Mié. 24 Abril 2024 Actualizado 2:40 pm

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El presidente colombiano fue a presentar su preocupación por la crisis ambiental global a quienes la generan (Foto: Foreign Policy)

Qué dice de Petro lo que propuso en Davos

El presidente colombiano Gustavo Petro participó el pasado 17 de enero en el Foro Económico Mundial (FEM) en Davos, Suiza, que reunió a jefes de Estado y líderes mundiales, y presentó las propuestas de Colombia para enfrentar la crisis climática y promover la transición energética. Además sostuvo encuentros bilaterales con varios directivos de empresas mundiales con inversiones en Colombia.

Agenda nutrida

El espacio se realiza en una estación de esquí alpina convertida en epicentro del capitalismo mundial y alejada de las protestas populares. Allí se definen y revisan las líneas del plan globalizador que han establecido las élites económicas sobre el resto del mundo.

En ese marco, Petro asistió a la sesión "Alianza de acción alimentaria: invertir en una mayor resiliencia" en donde se lanzó la Estrategia de la Alianza de Acción Alimentaria 2023-2025 e intervino junto a la presidenta de Tanzania, Samia Suluhu Hassan.

Luego de reunirse con Alain Berset, elegido presidente de la Confederación Suiza para 2023, se reunió con el fundador del FEM, Klaus Schwab, y Al Gore, exvicepresidente demócrata de Estados Unidos entre 1993 y 2001. También con el presidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), Ilan Goldfajn, y fue ponente en la sesión "Liderando la carga a través de la nueva normalidad de la tierra", en la que se trataron temas como la acción climática, los océanos y la biodiversidad.

Anunció que 70 millones de dólares del BID serán dirigidos al fortalecimiento de la política de transición energética, y que otros 3,5 millones de dólares serán orientados tanto para el diseño y estructuración de mecanismos financieros como para un marco regulatorio para implementar el pago por servicios ambientales en la cuenca amazónica.

En la sesión "Liderazgo para América Latina" compartió con los presidentes de Costa Rica, Rodrigo Chaves, y Ecuador, Guillermo Lasso. En su agenda siguió un encuentro con Laurent Freixe, vicepresidente de Nestlé para Latinoamérica, y Adel Bin Ahmed Al Jubeir, ministro de Estado de Relaciones Exteriores de Arabia Saudita. Además asistió al diálogo “Soluciones sostenibles para América Latina”, en el que participaron también los presidentes de Costa Rica y Ecuador.

Cerró con el CEO de Enel; el de Coca-Cola; el de Microsoft; la directora general del Fondo Monetario Internacional (FMI), Kristalina Georgieva; el primer ministro de los Países Bajos, Mark Rutte; el Presidente de Yara Internacional, Svein Tore Holsether. Con este último evaluó una posible inversión de cerca de 100 millones de dólares para incrementar la producción de fertilizantes en Colombia.

Canje de deuda por "capitalismo descarbonizado"

Aun cuando la motivación titulada de su viaje era presentar su preocupación sobre la crisis ambiental global, el mandatario colombiano estableció contacto con los actores (y autores) principales del sistema que la genera. Como lo hiciera en su acto de posesión y en su discurso ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), llevó como propuesta el canje de deuda por "servicios ambientales concretos" para atajar la crisis climática reiterando su idea de acabar con la dependencia del petróleo y el carbón para acometer una "acelerada" transición energética.

Además, propuso en Davos que las cumbres del clima sean vinculantes con la economía global y reiteró sus críticas sobre la relación actual entre el capitalismo y la lucha contra el cambio climático en la búsqueda de lograr cero emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por parte de las industrias extractivistas.

Respecto a la dimensión energética de la crisis global, planteó la posibilidad de construir una red eléctrica americana. Durante el panel "Liderazgo para América Latina" propuso "vender nuestro potencial en energías limpias para que Estados Unidos pueda cambiar su matriz energética, el primer elemento para que cambie todo en el mundo".

En sus propuestas de "capitalismo descarbonizado" planteó que materiales como el cobre puedan ser empleados en procesos de reindustrialización "para generar nosotros mismos la energía (...) por red directa a Estados Unidos y por mar al resto del mundo".

Oxigenando un modelo en coma

El FEM es el foro donde se decide el rumbo de un planeta en el que las regiones agrícolas más grandes, como América Latina, tienen los peores problemas de acceso a los alimentos y las tasas más altas de pobreza, enfermedades relacionadas con la dieta y contaminación del aire y del agua.

Mientras se exportan los alimentos recogidos y empacados por mano de obra inmigrante pagada a bajo salario, las comunidades urbanas marginadas y hacinadas sufren niveles desproporcionados de enfermedades no transmisibles (ENT) como diabetes y obesidad. Mientras los mercados locales están inundados de comida chatarra, es barata pero alta en calorías y baja en valor nutricional. A primera vista se aprecia un problema de distribución equitativa, que es dirigido desde las élites reunidas en Davos.

Un modelo agroindustrial basado en la Revolución Verde en el que el Sur Global alimenta al mundo mientras degrada sus suelos deforestando y despojándolos de sus estructuras y nutrientes. Ha escalado mediante paquetes biotecnológicos que aumentan la dependencia alimentaria y tecnológica, liderado por la financiada Fundación Bill y Melinda Gates, dueños de Microsoft. Un informe de Grain concluyó que la mayoría de las subvenciones de dicha fundación terminaron en institutos de investigación de los Estados Unidos y Europa, para producir tecnología que creara dependencia a los agricultores africanos.

