El territorio Esequibo desde siempre ha resultado atractivo por sus riquezas. En el siglo XIX las grandes potencias coloniales se sintieron atraídas por los yacimientos de oro y en la actualidad son las transnacionales petroleras las que buscan explotar los recursos energéticos que posee.
A este territorio de unos 159.542 km² —que se mantiene en disputa entre Venezuela y Guyana a la espera de que se retome el Acuerdo de Ginebra, tratado vigente que constituye la base jurídica para solucionar la controversia— le corresponden aguas que aún no han sido delimitadas, por lo que resulta ilegal que Guyana le entregue licencias a petroleras extranjeras.
Después del Reino Unido, Guyana es el país que otorgó mayores ganancias a las empresas petroleras en 2023. Casi dos tercios de los ingresos totales fueron para las empresas petroleras (66%) y solo un tercio para el Estado de Guyana (37%). Los intereses corporativos de la empresa transnacional ExxonMobil en Guyana y en el territorio marítimo sin delimitar han prevalecido para violar el Derecho Internacional.
A la petrolera le conviene alimentar la controversia porque estarían garantizando el suministro energético que le proporciona Guyana, que a través de Exxon Mobil y sus socios, envía diariamente 103 mil barriles de petróleo a Estados Unidos y aproximadamente 338 mil a Europa.
Es por ello que la ExxonMobil ha pagado toda la defensa jurídica y judicial de Guyana en contra de Venezuela. En agosto de 2023 esta petrolera comprobó ilegalmente en el “Bloque Stabroek”, ubicado en territorio marítimo no delimitado y en aguas soberanas de Venezuela, unos 11 mil 300 millones de barriles de petróleo, el equivalente a 1 billón 50 mil 900 millones de dólares.
Contrario a la postura hostil de Guyana, Venezuela ha llamado al diálogo para resolver la controversia, un ejemplo de buena vecindad que puede verse en la relación que se ha establecido entre el país y Trinidad y Tobago.