Vie. 26 Abril 2024 Actualizado ayer a las 3:36 pm

russiagate.jpg

Ahora podemos ver por qué Donald Trump fue acusado como un "agente de Putin" por el exfiscal Robert Mueller (Foto: The Daily Beast)

Re-examinando el Russiagate de cara a la guerra en Ucrania

Es difícil de creer que el último presidente [de Estados Unidos] pasó su mandato vertiendo armas en Ucrania, destrozando los tratados con Rusia y escalando la guerra fría contra Moscú, lo que directamente ayudó a traernos a la extraordinariamente peligrosa situación en la que nos encontramos ahora, y sin embargo la mayoría de liberales convencionales pasaron toda su administración vociferando que era una marioneta del Kremlin.

Muchos análisis antiimperialistas se dedican, con razón, a criticar cómo la administración Obama preparó el camino para este conflicto en Ucrania gracias al rol que jugó en el golpe de Estado de 2014 y su apoyo a la guerra de Kiev contra los separatistas del Dombás. Pero lo que se está diluyendo en todo esto, en gran parte porque los trumpistas han estado utilizando su masiva audiencia para amplificar ruidosamente las críticas del papel de las administraciones de Obama y Biden en este lío, es lo que sucedió entre esas dos presidencias que fue igual de crucial para traernos hasta este punto.

Aunque se ha borrado de la historia liberal dominante, en realidad fue la administración Trump la que comenzó la política estadounidense de armar a Ucrania en primer lugar. Obama se había negado a las exigentes pretenciones de los neoconservadores y los halcones liberales para hacerlo porque temía que ello provocara un ataque de Rusia.

En un artículo de 2015 titulado "Desafiando a Obama, muchos en el Congreso presionan para armar a Ucrania", The New York Times informó que "Hasta ahora, la administración de Obama se ha negado a proporcionar ayuda letal, temiendo que sólo escalaría el derramamiento de sangre y daría al presidente Vladimir V. Putin de Rusia un pretexto para futuras incursiones".

No fue si no hasta la presidencia de Trump que esas armas empezaron a llegar a Ucrania, y vaya que ahora estamos viendo algunas "futuras incursiones". Este cambio se produjo porque Trump estaba plenamente dispuesto a participar en la agenda para aumentar las agresiones contra Moscú, o porque fue presionado políticamente para seguir el juego de esa agenda por la narrativa de colusión que tenía sus orígenes en el cártel de inteligencia de Estados Unidos, o por alguna combinación de los dos.

Con todas las noticias que han marcado el mundo últimamente, es fácil olvidar cómo la narrativa de que el Kremlin se había infiltrado en los niveles más altos del gobierno estadounidense y  dominó los noticieros y el discurso político durante años. Pero, a la luz del hecho de que los principales titulares de hoy en día giran en torno a ese mismo gobierno extranjero, vale la pena revisar una vez más este hecho.

Lo más importante que hay que entender sobre la narrativa de la colusión Trump-Rusia es que comenzó con las agencias de inteligencia occidentales, fue sostenida por las agencias de inteligencia occidentales, y al final resultó en escaladas de guerra fría contra un gobierno largamente señalado por las agencias de inteligencia occidentales. Fue el cártel de la inteligencia estadounidense el que inició la, todavía incomprobada y gravemente plagada de agujeros argumentales, afirmación de que Rusia interfirió en las elecciones de 2016 para beneficiar a Trump. Fue un "ex" agente del MI6 quien produjo el notorio y completamente desacreditado Dossier Steele que dio a luz la narrativa de que Trump se confabuló con el Kremlin para robar las elecciones de 2016. Fue el FBI quien espió la campaña de Trump afirmando que estaba investigando posibles vínculos con Rusia. Fue el cártel de inteligencia estadounidense el que produjo, y después echó para atrás, la narrativa de que Rusia estaba pagando a combatientes vinculados a los talibanes para matar a los aliados en Afganistán, lo que fue aprovechado por los demócratas para exigir a Trump una mayor escalada contra Putin. Incluso fue un oficial de la CIA, que por casualidad estaba en el lugar correcto y en el momento adecuado, el que inició la endeble narrativa destituyente de que Trump había suspendido las entregas de armas a Ucrania.

