Sáb. 12 Octubre 2024 Actualizado ayer a las 6:35 pm

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La industria gasífera venezolana tiene un potencial cuantioso (Foto: Archivo)

Los beneficios que traerá el desarrollo de Campo Dragón

Este miércoles 20 de septiembre se suscribió el Acuerdo Interinstitucional para el Impulso de Proyectos Conjuntos en el Sector de Hidrocarburos Gaseosos, entre Venezuela y Trinidad y Tobago, lo que significa una oportunidad histórica en materia de cooperación energética entre ambas naciones.

Agenda y proyecciones

El primer ministro trinitense, Keith Rowley, informó en enero de este año sobre la emisión de una licencia del Departamento del Tesoro estadounidense a su país para desarrollar el campo gasífero venezolano. En ese entonces, la vicepresidenta Kamala Harris le transmitió a Rowley que "el Departamento del Tesoro tomaría medidas para ayudar a satisfacer las necesidades energéticas a largo plazo de la región".

La presión política generada por el gobierno antillano sobre la administración de Biden se enmarcó en el Comité de Acción de Seguridad Energética de Estados Unidos y el Caribe, cuya presidencia y copresidencia la llevan Harris y Rowley, respectivamente.

En el intervalo de los meses transcurridos, los encuentros entre las autoridades del gobierno venezolano y la nación caribeña eran frecuentes. Incluso el ministro de Energía de Trinidad y Tobago, Stuart Young, visitó Venezuela en repetidas ocasiones, siendo el último hace unos días, en la previa de la mencionada suscripción. Se prolongó tantos meses porque las sanciones continúan impuestas y las licencias se quedan cortas a la hora de ejecutar lo propio para los adelantos del proyecto.

Rowley confirmó que, después de la emisión de la licencia, el progreso ha sido lento en la obtención de las asignaciones necesarias. Como la autorización no ha sido pública, se infiere que tal exención trae consigo alguna cláusula que restringe a Trinidad y Tobago de pagar dinero a Venezuela.

Por otro lado, las perspectivas de desarrollo del lado oriental de la Franja Caribeña de Gas, precisamente dentro del Proyecto Mariscal Sucre (PMS), registraba para Campo Dragón en 2009 que se podía aspirar a obtener una tasa máxima de 70 millones de pies cúbicos de gas diarios. Hoy en día, por la innovación y avance tecnológico, se estima que pudiera producir 150 millones de pies cúbicos por día en el primer año, con planes de aumentar a 300 millones más adelante.

No obstante, la hoja de ruta en la cooperación entre ambas naciones se expande a las afueras del susodicho campo ya que el presidente Nicolás Maduro dio a conocer que el siguiente paso era concretar el acuerdo y poner en marcha la explotación de gas conjunta en el campo Loran-Manatee.

Buena vecindad: capítulo gas

Si bien en 2008 se perforó el Campo Dragón con el Buque Taladro Neptune Discoverer, fue en el año 2018 cuando se produjo el gran salto para el desarrollo de esa cantera gasífera al firmarse el acuerdo transfronterizo para la importación de gas metano. No obstante, las sanciones frenaron abruptamente este importante proyecto.

"Habíamos invertido un tiempo considerable, esfuerzo y energía en la negociación de una hoja de términos comerciales en 2018. El desarrollo fue pausado debido a las sanciones en 2019", destacó el primer ministro trinitense.

Frente al escenario de grandes obstáculos comerciales en el sector energético, cortesía de las presiones estadounidenses contra países con vastos recursos, Campo Dragón proyecta al mercado global, desde las aguas territoriales venezolanas, más de 4 billones de pies cúbicos de gas no asociado en reservas. Esta cifra funge como respuesta inmediata y segura a la necesidad de las regiones dependientes —como Europa— de este importante hidrocarburo fuera de sus jurisdicciones.

Dando una visual más amplia, la vicepresidenta ejecutiva Delcy Rodríguez, en el momento de la suscripción del convenio el miércoles 20, afirmó que "este acuerdo representa una oportunidad histórica para desarrollar la industria del gas, pero también representa el impacto en las buenas relaciones de vecindad y de hermandad que se han tejido entre nuestros países, en el marco de la legalidad y el derecho internacional —las negritas son nuestras—".

El principio de buena vecindad se consagra en el Derecho Internacional y es determinante cuando se trata de avanzar en proyectos de desarrollo de campos con recursos compartidos. Así lo considera el profesor de la Universidad de San Francisco, Sompong Sucharitkul, en su publicación The Principles of Good-Neighborliness in International Law:

"Las relaciones de buena vecindad requieren una mayor atención, especialmente cuando los Estados vecinos comparten recursos, por ello la cooperación es imperativa para la supervivencia de todos los Estados de esa vecindad".

El presidente Maduro explicó que "las grandes transnacionales exploran y buscan campos compartidos para enemistar a los países, pero Venezuela y Trinidad y Tobago desarrollan los campos gasíferos en paz".

Caso contrario ocurre cuando se posa la mirada en la franja del Esequibo venezolano, que con absoluta ilegalidad y abuso del gobierno de Guyana, filial de la ExxonMobil, ha explotado recursos que no le pertenecen.

Por su parte, Trinidad y Tobago reflejó caídas de producción de gas natural en 2022, cuestión que resulta significativa porque hasta hace poco era el mayor productor de gas en la región. En los últimos años, la industria trinitense ha tenido problemas para detener la disminución de las reservas y la actividad del gas debido a la falta de incentivos.

A esto se le suma que las reservas del hidrocarburo del país antillano podrían agotarse en 10 años, según los datos proporcionados por la 71 edición del Statistical Review of World Energy de BP.

La consultora londinense GlobalData maneja unas proyecciones sobre Trinidad y Tobago, basadas en su industria gasífera ya instalada, para que contribuya con alrededor de 25% u 820 millones de pies cúbicos por día de la producción de gas natural del continente americano en 2025. Pero, para que esto ocurra, el hidrocarburo de Venezuela se ha vuelto cada vez más necesario.

Sin duda alguna, lo que acaba de lograrse con la firma del acuerdo gasífero entre los gobiernos de Venezuela y Trinidad y Tobago es un reflejo de la cooperación en los términos internacionales mencionados. La magnitud de este acuerdo radica directamente en la promoción y mantenimiento de la estabilidad y la paz en la cuenca del Caribe.

La colaboración energética entre Venezuela y Trinidad y Tobago, bajo el paraguas del esquema de beneficios compartidos, abre el compás a las mejoras económicas tanto a la franja caribeña como a los otros continentes.

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