Vie. 07 Febrero 2025 Actualizado 11:42 am

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Creada en 1961, la USAID es una destacada organización en la planificación de cambios de régimen y golpes de Estado (Foto: Jamal Aruri / AFP / Getty Images)

¿Una orden ejecutiva paralizó por completo a la Usaid?

Con la interrupción del financiamiento federal a la USAID los medios de comunicación pro-occidentales, de Ucrania a Nicaragua, están mendigando donaciones, y un aparato multimillonario de cambio de régimen entra en modo pánico.

Entre la avalancha de órdenes ejecutivas emitidas por el presidente Donald Trump en los primeros días de su administración, tal vez la más relevante hasta la fecha sea una titulada "reevaluar y realinear la ayuda estadounidense al exterior".

En virtud de esta orden, se impuso de inmediato una pausa de 90 días en toda la ayuda estadounidense al desarrollo en el exterior en todo el mundo, exceptuando, por supuesto, a los mayores receptores de ayuda estadounidense en Israel y Egipto. Por el momento, la orden prohibe el desembolso de fondos federales para cualquier "organización no gubernamental, organización internacional o contratista" encargada de ejecutar programas de "ayuda" estadounidense en el extranjero.

En cuestión de días, cientos de "contratistas internos" de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID en inglés) fueron puestos de permiso sin sueldo o directamente despedidos, como resultado directo de la Orden Ejecutiva. John Hudson, colaborador del Washington Post, ha informado que los funcionarios de la organización califican las directivas de Trump sobre "ayuda al desarrollo exterior" como "una aproximación de conmoción y pavor", que los ha dejado tambaleándose, sin saber cuál será su futuro. Un apparatchik anónimo de la USAID le dijo: "incluso han retirado todas las imágenes de los programas de ayuda de nuestras oficinas", como atestiguan las fotografías que acompañan al artículo.

Mientras que la purga de la administración Trump envió ondas de choque a los cuerpos de desarrollo internacional de Washington y los bandidos de la capital federal que se alimentan de su abrevadero, el corte repentino del dinero de la USAID ha desatado el pánico en el extranjero. Desde América Latina hasta Europa del Este, Estados Unidos ha inyectado miles de millones en ONG y medios de comunicación para avivar revoluciones de colores y diversas operaciones de cambio de régimen, todo ello en nombre de la "promoción de la democracia".

Ahora que el aparato mundial del poder blando estadounidense, anunciado por el Presidente George H. W. Bush como "mil puntos de luz" se oscurecen, los medios de comunicación supuestamente independientes, desde Ucrania hasta Nicaragua, se preocupan por su futuro y piden donaciones en sus sitios web.

La oposición y los medios de comunicación respaldados por Estados Unidos se enfrentan a la extinción en Ucrania

Desde el colapso de la Unión Soviética, Estados Unidos ha bombeado miles de millones de dólares en Ucrania para crear e impulsar una oposición fervientemente antirrusa. Como señaló la ex secretaria adjunta del Departamento de Estado para Asuntos de Europa Oriental, Victoria Nuland, en una reunión patrocinada por la industria petrolera celebrada en Kiev en 2009, "hemos invertido 5 mil millones de dólares para ayudar a Ucrania" a "crear capacidades e instituciones democráticas" que le permitan "alcanzar la independencia europea".

Estados Unidos inundó de subvenciones a la sociedad civil ucraniana en vísperas del golpe de Estado del Maidán de 2014, dando a luz a una red de medios de comunicación pro-occidentales casi de la noche a la mañana. Entre ellos se encontraba Hromadske, una entidad de radiodifusión liberal que promovió el derrocamiento del presidente Víctor Yanukóvich y apoyó la posterior guerra contra los separatistas prorrusos en el este del país, incluso glorificando a los nazis que lucharon contra el Ejército Rojo durante la Segunda Guerra Mundial.

