Días antes de entregar el mando de la Casa Blanca, la administración de Donald Trump lanzó su última carta en política exterior, bajo una resolución con la rúbrica de Mike Pompeo, declarando que el gobierno de la República Popular China estaba cometiendo "genocidio y crímenes de lesa humanidad a través de su represión a gran escala en la región noroeste de Xinjiang", específicamente, a los uigures y otras minorías étnicas predominantemente musulmanas.
I have determined that the People’s Republic of China is committing genocide and crimes against humanity in Xinjiang, China, targeting Uyghur Muslims and members of other ethnic and religious minority groups.
— Secretary Pompeo (@SecPompeo) January 19, 2021
La administración de Joe Biden ha reafirmado la postura de Pompeo, en palabras del nuevo Secretario de Estado, Antony Blinken: "Mi juicio sigue siendo que se cometió un genocidio contra los uigures y eso no ha cambiado".
Este caldo de cultivo lleva algunos años, principalmente de la mano del antropólogo, fanático religioso y extremista de derecha alemán Adrian Zenz, que ha publicado un conjunto de escritos sobre esta temática.
Max Blumenthal y Gareth Porter, parte del equipo reporteril estadounidense The Grayzone, desarrollaron una investigación sobre el abuso y manipulación de datos en los informes de Zenz, que han servido de basamento forzado para justificar las acusaciones de "genocidio" en China por parte de Estados Unidos.
La manipulación de datos
En 2017, Adrian Zenz publicó un artículo, para el think-tank estadounidense The Jamestown Foundation, sobre las medidas de seguridad del gobierno chino en la región del extremo occidental de China, asomando que supuestamente las medidas de vigilancia eran intrusivas y que se concentraban principalmente en la minoría uigur. Zenz esgrime eso sin profundizar en los actos terroristas de 2014 en la estación de tren en Urumqi, la capital de Xinjiang.
Luego, entre 2018 y 2019, publicó reportes sobre la aparente red de "campos de reeducación" clandestinos o "campos de concentración", lavado de cerebros y también acerca de la separación de padres e hijos de China en Xinjiang. Esos informes carecen de pruebas y de mencionar alguna fuente. Por lo general, indica que eran de origen occidental, como Radio Free Asia, Associated Press y Wall Street Journal.
Con respecto a lo que se refiere Zenz como "campos de reeducación" y "campos de concentración", no existe. Realmente el plan educativo se conoce oficialmente como "Educación y formación profesional en Xinjiang", que tras los atentados terroristas el gobierno chino integró este tipo de medidas preventivas para frenar los incidentes terroristas y para proteger el desarrollo de las personas de todos los grupos étnicos. Dato que llama la atención, pues China no buscó responsables externos ante esos atentados o, incluso, no le declaró la guerra a un país, a diferencia de Estados Unidos con sus eventualidades ya conocidas.
Fan Lingzhi y Liu Xin, reporteros de Global Times, desmontaron sistemáticamente los rumores o mentiras mediáticas que orbitan en Xinjiang. Por ejemplo, sobre el plan formativo, mencionan la visita del periodista Val Thompson, de International Focus Magazine, a un centro educativo, y afirma:
"Los jóvenes, hombres y mujeres, principalmente de la etnia Uigur fueron, o podrían ser, víctimas de la enseñanza extremista, ahora están aprendiendo una destreza vocacional y se les enseña una mejor forma de vida. Estoy seguro de que estos jóvenes algún día podrán convertirse en colaboradores positivos de su comunidad".
Igualmente, ese rumor fue acompañado por la "noticia" de que "casi un millón de uigures han sido detenidos", fabricado por las falaces especulaciones de Zenz y por la ONG Red de Defensores de Derechos Humanos de China (CHRD, sus siglas en inglés), respaldada por el gobierno de Estados Unidos. Esta última entrevistó solamente a ocho personas, expandiendo o multiplicando por mil los testimonios para así mostrar unos porcentajes abultados en la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Ambos reporteros concluyen que durante mucho tiempo, las organizaciones extranjeras vinculadas a los medios de comunicación antichina han utilizado el método de inventar y difundir rumores para difamar los asuntos de Xinjiang de China, siendo el objetivo final de la intervención occidental el tratar de frenar el desarrollo de China.
El perfecto acusador: Mike Pompeo
Tal como corrobora The Grayzone, Pompeo denuncia al Partido Comunista Chino (PCCh) en 2020 usando como base un solo trabajo de la autoría de Zenz, titulado "Campaña del PCCh para reprimir los nacimientos de Uyghur en Xinjiang". Otra dizque investigación que se rige con el mismo patrón de manipulación de datos de la tasa y control de natalidad y el uso de testimonios falaces.
En ese artículo, Zenz hace el intento de mostrar gráficos para fortalecer sus anécdotas, tildando a las medidas de control de la población como "genocidas" con el fin de obligar el uso del criterio de genocidio citado en la Convención de las Naciones Unidas para la Prevención y la Sanción del Delito de Genocidio.
