Para cuando escribimos esto, ha transcurrido una semana desde que cobramos el bono vacacional completo. Ya no decimos nada, estamos contentos consumiéndonos el bono y maldiciendo al gobierno porque no controla el dólar y los precios disparados.
En 22 años, por primera vez ocurre que el gobierno no paga puntualmente. Como la mayoría, estamos pendiente de quince y último de su diez y veinticinco. Bueno, nos pareció muy extraño lo que había ocurrido y algunos chavistas, pro-chavistas, simpatizantes, cercanos, se dejaron convencer por la propaganda escuálida, opositora, de que el gobierno nos estaba robando el dinero y desde la izquierda superior, académica, intelectual y exquisita, se encargaron de servirle la mesa a la oposición, con todo tipo de desinformación hasta llegar a decir que el gobierno estaba usando el robo del avión en Argentina para que nadie se diera cuenta de que Cilia salía a esconder, en una Isla Caimán, muchas maletas con el bono de los trabajadores.
Esto nos conduce a una necesaria reflexión. No es verdad que Cilia se llevó los reales, no es verdad que el avión fue usado para esconder los hechos, no es verdad que nos pagaron chucuto el bono; la verdad es que se nos pagó un poco tarde.
Pero, cuantos de los que con su gran sabiduría despotricaron del gobierno, hoy nos están explicando a los trabajadores y jubilados las verdaderas causas de por qué no se nos pagó a tiempo el bono, ni uno partido por la mitad.
Ahora, hablemos entre nosotros de cosas reales y por realizar. Debemos tener claro que esos sectores odian al gobierno y nos odian a nosotros que apoyamos al gobierno, porque temen, sobre todo los grandes dueños extranjeros, acompañados de sus títeres internos, que un día nosotros nos podamos percatar de que es posible pensar, experimentar y construir otra cultura distinta al capitalismo, y eso definitivamente acabaría con su libertad de tener esclavos.
Mientras tenemos el plato de comida estamos bien y no analizamos nada, pero si nos lo quitan tampoco estudiamos. ¿Por qué nos lo quitaron, qué pasaba antes, quién nos lo quitaba antes, para qué nos lo quitaban? Ahora bien, el no asimilar los hechos no es culpa del trabajador, no es culpa del que necesita el plato de comida, es culpa de la desinformación y método para pensar, porque para sistematizar se necesita pensar y el que está trabajando día y noche todos los días le cuesta dejar de buscar el plato de comida para andar pensando, entonces eso no es tan sencillo como la gente cree.
Lo otro es la conseja de que los pobres somos malagradecidos. Tampoco es eso. Creemos más bien que se trata de un plan, de una política, que nos mancomune para el pensamiento que nos conduzca a la reflexión de cómo nombrarnos y nombrar, de cómo ser para sí mismo colectivamente.
Por ejemplo, hay cosas que no analizamos. El año 1989 era la culminación de un plan preparado por la gran burguesía internacional para llevar a Venezuela a una gran guerra civil, porque el capital financiero especulativo necesitaba de un gran caos para poder robarse sin trabas todas las materias primas y recursos que están en este territorio. Para ello necesitaba y aún necesita eliminar el ejército, aterrorizar el pueblo y mantenerlo dividido en infinitos gremios y oenegés, difamar la política, y desprestigiar a toda la institucionalidad estatal existente, para de esta manera lograr sus objetivos sin que haya leyes o pueblo organizado que se lo prohíban.
Se comprende poco la importancia de que el gobierno chavista en 22 años nos haya quitado esa guerra civil de encima. No se entiende que en 22 años el gobierno no ha ejercido una sola traición a las propuestas que nos ha hecho. Por el contrario, en ese intento de cumplir sus tareas nos hemos visto sometidos a golpes de estado, terrorismo, asesinatos, magnicidios frustrados, robo de los activos, sanciones, bloqueos, piratería, secuestro de diplomáticos, robo y daño de medicinas, guarimbas, quema de gente viva y una campaña de mentiras propagandísticas sin parangón en la historia.
