A falta de méritos propios para mostrar resultados del algún tipo en el área de salud, durante su extinta gestión al frente del Poder Legislativo, la oposición venezolana ligada al Team Guaidó no le queda otra opción que atacar los logros del Gobierno bolivariano en esta materia, contando con que de esa manera desvía la atención sobre las cientos de tramas de corrupción en las que están envueltos, así como su papel protagónico en la promoción de crímenes de lesa humanidad contra la población venezolana.
Cifras falsas y burda propaganda
Recientemente, el exdiputado opositor José Manuel Olivares, mercenario del antichavismo a quien delegan las declaraciones, guarimbas y estafas en el área de salud, atacó la gestión de la pandemia que realiza el gobierno de Nicolás Maduro. Sus declaraciones, llenas de falacias, fueron replicadas por los medios internacionales que sirven de caja de resonancia para la guerra contra Venezuela, sin la aplicación del llamado fact checking usual en los medios liberales y que tan de moda se ha puesto últimamente.
El centro de su declaración, la cual usaron medios y agencias como EFE y otros voceros mediáticos de la oposición venezolana relacionada con la Casa Blanca para titular sus respectivas notas, fue que "dos mil venezolanos ya no están con nosotros porque no tuvieron cómo dar la batalla contra la covid-19".
En primer lugar, la cifra de fallecidos es falsa. Duplica la cifra oficial que diariamente actualiza la Comisión Presidencial para la Prevención y Control del covid-19, y que para el día 26 de enero, mismo día de la declaración de Olivares, se ubicaba en mil 159 personas fallecidas a causa de esta enfermedad.
La cifra mencionada por Olivares la presentó sin evidencia que respaldara esta disparidad con las oficiales; no se puede esperar menos de una oposición acostumbrada a no reconocer ni siquiera los números de los procesos electorales, contra los cuales nunca han presentando respaldo de sus acusaciones de fraude.
La maniobra busca sembrar desconfianza en la información oficial y, a partir de allí, en el accionar del gobierno chavista. Especular con los números del covid ha sido una práctica del antichavismo desde la llegada de la pandemia en Venezuela. Incluso la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales lo hizo cuando publicaron dos "estudios" que predecían que, para septiembre de 2020, iban a registrarse 4 mil casos diarios, y para diciembre del mismo año la cifra se elevaría a 14 mil infecciones diarias de covid-19.
Venezuela nunca ha alcanzado dicha tasa de contagios, siendo mil 281 la cifra más alta, registrada el 13 de agosto de 2020; lo que refleja la posición tendenciosa y sesgada de parte de la Academia de Ciencias Físicas, Matemáticas y Naturales y, por ende, de toda la oposición venezolana con el fin de desprestigiar y criminalizar todas las acciones del Gobierno bolivariano ante la población venezolana y la prensa mundial.
Es de suponer que si el contorno del discurso de Olivares y dicha Academia incluye falacias, el resto es propaganda. Y, por cierto, muy mal hecha.
nada se dejó en manos de la improvisación
Olivares también hace mención a una supuesta "improvisación" en el manejo de la pandemia. Nada más lejano a la realidad, ya que desde mucho antes de que en el país se detectara el primer caso de covid-19, el Estado, conociendo las debilidades que enfrenta producto del bloqueo, se había preparado para atender a la población y por ello actuó rápidamente en consecuencia para evitar que se generaran brotes significativos que hicieran inmanejable la situación.
Los números estadísticos de Venezuela, diez meses después, demuestran por sí solos el éxito del modelo venezolano.
En la actualidad Venezuela se encuentra entre los países sudamericanos con menos muertes, ubicándose en el noveno lugar, a pesar de tener frontera con Brasil y Colombia, quienes ocupan el primer y segundo lugar respectivamente.
El presidente Nicolás Maduro también ordenó habilitar espacios no convencionales como centros de atención y hospitalización de pacientes con covid. El hospital de campaña de El Poliedro de Caracas, los hoteles privados y las Residencias Estudiantiles Livia Gouverneur en Sabana Grande (Caracas) son algunos ejemplos de ello.
Esta medida fue adoptada por el Gobierno nacional para prevenir un posible colapso de los centros de salud públicos y privados, tal como pasó en muchos países de Europa y América.
En la misma tónica preventiva que ha adoptado el Estado venezolano desde el inicio de la pandemia, no se esperó a que se produjera el ansiado colapso por parte del antichavismo que pusiera en riesgo las vidas de los pacientes y sus familiares.
Un informe del Instituto Samuel Robinson para el Pensamiento Original detalla las acciones desplegadas por el Estado y la población venezolana en su conjunto. Allí se hace hincapié en la importancia que ha tenido la sinergia gobierno-pueblo organizado en esta etapa:
"...el desarrollo de la gestión pública ha tenido a las fuerzas políticas más allá del gobierno desplegadas mediante el tejido político del chavismo. Han sido actores vitales en una contención permanente. Las fuerzas desplegadas en CLAP, UBCH, Consejos Comunales y otros actores, han resignificado su papel de vanguardia política en un marco de degradación de las formas paternales y tradicionales de la gestión pública... De ahí que este tejido político terminó definiéndose como actores claves en el acompañamiento a la crisis sanitaria y sus derivaciones. La organización es parte de la respuesta social a la crisis y es también parte de la gestión frente a ella. La gestión de la cuarentena, la maniobra sobre los impactos económicos de los confinamientos, la atención a demandas concretas en materias de servicios públicos, la atención de casos puntuales en materia social, salud y afines, todo este conjunto de demandas poblacionales han tenido asidero en el Gobierno, pero también en estas fuerzas comunitarias como espacios primarios de atención".
Este nivel de organización entre el Gobierno y la población en las múltiples y diversas formas que componen el tejido social venezolano desmiente aquello de que la actitud frente a la pandemia fue de improvisación, asimismo que hubo un "manejo errático, desordenado, irresponsable e indolente" como lo aseveró el mercenario Olivares.
Declaraciones ante una ilegítima comisión
El exdiputado hizo su intervención ante la "Comisión Delegada", una creación de un grupo de exparlamentarios liderados por Juan Guaidó, quienes decidieron ilegal y arbitrariamente extender la gestión de la anterior Asamblea Nacional sin ninguna base constitucional. Dicha "comisión" no tiene ningún tipo de legitimidad ni autoridad dentro del país: constituye más bien una usurpación de cargos, delito que está penado en las leyes nacionales.
Incluso la Unión Europea declaró que la AN 2015-2020 ya cesó sus funciones, por lo que estos diputados ya no son reconocidos como tales, sino como simples voceros de la oposición.
Esta maniobra desesperada de Guaidó y su gente, aunque de absoluta nulidad dentro del territorio venezolano, es un intento por mantener cierta relevancia en lo mediático y justificar de alguna retorcida manera su interlocución con Washington para continuar con las maniobras de saqueo de los recursos y activos del país en el exterior.
Sin gestión propia, sin autoridad legítima y sin evidencias que respalden los datos y cifras de sus "denuncias", las declaraciones de cualquier miembro del equipo de Guaidó no pueden tomarse en serio.
Aún así, no dejan de ser peligrosas, ya que sirven para aumentar el expediente de denuncias fraudulentas con las cuales se sustentan los ataques que se hacen contra la República Bolivariana, tanto en el Departamento del Tesoro, el Grupo de Lima o en algunos sectores de la Oficina de Derechos Humanos de la ONU.