La llegada del invierno a Estados Unidos ha evidenciado la falta de atención del gobierno hacia su población en situaciones de clima extremo, la ha dejado en completo abandono, mientras que las infraestructuras de las ciudades muestran que no están preparadas para el severo clima invernal.
Hasta el momento, se han registrado al menos 90 muertes en todo el país a causa de hipotermia o accidentes viales. En Memphis la presión del agua potable bajó en toda la ciudad debido a la rotura de numerosas tuberías. En Oregon City miles de hogares y empresas se quedaron sin luz después de una fuerte tormenta. Gran parte de EE.UU. ha estado experimentando esto simplemente con una ola de frío extremo.
En ciertas zonas las temperaturas han llegado a los -50 grados Celsius. Exponerse a niveles bajo cero puede provocar congelación en solo 5 minutos. Actualmente, más de 231 millones de personas en el país experimentarán estas temperaturas mortales, y muchas de ellas no están preparadas para hacer frente a esta situación. La respuesta de las autoridades locales ha sido suspender las clases y recomendar a los residentes que permanezcan en sus hogares.
La ola de frío también se ha instalado con fuerza en Europa. Irlanda y Gran Bretaña, por ejemplo, están siendo azotadas por la tormenta Isha, que trae consigo vientos fuertes, lluvias intensas y oleaje, lo que ha llevado a decretar alertas rojas y ha dejado sin electricidad a más de 2 mil hogares y empresas.
¿cambio climático o crisis sistémica?
Pareciera existir un consenso sobre los riesgos que para nuestra civilización conlleva la crisis climática actual. Recientemente, por ejemplo, el Foro Económico Mundial de Davos ha presentado en el Informe sobre Riesgos Globales en 2024 los tres riesgos que a largo plazo preocupan más a los 1 500 "líderes globales del mundo" consultados, y que están interrelacionados y reforzados mutuamente: los fenómenos meteorológicos extremos, el cambio crítico de los sistemas terrestres y la pérdida de biodiversidad y el colapso de los ecosistemas.
Según el informe, los cambios bruscos e irreversibles de los sistemas terrestres provocan fenómenos meteorológicos más extremos y corren el riesgo de colapsar los ecosistemas que no están bien adaptados a los nuevos climas.
Lo que no comenta el informe del Foro Económico Mundial es el carácter sistémico de la crisis climática actual, que responde a una desigual distribución de la riqueza entre un Norte Global —que pretende imponer, tabula rasa, una transición energética que no contempla cambios en su modelo de consumo— y un Sur Global que sigue atrapado en el círculo vicioso impuesto de deuda y destrucción.
La apuesta debe ser a una transición energética justa que cuestione los cimientos mismos del modo de producción actual, cambiando el sistema para que cambie el clima.