Una de las cosas más cínicas que he leído es un tuit de José Toro Hardy afirmando que a falta de gasolina que padecemos hoy en Venezuela es porque Chávez botó en 2002 a La Gente del Petróleo. ¿Recuerdan? Los protagonistas del sabotaje petrolero, primer ensayo de bloqueo de PDVSA, la primera fuente de ingresos del país.
Aquellos que pretendieron extorsionar al pueblo venezolano quitándole la gasolina, y te la ponemos otra vez si sacan a Chávez de Miraflores. ¡Fue-ra, fue-ra! -Cantaban borrachos de soberbia mientras tanta gente esperaba en colas eternas, tantos cocinaban en leña. “Así tenga que quemar mi cama –le dijo a Chávez una señora que él encontró cocinando con las patas de una silla- pero tú no te rindas, ¡carajo!”.
Y un tanquero de gasolina enfilando hacia Maracaibo, no para surtirlos, sino para explotar en caso de que Chávez insistiera en seguir reconociendo la voluntad del pueblo que lo llevó a la presidencia y que entonces era castigado por ese atrevimiento.
Un atentado mil millonario contra la Nación que llevó a la quiebra a miles de las mismas personas que, cacerola en mano, lo aplaudieron y apoyaron. Dieciocho años después la misma historia, las mismas gentes detrás del mismo delito, pero esta vez con esteroides.
El mismo chantaje: Hace unos días el imbécil (E) aseguró él mismito podía solucionar la escasez de gasolina en 15 días, pero eso sí, solo si le hacíamos el favor de tumbar a Maduro. Y uno se pregunta: Si la escasez de gasolina es porque Chávez botó a la Gente de Petróleo y desde entonces PDVSA se destruyó al punto de no poder refinar una sola gota de gasolina, ¿cómo es que el tarado con ínfulas de Harry Potter resolvería un problema tan complejo en tan solo 15 días?
¿Será acaso trayendo aquellos mafiosos del petróleo que habían privatizado de facto -siempre de facto, como a ellos les gusta- nuestra industria petrolera? Esos que se repartían en cajas de ahorro mayameras beneficios que les permitieron exilios dorados después de que Chávez -bien hecho plátano hecho- los botó. ¡Sí, Luis! Muerde aquí.
Los mismos que afinaron las sanciones contra PDVSA para bloquearla y paralizarla, oootra vez, con todas las consecuencias que esto -y ellos lo saben bien- conlleva, ahora son los que podrían salvarnos. Eso es más o menos como pensar que un secuestrador que le pone una pistola en la cabeza de su rehén, no es secuestrador sino un salvador que solo necesita que lo obedezcan un poquito para que él nos haga el favor de dejarlo en libertad.
Sin disimulo.
Mientras tanto el gobierno de Nicolás Maduro hace piruetas con países aliados para traer a Venezuela los insumos que necesitamos, no solo para refinar gasolina, sino para casi todo.
Los que lloran por la gasolina de la Gente de Petróleo, los que ofrecen soluciones en 15 días, persiguen barcos iraníes cargados de la gasolina que necesitamos, y gestionan más sanciones para asegurarse de que, si es por ellos, aquí no haya ni una gota de nada hasta que no les hagamos caso. El viejo y asqueroso “Te pego porque te quiero”.
Que si la desinversión, la corrupción… dicen con los bolsillos derramando millones y millones dólares confiscados a la Patria por el amo de estos miserables. Apiñados en el barrio más lujoso de Madrid y uno de los más caros de Europa, el nuevo riquismo más ostentoso, más ridículo, más descarado, donde el papá de Guaidó es un socialité de palacetes que bebe polarcitas importadas con el meñique estirado… hablemos de criminales… de los que recogen como propios, como “perseguidos políticos” a cada funcionario chavista que desde el mismo chavismo expulsamos por corruptos… ¡par favar!
Y a 70 y pocos días de las elecciones, esa dirigencia criminal, esos sicarios políticos siempre a sueldo del Departamento de Estado, conscientes de que no tienen nada electoral que buscar, pisoteada, engañada, lanzada tantas veces por el barranco de la mentira y el fracaso su base de electores, afinan sus planes contra todos los servicios, luz, agua, telefonía, salud… con mercenarios importados, con sangre fría y sin alma; para luego culpar a tú sabes quién. Su campaña antielectoral serán los servicios públicos.
Y en esta historia de odio al pueblo, de odio a nuestro país, el Gobierno Bolivariano, siempre, desde Chávez, hoy con Maduro, ante cada ataque busca una respuesta, una política que ampare el pueblo del golpe mortífero que estos ataques suponen. Y cada ataque se convierte en una fortaleza –Los CLAP son un claro ejemplo de esto que digo–. La Misiones Sociales, casi todas son hijas de las coyunturas más difíciles, y ¡cuánto y de tanto nos han salvado!
Hagamos el ejercicio de imaginar por un segundo al país gobernado por quienes en estos veinte años desecharon la política y adoptaron los atajos violentos… Imaginémoslo, ya ni siquiera con bloqueo criminal, sino solo con la pandemia y todos sus impactos, no solo en la salud sino en la economía, en lo social. ¿Qué ha hecho esa dirigencia en estos meses de pandemia? ¿A quién han ayudado? ¿Algún plan para apoyar a alguien, a alguna región que ellos gobiernen? ¡Nada! Esos solo apuestan al reguero de muertos que no existe porque el gobierno de Maduro nos protegió y nos salvó.
Ellos, los que sabotean, los que chantajean, los sicarios políticos del Departamento de Estado, son los que quieren que no vayamos a votar.
Contra ellos votaremos el 6 de diciembre. Pero más que eso, vamos a votar a favor del gobierno que bajo el más feroz ataque que haya sufrido país alguno de este continente, consigue, de donde no hay, formas de cobijarnos un poco, para mitigar el castigo que nos imponen los gringos, por desobedecerlos, por tener dignidad y no arrodillarnos. De pie el 6 de diciembre vamos a votar.
¡Nosotros venceremos!
Este artículo fue publicado originalmente en la página web Con El Mazo Dando el 23 de septiembre de 2020.