A principios de noviembre el New York Times publicó un artículo titulado "Mientras Rusia avanza, Estados Unidos teme que Ucrania haya entrado en una fase sombría", reportaje que, aunque trate de matizar la gravedad de su situación militar y territorial actual, admite que el gobierno de Zelenski enfrenta una compleja realidad frente a las perspectivas de resolución del conflicto.
Al respecto Larry C. Johnson, exanalista de la Agencia Central de Inteligencia y del Departamento de Estado, argumenta que el medio estadounidense se valió de una mezcla de verdades y mentiras para exponer que hay pocas esperanzas de que Kiev logre reponerse de las continuas derrotas en los distintos frentes de batalla, con sus consecuentes bajas.
"Los funcionarios militares y de inteligencia estadounidenses han llegado a la conclusión de que la guerra en Ucrania ya no está estancada porque Rusia logra avances constantes y el sentimiento de pesimismo en Kiev y Washington se está profundizando", señala el Times, y añade que crecen el desánimo y las dudas sobre si el apoyo estadounidense continuará ahora que habrá un cambio de gobierno.
Es una realidad insoslayable que Ucrania está perdiendo territorio en el este y sus fuerzas dentro del oblast de Kursk han sido repelidas. A este hecho se añade que su ejército cada vez tiene mayores dificultades para reclutar soldados y equipar nuevas unidades.
Bajas de ucrania como factor determinante en el desenlace de la guerra
Desde principios de este año el gobierno de Zelenski había apelado a medidas desesperadas para remediar la falta de personal, bien sea por las bajas o porque la guerra provocó un éxodo masivo de hombres en edad militar, quienes trataban de evitar ser reclutados. Por ello se redujo la edad de reclutamiento desde 27 años a 25 y se eliminaron algunas exenciones médicas.
Para que los retornaran a fin de que cumplieran con el deber patrio de "defender su país", el ministerio de Asuntos Exteriores también había ordenado restringir los servicios consulares en el extranjero a los ucranianos en edad militar a partir de abril.
En aquella oportunidad el para entonces ministro Dmitri Kuleba argumentó que los ucranianos residentes en otros países no podían beneficiarse de los servicios del Estado mientras sus compatriotas "luchan lejos en la primera línea y arriesgan su vida".
Y es que la movilización forzosa ha encontrado resistencia en la población debido a que las familias están conscientes de que las bajas son numerosas y Rusia está ganando la guerra. Desde el inicio de la Operación Militar Especial (OME) han circulado muchas imágenes de comisarios militares arrastrando a futuros soldados por los pies y brazos en plena calle, irrumpiendo en transportes públicos o en sus propias casas.
Encuestas de abril revelaban que 63% de los ucranianos en edad militar no quería ir al ejército y 17% estaba indeciso. Al mismo tiempo, 60% de los encuestados se refiere a las oficinas de reclutamiento militar como "una dictadura". Por eso no es de extrañar que, si la derrota es inminente, no haya sentimiento patriótico que esté por encima del instinto de sobrevivir.
Reportes recientes indican que cada vez hay más desertores ucranianos, por lo que un acuerdo de paz negociado por Trump, según The Economist, podría salvar a Kiev de la derrota estratégica total. De acuerdo con la revista, que cita a una fuente del Estado Mayor de Kiev, hasta uno de cada cinco soldados ha desertado de sus posiciones debido al derrumbe de la moral en las peores secciones del frente.
La situación es peligrosa para las fuerzas ucranianas ya que Rusia cuenta con muchos más voluntarios y armas en el campo de batalla mientras que el ejército ucraniano está luchando por reemplazar las pérdidas con el reclutamiento; pero apenas ha alcanzado dos tercios de su objetivo.
The Economist detalla que desde 2022 más de un millón de ucranianos han sido reclutados y se espera que otros 160 mil se incorporen a los frentes en los próximos tres meses. Sin embargo, resulta desalentador que solo en una semana, según la legisladora ucraniana Anna Skorokhod, el número de desertores del ejército había superado los 100 mil.
"A pesar de las incursiones y las interminables oleadas de movilización total en pueblos y ciudades de Ucrania, al régimen actual le resulta cada vez más difícil enviar refuerzos al frente", afirmó el presidente ruso Vladímir Putin en julio.
El New York Times dice la verdad cuando afirma que crece el desánimo en Kiev y en Washington por las numerosas derrotas que les ha propinado Rusia en esta etapa de la guerra, pero miente cuando señala que el número de soldados ucranianos muertos en combate asciende a 57 mil. Y para que no se vea tan grave el hecho, expone que la escasez de soldados y suministros también lo experimenta Rusia.
La inminente derrota
Johnson desmiente esta cifra y detalla que Ucrania ha sufrido 30 mil muertos en Kursk desde agosto y afirma que el número real de muertos en Ucrania "se acerca al millón".
