La guerra en Ucrania, o más bien, los tiempos de caos energético manufacturados por Occidente por sus retaliaciones económicas contra Rusia, han suspendido las distancias entre Estados Unidos y el príncipe saudí Mohamed bin Salman, pero de manera desastrosa para el gobierno estadounidense.
El presidente norteamericano Joe Biden aterrizó el pasado viernes en Yeda, donde se encontró con el heredero de los Saúd y su padre, el rey Salman bin Abdulaziz.
Hace solo dos años, durante la campaña presidencial, Biden prometió convertir a los saudíes en "los parias que son en realidad". Entonces, la muerte del periodista Jamal Khashoggi en Estambul acechaba sobre el príncipe, a quien la CIA todavía hace responsable del asesinato.
Pero los tiempos han cambiado y, con la crisis energética causada por el conflicto en Ucrania, Estados Unidos quieren garantizarse el suministro de petróleo saudí. Y a buen precio. Biden ha redimido a bin Salman a cambio de petróleo, pero los resultados de su visita distan mucho de lo esperado.
Apenas días atrás, al margen de la Cumbre del G-7, Emmanuel Macron abordó a Biden para informarle, en modo inoportuno y frente a las cámaras de la prensa, que había conversado con los árabes y estos le informaron que "apenas podían elevar la producción en unos 150 mil barriles" en los próximos meses, algo muy por debajo de las aspiraciones de Occidente para atenuar el descalabro que generaron al sancionar el crudo ruso.
Quizá por este cruce de informaciones Biden tuvo que ir en persona al Reino y escuchar de ellos las malas noticias.
Un costoso saludo, a cambio de nada
De acuerdo a varias fuentes, entre ellas Oil Price, Biden habría dado la mano a Mohammed bin Salman a un alto costo político y a cambio de nada. Oil Price y otros medios como Sputnik aseguran que no hubo un acuerdo petrolero satisfactorio para Biden en su encuentro con el príncipe saudita.
Naeem Aslam, analista jefe de mercado de la empresa en línea Avatrade, le dijo a The Guardian que el mensaje entregado a Biden en Arabia Saudita fue muy claro: "Es la OPEP+ la que toma la decisión sobre el suministro de petróleo, y el cártel no está ni remotamente interesado en lo que Biden está tratando de lograr".
En el marco de la visita de Biden, el príncipe heredero saudí afirmó que el único movimiento posible de Riad es aumentar la producción de crudo de 10 a 13 millones de barriles por día, y que era posible solo "para 2027". Agregó que "no hay capacidad adicional más allá de eso".
Es necesario recalcar que el Reino árabe produce hoy un poco más de 10 millones de barriles de crudo y que su capacidad instalada es de 12 millones. La cifra, de apenas poder elevar la producción en 1 millón de barriles desde su capacidad actual, debe considerarse una noticia muy relevante al largo plazo.
El príncipe heredero también destacó que se requerían esfuerzos unificados para mantener a flote la economía global y que las políticas poco realistas con respecto a las fuentes de energía podrían instigar una mayor inflación, dijo en un llamado a la calma de los mercados y desestimando la "política verde" que pretende sacar del juego a las energías fósiles.
La redacción de Oil Price indicó sobre la fallida visita de Biden que "esto era lo que se esperaba", ya que "varias fuentes y funcionarios estadounidenses dijeron a las agencias la semana pasada que no habría ningún anuncio público sobre un aumento inmediato del suministro de petróleo. En cambio, la Casa Blanca emitió vagas declaraciones sobre la estabilidad del mercado".
Washington habría fabricado falsas expectativas sobre los resultados de la visita de Biden al Reino, con el fin de hacer contraloría de daños por su recule en el discurso.
En efecto, la principal noticia que dejó la visita de Biden a Arabia Saudita es que no hubo un compromiso público anunciado conjuntamente sobre un aumento de la producción por parte de los árabes.
