Este domingo 21 de noviembre, se llevaron a cabo las elecciones regionales y municipales en Venezuela, cuyos resultados finales han sido nuevamente favorables al chavismo tras ganar la gran mayoría de gobernaciones y alcaldías en disputa.
Participación: Acorde al primer boletín oficial del CNE, la participación total rondó el 41,8% del padrón electoral con un 90% de los votos escrutados. La cifra, que sigue el patrón de movilización de comicios recientes, superó la participación en las pasadas elecciones legislativas de diciembre por un amplio margen, lo que es un síntoma de recomposición de la ruta electoral si tomamos en consideración que las elecciones regionales no son precisamente las que más movilizan a los votantes.
Resultados: Hasta los momentos, la coalición del Gran Polo Patriótico (GPP) ha obtenido la victoria en 18 gobernaciones, mientras que las oposiciones, mediante diversas alianzas y tarjetas, han consolidado el triunfo en tres de ellas (Nueva Esparta, Zulia y Cojedes), a la espera de los resultados definitivos en Apure y Barinas, donde un estrecho margen de diferencia ha impedido el anuncio de los ganadores y su posterior proclamación.
Lo especial: Estas elecciones tenían el componente particular de ser las primeras en las que el denominado G4 inscribió candidatos, tras varios años de abstencionismo y boicot institucional. El retorno a la vía electoral de los partidos opositores que favorecieron la estrategia golpista del "proyecto Guaidó" fue un giro criticado fuertemente por sus propios seguidores, ya que, luego de años de fabricar desconfianza en el sistema electoral, pidieron un voto de confianza en las urnas.
Nuevo ecosistema: A su vez, los resultados describen una reconfiguración del sistema de partidos opositores. El monopolio del G4-MUD ha perdido validez práctica, y formaciones de factura reciente como Alianza Democrática, Lápiz y Fuerza Vecinal han alcanzado cargos de distintos niveles y se han consolidado como fuerzas políticas por encima de los partidos tradicionales de la MUD en distintos estados. La tendencia indica que la oferta electoral en bloque de la oposición ha completado su ciclo, para darle paso a un mapa mucho más diverso cuyas coordenadas ideológicas tocan distintas sensibilidades.
Factores de importancia: Por su parte, el chavismo ha conquistado una nueva victoria que consolida su predominio político e institucional en el país, favoreciendo su estrategia de recuperación económica integral, a la par de que ha impuesto el reconocimiento de la legitimidad de las instituciones del Estado frente a sus adversarios. También hay que destacar que obtuvo la victoria en Mérida y Táchira, dos estados ganados por la oposición en las últimas elecciones regionales, y también ha recuperado Anzoátegui, otro estado bajo administración opositora desde 2017. Estos triunfos, en el contexto de la ofensiva de recomposición económica, abren nuevas perspectivas de fortalecimiento y de crecimiento político y gestión.
Fragmentos y algunas conclusiones: Otro dato de carácter estratégico es la atmósfera política que ha quedado de las elecciones y el marco de juego que ahora se impone como el dominante. Las opciones de violencia destituyente, encabezadas por el G4, han quedado desmanteladas tras los resultados, ya que se ha roto la narrativa de deslegitimación que las sustentaba. Junto a esto, el agotamiento del país en medio de un conflicto prolongado, da pie a la estructuración de un nuevo consenso social, donde los posicionamientos extremistas van perdiendo validez a medida que las expectativas de reconciliación, paz y estabilidad arropan las preferencias electorales mayoritarias de los venezolanos. En esta nueva jerarquía de prioridades se decidirá el mediano plazo de Venezuela, lo que pone a prueba la capacidad de reinvención y adaptación de las fuerzas políticas, una capacidad que el chavismo sigue conservando y de ahí los resultados obtenidos.
Reporte del Instituto Samuel Robinson del 22/11/2021.