La falta de memoria no permite comprender que el 90% de los militantes chavistas fueron los traicionados de AD y COPEI, pero eso nadie lo recuerda porque no hay construcción de memoria histórica. Hay que invertir dinero en esa memoria histórica y no memoria panfletaria, eso no sirve, tiene que ser memoria histórica de la realidad de los hechos y se tiene que volver escuela, universidad, constancia, permanencia, diseño político, organización, plan, para que entendamos en qué país vivimos, en qué tiempo, en qué condiciones para poder comprender qué es lo que se trata de hacer.
Cuando no tenemos memoria ni información, no sabemos qué pasa, andamos adivinando, y nos afiliamos a una memoria borrosa sustentada en la fuerza de la costumbre. "Con los adecos se vive mejor, ellos roban pero dejan robar", y sobre esta memoria sustentan los dueños su propaganda contra la posibilidad de crear o generar otra forma de vivir.
Ante la más mínima situación de problema, enseguida creemos que el gobierno nos quiere joder, pero lo peor es que la llamada izquierda de cualquier posición cree que el gobierno está en manos de escuálidos. Pero, además, en el marco de la creencia, tanto la izquierda como la derecha nos venden el mito de la dictadura del régimen.
Hay mucha creencia, mucho mito, sobre el papel del gobierno y desconocemos realmente qué es lo que está ocurriendo. Por ejemplo, la idea de la dictadura es un invento de la verdadera dictadura que es el capitalismo, con su dictadura mediática, política, artística, ideológica, histórica, académica, profesional, industrial, fabril, memorial, que obliga sin que siquiera lo percibamos a que nos mantengamos como sus esclavos. Si en esa pequeña escala no deducimos qué pasa, mucho menos podemos entender la gran guerra intercapitalista que hoy se desarrolla entre los grandes grupos del poder y, peor aún, no tenemos posibilidad de razonar lo que hay que hacer para después de la guerra.
Que la oposición diga que el gobierno nos quiere robar se entiende porque es su tarea y es lo que tienen que hacer por sus intereses, que los tiene muy claros. Pero que un chavista lo entienda desde esa perspectiva, entonces tenemos que analizarlo, no solo él, sino todos los que decimos ser chavistas. El gobierno, los cercanos: ¿por qué ocurre ese hecho, por qué ese chavista no logra entender que el gobierno no lo quiere robar, por qué no logra entender que en 22 años no lo ha hecho y no lo va a hacer ahora, que es cuando más necesita del apoyo nuestro, por qué no entender que Maduro y el directorio no son estúpidos?
Sí, después que han ido ganando la batalla contra la guerra civil, entonces se van a volver estúpidos para quitarse el pueblo de encima. ¡Ah, no te voy a pagar nada, maldito obrero, te voy a sacudir, no me interesas, no me importa tu hambre y tu salud! Eso no lo piensa ningún político ni con el nivel de idiotez más alta. Entonces, el chavismo tiene que buscar discutir, pensar, analizar en qué condiciones estamos, cuál es nuestro tiempo, el papel verdadero del gobierno y su importancia en la guerra mundial, que es evitarnos la invasión y que no continúe el saqueo de siempre. Es evitar la guerra civil, eso es una gran tarea, que requiere el concurso y esfuerzo de todos nosotros.
Ah, que hay ladrones, que hay corruptos, sí hay todo eso, pero no es política del gobierno; eso lo crea una cultura, la cultura del más apto, la cultura del capitalismo, la cultura humanista, que crea competencia; quien más tiene, más vale; y todo el mundo quiere ser eso. Pregúntele a cualquiera si quiere ser pendejo a ver si responde ¡sí, yo quiero ser pendejo, a mí me gusta salir por ahí a que me robe el primero que me consiga! Eso no lo va a decir nadie, todos somos educados para tener éxito, no para fracasar, y esa cultura tiene 7 mil millones de esclavos, y está científicamente comprobado que no hay riquezas para las ambiciones de los esclavos.
Estamos en un tiempo en donde los pensadores colectivos deben tornarse en provocadores cerebrales.