La crisis ambiental a la que Petro se refiere está acompañada de un colapso del modelo civilizatorio globalizado impuesto desde Occidente. Tiene como síntoma el conflicto entre Rusia y la OTAN (con Ucrania como campo de batalla) al poner en evidencia cómo el arreglo entre los polos de poder ya no es el mismo. Difícilmente, el capitalismo, indigestado de deuda, pueda descarbonizarse cuando hasta las llamadas energías verdes experimentan un "bucle autodestructivo" y requieren una alta huella de carbono para su fabricación y puesta en marcha.

Ya hemos visto cómo Alemania, que prometió descarbonizar su economía, tuvo que recurrir a la extracción voraz de carbón en su propio territorio. La potencia, que se ha desarrollado a partir de energía y materia prima barata como todo el Norte Global, respondió a su "crisis energética" (pérdida de un proveedor a bajo costo como Rusia) reactivando el consumo de carbón desde antes de la destrucción de los gasoductos Nord Stream 1 y 2.

Por su parte, China tiene prevista la construcción de nuevas centrales eléctricas a carbón y la reciente instalación de una plataforma petrolera no tripulada en el mar meridional. Su presidente, Xi Jinping, ya advirtió en 2022 que el país asiático no dejará de quemar combustibles fósiles hasta que esté seguro de que la energía limpia puede reemplazarlos de manera confiable, asunto complejo cuando el crecimiento económico es la gran utopía.

En nuestro Sur Global pareciera que la sola redistribución de la renta (sea petrolera, minera o agroexportadora) no será suficiente para ralentizar la alta tasa de flujo de capital y renta hacia una minoría rica, menos cuando esa es la médula del capitalismo que Petro propone oxigenar con economía verde. Seguir alargando la vida del capitalismo, al punto de prometer descarbonizarlo, es posponer la discusión sobre su debilidad, que no radica solo en el pico de deuda o la financiarización de la vida, sino en los límites biofísicos del planeta.

¿Transición al son de qué?

Ya se ha cuestionado la transición de un mundo injusto también en lo energético hacia otro igualmente injusto, sobre todo si se obvia el hecho de que las tecnologías "verdes" dependen de complejas cadenas de suministro mundiales alimentadas por combustibles fósiles en cada etapa de su fabricación, transporte, despliegue, mantenimiento y desmantelamiento.

Un informe de la empresa Ember ha señalado cómo el problema radica en la energivoría. Las energías eólica y solar, fuentes de electricidad que crecen más rápidamente, alcanzaron un récord de 10% de la electricidad mundial en 2021 brindando un suministro de 38%. Pero la demanda de electricidad alcanzó un aumento sin precedentes de las emisiones y también la energía generada con carbón. Las renovables, de momento, solo acompañan al crecimiento del consumo de electricidad, pero no están sustituyendo ni al gas ni al carbón, que siguen creciendo.

Es posible que Petro, atribulado por la quema de reservas que ha supuesto la devaluación en proceso de la moneda colombiana, esté buscando financiamiento para resolver la enorme crisis socioeconómica dejada por el uribismo, cuyas políticas dejaron intactos los flujos de capital hacia los oligopolios nacionales y transnacionales.

Al hablar de "servicios ambientales" se refiere a un entramado de imposiciones que han avanzado en poner precio a la vida (o a eso que llamamos naturaleza). Estas "soluciones de mercado" basadas en "finanzas verdes" parten de que la naturaleza se destruye porque no se le da valor (de cambio).

Las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SBN) forman parte de esa visión mecanicista que se basan en las compensaciones de carbono. Su planteamiento es que, si los árboles capturan carbono, se puede financiar la siembra de muchos más o crear áreas protegidas para compensar la cantidad de CO2 u otros GEI que se emiten. Los países reunidos en el FEM no tienen la intención de reducir sus emisiones a cero: simplemente pretenden "compensar" esas emisiones en otro lugar, pagando con tecnologías que las eliminen de la atmósfera para que así parezca.

Muchos son los sectores que afirman o se preguntan si se podrán "descarbonizar" los sistemas energéticos que nos permiten desarrollar las actividades diarias, pero también mantener un flujo de capital y renta hacia una minoría rica. Ya se ha demostrado que los programas de "sustentabilidad" empresarial tienen una tasa de fracaso de 98%.

El modelo agrícola global que ha impuesto el FEM ha generado niveles de dependencia alimentaria, no solo a sus tecnologías sino a los combustibles fósiles. Es así cómo siete de cada ocho personas en el mundo, que viven en ciudades, habrán muerto en un año si se eliminan los fertilizantes sintéticos (fabricados por corporaciones como Yara International), los pesticidas y los herbicidas a base de petróleo. También se detendrían los barcos, aviones, trenes y camiones que transportan los alimentos del campo a la mesa; no pareciera una cifra absurda.

El presidente colombiano apuesta a una transición que es apuntalada por un sector de la élite político-económica de Estados Unidos, encabezada por el partido Demócrata, que quiere cambiar todo para que nada cambie. Lo entrampa entender a esas élites como gestoras de esa "transición" cuando ellas imponen lo establecido en la actualidad. En realidad lo que proponen es más control y dependencia pero maquilladas de "futuro verde".

Lo dicho y hecho por Petro en Davos lo pone en una encrucijada entre lo urgente y lo importante: entre gobernar en medio de la crisis de un país cercado por el saqueo uribista y promover un camino realista hacia la soberanía alimentaria de su país y de la región. Esto último exige audacia y apuesta por quienes producen los alimentos y bajarse del tren descarrilado de un capitalismo verde.

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