Lun. 01 Diciembre 2025 Actualizado 10:51 am

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El revés electoral sufrido por Noboa el pasado 16 de noviembre fue un grito de alerta que denota el rechazo popular a convertirse en plataforma militar de Estados Unidos mientras sus mares son tomados por piratas y sus calles por sicarios (Foto: Volkstrant)
Un narcoestado aliado de Washington

Ecuador sumido en la narcoviolencia, la piratería y el sicariato

Mientras el autoproclamado policía del mundo, Estados Unidos, acosa a Venezuela y construye un relato criminalizador, su aliado Daniel Noboa, presidente ecuatoriano, atraviesa una crisis de Estado que se agudizó tras la derrota estrepitosa en el referéndum del pasado 16 de noviembre.

El heredero del imperio bananero del país andino-amazónico buscaba aval popular para la instalación de bases militares estadounidenses, detonó una implosión institucional que expuso las fisuras de un modelo de seguridad fallido y las contradicciones de una alianza geográfica con Washington que no ha logrado contener la violencia, sino que la ha exacerbado.

Mientras Estados Unidos despliega su poderío naval en aguas caribeñas y del Pacífico, en la periferia suramericana los pescadores de Ecuador y Perú son víctimas de una piratería narco que el gigante del norte parece no ver.

¿Al borde de una crisis de gobernabilidad?

El pasado 16 de noviembre de 2025, el "no" se impuso en las cuatro preguntas planteadas en la consulta, con porcentajes que fueron del 61% para la redacción de una nueva Constitución al 53% para la reducción a la mitad del número de congresistas. Una derrota que fue de lo electoral a lo simbólico, dado que Noboa había presentado las reformas como un mecanismo para "fortalecer la seguridad nacional" y sufrió un revés que desnudó su desconexión con las mayorías.

En los días posteriores, se desató una ola de renuncias en el gabinete ministerial, la más reciente de una cadena de inestabilidad que ya acumula más de 20 modificaciones desde que asumió el poder en noviembre de 2023. La salida de figuras clave como la ministra del Interior, Mónica Palencia, revela la fragilidad de un Ejecutivo que ha priorizado la imagen sobre la gobernabilidad y el fracaso de la militarización del combate al narco.

Lo que más preocupa a los sectores críticos es que el gobierno haya utilizado el referéndum para buscar aval ciudadano a la instalación de bases militares estadounidenses, una propuesta que resucita el viejo proyecto de la base de Manta cerrada en 2009 por Rafael Correa.

CNN informó en marzo pasado que Noboa había discutido con el presidente estadounidense, Donald Trump, en Mar-a-Lago, el club del magnate —el estadounidense, cabe aclarar—, un "plan para militarizar Ecuador", lo que ahora se interpreta como un intento fallido de legitimar una agenda externa sin respaldo interno. Por otra parte, analistas señalan que "Noboa visita Israel y defiende a Netanyahu, pero pierde el respaldo de su propio pueblo".

Noboa como arte y parte de la violencia

Mientras Noboa prometía "mano dura", Ecuador se convertía en el país más violento de Sudamérica. La tasa de homicidios alcanzó los 38,8 por cada 100 mil habitantes en 2024, cifra que quintuplica los niveles de 2019.

Un informe de la Iniciativa Global contra el Crimen Organizado Transnacional (GI-TOC, por sus siglas en inglés) reveló que Ecuador está entre los cuatro países con mayor índice de criminalidad. En cuatro años el país escaló 75 puestos; en 2021 estuvo en el 79 con 4,23 puntos de 10; en 2023 subió al puesto 10 con 7,07.

El incremento de la tasa de homicidios, que para finales de año se proyecta a 52 por cada 100 mil habitantes, se debe a que las estructuras internas de las organizaciones criminales se mantienen intactas, pese a los frecuentes asesinatos de sus cabecillas, un fenómeno que ocurrió en México y ha derivado en la fragmentación masiva de las organizaciones criminales. Eso causa la proliferación de grupos disidentes violentos y la carencia de una política del Estado para combatirlos.

Otro punto que resalta el informe es el alcance de la infiltración de estos grupos en los sistemas judicial y político para influir en fallos y financiar campañas electorales. Este mes también presentó otro informe de criminalidad, la Organización Crisis Group, con sede en Bruselas, que consideró el 2025 como el año más violento en la historia del Ecuador, por la cantidad de homicidios intencionales.

Este año la violencia no ha cedido. Ciudades como Guayaquil y Esmeraldas viven bajo asedio de bandas como los Choneros, los Lobos y los Tiguerones, con actividad significativa en narcotráfico, extorsión, tráfico de armas, minería ilegal y trata de personas.

