Tras el golpe de Estado en Ucrania aquel febrero de 2014, bajo la figura de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN) o de Estados Unidos propiamente, Kiev inició en abril de ese año una ofensiva contra la población al este de Ucrania, en la región de Dombás, donde se proclamaron las repúblicas populares de Donetsk y Lugansk -en su mayoría rusoparlantes- en rechazo al violento cambio de gobierno.
A partir de estos hechos, hubo ciertas iniciativas que buscaban alguna solución política al escenario de confrontación en Dombás que aún en nuestros días continúa:
- En mayo de 2014, al tomar el poder de forma no convencional en Ucrania, el empresario Petro Poroshenko crea el Grupo de Contacto Trilateral sobre la situación en Ucrania, con representantes de Rusia, Ucrania y la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE) para facilitar el diálogo entre el gobierno ruso y los golpistas ucranianos.
- La formación en junio de 2014 del Cuarteto de Normandía, grupo conformado por los líderes de Rusia, Alemania, Ucrania y Francia que, bajo sus repetidas reuniones, buscan llegar a un alto al fuego en la región de Dombás. La reunión tuvo lugar en Benouville, en la misma región de Francia donde los aliados de Normandía desembarcaron en 1944. Entonces las conversaciones se llamaron también el "Formato de Normandía".
- El 5 de septiembre de 2014 en Minsk, Bielorrusia, se llevaron a cabo consultas del Grupo de Contacto Trilateral sobre los pasos destinados a la implementación del Plan de Paz. Este fue el primer Protocolo de Minsk, que establecía 13 puntos; en primer lugar, asegurar el cese bilateral inmediato del uso de armas, incluida la retirada de armas pesadas e intercambios de prisioneros. Pero el acuerdo no logró detener los combates.
- Luego, se consolidó el Protocolo de Minsk II, los días 11 y 12 de febrero de 2015. La capital de Bielorrusia acogió una cumbre con el presidente ruso Vladímir Putin, la canciller alemana de ese momento, Angela Merkel, y los entonces presidentes de Francia y Ucrania, Francois Hollande y Petro Poroshenko, bajo el formato del Cuarteto de Normandía. Si bien Rusia no formaba parte del acuerdo, los demás líderes signaron un documento que enumeraba medidas para resolver el conflicto militar en Dombás y con el que, aparte, destaca la importancia sobre el derecho al libre uso de la lengua rusa en la región en cuestión. El documento permitió establecer una frágil tregua que, sin embargo, se viola regularmente.
En adelante, el Consejo de Seguridad de la ONU, en su resolución 2202, aprobó por unanimidad la Implementación de los Acuerdos de Minsk como la única base legal internacional para resolver el conflicto en el este de Ucrania.
No obstante, los bombardeos y explosiones de Kiev hacia las nuevas repúblicas no cesaron, también la imposición de "sanciones" estadounidenses, las amenazas y las acusaciones en contra de Rusia no han desaparecido del manual occidental de incesantes intentos para lograr el tan anhelado casus belli en la región euroasiática.
De hecho, iniciando 2018, el gobierno golpista ucraniano promulgó una ley sobre la reintegración de las repúblicas de Donetsk y Lugansk, dando carta blanca a que el ejército ucraniano atacara a tales territorios, recrudeciendo así los ataques y, claro está, dando rango legal a la ofensiva, ignorando los Protocolos de Minsk.
Aunado a esto, dando muestras del poco compromiso a los acuerdos mencionados, en septiembre de 2018 es asesinado el líder de la región de Donetsk, Aleksander Zajárchenko, por medio de un atentado bomba. En respuesta, el canciller ruso Serguei Lavrov expresó que esa acción es una provocación para quebrar los Acuerdos de Minsk.
Este martes 22 de febrero, el presidente Putin dijo que los acuerdos de paz negociados con Occidente que buscaban poner fin a un conflicto en el este de Ucrania ya no existían, enterrados de facto por la parte Atlantis ta, luego de la decisión histórica de reconocer la independencia de las regiones Donetsk y Lugansk.
Es evidente el fracaso de los acuerdos de Minsk casi desde su origen, y las cifras lo revelan:
- Más de 60 mil personas han huido como refugiados hacia Rusia en los últimos días por los bombardeos del ejército ucraniano, y según Naciones Unidas estiman un total de 14 mil muertos durante la duración del conflicto.
- Además, el 18 de febrero la OSCE plasma en su informe las violaciones del alto al fuego: 591 en Donetsk y 975 en Lugansk.
A vuelo de pájaro no se deben descuidar estos acontecimientos que rondan en esta amplia ecuación geopolítica:
- La finalización, y todo lo que implica en términos de seguridad energética, el gasoducto Nord Stream II. Europa debe elegir ante la crisis energética que lleva a cuestas. Y sin duda el gasoducto sería un nocaut rotundo a Estados Unidos.
- Estados Unidos continuará importando más crudo del que exporta este año, según el informe del pasado viernes de la Administración de Información Energética (EIA, sus siglas en inglés).
La resolución del conflicto no se centra en el simplismo de un problema interno o de caprichos de algunos líderes, siendo la razón de fondo el choque entre los nuevos bloques globales de poder y Occidente.