La posición de la Unión Europea (UE) respecto a la suspensión de los derechos de propiedad intelectual (DPI) sobre las vacunas anticovid se ha flexibilizado un poco desde que la administración Biden anunciara recientemente que apoyaría la moción en la Organización Mundial del Comercio (OMC) mientras dure la pandemia.
Sin embargo, Bruselas la considera contraproducente porque "podría poner en riesgo la seguridad requerida para la producción de los fármacos", una posición compartida por otros grandes productores como Reino Unido y Suiza.
En todo caso, no se trataría de un proceso fluido porque en la OMC las decisiones se toman por consenso de todos sus miembros (164) y ya Alemania, sede de BioNTech, una de las farmacéuticas que ha desarrollado vacuna con Pfizer, se resiste a la propuesta.
Una instancia llamada Comité de Regiones de la UE aprobó una resolución en la que aboga por "explorar nuevas soluciones, como la suspensión temporal de las patentes" con vistas a "aumentar la producción de vacunas". Aunque se trata de un texto no vinculante, es la primera institución europea que se pronuncia en ese sentido.
La diferencia entre el ritmo de distribución de las vacunas anticovid en los países desarrollados y el del resto del planeta ha sido tan amplia que cada semana son más países los que exigen medidas urgentes para acelerar la inmunización en los países con menos recursos.
La OMC dijo en abril que de los 700 millones de vacunas administradas en todo el mundo, sólo el 0,2% había sido en países de bajos ingresos. El reciente aumento de las infecciones en India, el segundo país más poblado del mundo, ha puesto de manifiesto esta cuestión.
Big Pharma en estado de negación y conmoción
Como "decepcionante" calificó la Federación Internacional de Fabricantes y Asociaciones Farmacéuticas (IFPMA) la posición del gobierno estadounidense mediante un comunicado, en el que agregó que la medida "no aumentará la producción de dosis".
"Muy al contrario, puede llevar a la desorganización", aseguró el conglomerado, señalando que deben solucionarse otras limitaciones a la producción de dosis "como la eliminación de barreras comerciales o de cuellos de botella en el suministro de materias primas y otros ingredientes".
Luego de que los distintos gobiernos del Norte Global financiaran la investigación y desarrollo de los fármacos para minimizar los efectos de la covid-19 en la población, ya se evidencian los inmensos beneficios que las grandes compañías farmacéuticas (o Big Pharma) obtienen a partir de su comercialización.
La empresa Pfizer anunció que revisaba al alza sus previsiones anuales y que esperaba ingresar un 73% más de lo estimado previamente, unos 26 mil millones de dólares por la comercialización de su vacuna desarrollada junto a la alemana BioNTech. En lo que va de año los reportes son de 3 mil 400 millones de dólares.
Un análisis realizado por kENUP Foundation reveló en enero pasado que el sector público gastó al menos 93 mil millones de euros en vacunas y medicamentos contra la covid-19 en 2020, más del 95% de esta cantidad se destinaron a los fabricantes de vacunas y el 5% de los fondos se gastaron en medicamentos.
El presidente ejecutivo de Pfizer, Albert Bourla, dijo a The Wall Street Journal que no tenía sentido compartir las patentes porque, según él, no implicaría un aumento de la producción. Aseguró el responsable de Pfizer que la farmacéutica lleva un año trabajando para aumentar la fabricación y reducir la brecha entre países, y que una suspensión de las patentes desalentaría a las empresas de biotecnología a desarrollar productos en futuras pandemias.
El País menciona que "expertos" han alertado sobre las dificultades de liberar patentes debido a que Big Pharma ha hecho enormes esfuerzos para ampliar al máximo la producción de vacunas con acuerdos entre ellas, las llamadas licencias voluntarias, y pese a ello no han logrado siempre sus objetivos. Agrega que la industria ha avisado que "los cuellos de botella en las cadenas de suministro de materias primas podrían no desaparecer y que la complejidad de la producción de vacunas hace que no siempre sea posible transferir el conocimiento".
La transnacional estadounidense Johnson&Johnson, que ha desarrollado una vacuna (conocida como JNJ-78436735 ó Ad26.COV2.S) en colaboración con el Centro Médico Israel Deaconess, asegura que de 100 candidatos a asociarse para la fabricación, solo 10 cumplían los requisitos.
Sin embargo, países como India y Sudáfrica poseen experiencia en la producción masiva de estos fármacos y, por lo menos para la Sputnik V, los investigadores del Instituto Gamaleya (Rusia) hicieron uso de la vacuna desarrollada contra el virus del ébola. Por lo que la plataforma de desarrollo no es inédita y se supone que ya existían proyecciones sobre su fabricación masiva antes de la pandemia.
El anuncio de Biden fue acogido con fuertes caídas de las acciones de las farmacéuticas Pfizer y BioNTech, además de Moderna y Novavax, en la bolsa de Wall Street.