La mentira se agrava cuando el medio estadounidense afirma que Moscú ha sufrido 80 mil muertos desde febrero de 2022 —resulta temerario afirmar, como lo hace la "comunidad de inteligencia" estadounidense, que Rusia ha perdido más soldados que Ucrania durante la OME— pero también está reclutando 30 mil nuevos soldados cada mes y ahora tiene unos 800 mil soldados repartidos a lo largo de la línea de contacto de cerca de mil quinientos kilómetros.
La situación es tan crítica para Kiev que la comunidad de inteligencia estadounidense ha admitido que se equivocó respecto a las perspectivas rusas a partir de julio de 2024. En julio concluyeron que este verano "era improbable que Rusia lograra avances significativos en Ucrania en los próximos meses ya que sus fuerzas mal entrenadas luchaban por atravesar las defensas ucranianas".
"Los problemas de Rusia representan un cambio significativo en la dinámica de la guerra, que había favorecido a Moscú en los últimos meses. Las fuerzas rusas siguen causando bajas, pero sus avances graduales se han visto frenados por el endurecimiento de las líneas ucranianas", dijeron en esa oportunidad.
Los "expertos" en asuntos militares, para llegar a esta conclusión, se basaron en los supuestos resultados del apoyo de la OTAN a Kiev. Sin embargo, hoy día las tropas rusas siguen avanzando en la región del Dombás y han recuperado más de un tercio del territorio que las fuerzas ucranianas habían tomado en una ofensiva sorpresa en la región de Kursk, en el suroeste de la Federación Rusa, este año.
Johnson en agosto enumeró algunos elementos determinantes para el curso de la guerra:
- Ucrania está sufriendo bajas militares devastadoras y no tiene una fuerza de reserva entrenada que pueda enviar al campo de batalla.
- Carece de una capacidad aérea de combate de ala fija viable.
- Tampoco cuenta con reservas de tanques, vehículos, artillería y proyectiles de artillería.
- Le hacen falta bases o instalaciones de entrenamiento seguras en su propio territorio y debe depender de otros países de la OTAN para recibir entrenamiento —esto significa que el entrenamiento es limitado y no está estandarizado—.
- La contraofensiva de Ucrania, que debía romper las líneas de defensa de Surovikin, ha fracasado y Ucrania carece del poder de combate para intensificar los ataques.
- Rusia, por el contrario, tiene abundantes reservas de tropas entrenadas, municiones de artillería, artillería (móvil y fija), misiles crucero, drones, más de mil aviones de combate de ala fija, helicópteros de ataque y enormes sistemas de defensa aérea.
- Rusia es autosuficiente en recursos naturales críticos necesarios para abastecer su industria de defensa.
- Rusia ya no depende de Occidente para el comercio y su economía está creciendo a pesar de las sanciones económicas occidentales.
En la situación actual en la que se encuentra Ucrania, se podría proyectar que es inminente una rendición incondicional o un acuerdo negociado. Un estancamiento es poco probable porque la superioridad rusa en el campo de batalla es evidente y sigue progresando en sus objetivos militares.
En septiembre, el presidente ucraniano viajó a Estados Unidos con vistas a presentar su plan secreto para "ganar la guerra". La propuesta estaba dirigida a los dos candidatos en el marco de las elecciones y se basaba en los siguientes puntos:
- Refuerzo de la defensa ucraniana contra el ejército ruso, lo que incluye obtener el permiso de los aliados para utilizar sus armas de largo alcance en territorio del país vecino y proseguir las operaciones militares de Ucrania en territorio ruso para evitar la creación de "zonas de amortiguación" en Ucrania.
- Contención de Rusia mediante el despliegue, en suelo ucraniano, de un paquete de disuasión estratégica no nuclear.
- Protección conjunta de Estados Unidos y la Unión Europea de los recursos naturales fundamentales de Ucrania, y uso conjunto de su potencial económico.
- Solo para la fase de posguerra: sustitución de algunas tropas estadounidenses estacionadas en Europa por tropas ucranianas.
Actualmente nada es favorable para Kiev. Incluso si lograran reclutar miles de soldados que remplacen a los que murieron este añ, faltaría el tiempo y el lugar para entrenarlos ya que los fuertes militares y las zonas de entrenamiento se encuentran bajo el constante asedio de drones y bombardeos rusos.
Si se abre la posibilidad de que se termine el conflicto esto significaría una derrota política para Estados Unidos y sus aliados, que durante años han aupado el conflicto con miras a debilitar la Federación.
El actual panorama deja entrever que los esfuerzos de Washington y Bruselas no han tenido ningún efecto político-militar favorable para Ucrania y han significado una pérdida abrumadora de recursos y soldados.