Dom. 17 Noviembre 2024 Actualizado ayer a las 11:45 am

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Hoy en día, solo alrededor del 12% de los trabajadores estadounidenses están afiliados a un sindicato (Foto: Scott Olson / Getty Images)

La Gran Renuncia: causas y miserias detrás de las huelgas en EEUU

Muy poco se habla en los medios estadounidenses de las huelgas acontecidas en las últimas semanas en la tierra de la libertad (empresarial), y mucho menos de sus razones de fondo: los trabajadores están comenzando a cansarse de la situación salarial y los pocos o nulos beneficios en el mercado laboral.

En estos momentos, en Estados Unidos, existe una abundante oferta de trabajo que ha permitido a los sindicatos exigir una mayor compensación por la fuerza de trabajo, por lo que algunos han comenzado a organizar huelgas, no generales pero sí coordinadas a nivel nacional.

La razón de la desocupación comprende la típica retahíla de demandas obreras bajo el plus negativo de los medidas pandémicas, entre ellas las prolongaciones de la jornada laboral, el exceso de tareas, los bajos sueldos, el déficit de seguridad para los puestos de trabajo, los desincentivos en pensiones, los malos tratos y abusos por parte de gerentes y empresarios, etc.

Pareciera que el hartazgo está recorriendo los ánimos de millones de trabajadores que han renunciado a sus trabajos, o de desocupados que han preferido encausarse hacia otros tipos de ingresos y no con el empleo empresarial.

Un signo de entre miles y millones lo protagonizó Beth McGrath, entonces trabajadora de Walmart en Luisiana, quien se grabó para renunciar frente a todos los compradores a través del intercomunicador diciendo que "todos aquí tienen exceso de trabajo y están mal pagados", antes de llamar a gerentes específicos por comportamiento inapropiado y abusivo. El video se hizo viral.

"Espero que no le hables a tus familias de la forma en que nos hablas a nosotros", dijo a uno de los gerentes antes de terminar con "¡A la mierda este trabajo!".

Este es nada más un ejemplo de los incontables en Estados Unidos que ha provocado una ola de dimisiones laborales, no desde hace pocos meses, sino desde el año pasado, un fenómeno que los economistas han llamado la Gran Renuncia, siendo las mujeres quienes lideran esta tendencia.

Datos de una pesadilla gringa

Antes de que llegaran a un acuerdo con la gran industria fílmica estadounidense, cerca de 60 mil trabajadores de Hollywood iban a secundar una huelga este lunes 18 de octubre.

  • Se suman los 10 mil empleados del fabricante de tractores John Deere.
  • Los 2 mil trabajadores contratados del Mercy Hospital de Buffalo, Nueva York.
  • Y unos 31 mil empleados del grupo de atención médica Kaiser Permanente en California y Oregon están listos para ir a la huelga.
  • Habría que añadir la renuncia de 1 mil 400 trabajadores de la compañía de cereales Kellogg's el 5 de octubre.

Ello daría un total de más de 100 mil sindicados involucrados en la Gran Renuncia, que también han denominado en redes sociales “striketober" (huelgoctubre) ya que todas las manifestaciones de esta tendencia se han dado en octubre y parte de septiembre.

Debemos mencionar que la afiliación de los trabajadores a los sindicatos se ha desplomado en las últimas décadas en Estados Unidos por una legislación en contra de este tipo de organización de los trabajadores y los obstáculos de las empresas a los intentos sindicales, siendo uno de los más representativos el caso que envuelve a Amazon.

  • El año pasado, solo el 11,3% de los trabajadores pertenecía a un sindicato, frente al 20% en 1983, según la Oficina de Estadísticas Laborales del gobierno de Estados Unidos.

Además, a pesar del crecimiento sostenido del capitalismo estadounidense durante las últimas décadas ello no se ha traducido en una subida de los salarios sino más bien en su estancamiento, razón por la cual muchos en ese país se encuentran en un momento de alto descontento socio-económico cuando la desigualdad entre los más ricos y el resto es cada vez más ancha y extensa.

La gravedad de la situación fue confirmada por el último informe de la Oficina de Estadísticas Laborales que muestra un récord del 2,9% de la fuerza laboral que renunció a sus trabajos en agosto, lo que equivale a 4,3 millones de renuncias en total.

Los datos del Departamento de Trabajo mencionan que en agosto quedaron 10,4 millones de empleos vacantes (medio millón menos que en julio). Es decir, que existen ofertas laborales aun cuando el mismo gobierno federal acepta que están disminuyendo, al igual que la demanda de empleo.

