El 22 de abril de 2025, un ataque terrorista en la región de Cachemira, administrada por Nueva Delhi, desencadenó la última escalada en las ya tensas relaciones entre India y Pakistán. Ambos países del sur de Asia mantienen una disputa derivada de heridas abiertas que dejó el colonialismo.
Bajo una lógica de "divide y vencerás", el hoy extinto imperio británico gobernó la región promoviendo la división racial, étnica y religiosa para mantener el control de todo el territorio. Cuando se quedó sin recursos para seguir administrando la colonia, se retiró haciendo una partición abrupta con líneas mal definidas que separaron pueblos, comunidades y familias enteras.
La disputa por Cachemira, una región de mayoría musulmana, pero bajo control de un maharajá hindú que optó por unirse a India, desencadenó la primera guerra indo-pakistaní (1947-48). Desde entonces, la región ha sido un espacio inestable, dividido por la Línea de Control (LoC), una frontera de facto que ninguno de los dos países reconoce como legítima.
Los países vecinos libraron posteriormente otra guerra en 1965 y la gran guerra de 1971, que implicó la intervención china, la independencia de Bangladés y dio como resultado la división de Jammu y Cachemira entre India, Pakistán y China.
Actualmente, las dos naciones, India, de mayoría hindú, y Pakistán, de mayoría musulmana, reivindican la victoria tras casi una semana de conflicto. El 11 de mayo se alcanzó un supuesto acuerdo de alto el fuego mediado por Estados Unidos, lo que generó una frágil esperanza de evitar nuevas escaladas.
La carrera armamentística es nuclear (o vicerversa)
Desde que existen, ambos países han estado involucrados en numerosos conflictos y enfrentamientos militares por Cachemira. En casi ocho décadas ha habido muchos factores que han modificado y fluctuado al conflicto, como los grupos terroristas en Pakistán o el creciente nacionalismo hindú.
Durante los últimos cinco años, China ha figurado como el principal exportador de armas de Pakistán. Por su parte, India ha incrementado la compra de armamento a Estados Unidos y sus aliados Francia e Israel.
Pero el factor clave es la posesión de armamento nuclear en ambos lados de la complicada frontera, lo que, según expertos, les convierte en potencias en este aspecto.
- Según datos del Instituto Internacional de Estudios para la Paz de Estocolmo (SIPRI), India cuenta con aproximadamente 172 ojivas nucleares, mientras Pakistán posee un arsenal nuclear ligeramente inferior, con unas 170 ojivas.
- India ocupa el cuarto lugar a nivel mundial con un índice de poder (PwrIndx) de 0,1184 (los puntajes más bajos indican ejércitos más fuertes), mientras Pakistán el puesto 12 con una puntuación PwrIndx de 0,2513.
- La capacidad de lanzamiento de India incluye misiles balísticos de medio y largo alcance, como los Agni-V, además de bombarderos modificados y una creciente flota de submarinos de propulsión nuclear clase Arihant. Pakistán posee misiles balísticos como los Shaheen y Ghauri; su arsenal incluye misiles de crucero como el Babur, capaces de portar cabezas nucleares. Aunque su capacidad de lanzamiento nuclear desde el mar aún está en desarrollo.
- El ejército indio es uno de los más grandes del mundo; según Global Fire Power, posee alrededor de 1,45 millones de efectivos activos y más de un millón de reservistas, mientras el pakistaní es más pequeño, con unos 650 mil efectivos activos y unos 550 mil reservistas. Se considera altamente profesional, con gran experiencia en combate y fuerte influencia política.
- India dispone de una fuerza terrestre moderna, equipada con tanques T-90 de origen ruso, el tanque nacional Arjun, artillería autopropulsada y sistemas avanzados de defensa aérea. Entretanto, Pakistán posee tanques Al-Khalid, desarrollados en conjunto con China.
- La industria de defensa india es liderada por organizaciones como la DRDO y HAL, responsables del desarrollo de tecnologías como el caza ligero Tejas. Además, opera cazas como el Su-30MKI (tecnología rusa), Mirage 2000 y Rafale (ambos de origen francés), además de drones de reconocimiento. Por su parte, Pakistán opera F-16 de fabricación estadounidense, también cazas J-10C y JF-17 Thunder, coproducidos con China.
- En el mar, la Armada de India destaca con portaaviones como el INS Vikramaditya y el nuevo INS Vikrant, así como submarinos nucleares de ataque y grandes inversiones en proceso. La de Pakistán es de tamaño y capacidad modestos en comparación con su rival regional, posee una fuerza submarina envejecida, corbetas, lanchas de ataque rápido y elementos de apoyo, lo que resulta en un enfoque más defensivo de la guerra naval.
Los ejércitos de ambas naciones están moldeados por su rivalidad, dado que India persigue ambiciones estratégicas más amplias y Pakistán se centra en contrarrestar a India. Las capacidades nucleares de Pakistán, sus estrategias asimétricas y el respaldo chino garantizan su desempeño eficiente como adversario.