— El Cayapo (@ElCayapo) August 18, 2022
¿En qué condiciones tenemos que vivir, qué experimentos tenemos que hacer, cómo debemos plantearnos los diseños políticos futuros para que este país deje de ser una mina y comience a ser de verdad un País con P mayúscula, al que podamos pertenecer, en el que podamos vivir con cierta alegría? Esa es una conversa que tenemos que hacer, para evitar que a cada rato le echemos la culpa al único amigo que tenemos, que es el gobierno. Porque, en definitiva, Capriles, Guaidó, Leopoldo López, María Corina, Borges, Franchesci, los gringos, los europeos, no son amigos de los esclavos. Nosotros debemos entender que esos carajos nos han robado siempre y nos seguirán robando, y apoyan a quienes nos roban el avión en Argentina, el oro en Inglaterra, la plata en Portugal, Monómeros en Colombia, Citgo en gringolandia. Coño, hermanos, debemos percibir esos detalles: nos roban porque, si la harina cuesta 1 bolívar, con el bloqueo nos cuesta 10.
Debemos entender desde el portero, el ministro que está en el gobierno, el que está en la calle, en el partido, que estamos en medio de una guerra impuesta por los intereses de las grandes transnacionales, que es importante conversar, analizar: ¿Por qué no debemos llegar a la guerra civil, cuál es el papel que vamos a jugar? Hay gente que no percibe los peligros de una guerra civil, incluso piensa que está viviendo peor que antes. Antes ponían presa a la gente nada más por protestar.
En Venezuela hay gente presa porque puso bombas, porque mató gente, porque intentó atentados. Pero la gran mayoría desconoce que en Venezuela la oposición sigue siendo instrumento de los dueños del mundo que necesitan con urgencia la guerra civil para mantener su plan del caos controlado, con el que pretenden controlar al mundo, en el robo absoluto de los recursos. Ellos ponen las armas, se llevan los recursos y a nosotros nos quedan muertos, odios y destrozos. En la guerra civil nosotros nunca vamos a ser ganadores; esos serán los rapiñantes empresarios y los que se afilien a ellos.
Desde mil novecientos, aproximadamente, Venezuela fue invadida silenciosamente por las petroleras, las que se sustentaron inicialmente, con un dominio férreo de los militares cuya figura principal fue Juan Vicente Gómez, con el cual construyeron un Estado que le garantizara que nadie les crearía problemas. Ellos lo que necesitaban era una tubería y una llave que le metiera el petróleo en sus tanqueros y mantener este territorio como un modelo de mina.
Ya establecida esa condición, ahora necesitan que esa mina consuma los productos y la cultura gringa. A imagen y semejanza de ese dios todopoderoso, se crean las nuevas instituciones culturales, políticas, empresariales e ideológicas, en la mina. Cumplida esta premisa, se les quita el poder a los militares y, con el acuerdo de Nueva York, Rockefeller le impone a COPEI, Acción Democrática y URD las nuevas reglas del juego en la mina, y para darle un baño de joropo, al pacto lo llamaron de Punto Fijo.
La izquierda no es invitada al festín, y torpemente creyó que podía destruir al pacto, URD, COPEI, Acción Democrática, y en vez de acumular fuerzas se desbocó y se fue a una guerra con sectores juveniles de AD y el Partido Comunista contra todo el poder que tenía ese pacto. Esa guerra le costó a este país 11 mil jóvenes, entre desaparecidos, muertos, torturados, perseguidos, asesinados, golpeados, presos. Traicionados. Fue una carnicería que pusieron en manos de los sátrapas y de la que aún nadie se ha hecho responsable.
La luna de miel entre el pacto y el pueblo no duró más de diez años, desde el 58 hasta el 68 aproximadamente. A partir de esa fecha comienza un declive de esos partidos, comienzan a enriquecerse mafias dentro de ellos y comienza a aparecer entonces en ese declive una campaña que ya es un plan que no obedece a Venezuela, ni a los adecos ni a los copeyanos: es un plan que viene de los Estados Unidos.
En los setenta ya se había mandado el pacto de Breton Woods al carajo, la paridad de todas las monedas del mundo ya no iba a ser en oro sino en dólares supuestamente sustentado en el petróleo del Medio Oriente, Venezuela y otros países que le eran satélites. Desde entonces, al dólar se ha sostenido en la superioridad diplomática y armamentística del capital financiero especulativo asentado en los Estados Unidos e Inglaterra.
