Lun. 25 Noviembre 2024 Actualizado Viernes, 22. Noviembre 2024 - 18:34

Estudio demuestra que los migrantes venezolanos son víctimas de la violencia criminal en Colombia

Las dificultades económicas en Venezuela durante el periodo 2017–2019, efecto del régimen de sanciones de Washington y las diligentes actividades conspirativas de sus vasallos locales, detonaron el flujo de migrantes económicos que venía incrementándose, en menor proporción, los años anteriores inmediatos.

Hoy sabemos que cientos de miles de personas en Venezuela tomaron la decisión de irse del territorio nacional por causa directa de la guerra económica transnacional sobre el país.

Existe una concepción generalizada de que los inmigrantes aumentan la tendencia delictiva en los países de acogida. Bajo este supuesto, Europa y Estados Unidos han marginado social, política y económicamente a grupos de extranjeros que la mayoría de veces (y paradójicamente) deben su exilio a las ataques de Occidente en sus países de origen.

En el imaginario de la sociedad colombiana también se instaló el mismo prejuicio con respecto a la comunidad de venezolanos y venezolanas que fue creciendo en los suburbios del país vecino.

Relación entre migración venezolana y violencia criminal en Colombia

“¿La reciente ola de inmigración de Venezuela ha llevado a un aumento de los delitos violentos en las regiones afectadas de Colombia?” es la pregunta con la que parten las indagaciones realizadas por los economistas Brian G. Knight, de la Universidad de Brown, y Ana Tribin, del Banco de la República de Colombia en un paper publicado recientemente, titulado: “Inmigración y violencia criminal: evidencias de la frontera Colombia-Venezuela”.

De aquel planteamiento se deriva otra incógnita: “¿Este aumento se debe principalmente a los delitos contra los nativos o a los delitos contra los migrantes?”.

Knight y Tribin utilizaron dos medidas para evaluar las variaciones en los patrones de delincuencia en Colombia y su relación con el flujo migratorio venezolano.

Por un lado, analizaron el periodo 2010–2019, destacando el lapso de 2016 a 2019, cuando incrementó significativamente la inmigración tras el cierre y reapertura de la frontera, según datos de las autoridades colombianas; y por el otro, compararon la incidencia de la criminalidad entre los municipios más lejanos y cercanos a cinco localidades que conectan con Venezuela: Cúcuta, Maicao, Puerto Santander, Arauca y Puerto Carreño.

Estos factores temporales y geográficos arrojaron resultados completamente distintos a la propaganda en Colombia que, omitiendo la propia crisis de violencia y criminalidad generada en un país conducido por el narcotráfico, acusó desaforadamente de “malandros” (criminales) a los venezolanos, sin pruebas sustentadas.

Resultados de la investigación

Los datos están fundamentados en registros sobre homicidios, delitos y detenciones proporcionados por la Policía Nacional de Colombia, donde se especifican detalles sobre municipio, fecha, nacionalidad de la víctima y el tipo de delito denunciado.

Para la medida anual de la población, se utilizaron los datos oficiales de población del Departamento Administrativo Nacional de Estadística (DANE) para el período 2005–2020.

En la investigación no se incorpora la agenda de medidas coercitivas unilaterales contra Venezuela para explicar los años de repunte de migración económica, pero sí se admiten datos del Banco Central de Venezuela para mencionar el fenómeno de la inflación como un detonante del fenómeno migratorio.

La mayoría de los venezolanos que se trasladaron a Colombia en la última década viven en los municipios fronterizos, siendo menor su proporción en el resto del país.

Knight y Tribin determinaron “un claro aumento de los homicidios cerca de la frontera y especialmente en los municipios que están muy cerca de los cinco cruces fronterizos principales”, durante 2016–2019, cuando ingresaron más venezolanos a Colombia.

Al contrastar las víctimas por nacionalidad, los investigadores concluyeron que ese repunte en la violencia no atacó a los nativos. Los homicidios contra los colombianos no sufrieron aumentos significativos estadísticamente por la llegada de venezolanos a partir de 2016, ni siquiera en la región fronteriza.

Por el contrario, los delitos contra venezolanos sí aumentaron en ese tiempo y fueron el factor que impulsó la tasa de homicidios en los municipios fronterizos. El efecto se va atenuando en los municipios más alejados de la frontera.

Es decir, la delincuencia en Colombia aumentó con la llegada de venezolanos porque ellos se convirtieron en el nuevo objetivo del crimen ya institucionalizado.

Otro dato que refuerza esa teoría es que el estudio identificó un incremento de delitos contra víctimas de nacionalidad desconocida. Los investigadores sospechan que ese grupo también corresponde a migrantes venezolanos, pues el 57% de los que residen en el país son indocumentados, según Migración Colombia.

Por último, la impunidad de los crímenes en la nación vecina salió a relucir en el estudio, apuntando que “el aumento de los homicidios cerca de la frontera documentados aquí se han producido sin un aumento correspondiente de las detenciones, lo que sugiere que algunos de estos delitos han quedado sin resolver”.

Cuando se trata de abandonar a la gente a su suerte, las instituciones del estado colombiano no discriminan entre oriundos y forasteros.

El falso relato sobre el tema migratorio cayó por su propio peso

Estados Unidos usó el tema de los migrantes económicos venezolanos como arma política para justificar el desembolso de cifras millonarias para supuestas “ayudas humanitarias”, sobre todo a los gobiernos de países del sur del continente americano.

Los incentivos ayudaron a consolidar un bloque homogéneo de conspiradores sumados al plan de desplazar al chavismo del poder.

Conseguir los abultados financiamientos requería del abuso del tema migratorio, lo que hizo poner creativo al aparato mediático regional sobre los efectos que tenía la llegada de venezolanos a los países sudamericanos, desde la supuesta amenaza a las oportunidades de empleo de los connacionales, el “costo” de los servicios públicos, hasta la asociación con el incremento de las actividades criminales.

Con el tiempo estos elementos del relato antivenezolano han sido desmontados a través de investigaciones independientes que no necesariamente están vinculadas al gobierno venezolano, pero que coinciden en la valoración objetiva sobre el fenómeno de la migración venezolana.

Actualmente, decenas de miles de venezolanos en el exterior están regresando a su país, en muchas ocasiones corriendo riesgos durante el tránsito. Han ingresado por las fronteras con Colombia y Brasil, con procedencia también de otros puntos de Sudamérica: Chile, Perú o Ecuador.

Pero el grueso de los connacionales que han tocado suelo venezolano escaparon de la violencia económica y narcoparamilitar en Colombia, un asunto al que ya están lamentablemente acostumbrados los propios colombianos.

— Somos un grupo de investigadores independientes dedicados a analizar el proceso de guerra contra Venezuela y sus implicaciones globales. Desde el principio nuestro contenido ha sido de libre uso. Dependemos de donaciones y colaboraciones para sostener este proyecto, si deseas contribuir con Misión Verdad puedes hacerlo aquí<