Dom. 22 Diciembre 2024 Actualizado Sábado, 14. Diciembre 2024 - 10:42

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Rusia y los demás países del "BRICS" están trabajando en una moneda de reserva alternativa que competiría con el DEG del FMI (Foto: Alexey Nikolsky / Kremlin)

¿Es el momento de los BRICS?

Conformado por Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica, los BRICS constituyen un eje global de dimensiones cada vez más amplias. Sus efectos políticos y económicos serán definitorios de la geopolítica para las próximas décadas. Datos del Banco Mundial revelan que las naciones que hoy componen al bloque representan 22% de la superficie terrestre, 42% de la población mundial, 26% del PIB mundial, y tienen 4 billones de dólares en divisas.

De acuerdo a información del Fondo Monetario Internacional (FMI), China representa más de 70% del poder económico colectivo, seguido de India con 13%, Rusia y Brasil cada uno con aproximadamente 7%, y finalmente Sudáfrica con 3%. Han contribuido con 50% al crecimiento del producto bruto del mundo en el último año, contienen abundantes recursos naturales como hidrocarburos, gas, minerales estratégicos y son grandes productores de alimentos.

Las alternativas que pueden ofrecer estos países en conjunto son más amenazantes para Estados Unidos que el potencial militar de Rusia o el poder económico de China, pues la valoración real de la soberanía y la independencia son los mayores desafíos geopolíticos para el llamado "orden mundial basado en reglas". Mientras Biden no logró un aumento de la producción petrolera en Arabia Saudita, Putin firmó un gran acuerdo de gas de 40 mil millones de dólares con Irán; se suma a esto la desdolarización completa del comercio entre ambos países.

Rusia, Brasil y otros países emergentes ofrecen productos básicos y recursos naturales esenciales mientras China e India ofrecen productos manufacturados. Esto hace que cuenten con la capacidad de deslindarse de manera gradual de un eje euroatlántico que está inmerso en incesantes guerras, golpes de estado e inestabilidad a nivel global.

Distintos analistas económicos afirman que Estados Unidos, cuya hegemonía está en decadencia, produce muy poco en términos de valor real para el mundo, sigue imprimiendo su moneda fiduciaria y utilizando este papel sin valor efectivo (capital ficticio, en términos marxistas) para obtener mercancías reales que otros necesitan extraer y/o construir. Se trata de lo que Putin ha llamado "la economía de entidades imaginarias".

El sistema económico global está diseñado para la acumulación capitalista y dominio del hegemón estadounidense, cualquier desafío a este esquema puede costar a países enteros su soberanía, e incluso su existencia. Para salir de la crisis que Estados Unidos y el capital global vienen arrastrando desde 2007-2008, las elites capitalistas están induciendo más inflación en detrimento de las clases trabajadoras europeas y graves impactos a su sector energético.

De ahí que ya se hable de la desindustrialización de Europa y el debilitamiento del euro, lo que habría provocado la fuga de capitales hacia Estados Unidos por falta de alternativas al dólar.

En busca de las soberanías a contracorriente

El bloque de países ha conformado una asociación económico-comercial intergubernamental informal cuyo objetivo es reforzar la cooperación multilateral y tiene como elemento común la plena soberanía, es decir, se asumen como países capaces de seguir políticas totalmente independientes. De esta manera se trata de autonomía política pero también del potencial económico necesario para realizar este objetivo, ejerciendo un derecho que, en la actualidad, solo se abroga Estados Unidos. Incluso los países más desarrollados económicamente limitan voluntariamente su soberanía política por la participación en alianzas.

Al proponerse como un esquema alternativo al actual orden internacional, el bloque ha construido formas paralelas de llevar a cabo relaciones financieras, económicas y comerciales sin depender de instrumentos controlados por Estados Unidos o la Unión Europea (UE). Rusia, que ha sido aislada del sistema SWIFT, ya ha desarrollado y está utilizando el SPFS creado por el Banco Central de Rusia desde 2014. Así busca fortalecer la alianza entre las naciones BRICS, incluido el desvío del comercio a China e India.

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Vladímir Putin anunció una alternativa al Derecho Especial de Giro (SDR) del FMI durante el BRICS Business Forum (Foto: José Paulo Lacerda / Agência CNI de Notícias)

El comercio internacional en dólares se ha vuelto problemático, no solo para Rusia, sino también para cualquier país que pueda estar en desacuerdo con las políticas e intereses de Washington y sus aliados europeos. Rusia halló que Estados Unidos robó 300 mil millones de dólares de sus reservas de divisas mediante supuestas "sanciones", hecho que obliga a cualquier moneda alternativa a alejarse de cualquier influencia estadounidense en el comercio. El dólar está respaldado por "la plena fe y el crédito" de Washington; es decir... deuda.