Datos sobre el reacomodo del mercado energético de EEUU y Rusia https://t.co/09eA9Edcct pic.twitter.com/iGXGOvqHgE
— MV (@Mision_Verdad) July 19, 2022
La relación Washington-Riad
"La política petrolera en Arabia Saudita prácticamente está establecida", dijo el Dr. Ahmed Al Ibrahim, analista político radicado en Riad.
A su juicio, los árabes "están monitoreando el mercado y lo están haciendo flotar con cadenas de suministro consistentes con la demanda. No pueden simplemente aumentar la producción porque no ayuda al mercado ni a los miembros de la OPEP+. Y también Arabia Saudita está agobiada por contratos que realmente no pueden cumplir", indicó. Recalcó además que, para los países OPEP+, el contexto actual de precios sigue siendo muy favorable.
El politólogo agregó que "no hay margen para congraciarse con Estados Unidos solo porque necesitan más petróleo en el mercado, por la razón que sea". Según el profesor, el mercado del petróleo ya está saturado de petróleo y una mayor extracción solo puede alterar el equilibrio. El 30 de junio, funcionarios de la OPEP, Rusia y otros países productores de petróleo confirmaron la decisión tomada en mayo de aumentar la producción en 648 mil barriles por día en agosto.
"Creo que la mayoría de los países de la OPEP+ han alcanzado casi la producción máxima", explicó Al Ibrahim, y agregó que no ve una forma de aumentar considerablemente la extracción de petróleo en el futuro previsible.
Los escenarios al corto plazo se afincan en la posibilidad de que los altos e inestables precios del crudo persistan y estos faciliten los avances de la inflación en el mundo occidental, lo cual va a seguir generando un alto costo político para los gobiernos.
La fallida visita de Biden a Arabia Saudita también deja otras lecturas. Queda en entredicho la vigencia de los otrora tiempos políticos en los que Washington simplemente podía ordenar a Arabia Saudita aumentar el bombeo de crudo para satisfacer sus necesidades en los mercados internacionales.
Por otro lado, recientemente Purnima Anand, presidenta del Foro Internacional del BRICS, en declaraciones al periódico ruso Izvestya, señaló que Egipto, Turquía y Arabia Saudita "han manifestado su interés en afiliarse y están preparando la solicitud de afiliación" al bloque.
Según Anand, los países del BRICS están listos para recibir nuevos miembros, ya que su expansión tendrá un efecto positivo. Rusia también aplaude la adhesión de nuevos miembros, aunque el director adjunto del departamento de planificación externa del Ministerio de Exteriores ruso en el marco del BRICS, Pável Kniázev, considera que, ya que no hay criterios de adhesión al bloque, por ahora sería incorrecto hablar de un posible calendario para este proceso.
Durante la XIV Cumbre del BRICS, celebrada en Pekín en formato virtual entre el 23 y el 24 de junio, China, Rusia y la India debatieron este asunto, comentó Anand.
Egipto, Turquía y Arabia Saudita no son los únicos países que han expresado últimamente su posible adhesión. En junio, Argentina e Irán entregaron las solicitudes y es posible que se conviertan en nuevos miembros del bloque.
Los procesos de demolición en las relaciones internacionales como las conocemos, que se han producido luego de la operación especial militar de Rusia en Ucrania -pero especialmente por las medidas coercitivas económicas que desató Occidente contra el Kremlin-, están dejando una nueva estela de posibilidades para los países de Medio Oriente y Eurasia, dado que se están remodelando las cadenas de bienes, suministros y energía.
Esto obliga a los países a concentrarse en intereses afines y nacionales, reformulando su política exterior en un cuadro de emergencia y nuevas presiones.
Por los eventos en curso en el tablero geopolítico, como por los escenarios previsibles en el mediano plazo, no hay elementos de certeza que indiquen que la relación entre Estados Unidos y Arabia Saudita sea hoy como la que hubo en años anteriores. Esto le consta hoy de manera concreta al mismo Joe Biden.