Desde el 11 de abril del 2002 descubrimos que la guerra no pararía hasta lo distinto. Que la coexistencia pacífica no es posible entre esclavos y esclavistas, sobre todo cuando los esclavos asumimos conciencia de nuestros intereses.
Las corporaciones, sin contar lo que no se miente y permanece en las sombras, han gastado en este 2024 casi cinco veces el presupuesto del país para destruir el Estado. Son cinco años de presupuestos, y a estos señores no les ha dolido una uña. Eso nos da la dimensión de lo que se quieren robar.
Quiénes desvelan la existencia miserable
Desde 1998 hasta hoy, son muchos golpes y batallas y una sola guerra continuada. Los confundidores de la comarca global, con sus antenas repetidoras en cada territorio o mina, le colocan muchos nombres, muchos actores, muchas definiciones, muchos epítetos, pero la verdad incuestionable es que hay un solo enemigo y es el capitalismo en cada una de sus variantes, imponiendo una guerra al mundo para continuar robando, perdón, ganando, pero sin invertir.
No es guerra híbrida, de quinta o última generación, multifactorial o mini o maxifactorial, sucia, santa, preventiva, fría, convencional o no convencional, sexual, cibernética, electrónica, digital, informática, comunicacional; es la guerra, la de siempre, la que busca botín, la que mata, la que roba, la que saquea y hace ricos a los más ricos.
Los intelectuales o tecnócratas de cualquier ismo se solazan colocándole nombres, compitiendo a ver quién es más creativo a la hora de bautizar cada golpe, cada crimen, cada saqueo, pero ninguno aporta en sus enjundiosos análisis el cómo colectivamente podemos acabar con la guerra que nos afecta el día a día, el cómo a la guerra la convirtieron en sistema mundial para obtener mayor botín, y hoy se llama capitalismo o imperio capitalista. Cada uno cartesianamente analiza lo que le proveerá su egoísta plato de comida; cada uno se condolerá de las víctimas; gritará hasta el cansancio "genocidio, crimen, asesinato". Cada uno cobrará su cuota de sangre y dormirá tranquilo hasta la próxima marcha o post en X, o pancarta o podcast, sin percatarse de su propio palo cochinero.
Quiénes en el nosotros
Mientras nos mantengamos defendiendo gremios, avanza contra nosotros el asedio de las transnacionales que sí tienen claro su objetivo en este país. Mientras no entendamos que intentar resolverle los problemas al capitalismo solo nos mantendrá en el capitalismo, la guerra la tendremos perdida porque a los necesitados reales y mentalizados, en su drogadicción, no les importa el país sino sus necesidades, y cada uno pretende jalar la braza para su sardina, debilitándonos entre todos y fortaleciendo al verdadero enemigo.
Ningún gremio está al servicio del país, todos a conciencia o por ignorancia prestamos grandes servicios a quienes dicen ser los perjudicadores. Todos, sin percatarnos, atentamos contra el gobierno, por el panfleto que cargamos en el cerebro de que todo gobierno es malo. No comprendemos, siquiera algunos funcionarios del propio gobierno, azuzados por la cultura minera y los empresarios corruptores, que existe una guerra más allá de las fronteras y que esa guerra nos afecta porque su objetivo es la apropiación de gratis de los recursos con que contamos para vivir; que el gobierno que tenemos hasta los momentos no ha dado señales de querer dañarnos, como sí era política de los anteriores que protegían sin ningún rubor los intereses foráneos, entregándole los recursos por migajas que enriquecían a las élites locales y empobrecían el país en su conjunto. Cuando hablamos de gremios, también hablamos de individuos egoístas que creen que los únicos problemas que existen son los suyos.
Quién nos engulle desde siempre
De acuerdo con la posición del gobierno, el golpe continuado en Venezuela tiene todo el sentido del mundo ya que la ExxonMobil se preguntó: ¿Cómo es que vamos a perder la reserva más grande de energía en el planeta? De hecho, invirtieron en Guyana porque creían que con la jugada de usar el gobierno títere guyanés para quitarle el Esequibo a Venezuela lograrían el objetivo de posicionarse en el territorio y desde allí montar una cabeza de playa, pero fracasaron. No nos pudieron joder en lo inmediato, pero lo siguen intentando, porque sacar petróleo de Guyana es para dentro de cinco años y en Venezuela es en seis meses. Según se tiene entendido, la ExxonMobil ha invertido para tumbar el gobierno de la República Bolivariana de Venezuela la bicoca de 100 mil millones de dólares, sumándose los individuos como Elon Musk con mil millones, sin contar con la inversión rastrera de quienes buscan ganarse un barato en la pelea.