Con la orden ejecutiva de Trump cortando los programas de la USAID, Hromadske ha sido repentinamente cercenado de su ducto financiero. Lo mismo ha ocurrido con los principales medios de comunicación ucranianos que surgieron tras el golpe del Maidán, como Ukrinform, Internews y un signatario de la Red Internacional de Verificación de Hechos dirigida por Poynter llamada VoxUcrania.

El Ministerio de Cultura y Comunicación Estratégica y el Servicio del Viceprimer Ministro para la Integración Europea y Euroatlántica, ambos creados para hacer propaganda a favor de la guerra contra Rusia, también se encuentran entre los receptores de fondos de la USAID, ahora famélicos de efectivo.

El presidente ucraniano, Volodimir Zelenski, se fue a Twitter/X para lloriquear que "programas de importancia crítica" totalmente dependientes del "apoyo de Estados Unidos" estaban ahora "suspendidos" como resultado de la orden ejecutiva de Trump. Prometió que "ciertas iniciativas clave" serían "financiadas a través de nuestros recursos internos", mientras rogaba que se "intensiquen" las donaciones de los "socios europeos" de Kiev.

Dada la casi total destrucción económica de Ucrania desde que estalló la guerra proxy contra Rusia en febrero de 2022, y su total dependencia de la USAID para pagar los sueldos de los empleados del Estado, no se sabe a ciencia cierta cómo pueden utilizarse los "recursos internos" del país para compensar siquiera vagamente su repentino déficit. Los principales medios de comunicación ucranianos ya están pidiendo ayuda financiera a sus lectores, solo para poder seguir funcionando.

Según el Instituto de Información de Masas de Kiev, también financiado desde el extranjero, alrededor de 90% de los medios de comunicación del país "dependen de subvenciones estadounidenses".

El tren de negocios de la Contra 2.0 se detiene en Nicaragua

Organizaciones financiadas por Estados Unidos en Nicaragua, donde desde la reelección del popular Frente Sandinista de izquierda en 2006, Washington ha inyectado decenas de millones de dólares en medios de comunicación de derecha y grupos de la oposición, han emitido balidos similares.

En tándem, estos quintacolumnistas financiados desde el extranjero difunden habitualmente desinformación, al tiempo que incitan a la violencia contra el gobierno y sus partidarios, e influyen en los medios de comunicación occidentales que informan sobre el país.

Como informó The Grayzone, un medio de la oposición nicaragüense financiado por la USAID llamado "100% Noticias" llevó a cabo una campaña de incitación violenta a lo largo de 2018, cuando un fallido intento de golpe de Estado respaldado por Estados Unidos dejó cientos de muertos en el país.

Mientras el portal hacía repetidos llamamientos al asesinato del presidente Daniel Ortega, su director, Miguel Mora, declaró a Max Blumenthal de The Grayone, que deseaba una intervención militar estadounidense en el país para derrocar al gobierno electo. Cuando finalmente el gobierno nicaragüense cerró el canal y procesó a Mora, Washington respondió con acusaciones de represión y amenazas de fuertes sanciones.

El 21 de enero, otro portal antisandinista llamado Nicaragua Investiga advirtió que la orden de Trump "amenaza con asestar un duro golpe" al país y a su cruzada anti-Ortega, "que depende en gran medida del apoyo financiero y técnico de agencias" como la USAID. Este respaldo, declaró el medio, era un "pilar fundamental" en los esfuerzos de la derecha nicaragüense para socavar y deponer al presidente antiimperialista.

"Las organizaciones de la sociedad civil que dependen de esta ayuda se verían obligadas a reducir o cesar sus actividades", advirtió Nicaragua Investiga. El medio lamentó además que "reina la incertidumbre sobre cómo y cuándo se restablecerá la asistencia, y si las organizaciones críticas con el régimen de Daniel Ortega que aún sobreviven fuera del país podrán mantener sus operaciones".