En Venezuela, con la izquierda derrotada, algunos partidos terminan acomodándose al status quo como el Partido Comunista, el MAS y el MIR. Quedan grupos pequeños todavía en guerrilla que, algunos, son asesinados; otros son exiliados, presos, torturados, casi toda esa gente traicionada, incluso por sus propios jefes y en condiciones de muy honrosas excepciones como la creación de la Causa R por Maneiro, que después termina siendo traicionado por ese grupo de Andrés Velázquez y la Liga Socialista a la que torturan y asesinan a su líder Jorge Rodríguez en 1976. A partir de allí, ya lo que derivan son gentes ideologizadas sin planes claros sobre la realidad.
Es importante destacar que en el año 73 se inicia el primer gobierno de Carlos Andrés Pérez y aprueba "El decreto Ley 440", que es la discusión de contratos colectivos por rama de industrias, y se impone la ley de sustitución de importaciones, pero resulta que la economía en Venezuela no funcionaba con grandes empresas porque eran muy pocas, algunas en Guayana, las petroleras y una que otra independiente. Lo que realmente se buscó fue la privatización de las empresas estatales, legalizar la importación de cachivaches y la eliminación de la pequeña y mediana industria que en Venezuela se desarrolló a partir de los años 50 en las áreas del calzado, textil, gráficas, muebles, y con ese decreto muchísimos talleres quebraron y eso generó una infinidad de desempleados.
Eso buscaba tres cosas: 1) Que los contratos se redujeran a las grandes industrias que podían pagarlos, pero que le rebajaba en el fondo los sueldos a los obreros porque, aunque aumentaba el sueldo en la gran industria, los trabajadores en general veían reducidos sus salarios. 2) Quebraron a la pequeña y mediana industria que generó una gran nivel de desempleo. Y, por último, permite o les abre las puertas al gran capital comercial llenando al territorio de cuanto cachivache los carroñeros comerciantes podían importar del mundo, imponiendo en nuestra ignorante clase media la ordinaria doctrina filosófica del "tabarato dame dos". De ahí en adelante, el Viernes Negro nos conduce a un barranco sin fin, contribuyendo todos estos elementos a desatar la tragedia de 1989, plan maquiavélico de la burguesía que nos conduciría a los desfiladeros de la guerra civil, pero que fue truncado por la variable 4 de febrero dirigida por Chávez.
Ya para 1989 la mesa está servida para que los carroñeros del capital financiero especulativo, disfrazados con la rimbombante palabreja "neoliberalismo", entraran a cogerse todo el territorio. Las campañas contra la política, el sindicalismo, sean de izquierda o derecha, habían surtido sus efectos. Los pobres que trabajaban ganaban sueldos miserables. Desde los años 80 hasta el 98, cuando gana Chávez, nunca dejó de haber paros, huelgas, manifestaciones, marchas de los trabajadores de la salud, médicos, enfermeros, bedeles, maestros, profesores, empleados, obreros, estudiantes.
A veces salía una marcha de obreros, entonces resolvían el problema de los obreros. Es decir, si estaban pidiendo 1 bolívar, daban medio, y dentro de un año "le damos medio, y dentro de otro año otro medio", y después marcha para que dieran el otro medio, y dentro de tres años es que daban el medio faltante. Y así sucedía con los empleados, los profesionales, profesores, y casi siempre esperaban que hubiera elecciones para medio darles la migaja. El mediecito que le daban a cada quien, todo ello aderezado con palizas, lacrimógenas, balazos, perdigonazos, planazos, rolazos y, como siempre, uno que otro muerto para el adorno.
Así era que el Estado iba estirando esos paquetes inmensos de grandes deudas como las prestaciones sociales o jubilaciones hasta que los trabajadores morían y nadie reclamaba esas deudas. Muchas de ellas acumuladas desde el año 1975 fueron desconocidas en los 90.
Es de recordar que las instalaciones educativas, hospitalarias y otras estaban en la carraplana. El desmantelamiento de las instalaciones públicas para crear las clínicas privadas; en educación, institutos y universidades privadas eran financiadas por las universidades, escuelas e institutos experimentales públicos; y la empresa privada se financiaba a sus anchas no solo con los préstamos o créditos blandos, que nunca se pagaban, sino que vivían desmantelando las empresas básicas o petroleras para crear contratas o empresas de maletín que se financiaban con recursos del estado, mientras se engordaban los cordones de miseria que se arremolinaban en torno a las ciudades dejando en la extrema pobreza los campos, al tiempo que el capital terrateniente se apoderaba de todas las tierras del país sin pagar medio.