En cada paso, los medios de comunicación fueron alimentados con informes de agentes de inteligencia y de funcionarios electos que compartían información que les habían dicho los agentes de inteligencia sobre posibles indicios de una conspiración entre el círculo de Trump y el gobierno ruso, que a menudo se enfrentaron de las maneras más humillantes cuando las revelaciones posteriores los desacreditaron. Día tras día aparecía en los medios un nuevo informe BOMBA en el que se vinculaba a algún oscuro subordinado de Trump con algún oligarca ruso de alguna manera, y el medio que lo publicaba era recompensado con millones de clics, sólo para que se desvaneciera en un abrir y cerrar de ojos a los pocos días.

Día tras día se le prometió a las audiencias liberales grandes revelaciones que llevarían a toda la familia Trump a ser arrastrada en cadenas desde la Casa Blanca, y día tras día esas promesas no se cumplieron. Pero lo que sí ocurrió durante ese tiempo fue una gran escalada en la guerra fría de Estados Unidos contra Moscú, una muy buena ilustración de la inmensa diferencia entre la narrativa y los hechos.

A los partidarios de Trump les gusta creer que el Estado Profundo trató de eliminar a su presidente porque era un valiente guerrero populista que lideraba una revolución popular contra sus satánicas agendas globalistas, y seguramente había algunos matones individuales dentro de sus filas a los que les habría encantado verlo desaparecer. Pero en realidad, los principales responsables de la toma de decisiones en el cártel de inteligencia de Estados Unidos nunca tuvieron la intención de destituir a Trump. Seguramente sabían, por su propia información, que la investigación de Mueller no encontraría ninguna prueba de una conspiración con el gobierno ruso, y sabían que un juicio político no lo destituiría porque saben contar los escaños del Senado. El Rusiagate nunca fue para destituir a Trump, era para asegurarse de que Trump siguiera sus planes de cambio de régimen en Moscú y de fabricar el consentimiento del público para las escaladas que estamos viendo hoy.

Y aquí estamos ahora. Joe Lauria tiene un nuevo y excelente artículo para Consortium News titulado "Biden confirma por qué Estados Unidos necesitaba esta guerra" que expone la evidencia de que la invasión de Ucrania fue provocada deliberadamente para facilitar la extensa agenda para derrocar a Putin y "en última instancia, restaurar un títere como Yeltsin en Moscú". Estados Unidos podría haber evitado fácilmente esta guerra con un poco de diplomacia y unas pocas concesiones de bajo costo, pero en lugar de ello eligió provocar una guerra que luego podría ser utilizada para fabricar un consenso internacional para actos de guerra económica sin precedentes contra Rusia con el objetivo de efectuar un cambio de régimen.

Lauria escribe:

Estados Unidos consiguió su guerra en Ucrania. Sin ella, Washington no podría intentar destruir la economía de Rusia, orquestar la condena mundial y dirigir una insurgencia para desangrar a Rusia, todo ello como parte de un intento de derribar su gobierno. Joe Biden no ha dejado ahora ninguna duda de que es cierto.

El presidente de Estados Unidos ha confirmado lo que Consortium News y otros han estado informando desde los inicios del Rusiagate en 2016, que el objetivo final de Estados Unidos es derrocar al gobierno de Vladimir Putin.

"Por Dios, este hombre no puede seguir en el poder", dijo Biden el sábado en el Castillo Real de Varsovia.

Todo esto fue planeado con años de antelación. Mucho antes de la presidencia de Biden, y mucho antes de la de Trump. No es una coincidencia que hayamos pasado años siendo bombardeados con propaganda antirrusa en la antesala de una confrontación masiva con ese mismo gobierno. No hay ninguna conexión entre la desacreditada acusación de que Trump era un agente secreto del Kremlin y la decisión de Putin de invadir Ucrania, y sin embargo la predominante histeria antirrusa fabricada por la primera está fluyendo sin problemas en una generalizada oposición a la segunda.

Esto se debe a que todo esto fue planeado con mucha antelación. Estamos donde estamos ahora porque el imperio estadounidense nos trajo hasta aquí intencionadamente.


Caitlin Johstone es una periodista independiente de Melbourne, Australia. "Todo lo que publico [dice Johstone en su blog] es el resultado de una conversación permanente entre Tim [su esposo] y yo sobre lo que ocurre en el mundo y cómo podemos empujar para crear un mundo sano y armonioso para las generaciones futuras. Tengo el control editorial de todo lo que se publica aquí y los ideales y la ideología que se promueven aquí son muy Caitlin Johnstone en su origen". Sus escritos políticos se pueden encontrar en su blog, acá.

Este artículo fue publicado originalmente en inglés en el blog de Caitlin Johstone el 27 de marzo de 2022, la traducción para Misión Verdad fue realizada por José Aponte.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<