Luego de almacenar el agua con la que se enfrió el accidentado reactor nuclear de Fukushima por 12 años, este jueves 24 de agosto Japón comenzó a verterla en el océano Pacífico, lo que ha generado alerta y críticas aun cuando justifican que antes fue tratada para retirarle la mayor parte de los residuos radiactivos.
El desastre nuclear, considerado junto al accidente de Chernóbil como el peor de la historia, fue causado en 2011 por un terremoto, que además provocó un tsunami en la costa noreste de Japón.
La acción es ejecutada por la empresa Tokyo Electric Power (Tepco), operadora de la planta, y lo hará de manera gradual. La maniobra equivale a arrojar el agua —radiactiva— de más de 500 piscinas olímpicas al mar. De acuerdo con la compañía, será un importante paso desmantelar la instalación.
El rechazo de la medida fue inmediato. China decidió suspender todas sus importaciones de productos del mar procedentes de Japón y se refirió a la acción del gobierno nipón como "extremadamente egoísta e irresponsable". En Corea del Sur efectuaron protestas y Corea del Norte llamó al archipiélago a desistir de arrojar el agua contaminada al mar que comparten.
Algunas opiniones autorizadas argumentan que dicho vertimiento podría ser un peligro para la vida marina y terrestre. Al respecto, la Comisión Canadiense de Seguridad Nuclear asegura que estar expuesto a estas aguas puede aumentar el riesgo de cáncer.