Las universidades se paraban una semana, 15 días, un mes, dos meses, tres meses. Hasta una vez se pararon seis meses y al final lo que les dieron fue un pendejada y le quedaban debiendo como siempre. De hecho, a los empleados públicos de la salud, educación y los demás, fue Chávez quien les reconoció la retroactividad de las prestaciones que se robaron en el último gobierno de Caldera y Teodoro Petkoff, cuando no solo a los trabajadores del estado sino a nivel nacional nos quitaron las prestaciones.
Nunca dejó de haber una manifestación, una marcha, una protesta que no fuera reprimida por los gobiernos de la Cuarta República. De hecho, estrenándose el primer gobierno de la Cuarta República, una marcha de desempleados fue reprimida con un saldo de cuatro trabajadores muertos.
Es a partir del año 2000 que Chávez reconoce la deuda con los trabajadores. A partir del año 2000, no puede decir ningún trabajador universitario, ningún gremio de la salud, ningún gremio de la educación, los empleados públicos en general, que el gobierno ha dejado de pagarle su semana, su quince o su último a nadie. Para esta fecha de hoy, nadie, nadie puede decirlo. Con la excepción del bono vacacional, de lo cual desconocemos las razones, pero de lo que sí estamos seguros es que desde el gobierno jamás hubo la intención de robarnos medio, por el contrario, ha hecho de tripas corazones para resolver ese y otros muy urgentes problemas que nos aquejan.
Comenzar a pensar en función de los intereses del colectivo es la única forma de dejar de reproducir la guerra. Millones de pobres que se piensan son millones de mercenarios menos.
— El Cayapo (@ElCayapo) August 11, 2022
Reflexionar con el corazón y la memoria para construir pensamiento
Un paréntesis memorial. Esos días, del 11 al 12 de abril de 2002, el televisor estaba en la sala y el único canal que se veía era Globovisión. Los golpistas habían tumbado la señal de VTV. Todas las noticias que pasaban se veían con la pantalla moviéndose, y eso generaba una sensación desagradable al verla.
No era un problema de señal, sino que desde el canal lo estaban haciendo deliberadamente. La gente estaba con una angustia impresionante porque toda la información derivaba en lo mismo: no saber nada. Era demasiado el desespero de la gente y no había manera de reunirlas para conversar. En un momento de esos, el televisor fue apagado y la gente empezó a calmarse hasta que hicimos una asamblea y logramos escucharnos. Ahí concluimos que no podía ser cierto que Chávez iba a renunciar sin avisar a nadie, que lo de Llaguno no era como estaban diciendo por el televisor.
El aparato fue encendido nuevamente. La reacción que se produjo fue que la gente volvió al estado de angustia anterior a la conversa. Todo lo que se habló en la asamblea se olvidó. Otra vez se apagó el televisor, y recuperamos lentamente la calma. De nuevo volvimos a la reflexión: en ese momento no sabíamos nada de lo que estaba ocurriendo, pero estamos obligados a pensar con el corazón, porque ¿quién de nosotros cree que Chávez nos ha estado engañando o nos ha engañado? Y esa clave y las pequeñas señales del fiscal y otros chavistas nos disparó como un resorte que nos llevó a las calles, con la sencilla consigna de "Chávez no ha renunciado, lo tienen secuestrado", que como una corriente eléctrica conectó a todos los corazones de todos los rincones del país. ¿Por qué reaccionamos tan rápido? Porque todo estaba fresco en la memoria y eso nos permitió un análisis donde todos los sentimientos y conocimientos estaban a flor de piel, y sabíamos quiénes éramos y hacia dónde debíamos aportar todos los esfuerzos.
Desde entonces, los dueños del mundo han puesto sus ojos y recursos en este territorio, empeñados en evitar que nosotros pensemos la vida fuera de la perspectiva de la esclavitud.
