The Washington Post publicó que el gobierno de Joe Biden dio luz verde para que el Batallón Azov reciba armas de fabricación estadounidense, una medida que deja entrever que se usará cualquier recurso necesario con tal de frenar la inminente derrota de las fuerzas ucranianas por parte del ejército ruso.
En 2017, durante la administración de Donald Trump, se firmó una ley sobre financiación del gobierno federal, la cual incluía una enmienda que prohibía al Pentágono gastar fondos asignados para ayuda militar a Ucrania en el grupo nacionalista con clara tendencia al neonazismo.
La limitación se había extendido por años hasta que, recientemente, el Departamento de Estado declaró que "después de una revisión exhaustiva, la 12ª Brigada Azov de las Fuerzas Especiales de Ucrania pasó la investigación de Leahy". La Ley Leahy fue introducida por el senador demócrata Patrick Leahy en la década de 1990 y prohíbe al gobierno estadounidense proporcionar asistencia a cualquier unidad militar o policial extranjera si existe información creíble de que tal unidad ha cometido graves violaciones a los derechos humanos con impunidad.
Fue precisamente por su brutalidad delictiva, sus crímenes, así como por su proyección neonazi, que se dio a conocer internacionalmente. Su popularidad fue mayor cuando en 2014 "conquistó" Mariúpol y se le endosó una épica de guerreros que estaban dispuestos a morir por su patria. Como movimiento tenían incidencia en lo político, lo social y lo cultural. Posteriormente pasó a formar parte de la Guardia Nacional.
La épica duró hasta 2022 cuando se entregaron como prisioneros de guerra a las fuerzas rusas después de permanecer casi un mes atrincherados en la enorme planta metalúrgica de Azovstal. Este batallón es considerado como un grupo terrorista y está proscrito en Rusia.
En estos momentos está siendo desplegado por medios norteamericanos y europeos el relato mediático de que los combatientes que "resistían al invasor ruso" a orillas del Mar de Azov estaban siendo "evacuados de manera ordenada".
Realidad: se rindieron https://t.co/9EA6rJwwr5— MV (@Mision_Verdad) May 23, 2022
Después de siete años de prohibiciones, el Departamento de Estado no encontró "ninguna evidencia" de tales violaciones, según la investigación "exhaustiva", y por eso se levanta la limitación de recibir armamento estadounidense.
Al parecer a Estados Unidos ya no le preocupan las violaciones de derechos humanos perpetradas por este batallón, ni sus orígenes. Tampoco que sus fundadores defiendan puntos de vista racistas, xenófobos y ultranacionalistas que motivaron que la ONU los acusara de que vulneraran los principios humanitarios.
Ahora que se avecinan las intensas batallas de verano y el ejército ruso ha redoblado su presión sobre objetivos militares y sobre la infraestructura energética de Ucrania, hay un cambio en la política estadounidense. De acuerdo con The Washington Post, la brigada Azov recibió una carta de la embajada de Estados Unidos en Kiev en la que se afirma que la inspección había determinado que era elegible para recibir asistencia de seguridad.
El coronel Sviatoslav Palamar, subcomandante de la brigada, dijo al medio que sus soldados están ávidos de todo tipo de equipamiento estadounidense, desde tanques y vehículos de infantería hasta sistemas de defensa aérea. Otro que habló en condición de anonimato detalló que el ministro de Relaciones Exteriores, Dmytro Kuleba, planteó el tema de la prohibición al Secretario de Estado, Antony Blinken, cuando el principal diplomático estadounidense visitó Kiev en mayo pasado.
Desde hace meses Ucrania pide a gritos ayuda militar y financiera, incluso ha llegado a culpar a Estados Unidos y a Europa de no hacer nada ante la inminente victoria de Rusia en la guerra. Por su parte, el Kremlin argumentó que "un cambio tan repentino en la posición de Washington demuestra que no se preocupan por nadie en sus intentos de reprimir a Rusia, utilizando al pueblo ucraniano como una herramienta en sus manos. Incluso están dispuestos a coquetear con los neonazis".