Recientemente salió a la luz un reportaje titulado "La historia no contada del intento fallido de Trump para derrocar al presidente de Venezuela", que revela detalles sobre los planes "secretos" elaborados durante el gobierno del magnate para derrocar a Nicolás Maduro.
La investigación de Zach Dorfman, periodista experto en seguridad nacional de Estados Unidos, fue publicada el 31 de octubre en exclusiva por Wired y está sustentada con el testimonio de ocho funcionarios tanto de la administración Trump como de la comunidad de inteligencia.
Ellos, que hablaron en condición de anonimato, describieron la campaña encubierta que devino en el hackeo al sistema de pago de nóminas militares del país, pero también mencionaron otros planes fallidos como resultado de las discrepancias entre el gobierno y las agencias de inteligencia.
Cronología de OPERACIONES FALLIDAS
Wired confirma algo que ya había sido ampliamente evidenciado en fuentes oficiales y libros de memoria de exfuncionarios estadounidenses: una vez que inició el segundo mandato del presidente Maduro en 2018 se ampliaron los esfuerzos para aislar el país diplomática y financieramente, bajo un dispositivo de presión integral que aumentó en 2019 cuando el diputado Juan Guaidó se autojuramentó como "presidente interino" con el beneplácito de la Casa Blanca.
Además de las maniobras de intervención más notorias, Wired también menciona que se puso en marcha otra vertiente "muy secreta dirigida por la CIA para ayudar a derrocar al hombre fuerte de Venezuela".
Ya han pasado varios años desde que se diseñaron y pusieron en práctica estas operaciones de cambio de régimen y es evidente que no se cristalizó el objetivo final. Lo que queda al descubierto con la publicación mencionada son las tensiones entre la administración Trump "y una CIA profundamente reacia, pero sin embargo obligada, a seguir las órdenes de la Casa Blanca".
Los testimonios citados de los funcionarios muestran las limitaciones del proyecto de cambio de régimen asistido por la CIA en un contexto de desavenencias, pero también abre la posibilidad de que se reanuden los planes para derrocar al presidente venezolano en el corto y mediano plazo.
"Y ofrece nuevas perspectivas sobre cómo una segunda administración Trump —o una presidencia de Harris— podría intentar desalojar al hombre fuerte venezolano", señala.
El periodista menciona el libro de John Bolton, exasesor de seguridad nacional de la Administración Trump, titulado In The Room Where It Happened: A White House Memoir , 2020, (En la habitación donde sucedió: una memoria de la Casa Blanca), en el que le dedica un capítulo a Venezuela para afirmar que la aparición de Guaidó ayudó a cimentar la convicción de que "era hora de apretarle las tuercas" a Maduro.
Asimismo, menciona que justo para esa fecha la Casa Blanca recurrió a la CIA con vistas a buscar la ayuda, que rápidamente se constituyó un Grupo de Trabajo para Venezuela cuyo objetivo era unir esfuerzos en aras de hackear sistemas informáticos del gobierno venezolano y atacar infraestructuras sensibles.
Las fuentes consultadas por Dorfman argumentan que una de las dificultades que enfrentó el grupo de trabajo fue la imposibilidad de acceder a recursos importantes para desenvolver el ataque a los sistemas informáticos del país. Requerían equipos de hackeo de élite de la CIA y la NSA, pero los altos funcionarios del Pentágono "se opusieron con fuerza" usando como pretexto que dichos aparatos "solían trabajar con objetivos de alto perfil" y además se encontraban en otro hemisferio.
Wired también confirma que la CIA realizó con éxito un ciberataque contra el sistema de nómina de la Fuerza Armada Nacional Bolivariana con miras a crear descontento en sus distintos componentes para que oficiales militares se pasaran al bando de Guaidó. La historia confirma que el objetivo se logró, pero no tuvo el efecto esperado.
Los antiguos funcionarios no concuerdan en las descripciones de la operación relacionada con este sistema en específico. Unos se refieren a un ciberataque de acceso remoto y otros como una operación de sabotaje digital emprendida por agentes sobre el terreno.
"Independientemente de cómo se llevara a cabo el ciberataque, el resultado fue el descontento de los soldados y un riesgo para el control sobre poder por parte de Maduro", dice Dorfman al respecto.