En su discurso ante el BRICS Business Forum, el presidente ruso Vladímir Putin declaró que los estados miembros estaban trabajando en el desarrollo de una nueva moneda de reserva global que, se presume, contiene las monedas nacionales de los estados miembros. Sería una alternativa al Derecho Especial de Giro (SDR) del FMI. Asimismo subrayó la importancia de reconocer los motivos heterogéneos de las naciones BRICS, no solo para facilitar el comercio dentro de la alianza en monedas locales, sino también para proteger sus intereses globales.

Otras apreciaciones:

  • La dependencia de Brasil respecto al dólar puede jugar en contra del bloque, aun cuando esto contrasta con la estrecha relación económica de Brasil con China.
  • Después de iniciada la Operación Militar Especial (OME) rusa en Ucrania a principios de 2022, Moscú ha fortalecido aún más el concepto de un sistema financiero alternativo libre de la dominación estadounidense-europea.
  • Lo ha estimulado un plan de desdolarización basado en la limitación de los acuerdos internacionales y la realización de negocios con monedas alternativas desde finales de 2018.
  • India, aliado valioso y un socio estratégico de Estados Unidos en la región del Indo-Pacífico, considera que los esfuerzos de Rusia y China por desdolarizar el comercio son más ideológicos que prácticos.
  • Los planes de China para internacionalizar el renminbi han alentado a India a promover un mayor uso de la rupia para transacciones internacionales.
  • A raíz de la crisis financiera mundial de 2008, el exgobernador del Banco Popular de China (PBoC), Zhou Xiaochuan, afirmó que el efecto indirecto destacó las vulnerabilidades inherentes y los riesgos del sistema monetario internacional, por lo que pidió la creación de una moneda de reserva internacional que esté desvinculada de las naciones individuales.
  • Sudáfrica ha seguido los planes de desdolarización de Rusia y China, pero no ha promovido directamente ni formulado ningún plan propio. Recientemente se aceptó un uso más amplio del renminbi chino y fue incluido en sus reservas de divisas para diversificar el riesgo cambiario.

Un asunto crítico para Estados Unidos es que Arabia Saudita, aspirante a formar parte de los BRICS, prevea una alternativa al petrodólar, lo que le debilitaría al Hegemón hasta niveles aún imprevistos.

Sistemas paralelos de pagos y precios

Estados Unidos vería frustradas sus pretensiones con la irrupción de la nueva moneda de reserva de los países BRICS en este momento en el que la disputa por la hegemonía es crítica. Sin embargo, la incautación de activos rusos y venezolanos depositados en bancos de Estados Unidos y Europa ha mermado la confianza en el dólar y en el sistema financiero occidental.

En términos de economía política, el capital que busca lugares seguros para inversión y beneficio no irá a territorio donde no hay confianza financiera, mucho menos en plena recesión con inflación (estanflación); los capitales irán hacia los países BRICS donde haya estabilidad política y crecimiento económico.

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Patrón general de la conexión de las carreteras y los ferrocarriles con los puertos mundiales, esencial para el funcionamiento de los aspectos de la ruta marítima de la Iniciativa de la Franja y la Ruta (Foto: OECD)

El aumento del poder global y la influencia de Rusia, China y otras naciones aliadas es también organizativo, económico y militar. Los BRICS, al igual que la Organización de Cooperación de Shanghái (OCS), se está expandiendo. Irán y Argentina solicitaron la admisión, mientras que Arabia Saudita, Turquía y Egipto solicitarán la entrada en 2023.

La OCS es la institución económica regional más grande del mundo y cubre 60% de Eurasia con una población mayor a los 3 mil 200 millones de habitantes y el PIB combinado de los estados miembros es alrededor de 25% del total mundial. El comercio entre los BRICS y los estados miembros de la OCS se lleva a cabo cada vez más utilizando monedas locales.

El sistema de pago Mir, operado por el Sistema Nacional de Pago con Tarjeta de Rusia, es un competidor directo de Visa y Mastercard, se acepta en toda la Federación Rusa y en 13 países, incluidos India, Turquía y Corea del Sur, y pronto se utilizará en Irán.

Por otra parte, Rusia está desarrollando una nueva plataforma comercial internacional para metales preciosos: el Estándar Mundial de Moscú (MWS). Su Ministerio de Finanzas cree que esta nueva estructura internacional independiente "normalizará el funcionamiento de la industria de los metales preciosos" y servirá como una alternativa a la London Bullion Market Association (LBMA) que ha sido acusado de manipular sistemáticamente los precios de los mercados de metales preciosos para deprimirles.