ExxonMobil, debemos recordar, es la principal demandante contra Venezuela y por la cual nos quitan Citgo, porque ella es la que está dirigiendo las demandas contra las expropiaciones que hizo el gobierno venezolano en 2006-2007. Todo ese grupo de corporaciones no puede hacer negocios con Venezuela porque están demandando al Estado venezolano. Y no solo no pueden, no quieren; ellos quieren el recurso gratis.
Eso es lo que explica el intento del golpe de Estado del 28 de julio de 2024, frustrado por el gobierno. Detrás del golpe, podemos nombrar a muchos ejecutores y cómplices, desde el gobierno de Estados Unidos, pasando por Inglaterra, la Unión europea, la ONU, la OEA, Lula, Petro, los gobiernos de Argentina, Ecuador, Perú, sin importar nombres o ideologías que dicen dirigir, más la caterva de agentes de segunda, tercera y última categoría, hasta llegar a Edmundo, María Corina, Leopoldo, Ledezma, Guaidó, que son los arrastrados buscamigajas; pero verdaderamente los que están detrás del botín no son ellos: son la ExxonMobil, Cristalex, el capital financiero-especulativo, y a esa cola se pegan empresarios menores que se convierten en financistas de operaciones terroristas que llevan a cabo políticos y mercenarios convertidos en vendepatrias que mantienen vivo el terrorismo en el territorio.
No insisten por brutos sino por interés
Debemos recordar 1989 como el corolario de un plan mundial del capital financiero-especulativo para la eliminación del Estado y la instauración del caos controlado por las corporaciones, plan que fue interrumpido tres años más tarde por la insurrección militar del 4F dirigida por Hugo Rafael Chávez Frías. A partir de entonces, se inicia un nuevo proceso que trae como consecuencia la paralización en la práctica del plan burgués y el desarrollo del plan propuesto por los insurrectos del 4F, que deriva en la asunción del Estado por vía electoral. Es entonces cuando estalla la guerra impuesta por la burguesía.
Desde el mismo 1998, la intención y los hechos así lo han demostrado, la burguesía o las corporaciones no quieren gobierno tradicional en el país sino caotizar, por la vía de la guerra civil, con el fin de obtener los recursos en condiciones de poca inversión, mayor ganancia. Esto es lo que explica el no respeto de la nueva Constitución, que la han quemado, pisoteado, roto. Ellos mantienen en pie su plan original: destruir el Estado. Hasta ahora no han desistido en sus planes golpistas violentos para derrocar al gobierno; las veces que han asumido la vía electoral es para proteger con ese manto legal sus verdaderas intenciones y hechos golpistas. Cualquiera que haga un análisis desde 1998 hasta hoy se dará cuenta de lo que estamos diciendo.
Un simple ejemplo basta. Ellos pudieron tomar el control político de este país en 2015, producto del cansancio que genera todo gobierno. Ellos ganaron con una maseta de campaña, paro de las empresas, desabastecimiento en todo el país, saboteo a los servicios públicos, las sanciones, el bloqueo, relaciones internacionales empobrecidas y ofrecimiento de que todo va a mejorar, "si yo gano, todo aparecerá", "esta será la última cola". Fue una tormenta perfecta y ganaron de calle.
En enero de 2016 asumían la Asamblea Nacional y solo tenían que esperar seis meses para escoger el poder electoral porque se vencía. En diciembre de 2016 había elecciones de alcaldes y gobernadores, con el poder electoral y el legislativo de su lado. Ya les quedaba coger las gobernaciones y las alcaldías y las ganaban casi todas de calle. En marzo-abril de 2017 cesaban en sus funciones por ley unos miembros del Tribunal Supremo de Justicia y con eso obtenían la mayoría en el tribunal. Controlarían tres de cinco poderes en el país, y todas las gobernaciones y todas las alcaldías. Con ese envalentonamiento nacional, el camino a Miraflores estaba allanado, pero decidieron dar continuidad a la guerra hasta estos días: guarimbas, invasiones, intentos de magnicidios frustrados, autoproclamación del mequetrefe y otras acciones terroristas, desmanteladas por la unión cívico-militar.
El 28 de julio de 2024 fue la fecha tope con vistas al desarrollo del plan de planes para una vez más intentar tumbar el gobierno y llevarnos a la guerra civil. Una idea muy bien confeccionada en la que vincularon las formas de lucha legales e ilegales, terroristas y electorales, para la que contaron con todos los recursos políticos nacionales e internacionales, de derecha, izquierda, progre y retro; los recursos militares, tecnológicos, cibernéticos y electrónicos, ministriles, toda la capacidad propagandística mundial; todas las redes compraron a cientos de influyentes insulsos y mercenarios, y hasta brujos; echaron mano de todo lo que había en el saco, pero no pudieron. Por ejemplo, los comanditos: eso iba más allá de la propaganda electoral; lo que realmente estaban organizando eran las bandas criminales, y con eso pretendían el gran caos.