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El incremento de los homicidios en Ecuador se alinea geográficamente con los principales corredores de la droga (Foto: BBC Mundo)

La familia del presidente está vinculada a una de las empresas más cuestionadas en la cadena exportadora del banano, sector históricamente usado para el trasiego de cocaína. Distintas investigaciones revelan que Noboa y su hermano John son beneficiarios últimos de Lanfranco Holdings SA, sociedad offshore en Panamá que controla el 51% de Noboa Trading Co. Esta última fue interceptada en, al menos, tres ocasiones por la Policía Nacional con cargamentos de cocaína ocultos en contenedores de banano: 160 kg en 2020, 320 kg en 2022 y 76 kg en 2024, ya durante la presidencia de Noboa.

El presidente ha negado responsabilidad directa, alegando que "miembros de mi familia están involucrados". Sin embargo, expertos como Franklin Ramírez, de Flacso Quito, señalan que desde el gobierno de Guillermo Lasso se consolidó una estructura de colusión entre crimen organizado y Estado, heredada y profundizada por Noboa. El nombramiento como ministro de Salud de Edgar Lama, abogado que defendió a un supervisor de embarques de Noboa Trading detenido por narcotráfico, refuerza las sospechas.

En este contexto, la estrategia de Noboa —basada en militarización y operativos policiales— ha fracasado. Como destaca The Grayzone, "el supuesto combate al narcotráfico del presidente ecuatoriano esconde una trama donde sus propios negocios familiares están en el centro del escándalo".

Los barcos que Trump no ataca

Mientras el Comando Sur estadounidense realiza bombardeos espectaculares contra embarcaciones "sospechosas" en el Caribe, la piratería en el Pacífico ecuatoriano y peruano se ha convertido en un punto ciego para Washington. Según reportajes de Mongabay publicados entre octubre y noviembre de este año, pescadores artesanales son víctimas constantes de piratas armados que los extorsionan, roban sus capturas y, en muchos casos, los secuestran o asesinan. Las comunidades costeras de Esmeraldas, Manabí y El Oro han quedado aisladas, sin protección del Estado ni reacción de las potencias marítimas.

Organizaciones criminales como Los Lobos operan con total libertad en las aguas fronterizas entre Ecuador y Perú, usando lanchas rápidas y armamento pesado. Se ha documentado que las mujeres pescadoras han desertado del oficio por miedo a ser violadas o desaparecidas, transformando la economía local y profundizando el caos sin que se declare alguna "emergencia humanitaria". "La ausencia del Estado y la falta de políticas integrales permiten que narcos y piratas se disputen el control del litoral", señaló un experto en seguridad consultado.

Mientras tanto, Estados Unidos ha intensificado sus operativos en el Caribe, con ataques a embarcaciones supuestamente vinculadas al tráfico, pero en Ecuador, donde la mayor parte de la contaminación con drogas (un 70%) se realiza en el banano, fuera de las terminales —según la Comisión Europea—, no se observa acción coordinada. Esto sugiere que la política antidrogas de Washington prioriza objetivos geopolíticos sobre la seguridad real en la región.

La propuesta de Noboa de abrir las puertas a bases militares estadounidenses no responde a una amenaza real, sino a una alianza ideológica con el trumpismo. La ironía es que, mientras Noboa corteja a Washington, su país se desangra entre el narcotráfico, la extorsión y el control territorial de las bandas criminales. La señal elocuente fue su viaje con "agenda clasificada" a Estados Unidos inmediatamente luego de ser derrotado en las urnas el pasado 16 de noviembre.

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Bandas criminales y piratas obligan a embarcaciones artesanales a trasladar cargamentos más pequeños de droga para traspasarlos, mar adentro, a embarcaciones de mayor tamaño (Foto: Mongabay Latam)

Ecuador vive una crisis multidimensional bajo el gobierno de Daniel Noboa: institucional, por la inestabilidad de su gabinete; social, por la escalada de violencia; económica, por la connivencia entre poder político y redes de narcotráfico; y geopolítica, por su subordinación a una agenda exterior que ignora las necesidades reales del país.

El revés electoral fue un grito de alerta que denota el rechazo popular a convertirse en plataforma militar de Estados Unidos mientras sus mares son tomados por piratas y sus calles por sicarios. La pregunta ahora no es si Noboa rectificará; la certeza es que este episodio desembocará en una represalia autoritaria que profundice el caos y la terapia de shock que requiere para alinear la economía a favor de intereses hegemónicos.

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