Otra vertiente del plan tenía que ver con un programa de "promoción de la democracia" con vistas a patrocinar en secreto cursos de formación de líderes y prestar apoyo a organizaciones políticas venezolanas. Sin embargo, estos planes fueron considerados como ineficaces y "perezosos", y funcionarios creían que la CIA se enfocaba en estos esfuerzos como una excusa para evitar realizar operaciones encubiertas más agresivas.
De acuerdo con los entrevistados, las fisuras entre la CIA y la administración crecieron en la medida en que los funcionarios de Trump no estaban convencidos de los esfuerzos de "promoción de la democracia" ya que, según ellos, se trataba de una excusa para no emprender acciones que implicaran más trabajo.
"La CIA no es el Mossad. Está encerrada en sí misma, es burocrática y no es audaz... Me gustaría ver una comunidad de inteligencia más capaz de llevar a cabo operaciones clandestinas en apoyo de la política estadounidense", dijo Bolton a Wired, lo que implica un señalamiento directo a la directora de la CIA, Gina Haspel, a quien acusan de oponerse "a la orden de la administración".
El gobierno de Trump, señala el medio, creía que el gobierno de Maduro se mantenía gracias a los servicios de seguridad cubanos y por eso se elaboró un plan que buscaba interceptar o sabotear los barcos petroleros de Venezuela que surten la isla, asumiendo que con esta estrategia podían acabar con estas "defensas del régimen chavista".
Este recurso también fracasó por discrepancias entre la administración y la agencia. Para sabotear los buques petroleros era necesario que la CIA moviera sistemas que se encontraban en otro hemisferio, pero no fue posible y con el tiempo la idea quedó archivada.
También hubo iniciativas para que se efectuaran operaciones de sabotaje en Venezuela. Pero los servicios de inteligencia y los funcionarios del Pentágono se oponían firmemente a la presencia de tropas en el país.
La opción de la invasión militar quedó descartada y, según los funcionarios anónimos, "Colombia llenó el vacío". Se tomó en cuenta el largo historial de colaboraciones entre colombianos paramilitares con la CIA y el Pentágono para lanzar una operación dentro de Venezuela a fin de inutilizar algunos cazas Sukhoi.
Estados Unidos proporcionó información sobre los objetivos, pero los operadores no tuvieron el éxito que se esperaba inicialmente.
¿Se abre un "resquicio de esperanza"?
Dorfman relata que, conforme pasó el tiempo, se fueron desinflando los planes aun cuando halcones como Bolton trataron de mantener a Trump centrado en derrocar a Maduro.
Luego de asegurarle a Guaidó en enero de 2019 que "lograría el derrocamiento de Maduro", aludiendo el interés por el petróleo, el magnate pasó a decir en marzo que el líder opositor era "débil" y no estaba seguro de que estuviera preparado para el trabajo. Bolton en su libro también tiene esta apreciación sobre el diputado.
Todo se terminó de derrumbar el 30 de abril de 2019 cuando, después de varios retrasos, se "concretó", o al menos eso le hicieron creer a los funcionarios de Trump, la "Operación Libertad", un fiasco que simuló la toma de una base militar para llamar a la deserción masiva de las tropas y convocar protestas callejeras.
Los funcionarios afirman que se pudieron emprender acciones más radicales para sacar a Maduro del poder, pero más allá de un puñado de sabotajes y ataques cibernéticos que se hicieron no hubo capacidades ni la consistencia para lograr ese objetivo.
El reportaje deja un final abierto al mencionar que las agencias de inteligencia estadounidenses ahora tienen "mucho mejor acceso" a todo lo relacionado con Venezuela, lo que podría traducirse en un beneficio que se podría aprovechar más adelante. Vale mencionar que las operaciones mercenarias siguen siendo un recurso empleado para intentar un cambio de régimen en el país. Las recientes detenciones e incautación de armas en el contexto de las elecciones presidenciales de julio son una prueba de ello.
"De momento, el control del poder del autoritario Maduro parece seguro. Pero podría haber un 'resquicio de esperanza' en toda la actividad de inteligencia centrada en Venezuela impulsada por la campaña antiMaduro de la administración Trump", dice un ex funcionario de la CIA.
Lo que reseña
a través de información privilegiada, de toda la ofensiva estadounidense contra el gobierno de Maduro y la población venezolana en los últimos años. Un fragmento de la historia protagonizada por halcones como John Bolton, recordado por su apoyo a la destrucción de Irak y su petición de lanzar un ataque nuclear contra ese país.