El detonante y la escalada
El pasado 22 de abril, cinco hombres armados del Frente de Resistencia, una rama del grupo terrorista Lashkar-e-Taiba, asesinaron a 26 civiles en Pahalgam, un popular destino turístico nacional. Según testigos presenciales, atacaron específicamente a hombres hindúes y cristianos, lo que resaltó la ideología islamista de los militantes.
Las autoridades indias informaron que los perpetradores provenían de campamentos terroristas ubicados en el lado pakistaní de la frontera con Cachemira y entraron al país a través de una brecha de seguridad.
Simbólicamente titulada Operación Sindoor, el Ministerio de Defensa de la India utilizó las fuerzas armadas para atacar Pakistán y la parte de Cachemira que administra, afirmando haber sido "concentrados, mesurados y sin intención de escalar la tensión" en su ataque dirigido a la infraestructura terrorista, enfatizando este ejercicio como una operación antiterrorista y no una guerra contra Pakistán.
En consecuencia, India también suspendió relaciones diplomáticas con Pakistán, revocó acuerdos comerciales y puso en alerta máxima a las fuerzas fronterizas terrestres y costeras. Además, el gobierno ha elogiado la defensa militar del país para proteger a su pueblo.
El gobierno pakistaní ha negado cualquier implicación o apoyo a los ataques terroristas, e incluso ha acusado al gobierno indio de un ataque de falsa bandera para desviarse del Tratado de las Aguas del Indo. Sin embargo, el país vecino lanzó ataques con drones y misiles en represalia, afirmando haber derribado varias aeronaves y drones indios.
El ejército pakistaní enfatizó su disposición a contrarrestar cualquier acción india adicional. Además, en una respuesta de ojo por ojo, Pakistán también suspendió acuerdos diplomáticos y comerciales clave, incluyendo el Tratado de las Aguas del Indo y el Acuerdo de Shimla, y cerró su espacio aéreo a los vuelos indios.
Saldo parcial y expectativas
Pakistán anunció el martes 13 pasado un balance de 40 civiles y 11 militares muertos durante todo el enfrentamiento. India, por su parte, ha dado un balance de 15 civiles y 5 militares muertos. Mientras los funcionarios indios minimizaron la influencia de Estados Unidos en el frágil alto el fuego y no develan algunas pérdidas, los pakistaníes agradecieron a la Casa Blanca su intervención.
Por otra parte, un informe de China Space News reveló que la Fuerza Aérea de Pakistán (PAF) desplegó un sistema de combate denominado "ABC". Según este modelo, una estación de radar terrestre (A) identifica y fija la mira de una aeronave enemiga, un caza (B), a una distancia segura, lanza un misil sin necesidad de detectar el objetivo de forma independiente y, finalmente, una plataforma AWACS (C) guía el misil hasta su objetivo.
Esta coordinación permite enfrentamientos más rápidos, seguros y con alta precisión y pudo haber provocado la pérdida de cinco aviones indios la semana pasada, lo que fue calificado por algunos analistas como un "momento DeepSeek".
El medio, que pertenece a entidades desarrolladoras clave de los sistemas de misiles y defensa aérea de China, afirmó que esta táctica "sistémica y asimétrica" demostró el auge de la guerra inteligente en red por encima de la mera superioridad en potencia de fuego. Agrega que India se ha concentrado en comprar equipos en lugar de integrar sistemas.
Entretanto, no se espera una desactivación inmediata del conflicto debido a que sus motivaciones estructurales se mantienen intactas. Por una parte, la conflictividad en Pakistán se mantiene no solo en Cachemira, sino en las provincias de Baluchistán y Khyber Pakhtunkhwa (KP), ambas fronterizas con Afganistán. La compleja relación del Estado pakistaní con grupos militantes que, en el pasado, recibieron su apoyo, sigue siendo difusa.
El Tratado de las Aguas del Indo sigue suspendido, lo que constituye la principal amenaza a la seguridad nacional de Pakistán, debido a que el suministro hídrico del río y de sus afluentes es vital para un país de clima mayoritariamente árido y cuyas precipitaciones han sido un 60% inferiores a las del año anterior. Se trata de la columna vertebral de la economía paquistaní, ya que garantiza la seguridad alimentaria, así como sustenta la agricultura y la ganadería.
La tensión militar pudiera mutar hacia nuevos escenarios debido a los cambios tácticos de ambos ejércitos. Además, el control de Cachemira sigue siendo neurálgico debido a su ubicación estratégica para las rutas comerciales de China, que ha intentado mediar en el conflicto.
La región, enclavada en el Himalaya, permite ventajas de vigilancia y defensa, es foco de disputas hídricas y es fundamental para el Corredor Económico China-Pakistán (CPEC), la principal ruta de acceso e intercambio entre ambos países. Las inversiones millonarias en infraestructuras, incluido el puerto de Gwadar, se verían comprometidas si estallara un conflicto.
El breve, pero intenso, enfrentamiento y su frágil tregua han puesto a prueba los sistemas bélicos de Occidente frente a los de China; además, conjuga la permanente presencia de los recursos naturales en los conflictos políticos en tiempos de crisis ambiental y agotamiento de fuentes de agua y energía.