Una nueva encuesta de la consultora Harris sobre personas con empleo encontró que más de la mitad de los trabajadores quieren dejar sus trabajos. Muchos citan a empresarios y gerentes indiferentes y la falta de flexibilidad en el horario, aun con una pandemia encima de sus hombros, como razones para querer renunciar. En otras palabras, millones de trabajadores estadounidenses simplemente están hartos de la situación laboral en su país.

De esta manera se están desarrollando en Estados Unidos dos tendencias que están íntimamente correlacionadas: las renuncias deben verse de la mano de una creciente disposición de los trabajadores sindicalizados a ir a la huelga.

El gobierno estadounidense solo considera a las huelgas como tal si hay más de mil personas implicadas, por lo que, según la Oficina de Estadísticas Laborales, en 2020 se registraron apenas 11 grandes huelgas en el país; entre 1950 y 1980, el promedio anual era de 300. Otro dato de cómo ha sido socavada la organización sindical.

Capital vs. trabajo

Parece una situación que no tendrá una pronta resolución, pues entre las negociaciones con las diferentes ramas de producción y servicios, los dueños de negocios han propuesto una elevación de entre el 5% y 6% del salario, cuestión que los demandantes dicen que es insuficiente.

Quien fuera exsecretario de Trabajo de Estados Unidos durante la administración Clinton y ahora profesor de políticas públicas en la Universidad de California en Berkeley, Robert Reich, afirma que "los trabajadores estadounidenses ahora están mostrando sus músculos por primera vez en décadas" y denomina a las manifestaciones sindicales una "huelga general no oficial".

Su opinión sobre el tema es harto interesante por el cargo que ejerció en el gobierno federal, pues da una visión inside que pocos en Estados Unidos se atreven a desvelar:

"Hace años, cuando era secretario de Trabajo, seguía conociendo a trabajadores de todo el país que tenían trabajo de tiempo completo pero que se quejaban de que sus trabajos pagaban muy poco y tenían pocos beneficios, o eran inseguros o requerían horas largas o impredecibles. Muchos dijeron que sus empleadores los trataban mal, los acosaban y no los respetaban.

"Desde entonces, estas quejas solo se han vuelto más fuertes, según las encuestas. Para muchos, la pandemia fue el colmo. Los trabajadores están hartos, aniquilados, y agotados. A raíz de tantas dificultades, enfermedades y muertes durante el año pasado, no lo van a soportar más".

Una vez más: los trabajadores estadounidenses están hartos.

Mientras unos se jubilan antes de tiempos, otros llegan a soportar trabajos que aborrecen, cuando una gran cantidad sencillamente no quieren volver a trabajos que no mejorarían mucho, o incluso empeorarían, sus situaciones particulares.

Así, la calidad de los puestos de trabajo en Estados Unidos se encuentra en deterioro de acuerdo a los testimonios y acciones sindicales de millones de estadounidenses.

"La corporación norteamericana quiere enmarcar esto como una 'escasez de mano de obra'. Es incorrecto. Lo que realmente está sucediendo se describe con mayor precisión como una escasez de salario digno, una escasez de pago por condiciones de vida peligrosas, una escasez de cuidado de niños, una escasez de licencias por enfermedad pagadas y una escasez de atención médica", espeta Reich.

El mayor responsable de esta situación son las corporaciones estadounidenses, que ha disfrutado de un dominio absoluto sobre la política, gastando en presionar al gobierno para asegurar ganancias aún mayores a expensas de los derechos de los trabajadores. Al mismo tiempo, el poder de los sindicatos ha disminuido, una tendencia directamente relacionada con el aumento de la desigualdad económica.

Pero ahora las empresas están preocupadas por esta demostración de fuerza por parte del proletariado gringo. Por eso, a raíz de estas huelgas y renuncias, los legisladores están tratando activamente de fortalecer las leyes laborales federales existentes. Los grupos empresariales están presionando a los demócratas para que debiliten las medidas a favor de los trabajadores incluidas en la Ley Build Back Better que se está debatiendo en el Congreso.

De esta forma se representa la principal contradicción económica de los tiempos modernos: la relación capital-trabajo, en la que la clase capitalista intenta por todos los medios socavar los intereses de los trabajadores, y viceversa.

Por ahora el hartazgo se traduce en movidas sindicales poco coordinadas, siendo una señal de advertencia a los empresarios y gerentes que ignoran la rabia y frustración de miles y millones bajo su propio riesgo.

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