Mar. 29 Julio 2025 Actualizado 5:57 pm

hambruna en gaza

La madre palestina desplazada, Samah Matar, sostiene a su hijo desnutrido Youssef, que sufre de parálisis cerebral, en una escuela donde se refugian en medio de una crisis de hambre, en la ciudad de Gaza, el 24 de julio de 2025 (Foto: Mahmoud Issa/Reuters)
La hambruna como método de exterminio

El punto de no retorno del genocidio israelí

Desde el inicio de la campaña genocida en octubre de 2023, más de 120 personas en la Franja de Gaza han muerto de hambre. De esa cantidad, más de 83 son niños y niñas, pero lo alarmante es que el 54 de las muertes totales por esta razón se han producido desde el pasado lunes 21 de julio, lo que ha generado una fuerte alarma internacional ante lo que representa una nueva fase de recrudecimiento del apartheid israelí sobre la Franja.

Un centenar de organizaciones humanitarias internacionales han denominado la situación actual como una "hambruna masiva", mientras que la Organización de Naciones Unidas (ONU) viene advirtiendo que uno de cada cinco niños gazatíes sufre desnutrición, cifra que tiende a crecer a medida que el ejército israelí realiza ataques de precisión contra convoys humanitarios y sitios de entrega de alimentos.

Luego de la intensa y letal campaña de bombardeos sobre Gaza que ha caracterizado estos 21 meses de agresión terrorista, maniobra que ha estado acompañada por expediciones agresivas de colonos israelíes y la división y anexión de partes del territorio mediante la creación de "zonas de amortiguación", Tel Aviv ahora apunta a estrechar el cerco integral de la Franja, con la orientación planificada de matar de hambre a la población para materializar la expulsión definitiva de los habitantes.

Hoy en día, más de 2 millones de personas continúan atrapadas en la Franja.

Por más de 145 días, Israel ha mantenido cortados todos los cruces fronterizos de Gaza, y ha ejecutado ataques contra los sitios de entrega de la Fundación Humanitaria de Gaza, al mismo tiempo que obstruye el ingreso de ayuda humanitaria, principalmente alimentos, desde las organizaciones internacionales que intentan seguir operando en la Franja.

La destrucción casi total de la infraestructura crítica de vastas porciones de Gaza, seguida de la erosión del tejido social, económico y productivo, ha limitado todavía más el acceso a los alimentos de la población. No solo se trata de las restricciones existentes (conscientemente ejecutadas por Israel) para recibir ayuda, sino de los efectos económicos letales producto de los bombardeos sistemáticos.

En un amplio reportaje sobre esta situación publicado por la revista +972 Magazine, Ahmed Ahmed escenifica la vertiente económica de la operación de apartheid y terrorismo en Gaza. El periodista relata cómo se han disparado los precios de los alimentos debido a la escasez y el cerco.

"Un kilo de harina cuesta ahora 200 NIS (60 dólares), el arroz 180 NIS (54 dólares), las lentejas 100 NIS (30 dólares), los tomates locales 80 NIS (23 dólares) y los pepinos 70 NIS (21 dólares)", afirma Ahmed, relatando la situación de una familia palestina que entrevistó. Los salarios, cercanos a los 300 dólares en el mejor de los casos para quienes todavía pueden ejercer algún tipo de actividad económica, sólo servirían para adquirir porciones muy limitadas de alimentos, lo que a su vez intensifica la dependencia hacia las entregas de ayuda que ha bloqueado Israel.

Además de la carestía y los altos precios, la población económicamente activa paga comisiones superiores al 40% para poder retirar su dinero, situación que agrava el cuadro general de inacceso a los alimentos y bienes básicos, propio de un campo de concentración.

La desesperación ha llegado a tal punto, que los palestinos se están arriesgando a interceptar camiones de ayuda humanitaria cerca del corredor de Netzarim, antes de que lleguen a los puntos de entrega, donde no es seguro recibir alimentos por los ataques de precisión del ejército israelí.

Ahmed, en su reportaje, reseña brevemente la historia de una familia de ganaderos y agricultores que asaltaron un camión de ayuda, a riesgo de ser asesinados por soldados. Lograron capturar un saco de harina de 25 kilos, pero luego fueron despojados del mismo por personas con puñales, muy seguramente en la misma situación de desespero.

En un nuevo reporte del 27 de julio de 2025, la Organización Mundial de la Salud (OMS) indica:

"De las 74 muertes relacionadas con la desnutrición en 2025, 63 ocurrieron en julio, incluyendo 24 niños menores de cinco años, un niño mayor de cinco años y 38 adultos. La mayoría de estas personas fueron declaradas fallecidas al llegar a los centros de salud o fallecieron poco después, con claros signos de emaciación severa en sus cuerpos".