Una clave que debemos descifrar quienes intentamos generar otra cultura sin el capitalismo es cómo generar una memoria histórica del chavismo, porque no solo de panfletos, consignas y clichés vive la gente. El humanismo nos creó, a través de sus instituciones, su propia memoria histórica, consistente en hacernos creer que es natural ser esclavo y que ellos están destinados también de manera natural a mandarnos y explotarnos como su mano de obra. Es de recordar que somos animales y que lo único que nos diferencia de los demás es la capacidad de crear concepto, diseñar política y memoria histórica.
De no ser así, por mucho que protestemos, nos alcemos, nos insurreccionemos, siempre terminaremos adorando a los dueños como única salida a la tragedia en que nos han sumido las élites desde antiguo. Es importante que se elabore una memoria histórica, porque sin eso, dentro de diez, veinte años, vamos a seguir pidiendo a los verdugos que nos satisfagan las carencias antiguas y actuales que, remachadas y oxidadas como hambre, miedo e ignorancia, no nos dejan pensar, y sin esa capacidad de análisis nunca sabremos ni transmitiremos con conocimiento quién hizo qué, cómo lo hizo, para qué lo hizo, o para qué lo está haciendo.
Cada hecho debería ser relatado puntualmente y cada uno conectado con la actualidad. Debería existir un recuento de todo lo que ha estado ocurriendo desde el 89 y el 4F. Una memoria de todo eso que no sea explicada desde el panfleto, porque el panfleto no conecta con nada. Por ejemplo, seguir hablando de socialismo cuando todavía existen fábricas que explotan a los trabajadores no es sensato. Hay que seguir denunciando al capitalismo, y explicando el tiempo de transición como un tiempo en donde las contradicciones se van resolviendo de acuerdo con los planes que cada fuerza coloca en el campo de batalla. Pero no podemos vender el socialismo como si realmente ahora existiera, lo único que hacemos con eso es dañar una idea posible de experimentar y construir.
La verdad verdadera es que estamos en guerra porque las elites que nos han esclavizado no quieren cambiar, reformarse, transformarse, mucho menos ser sustituidas. Ellas creen natural seguir gobernando al mundo y están dispuestas a destruir la vida para permanecer en el poder. Estudiemos el tiempo de transición, explayémonos en el análisis. Tiempo nos sobra, apurados andan ellos porque las garras del abismo le están rasguñando la nuca. Saben que no tienen una segunda oportunidad si nosotros los esclavos pensamos colectivamente.
La memoria histórica hay que construirla desde la verdad. La verdad al final prevalece, sea la que sea. La gente se puede molestar si le dices: "Mira, aquí lo que hay para comer es plátano sancochado", pero la arrechera será peor si le dices que le vas a servir bistec y le pones en la mesa plátano sancochado. Eso es lo que quedará en el cerebro: la molestia.
Si no hay una información cotidiana, constante, que nos ubique en el esfuerzo que estamos haciendo y quiénes impiden que ese esfuerzo se cumpla, entonces fácilmente sacaremos conclusiones erradas de nuestras circunstancias. Estamos obligados a crear información para no seguir el engaño, la falsedad, y actuar por reflejo, a ciegas, ya que si la indagación que nos llega obedece a los intereses de quien la emite, entonces nosotros siempre seremos los afectados.
No podemos seguir vendiendo ilusiones, hay que plantearse la verdad como problema. Estamos obligados a decirnos las verdades para poder entender lo que pasa y realizar acciones que nos permitan encaminarnos a un futuro en el que ya no seamos los esclavos que somos.
Si no se construye memoria histórica y no se machaca seguiremos sin cuestionar la escuela, la universidad, los hospitales, el deporte, el espectáculo, los medios de información que nos constituyen culturalmente, y en 20 años, por falta de análisis, podríamos perfectamente estar quejándonos con otro gobierno que esté descaradamente a favor del capitalismo, diciendo, como decían antes los adecos, que con Maduro se vivía mejor, que con Chávez y Maduro la vaina era más de pinga, y gritando en cada marcha reprimida "la lucha justa es; luchar, luchar, luchar hasta vencer" y "el pueblo unido, jamás será vencido", esquivando los rolazos, los perdigonazos, los peinillazos, mientras los gases lacrimógenos inundan nuestros misereados cuerpos y de vez en cuando un muertico para redondear la tragedia cotidiana.