Ellos combatieron el 29 de julio de 2024 en los alrededores de Miraflores; asesinaron a 27 personas en diversos sitios del país. Era un plan masivo, tenían fuerza, tenían fuelle, intentaron el control de aeropuertos. Era un plan de largo aliento, no era solo un asunto de tres días. La seguridad capturó y sigue capturando españoles, gringos, checos y de otras nacionalidades, mucho pertrecho militar, fusiles, granadas, municiones, entre otros. Creían haber coronado con el anticipado relato del fraude la tapadera del plan militar. Ellos no tenían maquinaria electoral porque se encargaron de destruirla en función de que no crearan distracción, y desviaron los recursos hacia lo comicial; por eso echaron a correr el argumento del voto espontáneo, que no necesita maquinaria, porque el descontento popular se volcaría hacia el voto contra el gobierno.
Si bien es cierto que a los gobiernos no los quiere nadie, el nadie espontáneo no tumba el gobierno ni se moviliza, a menos que lo conduzca una gran maquinaria. Ejemplo: Chávez en 1998. Incluso ellos desalentaron a su gente. Esos volantes dirigidos al plan militar asustaron a más de uno. "Ganemos o no ganemos, vamos a Miraflores".
A dos meses de estos hechos, los dueños del capital financiero-especulativo, a despecho de los tradicionales políticos, continúan con sus planes subversivos por la vía rápida y violenta como siempre. Pero, ¿por qué? Por la sencilla razón de que los tiempos no les dan en el marco de la geopolítica mundial, sus proyectos cada vez se ven más entorpecidos, la tesis de la multipolaridad cada día goza de popularidad y los Brics se fortalecen como mecanismo robusto, capaz de resolver problemas e interactuar de tú a tú en el ambiente internacional. La República Bolivariana de Venezuela cada vez se vuelve más importante estratégicamente, en el concierto de las naciones del mundo, con sus recursos: hablamos de la reserva petrolífera más grande del planeta, gas, coltán, oro, agua y un territorio estratégicamente ubicado en un continente que tiene que ver con el Caribe y el sur de América; es decir, para ellos desorganizar a Venezuela y crear un caos en el Caribe y Latinoamérica es su triunfo.
Pero en la República Bolivariana de Venezuela existe un gobierno fuerte que ha desmantelado el plan terrorista del capital financiero-especulativo; este gobierno tiene 25 años con una misma intención, y por ninguna parte indica que va hacia un caos. El plan indica estabilización.
Quiénes se asomarán con un asombro en la mirada
Este nuevo intento de acabar con el gobierno y caotizar el país nos obliga al análisis de la realidad.
Hay muchos enfebrecidos en las minas del humanismo que creen, de verdad, que en el capitalismo nos dejarán progresar y civilizarnos como Europa lo hizo, si disciplinadamente trabajamos y nos construimos como una potencia dentro de no importa cuántos años o siglos. En todo caso, nada es fácil, dicen, porque Europa duró unos setecientos años para convertirse en lo que hoy es: una bancarrota más del capitalismo en su etapa imperial.
Esa propuesta se ve loable, pero siempre hay un pero. En primer lugar, los europeos en cambote se fueron a invadir las culturas del Mediterráneo, a los árabes, a los persas, a los eslavos, incluso a los chinos. Duraron en el saqueo doscientos años, todo eso en nombre de Dios y su guerra santa. Pudieron acumular una gran riqueza que les permitió financiar grandes experimentos, científicos, artísticos y productivos, pero no solo eso, sino que en Europa misma, a punta de plomo, pata y kunfú, desalojaron a los campesinos de las tierras y bajo la disciplina militar los convirtieron en los esclavos modernos llamados obreros, todo ello documentado por los reformadores y pensadores en la época.
Pero, además, con ese dinero y conocimiento robado, pudieron financiar los viajes al continente americano, africano y asiático, donde saquearon no solo los recursos que luego trocarían en riquezas, y sobre todo la energía-gente, que les permitió la gran acumulación de los capitales que hoy les reconoce mostrarse como gente que nunca ha roto un plato, con sus refinados salones, con sus comidas asombrosas, con su arte exquisito, con su palabra reposada y exacta, por supuesto muy mal imitada de las culturas saqueadas, pero con el manto humano europeo, que todo lo sacraliza mientras esconde el crimen.
