para forzar a Kiev para que cumpla el Acuerdo de Minsk, Rusia "neutralizará" la amenaza bajo sus propios términos.
La causa fundamental de todo este drama, ausente de toda narrativa de OTANistán, es clara: simplemente Kiev rehúsa respetar el Acuerdo de Minsk de febrero 2015.
Según el acuerdo, Kiev debería ceder autonomía al Donbás mediante una enmienda constitucional, referida como un "estatus especial"; otorgar una amnistía general; y empezar un diálogo con las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Con el paso de los años, Kiev cumplió con ninguno de los compromisos, mientras que la maquinaria mediática de OTANistán mantenía rotando que Rusia estaba violando el Minsk. Rusia ni siquiera está mencionada (cursivas mías) en el acuerdo.
Moscú siempre respetó el Acuerdo de Minsk, que establece al Donbás como una parte integral y autónoma de Ucrania. Rusia ha dejado bien claro, una y otra vez, que no tienen ningún interés en absoluto en fomentar un cambio de régimen en Kiev.
Antes de la videoconexión, el portavoz del Kremlin Dmitry Peskov destacó que "Putin escuchará las propuestas de Biden sobre Ucrania 'con el mayor interés'". Incluso la Casa Blanca manifiesta que el Team Biden no propuso que Kiev obedeciera el Acuerdo de Minsk. Así que a pesar de lo que el Team Biden pudo haber dicho, Putin, pragmáticamente, adoptará la estrategia de "espera y observa", y luego actuar de manera acorde.
En las vísperas de la videoconferencia, la máxima expectativa estaba alrededor de Washington buscando detener el Nord Stream 2 si Rusia "invade" Ucrania.
Rusia es capaz de aumentar el volumen de las exportaciones de gas a Europa a través del gasoducto principal Nord Stream 2. Queda de parte de los líderes políticos europeos tomar la decisión al respectohttps://t.co/qJco7mxbnL
— MV (@Mision_Verdad) November 20, 2021
Lo que nunca revela la narrativa de la "invasión", repetida ad nauseam a lo largo de todo OTANistán, es que los halcones ven de reojo un Estados Unidos inmensamente polarizado, corroído desde adentro, que, desesperados, necesitan de una guerra en lo que el analista militar Andrei Martyanov llama el "país 404", un agujero negro contiguo a Europa.
El quid del asunto es que los vasallos imperiales europeos no deben tener acceso a la energía rusa: solo el gas natural licuado (GNL) estadounidense.
Y eso fue lo que llevó a los rusófobos más extremistas en Washington comenzar las amenazas de "sanciones" sobre el círculo íntimo de Putin, los productores energéticos rusos, e incluso desconectar Rusia de SWIFT. Todo eso se supone iba a prevenir que Rusia de "invadir" al País 404.
El secretario de Estado Tony Blinken –presente durante la videoconexión– dijo hace pocos días en Riga que "si Rusia invade Ucrania", la OTAN responderá "con una gama de medidas económicas de alto impacto". En cuanto a la OTAN, está lejos de ser agresiva: es solo una organización "defensiva".
El ministro ruso de Exteriores Sergey Lavrov, a principios de diciembre, en la reunión del Consejo Ministerial de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OCSE) en Estocolmo, ya advertía que la "estabilidad estratégica" en Europa se estaba "erosionando rápidamente".
Lavrov dijo que "la OTAN rehúsa considerar nuestras propuestas en torno al desescalamiento de las tensiones y la prevención de incidentes peligrosos... Por el contrario, la infraestructura militar de la alianza se muda cerca de las fronteras de Rusia... El catastrófico escenario de la confrontación militar está volviendo".
Así que no es de extrañar que el meollo del asunto, para Moscú, sea la transgresión de la OTAN. La narrativa de la "invasión" es una burda noticia falsa vendida como realidad. Incluso William Burns de la CIA admitió que la inteligencia estadounidense no tiene información que "concluya" que Rusia diligentemente responderá a las plegarias de los empresarios de la guerra (War Inc.) y finalmente "invada" Ucrania.
Aun ello no pudo prevenir que un pasquín sensacionalista alemán presentara a todas las figuras de la blitzkrieg o guerra relámpago rusa, cuando la verdadera historia es que Estados Unidos y la OTAN intentan apretar el botón "país 404" para cometer suicidio atacando las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk.
Esa garantía legalmente vinculante
Es inútil esperar que la videoconferencia produjera resultados prácticos. Mientras OTANistán permanece embrollado en crisis concéntricas, el actual nivel de alta tensión entre la OTAN y Rusia es un regalo del cielo en términos de mantener la narrativa conveniente de un maléfico extranjero eslavo. También es un bonus extra para el complejo militar-industrial-inteligencia-mediática-tanque de pensamiento.
La tensión continuará cocinándose a fuego lento sin volverse incandescente solo si la OTAN no se expande de ninguna manera o forma dentro de Ucrania. Los diplomáticos en Bruselas rutinariamente comentan que Kiev nunca será aceptado como un miembro de la OTAN. Pero si las cosas se pueden poner peor, así será: Kiev se convertirá en uno de los socios especial de la OTAN, un actor forajido, desesperadamente pobre, hambriento de territorio.
Putin demandando a Estados Unidos -que maneja la OTAN- una garantía legalmente vinculante de que la alianza no avanzará más al este hacia las fronteras rusas es el punto de inflexión aquí.
Team Biden no puede cumplirlo: serían comidos en vida por el establishment de War Inc. Putin estudió su historia y sabe que la "promesa" de Papi Bush a Gorbachev sobre la expansión de la OTAN era solo una mentira. Sabe que quienes manejan la OTAN nunca se comprometerán con dicha garantía.
Eso le permite a Putin una gran gama de opciones para defender la seguridad nacional rusa. La "invasión" es un chiste; Ucrania, en descomposición desde adentro, consumida por el miedo, permanecerá en el limbo, mientras Donetsk y Lugansk se interconectará progresivamente con la Federación de Rusia.
No habrá una guerra de la OTAN contra Rusia; como ha demostrado ampliamente el mismo Martyanov, la OTAN no duraría cinco minutos contra las armas hipersónicas rusas. Y Moscú se enfocará en lo que realmente importa, geoconómica y gepolíticamente: la consolidación de la Unión Económica Euroasiática (UEE) y la Asociación de la Gran Eurasia.
Este artículo fue publicado originalmente en inglés en Asia Times el 8 de diciembre de 2021, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Ernesto Cazal.