Se conoció que el mega especulador financiero George Soros transferirá la dirección de la Open Society Foundations a su hijo, Alexander Soros, y los medios occidentales se preguntan si también se dedicará a la "filantropía". Lo primero que habría que aclarar es que detrás de las "buenas" acciones hay un imperio forjado a través de delitos financieros.
Pero también es necesario resaltar que la vasta red de ONG apoyadas, financiadas y formadas por Soros está involucrada en golpes de Estado y cambios de régimen que favorecen sus intereses corporativos. De acuerdo con Rybar, este esquema se ha aplicado en Indonesia, Malasia, Tailandia, Filipinas, Argentina y Ucrania, donde ha aprovechado coyunturas de crisis para comprar activos.
El patrón habitual es apoyar a políticos de izquierda y partidos progresistas, extendiendo su influencia y enriqueciéndose con el relato de la lucha por la igualdad universal y todos los derechos y libertades existentes, bajo el ala conceptual de "sociedad abierta" del catecismo neoliberal.
Se infiere que con la nueva administración las organizaciones controladas por su familia tratarán de cambiar a inversiones más rentables, como el ámbito relacionado con la guerra en Ucrania, así como la promoción de la comunidad LGBT y el apoyo a la eutanasia y legalización de las drogas.
Si bien la fundación estuvo muy activa en países del bloque comunista, Hungría, Polonia, Eslovaquia, Rumanía, República Checa y Bulgaria, todo indica que busca mudar su influencia a Asia Central y Transcaucasia, donde están operando en la construcción de una masa crítica bajo la fachada de "sociedad civil", cuya influencia se extrapolaría a otros Estados de la región, en las puertas fronterizas de Rusia y hacia el continente asiático.