Preguntamos entonces: en el supuesto que decidamos acogernos a la brillante propuesta del progreso y la potencia económica, ¿a quiénes vamos a invadir? Porque en todo este cuento de la Europa potencia por ninguna parte hemos visto que Europa vendió energía, oro, coltán, petróleo, especies, frutas, tierras raras, uranio, agua a nadie, pero más aun, nunca fue colonia de nadie para convertirse en la potencia que es y mucho menos Estados Unidos, su hijo mimado, que no fue propiamente una colonia sino el gran experimento del capitalismo en tierras americanas, donde practicaron con los habitantes originarios exactamente lo mismo que hicieron sus ancestros europeos, pero con más crueldad y ensañamiento, porque esos no eran humanos con capacidad defensiva.
Pero yendo más allá, nunca hemos visto a los científicos, intelectuales, artistas, profesionales europeos traicionando a su terruño, ni nunca los hemos visto venir a estudiar a estas colonias o minas para después convertirse en palabreros de estos gobiernos para derrocar a sus propios gobiernos, ni para vender la idea de que son inferiores a los habitantes de las colonias o minas donde estudiaron como sí lo vemos a diario con los señores de las élites mineras que mandan a sus hijos a estudiar a las Uropas y luego llegan a estas tierras como representantes coloniales o mineros obligando a los habitantes por medio de la escuela, liceo, universidades, museos, ateneos, complejos culturales, a comportarse como europeos. A los estudiosos europeos los hemos visto venir a estudiarnos para inferiorizarnos, para inventariar nuestros recursos y luego robárnoslos. Pero supongamos que lo logramos, para no aguarle la fiesta a nadie y nos llamen pesimistas; haremos todo ese esfuerzo para terminar quebrados como Europa, en la actualidad, y su hijo libertario, Estados Unidos.
Quiénes surgirán al margen de las viejas ideas
La escuela, aparato formador de esclavos en distintas escalas, nacida en Europa como un cuartel para la obediencia ciega y la disciplina en el aprendizaje de los oficios, venía aparejada con la revolución industrial, y desde entonces los reformadores de este sistema han escrito muchísima literatura para convertir la escuela en centros de personas libres, al punto que a ella han llevado todas las ideas estúpidas o grandiosas que se hayan ocurrido, y hasta el momento ese bodrio sigue funcionando y destruyendo cerebros en todas sus modalidades, sigue adocenando gente, castrando capacidad de pensamiento, sin que nadie se percate de que en su interior es imposible cambiar nada a menos que se prenda una hoguera filosófica y destruya las paredes anquilosadas, petrificadas del concepto escuela, y se pueda entonces entender la necesidad de crear otro modo de producción que genere su propio conocimiento y sus propios mecanismos de transmisión que sustituyan al actual modo de producción y a la escuela como su mecanismo de transmisión.
La escuela no puede ser libre porque es una institución, un instrumento, una herramienta, que sirve a los propósitos libertarios del capitalismo. Es el instrumento que esclaviza, por medio del conocimiento, a los esclavos que hacen posible la libertad del modo de producción capitalista.
Por eso, todos los panfletos de la escuela libre, liberadora, liberación del oprimido, pedagogía de la liberación, pedagogía transformadora, pedagogía crítica liberadora, la educación como práctica de la libertad, educar en la libertad individual, pedagogía libre y, para colmo de los exabruptos truculentos, "la Pedagogía de Dios: una Educación para la Libertad"; dios y libertad, términos o conceptos que se contraponen porque libertad como acción, como hecho, es el opuesto de dios en la tierra, que a su vez fue el instrumento de los señores de la guerra en la época feudal para someter a la especie; e igualmente, el capitalismo lo sigue usando con el mismo fin; y como estos, miles de artilugios lingüísticos para ocultar la verdadera funcionalidad de la escuela, que no es otra que la de formar esclavos para alimentar el inmenso aparato de producción capitalista en el mundo.
Señores, la escuela no puede ser reformada sino para aumentar la eficiencia en su tarea.
Corolario de lo inmediato
Mientras la bestia, en todo el mundo, enseña sus colmillos amenazantes y se revuelca en el sangrerío y el detritus de los cadáveres, la cobardía del no pensante se arremolina en su entorno, pidiendo a gritos que a ellos no se los coman, sin saber que son los próximos. Solo el pensamiento nos separará de la bestia y nos hará juntos. Llevamos 25 años en el combate, ganando batallas, pero necesitamos pensar cómo ganar la guerra abandonando el concepto enemigo.