Los poderes establecidos en nuestras sociedades “occidentales” decidieron hacer nada significativo contra la arremetida que está causando el novedoso coronavirus SARS-Cov-2.
Ni siquiera habrá un intento por hacer como China o Corea del Sur, que volcaron todos los recursos para detener la propagación del virus mientras todavía era posible. “Occidente” ahora parece estar más allá de ese punto.
El primer ministro británico, Boris Johnson, reflotó la idea de “recibir el golpe”; es decir, hacer nada por suavizar el impacto que causará la epidemia. La canciller Ángela Merkel, en Alemania, le dijo a su grupo parlamentario que 60–70% de los alemanes contraerán el virus. La mayoría de ellos enfermarán del Covid-19 que provoca el virus. A una tasa de mortalidad de 1%, esto quiere decir que más de 500 mil alemanes morirán a causa de eso. Merkel no dijo cómo ella intentaría evitarlo. Hasta ahora, poco ha hecho su administración por detener la propagación pública de la enfermedad.
La administración de Donald Trump ha hecho todo lo posible por evitar la detección temprana del brote en el estado de Washington, y probablemente en otros lugares:
Como ofreciera la suerte, la Dra. Chu tuvo una manera de monitorear la región. Como parte de un proyecto de investigación sobre la gripe, durante meses ella y un equipo de investigadores han recolectado muestras nasales de residentes que experimentan síntomas en toda la región de Puget Sound.
Para reutilizar los exámenes para monitorear el coronavirus, necesitarían el apoyo de funcionarios estadales y federales. Pero casi en todas partes a donde acudió la doctora Chu, repetidamente le rechazaban la idea, como lo demuestran entrevistas y correos electrónicos, incluso mientras las semanas pasaban y los brotes emergían en otros países fuera de China, donde comenzó la infección.
Para el 25 de febrero, la doctora Chu y sus colegas no podían soportar el esperar más tiempo. Comenzaron a realizar exámenes del coronavirus, sin aprobación del gobierno.
Lo que trascendió confirmó los peores miedos. Rápidamente tuvieron un examen de un adolescente local sin ninguna historia de viaje reciente que arrojó positivo. El coronavirus ya se había establecido en suelo estadounidense sin que nadie se diera cuenta.
El CDC y la FDA no lo aceptarían:
El mensaje del gobierno federal fue directo. “Lo que le dijeron en una llamada telefónica a Helen Chu fue claramente que cese y desista”, recordó el Dr. Lindquist [el epidemiólogo en Washington]. “”Dejen de hacer las pruebas”.
Nuestros amados líderes siguen la estrategia de las cuatro etapas (video):
En la etapa uno decimos “Nada va a pasar”.
En la etapa dos decimos que algo puede ocurrir pero que no debemos hacer nada al respecto.
Etapa tres: Decimos que tal vez deberíamos hacer algo al respecto pero no hay nada que podamos hacer.
Etapa cuatro: Decimos que algo debió haberse hecho cuando debíamos hacerlo pero que ya es demasiado tarde.
Yascha Mounk sostiene el mismo argumento que yo y da un consejo razonable sobre lo que podemos hacer para que esta pandemia sea lo más sobrevivible posible. Cerrar todo lo que pueda cerrarse. Incrementar la distancia social lo más que se pueda. Evitar todos los contactos sociales en vivo. ¡Háganlo AHORA!
Un tal Tomás Pueyo explica a detalle el por qué debemos hacerlo de inmediato (revisé sus números y no encontré ninguna falla).
La ciudad de Wuhan, en China, se cerró el 23 de enero. Doce días después, el 4 de febrero, los casos recientemente confirmados en la ciudad alcanzaron su punto más alto y comenzaron a descender a partir de ese momento. Esto nos da un retraso en el tiempo para que una infección se convierta en un caso diagnosticado y computado, mientras que el cierre incrementaba la distancia social y disminuía el número de infecciones nuevas.
Cada persona recién infectada infectó a dos o tres personas. La tasa de crecimiento fue por lo tanto exponencial hasta que clausuraron la ciudad. De no haber cerrado la ciudad el 23 de enero, los números más allá de febrero hubieran sido cada vez más altos. Eso pasará en nuestras ciudades y países mientras nuestras autoridades no estén dispuestas o sean incapaces de actuar temprana y decisivamente como lo hicieron las autoridades chinas.
Esta es una de las gráficas más importantes.
Los histogramas naranja demuestran el número diario oficial de casos en la provincia de Hubei.
Los histogramas grises demuestran el verdadero número de casos de coronavirus diarios. De forma crucial, estos no eran conocidos para ese momento. Podemos deducirlos al mirar hacia atrás.