LA PRÁCTICA CRIMINAL DEL "DOBLE TOQUE"

A la actual fase de recrudecimiento marcada por la hambruna planificada en la Franja, se suma la intensificación de la modalidad de ataques aéreos conocida como "doble toque", que consiste en bombardear zonas de escombros para frustrar las actividades de rescate. De esta forma, Israel garantiza el asesinato de los objetivos civiles, sea por las heridas, el hambre o la asfixia por gases tóxicos.

Una investigación de +972 Magazine y Local Call, sustentada en fuentes del ejército israelí, corroboró la intensificación de esta práctica criminal, que implica "una sentencia de muerte para docenas, y a veces cientos, de civiles heridos atrapados bajo los escombros, junto con sus posibles rescatadores", destaca el reportaje.

El "doble toque" ha imposibilitado las labores de rescate y ha puesto en peligro al personal que se encarga de esta actividad, tanto a nivel local como internacional. Nada más en marzo del presente año, 15 paramédicos y trabajadores de rescate fueron asesinados por el ejército israelí, y las autopsias demostraron disparos precisos en la cabeza y el torso.

Sin embargo, los rescates se siguen produciendo, aunque de manera limitada. Frente a esto, la aparición de la práctica del "doble toque" busca eliminar cualquier posibilidad de salvar civiles desde los escombros.

Esta modalidad, indica la investigación de los medios involucrados, "se considera ampliamente ilegal según el derecho internacional, no solo porque se dirige deliberadamente a los socorristas, como periodistas, trabajadores de rescate y médicos, sino también porque pretende disuadir los esfuerzos de rescate por completo y causar más daños a los civiles”.

Con la hambruna masiva, la ampliación del "doble toque" y la expansión acelerada de los asentamientos ilegales de colonos, Israel está reduciendo, con cada vez más efectividad, el territorio de la Franja de Gaza, cercando al extremo a sus habitantes que todavía persisten en su decisión de no abandonar su tierra.

Actualmente, los gazatíes están confinados en una porción menor al 15% de todo el enclave, lo que se traduce en una realidad de campo de concentración que puede ser equiparada con los prisioneros de la cárcel de Guantánamo: "Aproximadamente 2,3 millones de personas viven hacinadas en condiciones asfixiantes, con menos espacio que el asignado a los detenidos en la Bahía de Guantánamo", afirmó a principios de este mes la Red Euromediterránea de Derechos Humanos en un comunicado de prensa.

El plan de eliminar cualquier condición básica de existencia en Gaza abarca también el acceso al agua. A mediados de julio, empleando aviones no tripulados, Israel mató a siete niños y cuatro adultos que intentaban recoger agua de un camión cisterna, con el objetivo de ahuyentar a la multitud sedienta que se había acercado al lugar con el mismo objetivo.

Pero el esfuerzo por matar de sed a la población es estratégico. De acuerdo con Asem Alnabih, quien ocupa responsabilidades en la municipalidad de Gaza:

"Durante los últimos 21 meses de agresión israelí, el 75% de los pozos de la ciudad de Gaza fueron destruidos por Israel, mientras que los pozos restantes se han detenido o están funcionando parcialmente durante horas limitadas que son insuficientes para satisfacer las necesidades de la población".

Por otro lado, los asesinatos en lugares de entrega de ayuda se han estado expandiendo aceleradamente. Refaat Ibrahim, periodista que realiza su labor desde la Franja de Gaza, afirma que, hasta el 8 de junio, aproximadamente 130 palestinos habían sido asesinados en este sitio. En su último reportaje, publicado el 26 de julio, indicó que "la cifra ha ascendido a unos 900".

MÁS ALLÁ DEL ALTO AL FUEGO

Es claro que estamos presenciando un punto de inflexión en la campaña genocida de Israel contra la Franja de Gaza. Se ha consolidado un punto de no retorno, donde la letalidad y la criminalidad de las operaciones de Tel Aviv alcanzan niveles cada vez mayores sin que ello se traduzca en costos diplomáticos e internacionales de importancia. Estamos en presencia de la fase más catastrófica, letal y espantosa del genocidio contra el pueblo palestino.

Para confirmar esto, es importante referir el reciente reporte del Programa Mundial de Alimentos de la ONU, reseñado y analizado por el medio Mondoweiss. Acorde con la institución:

"La gente muere por falta de asistencia humanitaria. La desnutrición aumenta con 90.000 mujeres y niños que necesitan tratamiento urgente. Casi una de cada tres personas lleva días sin comer. La ayuda alimentaria es la única vía para que la mayoría de la gente tenga acceso a algún alimento, ya que el precio de un saco de harina de un kilo ha superado los 100 dólares en los mercados locales".

Mondoweiss, citando fuentes sanitarias de Gaza, ha alertado que la exacerbación de los casos de desnutrición está saturando los servicios de salud de la Franja, que ya se encuentran en una situación de gran deterioro por los bombardeos y el déficit de insumos básicos para atender enfermos y heridos:

"Los números [de desnutridos] aumentan día a día [...] la desnutrición conduce a un colapso de la inmunidad y al deterioro físico, lo que supone una pesada carga para el Hospital Nasser en medio de la falta de opciones de tratamiento", reseña el medio.