El plan se lleva a cabo en estrecha colaboración con la Iniciativa de la Franja y la Ruta (BRI) de China que busca conectar Asia con África y Europa a través de redes terrestres y marítimas para mejorar la integración regional, aumentar el comercio y estimular el crecimiento económico. Esta trayectoria se ha acelerado tras la promulgación de "sanciones" de Estados Unidos y la Unión Europea (UE) a Rusia, Irán y China.

La moneda global de los BRICS para el comercio internacional competiría directamente con el dólar. Es un esquema que está bajo revisión por parte de los países miembros, que construiría una propia esfera de influencia y unidad monetaria dentro de esa esfera.

Nuevos fichajes

El "magnetismo" que ejercen los BRICS ha hecho que hasta 20 países hayan manifestado su voluntad de ingresar al bloque, esto incluye a pertenecientes a la OTAN como Turquía e históricamente aliados a Estados Unidos como Arabia Saudita. Más recientemente, asistieron a la última cumbre del 24 de junio pasado países como Argelia, Argentina, Camboya, Egipto, Fiji, Etiopía, Indonesia, Irán, Kazajistán, Malasia, Senegal, Tailandia, Uzbekistán e, incluso, Emiratos Árabes Unidos, uno de los protagonistas de los Acuerdos de Abraham incentivados en 2020 por el expresidente estadounidense Donald Trump.

Uno de los atractivos de los BRICS es su apuesta a un modelo de desarrollo sustentado en la cooperación Sur-Sur y en la creciente vinculación entre naciones con economías complementarias y con similares objetivos económicos, políticos y sociales. Así lo reconoce la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO): uno de los objetivos más ambiciosos de este bloque es el liderazgo en las políticas para la erradicación del hambre y la pobreza en 2030, gracias a la producción en conjunto de más de un tercio de cereales a nivel mundial.

Las "sanciones" a Rusia por parte de Estados Unidos y los gobiernos de la OTAN han producido restricciones ocasionadas y, en medio de la búsqueda de soluciones, se han reforzado los vínculos del bloque con propuestas concretas y de iniciativas a largo plazo. Recientemente el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa se reunió con el príncipe heredero Mohammed bin Salman y otros líderes de Arabia Saudita debido a que dicho país quiere ser parte de la alianza BRICS.

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Arabia Saudita expresó interés en ser parte de los BRICS a medida que se aleja de Washington. Bin Salman conversa con el representante alternativo de la alianza, el presidente sudafricano Cyril Ramaphosa (Foto: Kpano Tlape / GCIS)

Detrás de esa voluntad está la disputa con Washington surgida cuando la OPEP+ redujo la producción en 2 millones de barriles, lo que hizo sentir humillado a Biden y estimuló sus amenazas sobre las "consecuencias" de sus acciones. Los legisladores estadounidenses también han comenzado a pedir que se corte la colaboración con la monarquía árabe, como detener la venta de armas o retirar la ayuda militar, y voceros del gobierno han comenzado a expresar su preocupación por el tema de los derechos humanos que hasta ahora habían ignorado.

Por otra parte, el Ministerio de Asuntos Exteriores iraní ha destacado cómo BRICS tiene "un mecanismo muy creativo con aspectos amplios" y su gobierno ya tuvo "una serie de consultas" sobre la aplicación: los iraníes están seguros de que "agregarán valor" a los BRICS ampliados al poseer, por ejemplo, 16% de las reservas probadas de gas del mundo. Estados Unidos amenaza abiertamente a Irán con otra guerra en el Medio Oriente con la excusa del programa nuclear; dicen analistas que la verdadera razón es precisamente la alternativa BRICS+, que socavaría el esquema sancionatorio de Estados Unidos y la UE.

Argentina es un miembro de pleno derecho del G20, que sobrevive al derrumbe de las reformas neoliberales según las recetas del FMI, con una situación económica difícil y una deuda externa enorme, y es uno de los exportadores mundiales de alimentos cuyo potencial se ha incrementado significativamente en los últimos años. Su entrada a los BRICS es apoyada por India, Rusia y China y se sustenta en la capacidad para proveer productos alimenticios como soya y cereales, junto a recursos estratégicos como el gas natural, el gas de esquisto, distintos minerales como el litio.

Los BRICS como un espacio de desarrollo económico estratégico está acumulando expectativas en todos los rincones del mundo. Quizás ello signifique que es el momento definitivo para que la organización guíe los pasos hacia un nuevo relacionamiento internacional no solo económico y financiero, sino también geopolítico, mientras Estados Unidos cierra sus filas alrededor de su bloque de influjo, y ello asimismo quiere decir que no habrá un resquicio de estabilidad global en los próximos años como producto de la disputa entre elites y potencias.

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