El comandante de más alto rango del CENTCOM (Comando Central de Estados Unidos), el general Frank McKenzie, reveló detalles sobre la precisión de los misiles balísticos iraníes de 1 mil libras, disparados hace más de un año como represalia por el asesinato ilegal del general Qassem Soleimani. Este acontecimiento, histórico a la par que crítico, marcó el primer ataque directo de cualquier país (en este caso, Irán) contra Estados Unidos desde la Segunda Guerra Mundial. Constituyó un acto de gran audacia, y una decisión impactante: enfrentarse abiertamente a la superpotencia más poderosa de la Tierra. Indicó claramente que Irán estaba preparado para la guerra cuando bombardeó esa base militar estadounidense de Ayn al-Assad, la más grande de Irak.
Pero hay otra razón tras el hecho de compartir públicamente estos detalles un año después. No se trata simplemente de un reconocimiento por parte de Estados Unidos de la precisión de los bombardeos de Irán, porque el propio Irán lo anunció hace un año (además, diversas fotos del lugar aparecieron en todas las noticias). Hay motivos ulteriores tras la revelación de tales detalles. ¿Qué quiere mostrar la administración estadounidense, y cuál es su mensaje detrás de las últimas revelaciones de MacKenzie?
Todo esto tiene que ver con el acuerdo nuclear: el general estadounidense dio a conocer una cantidad de información importante recibida por el dron estadounidense. Al mismo tiempo, Irán lanzó sus misiles, demostrando y enviando diferentes mensajes a la vez. De hecho, la revelación de los detalles que confirman el poder de Irán podría ser parte de la forma en que Estados Unidos prepara el camino para que Irán vuelva al acuerdo nuclear (conocido como JCPOA). Es una muestra de que los estadounidenses reconocen el poder regional iraní, y reconocen la eficacia y el efecto disuasorio de sus misiles.
Por otra parte, también podría explicar a Irán y al mundo por qué Estados Unidos desea introducir enmiendas al acuerdo JCPOA de 2015, incluyendo así la cuestión de los misiles balísticos de Irán en la mesa de negociaciones.
Durante los años de negociación previos al acuerdo final de 2015, Irán se negó a incluir sus misiles de precisión en cualquier negociación, a pesar de la insistencia de todas las partes. Irán considera estos misiles como la primera línea de defensa y protección de la existencia de la República Islámica. Irán vive en un mar de países hostiles y además está rodeado por 35 bases militares estadounidenses. Estados Unidos aprovecha cualquier oportunidad para enviar sus bombarderos B-52H, portaaviones y destructores al Estrecho de Ormuz en una clara muestra de poder en la costa iraní, y los drones y aviones espía estadounidenses han violado la soberanía aérea de Irán en repetidas ocasiones.
El comandante del CENTCOM también reveló que el ataque iraní contra Ayn al-Assad habría destruido entre 20 y 30 aviones y que, de no haberse producido la evacuación de soldados y oficiales horas antes del bombardeo, podría haber matado entre 100 y 150 de estos. También podemos entender esta confesión como la forma en que Estados Unidos avisa a otros países de que Irán puede atacar a cualquier país de la región con gran precisión, y destruir el poder aéreo de cualquier país en Oriente Medio que esté al alcance de sus misiles.
Pero hay otro aspecto que el gobierno de Biden puede querer compartir, que podría justificar por qué el presidente de Estados Unidos va a negociar con Irán y va volver al acuerdo nuclear tal y como se firmó en 2015. Biden, como candidato, envió varios mensajes indirectos a Irán pidiéndole que desescalara y se abstuviera de ofrecer a Donald Trump la posibilidad de declarar la guerra en su último mes de mandato, a pesar de las provocaciones estadounidenses. Biden también reconoce que Irán desempeñó un papel positivo indirecto en las últimas elecciones estadounidenses, cuando se abstuvo de responder al llamamiento de Trump a la negociación, negándole la oportunidad de añadir la negociación con Irán a su listado de logros.
No debemos entender esto como una prueba de que Irán crea que Biden es mejor que Trump, se debe más bien a que el ex presidente estadounidense fue responsable directo del asesinato de Soleimani, y al hecho de que su permanencia en la Casa Blanca habría desencadenado una guerra inevitable en Oriente Medio.
Irán quiere creer que hay distintas sensibilidades dentro de la nueva administración estadounidense, no obstante, mientras siguen vigentes las duras "sanciones" de Trump, Biden se beneficia de este castigo económico contra el pueblo iraní.
Hay dos puntos de vista cruzados entre la actual administración estadounidense e Irán. Cada parte cree que el tiempo está de su lado, y que retrasar el acuerdo sirve a sus intereses y aumenta la presión sobre la otra parte. Para Irán, el resultado es sencillo: si no se levantan las "sanciones", el camino para ampliar sus capacidades nucleares y elevar su enriquecimiento al máximo nivel -sin permitir el acceso a los inspectores- es la única opción disponible. ¿Podría esto llevar a la guerra? Posiblemente a un intercambio de ataques porque, como "muestra" el general McKenzie, Irán está preparado para tomar represalias con precisión.