Lo que esto quiere decir es que los histogramas naranjas enseñan lo que las autoridades sabía, y los grises lo que en realidad estaba ocurriendo.
El 21 de enero, el número de nuevos casos diagnosticados (naranja) está explotando: son alrededor de 100 casos nuevos. En realidad, fueron 1 mil 500 nuevos casos ese día, creciendo exponencialmente. Pero las autoridades no lo sabían. Lo que sabían era que de repente había 100 casos nuevos de esta nueva enfermedad.
Dos días después, las autoridades cerraron Wuhan. En este punto, el número de casos diarios diagnosticados fue ~400. Véase el número: tomaron la decisión de cerrar la ciudad con apenas 400 casos en un día. En realidad, en ese día hubo 2 mil 500 nuevos casos, pero eso no lo sabían.
Esto quiere decir que tenemos que actuar ahora porque los números en el estado de Washington y de otras partes ya están explotando aunque no sepamos todavía cuán altos son en realidad. Aquellas personas que hoy son infectadas sólo serán casos oficiales 12 ó más días a partir de ahora, cuando (ojalá) sean diagnosticados y contados.
Lo que es clave por hacer en este momento es el “distanciamiento social”. Mientras nuestros gobiernos no actúen decisivamente para alcanzar eso, es nuestra responsabilidad personal el hacerlo nosotros. Todos debemos hacer esto lo mejor que se pueda.
Estos números no son una fantasía sino la realidad de hoy (los números son del 11 de marzo 2020, cuando se publicó esta nota):
El estado de Washington es el Wuhan de los Estados Unidos. El número de casos ahí está creciendo exponencialmente.
…
España tiene números similares a los de Francia (1 mil 200 casos vs. 1 mil 400, y en ambos 30 muertes). Esto significa que las mismas reglas son válidas. España tiene la probabilidad ascendente de 20k casos reales, ya para este momento.
En la región de la Comunidad de Madrid, con 600 casos oficiales y 17 muertes, el verdadero número de casos probablemente se encuentre entre los 10 mil y los 60 mil.
Si usted lee esta data y se dice: “Imposible, eso no puede ser verdad”, sólo piense esto: con ese número de casos, Wuhan ya estaba bloqueada.
China derrotó la epidemia en Wuhan. Algunos casos se filtraron y ahora los efectos se desplazan hacia nuestras sociedades. Pero nuestros amados líderes están arrojando la victoria china por la ventana al no replicar temprana y decisivamente lo que hicieron los chinos. Muchos de nosotros pagaremos por esto.
Los comunistas cerrarán una ciudad para evitar que una epidemia mortal llegue a lo exponencial. Nuestros dirigentes neoliberales comenzaron a preocuparse cuando cayó el Dow Jones. No esperen que llamen a un cierre puesto que eso le puede costar dinero de sus donantes. Como la mayoría de las personas mayores morirán, probablemente estén calculando cuánto dinero pueden ahorrar en pensiones.
No cerrarlo todo garantiza que nuestro sistema de salud sea rebasado. Esto aumentará la tasa de mortalidad de la enfermedad.
Tanto Tomás Pueyo como Yascha Mounk mencionan la pandemia de influenza de 1918 y señalan cuánta diferencia hizo11, para ese momento, un cierre:
Mientras se esparcía la enfermedad, Wilmer Krusen, el comisionado de salud de Filadelfia, permitió que se diera un desfile el 28 de septiembre; marcharon alrededor de 200 mil personas. En los días y semanas a continuación, los cadáveres se apilaban en las morgues de la ciudad. Al final de la temporada, habían fallecido 12 mil residentes.
En San Luis, un comisionado de salud pública llamado Max Starkloff decidió clausurar la ciudad. Ignorando las objeciones de los hombres de negocios influyentes, cerraron las escuelas, cines, bares y eventos deportivos. Gracias a esta acción valiente e impopular, la tasa de muertes per cápita de San Luis fue la mitad de la de Filadelfia (un total aproximado de 1 mil 700 personas murieron por influenza).
Buena suerte para todos nosotros.
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Moon of Alabama (Luna de Alabama, en alusión a la canción escrita por Bertolt Brecht) es un portal de información y análisis alternativo que se ocupa de una generosa variedad de temas, con bastante hincapié en las principales situaciones que se desarrollan a nivel global.
Por lo general se trata de trabajos firmados por “b” (como abreviatura de Bernhard), quien escribe y coordina el medio, no obstante, también publican colaboraciones o trabajos especiales de otros autores. Tiene, también, una dinámica comunidad de lectores y comentaristas. Fue galardonado con el Premio Serena Shim en 2019.
Publicado originalmente en Moon of Alabama el 11 de marzo de 2020, la traducción para Misión Verdad la realizó Diego Sequera.