These extraordinary times and circumstances of call for extraordinary measures.
The US supports the waiver of IP protections on COVID-19 vaccines to help end the pandemic and we’ll actively participate in @WTO negotiations to make that happen. pic.twitter.com/96ERlboZS8— Ambassador Katherine Tai (@AmbassadorTai) May 5, 2021
El dilema de la UE: ¿Liberación de patentes o aumento de exportaciones?
Por su parte Alemania, que espera lanzar pronto otra vacuna llamada CureVac, ha indicado que renunciar a partes del Acuerdo sobre los Aspectos de los Derechos de Propiedad Intelectual relacionados con el Comercio (ADPIC) crearía "graves complicaciones" en la producción de vacunas, debido a que las mayores limitaciones a la producción no son la propiedad intelectual, sino el aumento de la capacidad y la garantía de calidad.
Desde Bruselas, la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen, se mostró dispuesta a debatir la liberación de patentes que otorgan a las empresas el monopolio de la producción de medicamentos, pruebas y tecnologías, aunque le parece más urgente que los países productores permitan la exportación de dosis.
Durante una intervención telemática ante el Instituto Universitario Europeo de Florencia, la funcionaria afirmó que Europa ha compaginado sus campañas de vacunación con la exportación de decenas de millones de dosis a otros países pero aportó cifras de países como Reino Unido (28 millones) o Japón (72 millones) agregando que "Europa es ahora mismo la farmacia del mundo y estamos orgullosos de ello".
Sin embargo, es conocida la tensión entre la UE y algunos países o empresas fabricantes de vacunas. El pasado 30 de abril se anunció que la compañía británica AstraZeneca no podría cumplir con el calendario de entrega de vacunas previsto para los 27 países de la UE, a lo que la Comisión Europea respondió imponiendo a todos los laboratorios farmacéuticos un control férreo sobre sus exportaciones.
Por otra parte, la UE ha recaudado casi 16 mil millones de euros mediante una iniciativa de ayuda financiera a terceros países (Coronavirus Global Response, "Respuesta Global al Coronavirus" en inglés), además de apoyar la donación de dosis a través de Covax, la iniciativa mundial auspiciada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y Unicef para suministrar vacunas a los países con menos recursos.
Afirma Von der Leyen que el ente supranacional se ha comprometido a ceder parte del remanente de viales que ha adquirido, ha mantenido abiertos los canales de exportación y ha permitido la salida de tantas dosis como se han distribuido entre los Estados miembros, sin embargo ha instado a la creación de un mecanismo de transparencia en las exportaciones para que sea puesto en marcha "lo antes posible".
Mientras tanto Estados Unidos se ha concentrado en vacunar a sus propios ciudadanos y ha impedido la salida de dosis, invocando incluso normas de emergencia aplicadas en tiempos de guerra. Como ya su campaña de vacunación ha alcanzado un ritmo acelerado y ya se ha administrado la primera dosis a más del 50% de la población, la administración Biden se muestra dispuesta a exportar parte de sus remanentes disponibles (en particular las dosis de AstraZeneca que no ha llegado a autorizar) y a abordar en el seno de la OMC la liberación de las patentes.
Esto dejaría libre la opción de que los países permitan que otros fabricantes produzcan y exporten vacunas a otros países sin riesgos legales.
Cuellos de botella reales e inducidos
Von der Leyen ha resaltado el ritmo de la campaña de vacunación en Europa, 3 millones de ciudadanos por día, opinando que "es un éxito". Hasta ahora se han distribuido cerca de 200 millones de dosis en la UE, alegando que "ni China ni Rusia se acercan".
Su insistencia en aumentar la producción y exportación de vacunas pasa por más de un "cuello de botella" que van desde la misma matriz tecnológica que se utiliza para vacunas basadas en adenovirus como la AstraZeneca, Sputnik V o Johnson&Johnson.
La producción masiva consiste en hacer crecer, en unos recipientes llamados biorreactores, cultivos celulares capaces de actuar como hospedantes de versiones atenuadas o inactivadas del virus contra el que se busca protección; pueden ser virus activos de un tipo diferente y menos peligroso que llevan uno o dos genes extraídos del virus objetivo, incluso sólo proteínas del virus objetivo aisladas. La idea es que la vacuna introduzca en el cuerpo (o lo induzca a producir) algo que el sistema inmunitario aprenda a reconocer y atacar en caso de que aparezca el verdadero virus objetivo.
Maximizar el rendimiento de un biorreactor tiene tanto de arte como de ciencia, sobre todo porque la salud de las células implicadas (materia prima) y las condiciones ambientales del lugar de fabricación son importantes. AstraZeneca no ha sido capaz de cumplir sus propios objetivos de producción porque es predecir cuándo se encontrará el equilibrio biológico adecuado. La empresa afirma que se tarda entre seis y nueve meses en poner en marcha un centro de producción desde cero, y que incluso ese calendario sólo es posible si se trabaja con socios experimentados y a un ritmo acelerado. En la actualidad, trabaja con 25 organizaciones que fabrican la vacuna en 15 países.
