Jue. 21 Noviembre 2024 Actualizado 4:32 pm

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Minas de litio en Argentina (Foto: Shutterstock)

Los minerales críticos que EE.UU. tiene en la mira

Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, describió la agenda de economía internacional de la administración de Joe Biden en un evento con el think tank Brookings Institution en abril pasado, con China y los minerales críticos como foco principal de su disertación. Hubo tres comentarios que destacaron:

  1. "La República Popular China continuó subsidiando a gran escala los sectores industriales tradicionales (…) Estados Unidos no solo perdió la fabricación: erosionamos nuestra competitividad en tecnologías críticas que definirán el futuro".
  2. "Estados Unidos ahora fabrica solo alrededor de 10% de los semiconductores del mundo y la producción en general, pero especialmente cuando se trata de los chips más avanzados, está geográficamente concentrada en otros lugares (…) esto crea un riesgo económico crítico y una vulnerabilidad de seguridad nacional".
  3. "Hoy Estados Unidos produce solo 4% del litio, 13% del cobalto, 0% del níquel y 0% del grafito necesarios para satisfacer la demanda actual de vehículos eléctricos. Mientras tanto, más de 80% de los minerales críticos son procesados por un país: China".

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Jake Sullivan, asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca (Foto: Patrick Semansky/A)

Ante esto Sullivan expone el avance en la amplia agenda de control de recursos extraterritoriales por la que apuesta la clase política estadounidense, sin importar el partido al que pertenezcan, debido a que se trata de una estrategia estatal amparada bajo el paraguas de mantener la seguridad nacional.

Desde 2020 Estados Unidos cuenta con una nueva Ley de Energía que dispone de importantes apartados dirigidos al desarrollo de minerales críticos necesarios para las tecnologías de energía "renovable". Este instrumento bipartidista mutó la política energética de Estados Unidos después de 13 años de aquel impulso de explotación de crudo shale por medio del fracking. Ahora apuntan hacia las nuevas tecnologías energéticas, lo que conduce a ampliar la agenda de obtención de recursos minerales.

De hecho, la nueva edición de la Ley de Energía define un "mineral crítico" como uno no combustible o un material esencial para la seguridad económica o nacional de Estados Unidos, que tiene una cadena de suministro vulnerable a las interrupciones.

"Este paquete bipartidista fomentará la innovación en todos los ámbitos en una variedad de tecnologías que son fundamentales para nuestra energía y seguridad nacional, nuestra competitividad económica a largo plazo y la protección de nuestro medio ambiente", comentó la senadora republicana Lisa Murkowski al momento de la promulgación de la ley.

Que Sullivan anuncie y confirme los bajísimos porcentajes en la producción estadounidense de los minerales críticos asoma la línea política en aras de preservar y garantizar la seguridad energética estadounidense. Al señalar China como el máximo productor del rubro, prende la alarma para justificar cualquier acción contra ese país.

En 2022 el Departamento de Interior de Estados Unidos, basado en la referida ley, actualizó la lista de minerales críticos. Cualquiera de ellos que nutra esa lista sirve de razón para orientar el uso de los fondos de la Ley Bipartidista de Infraestructura, tanto para el Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés) como para otras agencias.

Minerales como el litio, cobalto, níquel y aluminio forman parte de las 50 nuevas inclusiones en la lista. Se sabe, y se ha indicado en el caso del litio, que los grandes reservorios se encuentran en América Latina. Pero también hay que tomar en cuenta que las mayores reservas de níquel  y cobalto las tiene la República Democrática del Congo. China, por su parte, es el mayor productor de aluminio. Ambos países, por esas y otras razones, han sido víctimas de medidas coercitivas unilaterales estadounidenses.

Tales elementos son cruciales para el mercado de la telefonía y tecnología del entretenimiento, como lo reseña constantemente el espectro comunicacional, pero lo realmente destacable es que resultan indispensables para la esfera del desarrollo de la tecnología militar.

Cuando un recurso natural —que no tiene— pasa a formar parte de la retórica en torno a la seguridad nacional de Estados Unidos, se aboca a planificar su política con vistas a intentar controlar el mercado global y las cadenas de suministro, y así disminuir los rangos de dependencia de esos recursos.

Según un reporte del USGS, en 2018 Estados Unidos importó casi todos los elementos de tierras raras que usó ese año, y 80% provino de China. En ese trabajo también se indicó que Estados Unidos dependía en más de 50% de 51 minerales, 12 de los cuales se consideran críticos.

Este país necesita en gran medida los minerales críticos, pero depende cada vez más de fuentes extranjeras para muchos de ellos, particularmente de China, lo cual crea una vulnerabilidad en su economía y en su ámbito militar. Por tanto la Casa Blanca está creando una macroestrategia para reactivar su industria nacional en apuros y minimizar su dependencia.

Basados en lo susodicho, es esperable que en el futuro próximo la agenda coercitiva contra China y demás países con grandes reservorios de las materias primas acá reseñadas tome cada vez más fuerza.

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