Además, entre los sectores más afectados "se encuentran los recién nacidos, quienes carecen de medios para alimentarse. Las madres no pueden amamantar debido a la desnutrición, lo que dificulta la producción de leche. La fórmula infantil tampoco está disponible en los mercados. En el Hospital Nasser, Yahya al-Najjar falleció a los tres meses de edad el pasado sábado 19 de julio, tras una larga lucha contra la desnutrición", afirma Mondoweiss.

Recientemente, se dio a conocer que David Barnea, director del Mossad, agencia de inteligencia y espionaje de Israel, estuvo en Washington para conversar con Steve Witkoff, el enviado de Trump para Medio Oriente. Transcendió que, en la conversación, se plantearon las negociaciones en curso con Etiopía, Libia e Indonesia para que aceptaran a los palestinos que huyen de Gaza. Sin embargo, aún se desconocen los avances de estos esfuerzos y si realmente serán favorables para Tel Aviv.

El viaje de Barnea está íntimamente ligado al recrudecimiento del genocidio en el terreno. Israel está volviendo Gaza inhabitable y las continuas masacres, operaciones aéreas de "doble toque" y ataques de precisión en sitios de entrega de ayuda humanitaria, donde se ha comprobado el uso de francotiradores, buscan empujar a la población hacia el sur (Rafah concretamente), sitio en el que se planea confinar a toda la población, en una versión contemporánea de Auschwitz.

Mientras el ejército avanza en este objetivo, Barnea y Netanyahu operan en el ámbito diplomático para que un tercer país acoja a los palestinos, que tienen dos opciones: morir de hambre o huir hacia el sur donde los espera una prisión a cielo abierto. Nada está deteniendo a Israel de concretar este plan, solo frenado por la oposición de los países que han sido contactados para cooperar con la fase definitiva de la limpieza étnica.

En este sentido, las perspectivas a corto plazo son igualmente aterradoras. El periodista Malak Hijazi considera que el proceso de normalización diplomática con Israel, enmarcado en los Acuerdos de Abraham, no se ha detenido por completo, aunque la línea roja continúa siendo el reconocimiento de un Estado palestino y la exigencia de cese al fuego. Resalta los casos de Arabia Saudita, Túnez, Argelia, Líbano, entre otros, que están siendo presionados para acercarse a Tel Aviv.

Pero al análisis de Hijazi habría que agregarle un nuevo vector: ¿bajo cuáles condiciones materiales existiría un Estado palestino, opción que nunca será aceptada por Israel? ¿Qué lograría un cese al fuego si no se garantiza la recuperación de condiciones económicas y sociales mínimas de la Franja, cuestión que tampoco permitirá Israel? No hay respuestas simples para estas preguntas.

Si bien un alto al fuego aliviaría el sufrimiento de los gazatíes, el genocidio ya ha avanzando a tal punto que no existen condiciones de habitabilidad mínimas para la población. Un cese al fuego temporal no aborda la fractura demográfica, social y humana generada por la operación de exterminio de Tel Aviv.

Todo indica que Israel no dará su brazo a torcer hasta convertir Gaza en un cementerio cubierto de escombros. Tablet, una de las revistas más proactivas del sionismo y ubicada políticamente a la derecha de Netanyahu, que ya es decir bastante, aboga por la aniquilación completa del territorio palestino como garantía de existencia del propio Israel. Liel Leibovitz, editor de la revista, afirma en un artículo del pasado 22 de julio que:

"Lo que no podemos hacer bajo ninguna circunstancia es volver a la mentalidad del 6 de octubre, creer que nuestros enemigos ven el mundo con la misma racionalidad que nosotros o que valoran algo —la vida de sus hijos, por ejemplo, o el bienestar de sus ciudadanos— más que la aniquilación sistemática de los judíos. Cualquiera que siga hablando de intervención internacional, ayuda humanitaria o desarrollo económico simplemente aboga por la repetición del mismo costoso error, solo que la próxima vez, probablemente, con un número de víctimas mucho mayor".

Leibovitz, en síntesis, se está refiriendo a los planteamientos (reducidos, pero todavía existentes en el arco político israelí) de que es posible alcanzar un acuerdo con Hamás, negociar un acuerdo de paz y construir un consenso binacional sobre el futuro de los territorios palestinos. Para el autor, esto representa una afrenta que debe ser combatida fuertemente, ya que el 7 de octubre habría demostrado que no hay nada que negociar.

Esa mentalidad proaniquilación y proexterminio de Palestina no terminará con un cese al fuego. Culminar el genocidio es un objetivo existencial del sionismo que ha unido su propio destino al del proyecto del Estado de Israel.

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