Sin embargo, ante la declaración de pandemia y en pleno proceso de investigación y desarrollo de las vacunas, la Big Pharma se enfocó más en asegurar sus mercados en el Norte Global que en construir capacidades en los países emergentes que ya poseen infraestructura para la fabricación masiva de vacunas.
Estas empresas, según dice Marc Vandepitte, tienen poco interés en aumentar rápida y masivamente su propia capacidad de producción, porque si ampliaran su capacidad para abastecer a todo el mundo en seis meses, las instalaciones recién construidas estarían vacías inmediatamente después al controlarse las curvas de contagios y fallecimientos. Esto significaría un beneficio mucho menor respecto a las previsiones actuales, en las que las fábricas existentes producirán durante años a su capacidad actual.
Gaétan de Rassenfosse, profesor de política de innovación y propiedad intelectual en la Escuela Politécnica Federal de Lausana (EPFL, Suiza), afirmó que "los titulares de PI tienen una capacidad de producción limitada y muchas empresas en todo el mundo, incluidos los países en desarrollo, son capaces de producir medicamentos, vacunas y dispositivos médicos. Por lo tanto, la renuncia a la propiedad intelectual ciertamente aumentaría enormemente la disponibilidad de estos productos".
Su argumento está respaldado por una reciente investigación de Associated Press, que encontró fábricas en tres continentes que tienen capacidad no utilizada y podrían producir vacunas si tuvieran el modelo y los conocimientos técnicos.
Queda demostrado que el mayor cuello de botella es la necesidad de la Big Pharma y entes como la UE de conservar la supremacía tecnológica, esta vez en la producción de vacunas, como lo demuestra también el hecho de que 100 lobbistas de los laboratorios farmacéuticos trabajen sin descanso para que las vacunas no lleguen a los países pobres.
El pasado viernes 23 de abril fue publicada una investigación de The Intercept que describe el despliegue de estos operadores en Washington para evitar las medidas de liberación de patentes. El reportaje, firmado por Lee Fang, da el nombre del excongresista Mike McKay, en la actualidad empleado de Pfizer o de Elissa Alben, también en Pfizer y previamente personal del Consejo Internacional de Comercio.
Permanece la pregunta: ¿Vacunas para todos?
Sudáfrica e India, que hoy en día superan las 190 mil y 54 mil muertes por covid respectivamente, propusieron la exención en octubre pasado argumentando que las liberaciones evitarían las barreras al acceso oportuno a productos médicos asequibles, incluidas vacunas y medicamentos, o al aumento de la investigación, el desarrollo, la fabricación y el suministro de medicamentos esenciales y productos.
Aunque no se habían aprobado vacunas en ese momento, ya habían expresado su preocupación por satisfacer la demanda, respaldados por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y otros 100 países, para garantizar que las vacunas llegaran cuanto antes posible al conjunto de la humanidad.
Según la información de The Intercept, los laboratorios actúan a través de grandes lobbies de Washington como la U.S. Chamber of Commerce, el Business Roundtable y la International Intellectual Property Alliance. Tanto republicanos como demócratas se han opuesto a la propuesta de liberación de patentes y organizaciones como Global Justice Now! se han hecho eco de tales informaciones para pedir "vacunas para gente" tras recordar, a través de su portavoz Heidi Chow, que:
"El público no quiere que las grandes farmacéuticas tengan el monopolio de las vacunas que se desarrollaron en gran parte con dinero público. Estas vacunas son un bien público global que debería estar disponible para todos, en todas partes. Esto es obvio para el público en todas las naciones del G7, pero los líderes políticos están enterrando la cabeza en la arena mientras la gente muere a su alrededor".
En un artículo de opinión publicado en The Guardian, el divulgador científico Stephen Buranyi estimaba que desde enero se han producido alrededor de 430 millones de dosis para alrededor de 215 millones de personas y que, de las dosis ya administradas, "aproximadamente la mitad se destinó al 16% más rico de la población mundial".
Sin un cambio de tendencia en cuanto a patentes, se estima que 85 países del Sur no podrán empezar la vacunación masiva al menos hasta 2023. Entre ellos se encuentran la mayoría de los países africanos, Bolivia, Paraguay y Venezuela en Latinoamérica y Pakistán o Afganistán en Asia.
Europa insiste en que la distribución de vacunas llegará de forma más eficiente si se trata a través de donaciones voluntarias y no mediante la transferencia de tecnología a países que poseen las capacidades para fabricar, distribuir y exportar a sus vecinos más necesitados. Veremos si, como en otros casos, se pliega a lo que determine Estados Unidos.