No es casualidad que Nicaragua Investiga fuera uno de los medios de difusión locales cuya existencia dependía en gran medida de las subvenciones del gobierno estadounidense.

¿Se ha negado Estados Unidos a balcanizar los Balcanes?

En todos los Balcanes Occidentales, la USAID, la autoproclamada fachada de la CIA el Fondo Nacional para la Democracia (la NED), la Open Society Foundations de George Soros y la panoplia de ONG y medios de comunicación se han infiltrado en todas las esferas imaginables de la vida pública. Tras la guerra civil de 1992-1995, Bosnia Herzegovina se transformó metódicamente en una colonia de facto de la Unión Europea y Estados Unidos, con todas las funciones básicas del Estado secuestradas por intereses extranjeros.

La preocupación por el proyecto imperial llegó a los principales medios de comunicación de la época. El New York Times advirtió en 1998 que la dominación estadounidense de Bosnia "planteaba inquietantes cuestiones sobre cómo funcionará el Estado sin continuas infusiones de ayuda exterior y supervisión internacional directa". Un asesor extranjero del gobierno de alto nivel se enfadó por la falta de estrategia de salida de Washington en el país, o de cualquier plan para acabar con "la cultura de dependencia de Bosnia". En la actualidad, al menos 25 mil 600 ONG financiadas por Occidente trabajan en Sarajevo.

La pausa en la "ayuda exterior al desarrollo" ha puesto en peligro de desaparición permanente innumerables puestos de trabajo y organizaciones beneficiarias en todos los Balcanes. El 30 de enero, Balkan Insight (un portal web desenmascarado por The Grayzone como tentáculo de la inteligencia británica) publicó una esclarecedora investigación sobre cómo la pausa en la ayuda "ha afectado inmediatamente a una serie de organizaciones en Bosnia y Herzegovina, Albania, Kosovo, Macedonia del Norte, Montenegro y Serbia".

Desde 2020 hasta finales de 2024, Washington ha canalizado la asombrosa cantidad de mil 700 millones de dólares hacia los Balcanes Occidentales, "apoyando a organizaciones de la sociedad civil e instituciones estatales y proyectos que van desde los derechos humanos y los medios de comunicación hasta la eficiencia energética", sin apenas beneficios sociales demostrables. Ahora, "todos los proyectos se han paralizado... hasta que finalice el periodo de evaluación". Se cubrirán los gastos hasta el 27 de enero, "mientras que todo lo que se haga después tendrá que detenerse". Ya se han producido despidos y enormes recortes salariales en las entidades beneficiarias.

Trabajadores de ONG anónimas consultados por Balkan Insight temían que la congelación del financiamiento estadounidense no fuera temporal. Una fuente especuló que la Orden Ejecutiva podría ser "solo una forma suave de cortar estos fondos permanentemente". Balkan Insight señaló que Washington "ha apoyado miles de actividades" en la región, y que "el número exacto de proyectos afectados" sigue siendo "desconocido". Cuando los periodistas se pusieron en contacto con las oficinas locales de la USAID en busca de claridad sobre los recortes, fueron redirigidos en todos los casos a la sede central de la agencia en Washington.

El campamento base de la USAID "respondió enviando un enlace a su comunicado de prensa" sobre la pausa en la financiación. "El presidente Trump dijo claramente que Estados Unidos ya no va a repartir ciegamente dinero sin retorno para el pueblo estadounidense", declaró sin rodeos. "Revisar y reajustar la ayuda exterior en nombre de los contribuyentes que trabajan duro, no es solo lo correcto, es un imperativo moral". Evidentemente, a la nueva administración no le preocupa lo más mínimo que sectores enteros de las economías locales de los Balcanes hayan sido efectivamente clausurados.