Existe una gran precaución a la hora de tratar con Irán: impuso la disuasión a Estados Unidos y disparó 16 misiles balísticos de precisión, los cuales alcanzaron todos los objetivos con exactitud, y lo hizo desde sólo tres lugares. Irán ha demostrado que posee miles de misiles, puesto que tiene cientos de emplazamientos aéreos y subterráneos repartidos por las fronteras y a lo largo del territorio iraní que puede alcanzar cualquier objetivo de Oriente Medio. Esto significa que todas las 35 bases estadounidenses desplegadas alrededor de Irán y en la región están dentro del alcance de los misiles de Irán, y pueden ser atacados si estalla una guerra con Estados Unidos. En consecuencia, la gran capacidad ofensiva de Estados Unidos no evitará la destrucción de sus aviones y centros militares, y un gran número de muertes. Por esta razón, Estados Unidos está tratando de incluir la ecuación de los misiles balísticos en cualquier acuerdo con Irán antes de que se levanten las "sanciones".
Estados Unidos tiene sólo unas semanas para levantar las "sanciones" a Irán y volver a cumplir con el acuerdo, antes del mes de Ramadán, previsto para el 12 de abril. Después de ese día, Irán estará ocupado con las recientes elecciones presidenciales, las cuales darán fin al mandato del presidente Hassan Rouhani, que no podrá presentarse a un tercer período. En consecuencia, Estados Unidos tendrá que enfrentarse a una nueva administración iraní más proclive a la mano dura, en la línea del actual Consejo de la Shura encabezado por Muhammad Baqer Ghalibaf, compañero del difunto general de división Qassem Soleimani. De ser así, las negociaciones podrían posponerse a una fecha aún más tardía.
La administración estadounidense considera que el factor tiempo no está a favor de Irán debido a la grave crisis económica que agobia al pueblo iraní. Por lo tanto, a la República Islámica le convendría apresurarse a alcanzar el acuerdo nuclear antes de que se agrave la agitación interna iraní. Biden es ciertamente consciente de que se está aprovechando de las duras "sanciones" impuestas contra Irán. Pero es posible que el presidente estadounidense no sea plenamente consciente de que está cayendo en manos del líder de la revolución Sayyed Alí Jamenei, cuya teoría es que no se puede confiar en ninguna administración estadounidense, que Irán debe ser autosuficiente y que debe aumentar su capacidad nuclear, sin tener en cuenta la reacción de la comunidad internacional.
Irán cree que el factor tiempo está a su favor porque posee la "carta" nuclear para hacer presión, desde que ha aumentado su enriquecimiento de uranio al 20%. Jamenei ha declarado que está dispuesto a alcanzar el 60% (siendo 90% lo necesario para fabricar una bomba nuclear).
Irán rechazó la presencia de un representante de Estados Unidos en las negociaciones europeas (4+1, Francia, Gran Bretaña, Alemania, China y Rusia) y exigió que Estados Unidos levantara primero todas las "sanciones". Esta no es una posición que denote debilidad. Por el contrario, Irán no quiere dar a Biden lo que se negó a proporcionar a Trump, y quiere que Estados Unidos respete primero su compromiso para con la Resolución 2231 del Consejo de Seguridad. Irán así constata que no le interesan las palabras y los discursos optimistas, sino los hechos, y que quiere que Estados Unidos recule en su violación del derecho internacional.
Irán tiene varias cartas a su disposición y cree que la firmeza de su posición le llevará a conseguir que se levanten las "sanciones" estadounidenses o a adquirir energía nuclear, lo que sería un camino irreversible. La estrategia de máxima presión no ha sido capaz de doblegar a Irán desde 1979, y ciertamente no lo conseguirá la administración Biden. Por lo tanto, Irán no ve ninguna razón para complacer las exigencias de Biden y dar el primer paso.
También puede ser que el presidente Biden tenga que gestionar a socios exaltados, como el primer ministro Benjamin Netanyahu. Es posible que el presidente estadounidense quiera tener en cuenta también a sus aliados, como Arabia Saudí y Europa, e incluso dentro de su administración, donde muchos creen que es necesario un cambio de régimen en Irán o que es innecesario negociar con él, puesto que se rendirá tarde o temprano.
El general McKenzie dijo que sus oficiales de inteligencia le informaron de que "Irán estaba preparando 27 misiles pero sólo lanzó 16". Esto significa que Irán no disparó 11 misiles que permanecieron listos para alcanzar otros objetivos. Lo que no dijo el general estadounidense es que Irán informó con antelación a los dirigentes iraquíes de su intención de bombardear Ayn al-Assad, para que Estados Unidos pudiera reducir sus pérdidas. De hecho, sólo resultaron heridos 100 soldados.
Irán no dudó en golpear a Estados Unidos cuando su estimado general fue asesinado, y no tenderá la mano a Biden si este no levanta primero las "sanciones". En este caso, el mundo debe estar preparado para ver cómo Irán avanza hasta el punto de no retorno en su programa nuclear. Si Biden optara por la guerra contra Irán, ya ha experimentado sus misiles de precisión en Ayn al-Assad. Irán está muy lejos de ser más fuerte que Estados Unidos. Sin embargo, hay muchas bases estadounidenses en la región que pueden ser objetivo de los misiles de Teherán, quienes no dudarán en convertir esta amenaza en una oportunidad. A Biden le corresponde aprender de la historia y de un dicho utilizado en Oriente Medio: "Deduce lo que será por lo que ha sido, pues todo se parece".
Ester artículo fue publicado originalmente en el blog de Elijah J. Magnier el 4 de marzo de 2021, la traducción fue realizada por Eli C. Casas.