En la revisión de Blumenthal y Porter se especifica que Zenz se refería a la sección (d) del artículo II de esa Convención: "Imponer medidas destinadas a prevenir los nacimientos dentro del grupo", ignorando lo que establece el propio artículo: "Se entiende por genocidio a cualquiera de los actos mencionados, cometidos con la intención de destruir total o parcialmente a un grupo nacional, étnico, racial o religioso". Con una manipulación evidente, Zenz tergiversa los principios de las políticas de control de natalidad.
De esta manera, con fuentes de dudosa procedencia reconstruyó su informe de investigación, reflejando un aumento en la población uigur de 10,1 millones a 11,8 millones durante 2010 y 2018, mientras que las cifras del gobierno chino demuestran un aumento de 10,1 a 12,7 millones. En resumen, la población de Han y Uigur experimentaron un crecimiento constante, conclusión que Zenz omite a lo largo del informe.
Cabe destacar que la fluctuación en 2018, según el periódico China Daily, se debe a que:
- En 2015, el gobierno chino anunció una relajación del límite de un hijo a las familias uigures estaban exentas de la política de un solo hijo. A las parejas urbanas uigures se les permitió tener dos hijos y a las rurales uigures tres.
- En 2017, la política de planificación familiar no se implementó de manera adecuada en las prefecturas del sur de la región, lo que resultó en más recién nacidos de los permitidos por la política.
Así que la disminución del crecimiento de la población de Xinjiang en 2018 es el resultado de la implementación total de la política de planificación familiar, muy alejado de los alegatos de "genocidio".
Sumado a esto, Zenz citó un documento de 2019 de la oficina gubernamental del condado de Wenquan de Xinjiang como evidencia de "una mayor presión para implementar métodos intrusivos de control de la natalidad", y el documento expone todo el contenido de las operaciones de planificación familiar, en ninguna línea aparece algún procedimiento que hiciera referencia a un acto violento o de coerción.
Más adelante, como ese documento no fue suficiente, el alemán toma el testimonio de una exiliada uigur radicada en Estados Unidos, Tursunay Ziyawudun, quien afirmó que fue esterilizada a la fuerza y torturada físicamente en un centro de internamiento chino. Después Ziyawudun cambió su versión en repetidas ocasiones.
Es menester agregar que el portal web Global Times, a raíz de la publicación de Zenz, enfatiza que apenas éste observó que Occidente utilizaba los problemas del Tíbet para interferir en los asuntos internos de China, inventó descaradamente con una serie de artículos sobre el conflicto y se los ofreció intencionalmente a los políticos y los medios de comunicación. Luego, cuando Estados Unidos volteó hacia Xinjiang, realizó informes de mala calidad sobre los controles natales para pescar algún beneficio personal.
En general, tomando algunas claves de la revisión detallada que elaboró The Grayzone, el informe, con poca pericia, hecho por un sujeto que afirma haber sido "dirigido por Dios" para derrotar al Partido Comunista de China, es el fundamento con el que se aferró Pompeo, el payaso del apocalipsis, para difamar a China, y en esto ahora lo acompaña Blinken.
Sin embargo, no sólo han dejado este asunto en la designación. Desde el Congreso, el año pasado, Marco Rubio fue el promotor del proyecto "Ley de Política de Derechos Humanos Uigur 2020" que impone medidas coercitivas unilaterales a las personas y entidades extranjeras responsables, según él, de abusos de derechos humanos en Xinjiang.
Pero, ¿qué puede lograr Estados Unidos con la designación de "genocidio"? Con un expediente armado, carente de metodología investigativa y documentada, Estados Unidos maniobra con esa designación desde espacios multilaterales, a altas instancias como el Consejo de Seguridad de la ONU, o también puede remitir esos casos sin pruebas a la Corte Penal Internacional.
Más allá de las dinámicas de gestión internacional para acusar o demandar, en el tablero geopolítico este movimiento posee un peso significativo que puede frenar el avance de China con la Iniciativa de la Franja y la Ruta, pues Xinjiang se encuentra en el área central de la antigua Ruta de la Seda, posee una posición y un papel insustituible en la construcción de la Franja Económica de las Nuevas Rutas de la Seda.
Además, está presente la amenaza de balcanización/fragmentación de China, un plan que auna también una revolución de color continua en Hong Kong, el asedio e invasión naval del Mar de China Meridional y el apoyo armamentístico que efectúa el Pentágono junto con el gobierno de Taiwán, intentando erosionar la doctrina "Una sola China".
No sería la primera vez que Occidente usa la excusa étnica para promover conflictos separatistas en distintas regiones del mundo: es el caso de la llamada así "guerra árabe-israelí" que significó la ocupación sionista de Palestina, como también el conflicto entre bosnios, serbios y croatas en la desmantelada Yugoslavia y, ahora, el uso y abuso de las demandas kurdas contra países árabes y musulmanes. En todos estos escenarios históricos se propulsó una agenda de fragmentación territorial siempre apoyado por fuerzas estadounidenses y europeas.
El riesgo para Estados Unidos es que continúa con las viejas tácticas de coerción que, en la actualidad, con las nuevas dinámicas geopolíticas de cooperación que lidera China con el resto de los países no sometidos al yugo dogmático de Occidente, puede conllevar a que Washington erosione sus alianzas o la efectividad de ese poder de designación sin control a nivel internacional.
Ya es tiempo de que pasen la página.