Incluso en Albania (un país tenazmente proestadounidense con un influyente grupo de presión en Washintgton) se han suspendido 30 proyectos subvencionados, incluida la subvención de "tribunales, fiscalías y los ministerios de Defensa, Educación y Deportes, y Finanzas". En Macedonia (donde "la mayor parte") del dinero estadounidense se distribuye a través de la USAID y la NED, 72 millones de dólares asignados a 22 proyectos están "ahora en suspenso". Seis iniciativas regionales más amplias respaldadas por la USAID en los Balcanes, que también incluyen a Macedonia, "por valor de unos 140 millones de dólares", están igualmente paralizadas. En términos locales, estas sumas son monumentales.

Georgia no está en la mente de la administración Trump

Desde principios de 2023, la República de Georgia ha sido escenario de una serie de revoluciones de colores, todas ellas en respuesta al éxito de la campaña del gobierno para obligar a las más de 25 mil organizaciones del país financiadas desde el extranjero a revelar sus fuentes de financiamiento. Las ONG y los grupos activistas respaldados por Occidente han estado a la vanguardia de todos estos intentos de golpe. Como era de esperar, este ejército en la sombra compuesto por soldados de infantería previamente financiados por Estados Unidos está furioso por el recorte de la "ayuda exterior al desarrollo" de la administración Trump.

En cambio, el Gobierno georgiano parece encantado. El líder parlamentario Mamuka Mdinaradze incluso ha sugerido que la controvertida ley sobre la transparencia de la financiación extranjera "podría dejar de ser necesaria" tras la orden ejecutiva de Trump. De hecho, con los innumerables agentes del caos patrocinados desde el extranjero de repente sin dinero, la costa de la revolución de color está ahora despejada en Tiflis.

El 30 de enero, la publicación local en inglés Georgia Today publicó un editorial en el que lamentaba que "mientras el futuro de su financiamiento pende de un hilo, las organizaciones de ayuda ya están despidiendo o reduciendo personal", y "algunos programas" en Tiflis "pueden tener dificultades para reanudarse tras este cierre temporal, con la posibilidad de que muchos desaparezcan definitivamente". La subvención de la USAID "ha sido la piedra angular del desarrollo del país desde 1992, con más de mil 900 millones de dólares en ayuda proporcionada hasta la fecha".

Antes de la pausa, solamente la USAID estaba "invirtiendo en 39 programas en todo el país, con un valor total de 373 millones de dólares y un presupuesto anual superior a 70 millones de dólares". Estos esfuerzos se centraban abrumadoramente "en promover reformas económicas" y "fomentar la inversión del sector privado", lo que equivale a decir, facilitar la violación financiera extranjera y el saqueo de Georgia.

Mientras que los críticos nacionales de la Orden Ejecutiva de Trump han arremetido contra la pérdida de Washingto de su influencia expansiva del “poder blando” en el sur global, tal retirada solo puede ser para el enorme beneficio de los países objetivo. Como señaló un ensayo de LeftEast, las ONG financiadas desde el extranjero han "erosionado durante décadas la agencia de los ciudadanos georgianos y la soberanía y la democracia del país". Sus autores explicaban: "Los activistas de Georgia saben muy bien lo que se espera de ellos y qué comportamientos se castigan y recompensan: ser crítico con el gobierno en Facebook te reportará más subvenciones que estar en la comunidad ayudando a la gente... Los donantes incluso controlan los perfiles de los activistas en las redes sociales, y puede haber consecuencias por publicar cosas incorrectas".

Sin embargo, el alivio podría ser prematuro para las poblaciones que han sufrido décadas de "ayuda extranjera para el desarrollo" de los Estados Unidos, y los consiguientes golpes de Estado y disturbios que ha pagado. La "pausa" en la ayuda estadounidense podría ser una medida temporal, o el gasto en poder blando podría reorientarse hacia opciones más duras con repercusiones aún más graves en todo el mundo.


Publicado originalmente en The Grayzone el 31 de enero de 2025, la traducción para Misión Verdad fue realizada por Spoiler.

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